Un programa sostenido de exploración puede decirnos qué pasó en el planeta, hoy un infierno, y darnos pistas sobre el futuro de la Tierra.
Muy cerca de nosotros, cosmológicamente hablando, hay un planeta que es casi idéntico a la Tierra. Tiene aproximadamente su mismo tamaño, está hecho más o menos de la misma materia y se ha formado alrededor de la misma estrella.
Para un astrónomo alienígena que se encontrara a años luz de distancia y observara el sistema solar a través de un telescopio, sería prácticamente imposible distinguir Venus de nuestro planeta. Sin embargo, cuando se conocen las condiciones de la superficie de Venus –temperatura de un horno y atmósfera saturada de dióxido de carbono con nubes de ácido sulfúrico–, queda claro que Venus no se parece en nada a la Tierra.