Con sus 2.500 km de ancho y 13 de profundidad, la cuenca Aitken es uno de los mayores cráteres de todo el Sistema Solar. Pero no se formó por el impacto directo de un asteroide.
Hace miles de millones de años, algo enorme se estrelló contra el lado oscuro de la Luna, dejando un gigantesco hoyo de 2.500 km de ancho y 13 km de profundidad. La cuenca Aitken es, en efecto, el crater más antiguo y profundo de nuestro satélite natural, y también uno de los mayores de todo el Sistema Solar.
Durante décadas, los investigadores han pensado que la enorme cuenca fue creada por una colisión frontal con un asteroide muy grande y muy rápido. Y que un impacto así habría desgarrado la corteza lunar, salpicando fragmentos de su manto por toda la superficie del cráter, un auténtico tesoro de información sobre la Luna que los científicos podrían estudiar si alguien enviaba una sonda allí.
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