A lo largo de la historia, varios cálculos han tratado de medir la inmensidad del cosmos y han dado con los números más inmensos que se puedan imaginar.
Los números nos abruman y hay que hacer verdaderos malabarismos matemáticos para manejar cantidades numéricas grandes. Nos cuesta imaginar un billón -un uno seguido de doce ceros-, pero mucho más un trillón -un millón de billones- o el gúgol, formado por la unidad seguida de cien ceros. Y a algunos nos produce vértigo pensar que en el Universo hay 10^25 estrellas. En otras palabras, se nos quedan pequeños nuestros sistemas de numeración y habría que diseñar otros nuevos.