La ocultación de Venus captada desde el Observatorio de Oro Verde

Estas imágenes de la ocultación de Venus por la Luna fueron obtenidas desde el Observatorio Astronómico de Oro Verde de la Asociación Entrarriana de Astronomía (AEA) el pasado domingo 8 de Septiembre.

Estas imágenes de la ocultación de Venus por la Luna fueron obtenidas desde el Observatorio Astronómico de Oro Verde de la Asociación Entrarriana de Astronomía (AEA) el pasado domingo 8 de Septiembre.

La primera imágen fue obtenida por Mariano A. Peter con la webcam acoplada al telescopio, instantes después de que Venus emergiera del horizonte lunar. Se puede notar el enorme contraste entre el brillo intenso de Venus, en fase, con la superficie poco iluminada de la Luna creciente.

La segunda imágen fue obtenida por Francisco Alsina y Desiré Godoy con el monocular y la cámara digital del Observatorio. Posteriormente fue procesada por César Fornari. En la misma se puede apreciar el momento exacto en que Venus se asoma por el horizonte lunar.

El centro de la Vía Láctea tiene en 3D forma de cacahuete

Dos equipos de astrónomos han utilizado los datos obtenidos con los telescopios del Observatorio Europeo Austral (ESO, por sus siglas en inglés) para crear el mejor mapa tridimensional realizado hasta el momento de las zonas centrales de la Vía Láctea cuyas regiones interiores, desde algunos ángulos, parece tener forma de cacahuete o de X.

   Según informa ESO, esta extraña forma se mapeó utilizando datos públicos del telescopio de sondeo VISTA del observatorio, junto con medidas del movimiento de cientos de estrellas muy débiles pertenecientes al bulbo central.

   El observatorio precisa que una de las zonas más importantes y común de la galaxia es el bulbo galáctico, una enorme nube central de unos 10.000 millones de estrellas que se extiende miles de años luz, pero de la que aún no se comprende muy bien ni su estructura ni su origen.

   Además, debido a la situación de la Vía Láctea en el disco galáctico, la visión de esta región central –que se encuentra a unos 27.000 años luz de distancia– se oscurece bastante por las densas nubes de gas y polvo, por lo que los astrónomos sólo pueden obtener una visión útil del bulbo observando en longitudes de onda mayores, como la radiación infrarroja, que puede penetrar en las nubes de polvo.

   Observaciones anteriores llevadas a cabo por el sondeo infrarrojo 2MASS ya habían ofrecido pistas sobre el hecho de que el bulbo tenía "una misteriosa estructura" en forma de X o cacahuete. Ahora, dos equipos de científicos han utilizado nuevas observaciones de varios telescopios de ESO para obtener una visión mucho más clara de la estructura del bulbo central.

   El primer equipo, del Instituto Max Planck de Física Extraterrestre (MPE) en Garching (Alemania), utilizó el sondeo en el infrarrojo cercano VVV del Telescopio VISTA, en el Observatorio Paranal de ESO en Chile. Este nuevo sondeo público puede captar estrellas 30 veces más débiles que las captadas por sondeos anteriores del bulbo.

   Así, el equipo identificó un total de 22 millones de estrellas pertenecientes a un tipo de estrellas rojas gigantes cuyas propiedades, bien conocidas, permiten calcular sus distancias con mayor precisión.

Dos equipos de astrónomos han utilizado los datos obtenidos con los telescopios del Observatorio Europeo Austral (ESO, por sus siglas en inglés) para crear el mejor mapa tridimensional realizado hasta el momento de las zonas centrales de la Vía Láctea cuyas regiones interiores, desde algunos ángulos, parece tener forma de cacahuete o de X.

   Según informa ESO, esta extraña forma se mapeó utilizando datos públicos del telescopio de sondeo VISTA del observatorio, junto con medidas del movimiento de cientos de estrellas muy débiles pertenecientes al bulbo central.

   El observatorio precisa que una de las zonas más importantes y común de la galaxia es el bulbo galáctico, una enorme nube central de unos 10.000 millones de estrellas que se extiende miles de años luz, pero de la que aún no se comprende muy bien ni su estructura ni su origen.

   Además, debido a la situación de la Vía Láctea en el disco galáctico, la visión de esta región central –que se encuentra a unos 27.000 años luz de distancia– se oscurece bastante por las densas nubes de gas y polvo, por lo que los astrónomos sólo pueden obtener una visión útil del bulbo observando en longitudes de onda mayores, como la radiación infrarroja, que puede penetrar en las nubes de polvo.

   Observaciones anteriores llevadas a cabo por el sondeo infrarrojo 2MASS ya habían ofrecido pistas sobre el hecho de que el bulbo tenía "una misteriosa estructura" en forma de X o cacahuete. Ahora, dos equipos de científicos han utilizado nuevas observaciones de varios telescopios de ESO para obtener una visión mucho más clara de la estructura del bulbo central.

   El primer equipo, del Instituto Max Planck de Física Extraterrestre (MPE) en Garching (Alemania), utilizó el sondeo en el infrarrojo cercano VVV del Telescopio VISTA, en el Observatorio Paranal de ESO en Chile. Este nuevo sondeo público puede captar estrellas 30 veces más débiles que las captadas por sondeos anteriores del bulbo.

   Así, el equipo identificó un total de 22 millones de estrellas pertenecientes a un tipo de estrellas rojas gigantes cuyas propiedades, bien conocidas, permiten calcular sus distancias con mayor precisión.

"La profundidad del catálogo de estrellas de VISTA supera con creces los trabajos anteriores y ahora permite detectar toda la población de este tipo de estrellas en todas las zonas del bulbo, salvo en las más oscurecidas", según ha explicado Christopher Wegg (MPE), autor principal del primer estudio.

   "A partir de esta distribución estelar, se puede hacer un mapa tridimensional del bulbo galáctico. Es la primera vez que se ha llevado a cabo un mapa de este tipo sin asumir un modelo para la forma del bulbo", ha indicado.

   Por su parte, Ortwin Gerhard, coautor del primer artículo y jefe del Grupo de Dinámicas en el MPE, ha añadido que "la zona interior de la galaxia tiene forma de cáscara de cacahuete si se mira desde un lado, y si se observa desde arriba tendría una forma de barra muy alargada".

   "Es la primera vez que se ve esto con tanta claridad en la propia Vía Láctea, y tanto las simulaciones de nuestro grupo como las de otros equipos de investigación muestran que esta forma es característica de una galaxia barrada que comenzó siendo tan solo un disco de estrellas", ha explicado.

   Mientras, el segundo equipo internacional, encabezado por el estudiante de doctorado chileno Sergio Vásquez adoptó un enfoque diferente a la hora de definir la estructura del bulbo. Así, comparando imágenes obtenidas con once años de diferencia por el telescopio MPG/ESO de 2,2 metros pudieron medir los pequeños desplazamientos provocados por el movimiento de las estrella del bulbo en el cielo.

   Esta información se combinó con las medidas del movimiento de las mismas estrellas acercándose o alejándose de la Tierra con el fin de calcular los movimientos de más de 400 estrellas en tres dimensiones.

   "Es la primera vez que se obtiene un número tan grande de velocidades en tres dimensiones para estrellas individuales de ambos lados del bulbo", ha asegurado Vásquez. "Las estrellas observadas parecen estar moviéndose a lo largo de los brazos del bulbo en forma de X, ya que sus órbitas van de arriba a abajo y fuera del plano de la Vía Láctea. ¡Todo encaja perfectamente con las predicciones de los últimos modelos!", ha exclamado.

   Los astrónomos creen que, originalmente, hace miles de millones de años, la Vía Láctea era tan sólo un disco de estrellas que formó una barra plana. Después, la parte interior se colapsó, generando esa forma tridimensional en forma de cacahuete descubierta en las nuevas observaciones.

Fuente: Europa Press

Descartan clonar dinosaurios al estilo de Parque Jurásico

Un equipo de investigadores de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de Manchester, en Reino Unido, confirma en una investigación publicada en 'Plos One', que la existencia de ADN en fósiles de ámbar es muy poco probable. Así, es casi imposible hablar de insectos fósiles en ámbar como los que permiten clonar dinosaurios en la película 'Jurassic Park'.

   La idea de los dinosaurios recreados mediante la extracción de ADN de insectos en ámbar ha mantenido la fascinación del público durante dos décadas, desde la emisión de la película en 1993. Las afirmaciones de extracción exitosa de ADN de ámbar de hasta 130 millones de años de edad por varios científicos en la década de 1990 fueron seriamente cuestionadas cuando un estudio realizado en el Museo de Historia Natural de Londres no pudo repetir el proceso.

   El equipo de esta nueva invesgigación, dirigido por el experto en ámbar David Penney y coordinado por el espacialista en ADN antiguo Terry Brown utilizó técnicas de nueva generación de secuenciación de alta sensibilidad, el tipo más avanzado de secuenciació de ADN, en insectos en copal, la resina sufosilizada precursora del ámbar.

   Según el profesor Brown, en la década de 1990, los estudios de amplificación de ADN original se lograron mediante un proceso llamado reacción en cadena de la polimerasa (PCR, en sus siglas en inglés), que consiste preferentemente en amplificar las moléculas de ADN modernas en buen estado, que contaminan un extracto de las antiguas parcialmente degradadas para dar resultados positivos falsos que podrían ser confundidos con ADN antiguo genuino.

Un equipo de investigadores de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de Manchester, en Reino Unido, confirma en una investigación publicada en 'Plos One', que la existencia de ADN en fósiles de ámbar es muy poco probable. Así, es casi imposible hablar de insectos fósiles en ámbar como los que permiten clonar dinosaurios en la película 'Jurassic Park'.

   La idea de los dinosaurios recreados mediante la extracción de ADN de insectos en ámbar ha mantenido la fascinación del público durante dos décadas, desde la emisión de la película en 1993. Las afirmaciones de extracción exitosa de ADN de ámbar de hasta 130 millones de años de edad por varios científicos en la década de 1990 fueron seriamente cuestionadas cuando un estudio realizado en el Museo de Historia Natural de Londres no pudo repetir el proceso.

   El equipo de esta nueva invesgigación, dirigido por el experto en ámbar David Penney y coordinado por el espacialista en ADN antiguo Terry Brown utilizó técnicas de nueva generación de secuenciación de alta sensibilidad, el tipo más avanzado de secuenciació de ADN, en insectos en copal, la resina sufosilizada precursora del ámbar.

   Según el profesor Brown, en la década de 1990, los estudios de amplificación de ADN original se lograron mediante un proceso llamado reacción en cadena de la polimerasa (PCR, en sus siglas en inglés), que consiste preferentemente en amplificar las moléculas de ADN modernas en buen estado, que contaminan un extracto de las antiguas parcialmente degradadas para dar resultados positivos falsos que podrían ser confundidos con ADN antiguo genuino.

"Nuestro enfoque, utilizando métodos de secuenciación de nueva generación es ideal para el ADN antiguo, ya que proporciona las secuencias de todas las moléculas de ADN en un extracto, independientemente de su longitud, y es menos probable que se dé preferencia a moléculas contaminantes modernas", explica.

   El equipo llegó a la conclusión de que su incapacidad para detectar ADN antiguo en insectos relativamente jóvenes (de enter 60 a 10.600 años) en subfósiles de copal, a pesar de utilizar métodos sensibles de última generación, sugiere que las posibilidades de supervivencia del ADN en las inclusiones de resina no es mejor, si no tal vez peor, que la de los insectos de museo secadas al aire.

   Según los autores de este trabajo, esto plantea serias dudas acerca de las reivindicaciones de extracción de ADN de fósiles de insectos en ámbar, muchos millones de años más antiguo que el copal. "Intuitivamente, se podría pensar que la inmersión completa y rápida en resina podría promover la preservación de ADN de insectos sepultados en resina, pero no parece ser así. Así que, por desgracia, el escenario de Parque Jurásico debe permanecer en el terreno de la ficción", concluyó Penney.

Fuente: Europa Press

El volumen del hielo marino del Ártico en su mínimo de tres años

El volumen del hielo marino de la región ártica a finales del invierno pasado fue de menos de 15.000 kilómetros cúbicos, la cifra más baja en los tres últimos años según las imágenes tomadas por el satélite 'Cryosat' que la Agencia Espacial Europea (ESA, en sus siglas en inglés) ha presentado en el Simposio 'Living Planet' que organiza hasta el 13 de septiembre en la ciudad de Edimburgo (Reino Unido).

   En concreto, las mediciones de extensión y grosor de las banquisas, placas de hielo que flotan en el océano, tomadas desde la atmósfera desde octubre de 2010 hasta abril de 2013, demuestran que hay una tendencia a la disminución de hielo ártico, tanto en la época invernal como durante el verano polar.

   Así, la Agencia ha explicado que aunque los satélites han sido testigos de esta tendencia a la baja en la extensión del hielo marino en las últimas dos décadas, la novedad de esta misión reside en que aporta los datos más precisos sobre la magnitud actual de la pérdida, de tal manera que permite detectar los cambios estacionales y modelizar tendencias.

El volumen del hielo marino de la región ártica a finales del invierno pasado fue de menos de 15.000 kilómetros cúbicos, la cifra más baja en los tres últimos años según las imágenes tomadas por el satélite 'Cryosat' que la Agencia Espacial Europea (ESA, en sus siglas en inglés) ha presentado en el Simposio 'Living Planet' que organiza hasta el 13 de septiembre en la ciudad de Edimburgo (Reino Unido).

   En concreto, las mediciones de extensión y grosor de las banquisas, placas de hielo que flotan en el océano, tomadas desde la atmósfera desde octubre de 2010 hasta abril de 2013, demuestran que hay una tendencia a la disminución de hielo ártico, tanto en la época invernal como durante el verano polar.

   Así, la Agencia ha explicado que aunque los satélites han sido testigos de esta tendencia a la baja en la extensión del hielo marino en las últimas dos décadas, la novedad de esta misión reside en que aporta los datos más precisos sobre la magnitud actual de la pérdida, de tal manera que permite detectar los cambios estacionales y modelizar tendencias.

Consecuencia de ello, el profesor de la Universidad de Leeds, en Reino Unido, Andrew Shepherd, ha demostrado que, aunque el balance global es negativo, algunas partes de la banquisa han adelgazado más rápidamente que otras. 

   Por otro lado, el responsable de la misión de la ESA, Tommaso Parrinello, ha indicado que las lecturas de este satélite, que permanecerá en órbita y recogiendo datos hasta 2017, serán accesibles a los científicos de manera continua y actualizada.

   Finalmente, la Agencia ha aprovechado la presentación de los resultados para recordar a dos de los impulsores de esta iniciativa ya fallecidos: Seymour Laxon y Katharine Giles.

Fuente: Europa Press

Sulfatos en un cráter de Marte revelan que pudo ser un lago

Los científicos de la Agencia Espacial Europea (ESA) han hallado montículos en el interior de varios cráteres de la región marciana de Arabia Tierra. Concretamente, el análisis de la estructura que se encuentra en el cráter de Becquerel, el más grande de la zona, revela que está compuesto por capas de sulfatos de colores claros que podrían indicar que una vez albergó agua en su interior.

   Según han detallado, los sulfatos habitualmente se producen en la Tierra por la evaporación del agua, por lo que la presencia de estos materiales en abundancia, señalan que el cráter fue una vez un gran lago que se evaporó entre 3.500 y 3.800 millones de años atrás.

   Así, el cráter, producido por el impacto de un meteorito, habría estado una vez cubierto por estos residuos y la erosión del viento los habría conducido a otros puntos de la región que también albergan este tipo de material en la superficie. Como resultado, habrían quedado restos de estos sulfatos en el interior del cráter, en forma de montículo, que el viento no habría podido arrastrar.

Los científicos de la Agencia Espacial Europea (ESA) han hallado montículos en el interior de varios cráteres de la región marciana de Arabia Tierra. Concretamente, el análisis de la estructura que se encuentra en el cráter de Becquerel, el más grande de la zona, revela que está compuesto por capas de sulfatos de colores claros que podrían indicar que una vez albergó agua en su interior.

   Según han detallado, los sulfatos habitualmente se producen en la Tierra por la evaporación del agua, por lo que la presencia de estos materiales en abundancia, señalan que el cráter fue una vez un gran lago que se evaporó entre 3.500 y 3.800 millones de años atrás.

   Así, el cráter, producido por el impacto de un meteorito, habría estado una vez cubierto por estos residuos y la erosión del viento los habría conducido a otros puntos de la región que también albergan este tipo de material en la superficie. Como resultado, habrían quedado restos de estos sulfatos en el interior del cráter, en forma de montículo, que el viento no habría podido arrastrar.

Lo que ha llamado la atención de la agencia espacial es la disposición de las capas de sedimentos a lo largo de la superficie de la zona, que están distribuidas siguiendo un patrón regular. Los científicos apuntan a que esta formación podría deberse a los "significativos cambios" de clima que sufre el planeta, debido a la inclinación de su eje de rotación.

   De este modo, las variaciones de la climatología de la zona afectarían visiblemente al modo en que los sedimentos se depositan sobre la superficie marciana.

   Por otra parte, los residuos de color negro que se observan en los alrededores del cráter, procederían, según los investigadores, de una erupción volcánica que se produjo en otro lugar y habrían sido arrastrados hasta ahí por el viento.

Fuente: Europa Press