El mejor retrato de Saturno y una diminuta Tierra sonriente

La Nasa difundió una fotografía nueva y espectacular de Saturno, obtenida en julio pasado por la sonda Cassini.
El bello retrato del planeta de los anillos fue creado como parte del proyecto "El día que la Tierra sonrió", liderado por Carolyn Porco, en el que se fijó un día y una hora y se llamó a la gente a mirar hacia el cielo y sonreir para la foto que se estaba tomando a miles de millones de kilómetros de distancia.
En el siguiente texto, Porco explica cómo y por qué se creó esta imagen.
Hace cuatro meses, las cámaras de Cassini ejecutaron una secuencia de toma de imágenes rutinaria durante un evento nada rautinario.
El 19 de julio, cuando Cassini estaba sumergido en la sombra creada por el planeta eclipsando al Sol, obtuvo un conjunto de imágenes superpuestas que retratan a Saturno, su sistema de anillos completo y muchas de sus lunas.
Esta alineación del Sol, Saturno y la nave ofreció una oportunidad extraordinaria para obtener imágenes de los planetas más cercanos al Sol desde la periferia del Sistema Solar.

La Nasa difundió una fotografía nueva y espectacular de Saturno, obtenida en julio pasado por la sonda Cassini.
El bello retrato del planeta de los anillos fue creado como parte del proyecto "El día que la Tierra sonrió", liderado por Carolyn Porco, en el que se fijó un día y una hora y se llamó a la gente a mirar hacia el cielo y sonreir para la foto que se estaba tomando a miles de millones de kilómetros de distancia.
En el siguiente texto, Porco explica cómo y por qué se creó esta imagen.
Hace cuatro meses, las cámaras de Cassini ejecutaron una secuencia de toma de imágenes rutinaria durante un evento nada rautinario.
El 19 de julio, cuando Cassini estaba sumergido en la sombra creada por el planeta eclipsando al Sol, obtuvo un conjunto de imágenes superpuestas que retratan a Saturno, su sistema de anillos completo y muchas de sus lunas.
Esta alineación del Sol, Saturno y la nave ofreció una oportunidad extraordinaria para obtener imágenes de los planetas más cercanos al Sol desde la periferia del Sistema Solar.

 La intención: captar una visión única de nuestro planeta –diminuto, lejano, solitario– como se ve desde miles de millones de kilómetros.
Imágenes de esta naturaleza se han tomado con anterioridad. La famosa fotografía de la Tierra obtenida por la sonda Voyager en 1990 y llamada "Un punto azul claro" se convirtió, de la mano de Carl Sagan, en una alegoría romántica de la condición humana y en un inspirado reclamo de protección ambiental y hermandad planetaria.
Y una versión previa de Cassini de 2006, tomada desde la órbita de Saturno, que muestra la sorprendente yuxtaposición del puntito que es nuestro planeta junto a la enormidad de los anillos de Saturno, se convirtió en la imagen más apreciada de la misión.
Pero desde el comienzo los planes para el mosaico del 19 de julio incluían algo especial: si todo iba bien, las imágenes podrían capturar una vista de la Tierra junto a Saturno y sus anillos en el mismo momento en que gente de todo el mundo iba a estar contemplando su conexión con los demás y con toda la vida en la Tierra, apreciando la rareza de nuestro planeta dentro del Sistema Solar, maravillándose de su propia existencia, y celebrando la sola idea de que estuvieran retratándolos desde miles de millones de kilómetros de distancia.
Y eso hicieron, contemplar, apreciar, maravillarse y celebrar.
Desde Pensilvania, Estados Unidos: "Qué forma más maravillosa de sentirse conectado con el Universo, el planeta y cada una de las personas que viven en él. Estamos todos juntos en esto de verdad".
Desde algún lugar de Reino Unido: "A la hora apropiada, giré mi rostro hacia el cielo y pasé unos minutos observando y escuchando. Qué sentimiento de conexión y unidad con el milagro que es la vida en la Tierra".
Desde Nueva York, Estados Unidos: "Me encantó este proyecto desde que oí hablar de él, y estaba decidido a unirme a la celebración. Puede que no seamos únicos… Puede que seamos efímeros… Puede que sólo estemos volando sobre una mota de polvo. Pero por 15 minutos estuvimos allí, fuimos conscientes y sonreímos".
Tras mucho trabajo, finalmente está completa la imagen que marca el momento en que los habitantes de la Tierra miraron hacia el cielo donde quiera que estuvieran y sonrieron por la pura alegría de estar vivos.
En su combinación de belleza y sentido, es probablemente la imagen más inusual que jamás se haya obtenido en la historia del programa espacial.
Mírenla, y descubrirán un universo de maravillas. El brillante bordeado del globo de Saturno y sus principales anillos resplandecientes por la luz del sol que los atraviesa ocupan el centro de la escena.

 

A la izquierda, incrustada en el enorme anillo E de color azul sedoso, está la brillante luna Encélado, resplandeciendo por la luz reflejada de Saturno y los destellos de cientos de géiseres. Es probablemente el lugar más promisorio del Sistema Solar para encontrar vida alienígena.
Un examen detallado revela la sombra de esta luna a través del rocío de las partículas heladas creadas por esos géiseres, como la sombra de un poste telefónico en la niebla.
Más abajo y a la derecha de Encélado está Tetis, una luna que tiene un tercio del tamaño de la nuestra, iluminada por el brillo de Saturno. Del otro lado del planeta, arriba y a la derecha está Mimas, también proyectando una débil sombra a través del anillo E.
Y así sigue: más lunas y anillos para quien se tome el tiempo de observar.
Ahora, miren otra vez. Allí, bajo los anillos principales y a la derecha del globo de Saturno, lejos en la distancia y aparentemente perdida en tan radiante escena, hay una pequeña mancha de luz azul, flotando en un mar de estrellas.

 

Ese es nuestro hogar, con todos nosotros – ustedes, yo, los vecinos, incluso aquellos que están en la otra punta de la Tierra. Todos habitamos ese bonito punto azul.
Y más que eso, la imagen de ese punto captura el preciso instante, congelado en el tiempo, en que los habitantes de nuestro planeta se tomaron un respiro de las actividades cotidianas para salir y celebrar nuestros avances como exploradores planetarios y el audaz saludo cósmico entre robot y creador que esta imagen representa.
Espero que en el futuro, cuando la gente mire esta imagen otra vez, recuerde el momento en que, aunque parezca loco, estuvieron allí, fueron conscientes, y sonrieron.
Carolyn Porco dirige el equipo encargado de la toma de imágenes de la misión Cassini, de las agencias espaciales de Estados Unidos, Italia y Europa. También participó en la creación del retrato "Un punto azul pálido", de la sonda Voyager.

Fuente: BBC

Hallado un enigmático asteroide con seis colas

El objeto ha causado gran expectación entre los científicos porque no se ha visto nada como esto antes y están tratando de encontrar una explicación.

Un equipo de astrónomos que trabajan en la misión Hubble de la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA) han observado un objeto único y desconcertante en el cinturón de asteroides.
Según ha explicado, el cuerpo se ve como una pluma de bádminton rotativa y con una enorme cola similar a la de los cometas. Los asteroides normales aparecen como pequeños puntos de luz cuando son observados por los científicos. Pero este asteroide, denominado P/2013 P5, tiene seis colas de cometa de polvo que irradian de ella como los radios de una rueda.
Fue visto por primera vez en agosto de este año. a través de telescopio Pan-Starrs de Hawaii, como un objeto con un aspecto extraordinariamente difuso. Este hallazgo, que ha sido publicado en The Astrophysical Journal Letters, ha causado gran expectación en la comunidad científico porque no se ha visto nada como esto antes y los astrónomos están tratando de encontrar una explicación adecuada de su misteriosa aparición.

El objeto ha causado gran expectación entre los científicos porque no se ha visto nada como esto antes y están tratando de encontrar una explicación.

Un equipo de astrónomos que trabajan en la misión Hubble de la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA) han observado un objeto único y desconcertante en el cinturón de asteroides.
Según ha explicado, el cuerpo se ve como una pluma de bádminton rotativa y con una enorme cola similar a la de los cometas. Los asteroides normales aparecen como pequeños puntos de luz cuando son observados por los científicos. Pero este asteroide, denominado P/2013 P5, tiene seis colas de cometa de polvo que irradian de ella como los radios de una rueda.
Fue visto por primera vez en agosto de este año. a través de telescopio Pan-Starrs de Hawaii, como un objeto con un aspecto extraordinariamente difuso. Este hallazgo, que ha sido publicado en The Astrophysical Journal Letters, ha causado gran expectación en la comunidad científico porque no se ha visto nada como esto antes y los astrónomos están tratando de encontrar una explicación adecuada de su misteriosa aparición.

Las imágenes de Hubble fueron tomadas el 10 de septiembre de 2013. Cuando Hubble volvió al asteroide el 23 de septiembre, su aspecto había cambiado totalmente. Parecía que toda la estructura se había oscilado alrededor.
"Estábamos literalmente sin habla cuando lo vimos", ha explicado uno de los autores, David Jewitt. "Lo más asombroso es que sus estructuras traseras cambian dramáticamente en sólo 13 días, ya que eructa el polvo. Eso también nos ha cogido por sorpresa y no es difícil creer que estamos viendo un asteroide", ha apuntado.
Posibles explicaciones
Una explicación para la extraña apariencia de este cuerpo celeste es que la velocidad de rotación del asteroide aumentara hasta el punto de su superficie comenzara a volar en pedazos, expulsando polvo en erupciones episódicas que habrían comenzado la pasada primavera.
Las teorías de los astrofísicos rechazan que se trate de un asteroide tras un impacto, ya que en ese caso la gran cantidad de polvo se habría extendido por el espacio de una sola vez, mientras que en este cuerpo el polvo ha sido expulsado de forma intermitente durante un periodo de al menos cinco meses.
Ahora, el equipo de Hubble está llevando a cabo nuevas observaciones de seguimiento. Los científicos esperan determinar si el polvo sale del asteroide en el plano ecuatorial, lo que sería una evidencia de una ruptura de rotación.

Fuente: La Vanguardia

Científicos alertan sobre alta probabilidad de que caigan grandes asteroides

La amenaza de otro impacto de asteroide como el que cayó en el centro de Rusia este año es mucho más alta de lo que se pensaba hasta ahora.
Así lo sugiere un estudio publicado en la revista científica Nature en el que investigadores constataron que rocas espaciales tan grandes como un casa y de un tamaño similar a la que explotó sobre la localidad de Chelyabinsk, están viajando hacia la atmósfera de la Tierra con una frecuencia sorprendente.
Los científicos dicen que es necesario poner en marcha sistemas de alerta temprana.
El autor principal de la investigación, el profesor Peter Brown, de la Universidad de Western Ontario en Canadá, le dijo al programa de la BBC Science in Action: "Probablemente merezca la pena crear una suerte de sistema que escanee el cielo de una forma casi constante y busque estos objetos antes de que alcancen la Tierra.
"En el caso de Chelyabinsk, una alerta previa de unos días o una semana hubiera sido valiosa", precisó.
El objeto que cayó en la ciudad rusa se hundió en el lago Chebarkul, lo que causó una perforación de seis metros de ancho en el hielo de la superficie.
Científicos afirman que la roca recuperada parece ser el fragmento más grande de un meteorito que se ha encontrado hasta ahora.

La amenaza de otro impacto de asteroide como el que cayó en el centro de Rusia este año es mucho más alta de lo que se pensaba hasta ahora.
Así lo sugiere un estudio publicado en la revista científica Nature en el que investigadores constataron que rocas espaciales tan grandes como un casa y de un tamaño similar a la que explotó sobre la localidad de Chelyabinsk, están viajando hacia la atmósfera de la Tierra con una frecuencia sorprendente.
Los científicos dicen que es necesario poner en marcha sistemas de alerta temprana.
El autor principal de la investigación, el profesor Peter Brown, de la Universidad de Western Ontario en Canadá, le dijo al programa de la BBC Science in Action: "Probablemente merezca la pena crear una suerte de sistema que escanee el cielo de una forma casi constante y busque estos objetos antes de que alcancen la Tierra.
"En el caso de Chelyabinsk, una alerta previa de unos días o una semana hubiera sido valiosa", precisó.
El objeto que cayó en la ciudad rusa se hundió en el lago Chebarkul, lo que causó una perforación de seis metros de ancho en el hielo de la superficie.
Científicos afirman que la roca recuperada parece ser el fragmento más grande de un meteorito que se ha encontrado hasta ahora.

 

Bola de fuego
Se calcula que el asteroide que explotó sobre Chelyabinsk el pasado 15 de febrero medía cerca de 19 metros de ancho.
Golpeó la atmósfera con una energía que se calcula era equivalente a 500.000 toneladas de TNT, generando una onda sísmica que dio dos vueltas alrededor del globo. Causó daños generalizados e hirió a más de 1.000 personas.
Ahora, los científicos dicen que puede haber más rocas espaciales de este tipo en rumbo de colisión hacia la Tierra.
Un equipo internacional revisó datos de los últimos 20 años recopilados de sensores que utiliza el gobierno de Estados Unidos y sensores de infrasonidos posicionados en todo el globo.
Estos sensores están colocados para detectar la amenaza de armas nucleares, pero también pueden capturar las explosiones causadas por impactos de asteroides.
Los investigadores comprobaron que, durante este tiempo, cerca de 60 asteroides de hasta 20 metros de tamaño se habían estrellado en la atmósfera de la Tierra: muchos más de lo que se pensó previamente.
La mayoría de ellos pasaron inadvertidos porque explotaron sobre el océano o sobre zonas muy remotas.
Brown explicó: "Fuimos capaces de obtener la tasa de incidencia que se podría esperar de eventos como el de Chelyabinsk y de impactos menores. Cuando se compara con las cifras que se reciben de las observaciones con telescopio, nuestros números son varias veces más altos".
Esto sugiere que el riesgo que suponen los asteroides de este tamaño ha sido subestimado hasta ahora.
Más impactos y mayor presencia
El equipo calcula que la tasa de alcance de asteroides de decenas de metros de tamaño oscila entre 2 y 10 veces más de lo que se pensaba hasta ahora.
"Algo como lo de Chelyabinsk se esperaría que ocurriera sólo cada 150 años, según la información de los telescopios. Pero cuando se analizan nuestros datos y se extrapolan, vemos que estos eventos parecen estar ocurriendo cada 30 años o así", dijo Brown.
Un evento como el impacto de Tunguska en 1908, año en que un asteroide aplanó miles de kilómetros cuadrados de bosque en Siberia, probablemente ocurra cada pocos cientos de años en lugar de cada pocos miles de años, añadió.
Brown defendió que se deben hacer más esfuerzos para crear sistemas de alerta temprana.
"Hay literalmente millones de objetos en el rango de las decenas de metros de tamaño que sospechamos son asteroides cercanos a la Tierra que pueden aproximarse a nuestro planeta", explicó.
"Sólo hemos descubierto algo más de 1.000 de estos elementos. Hay muchos más por encontrar, pero sería muy caro encontrarlos todos y probablemente no tendría mucho sentido, porque la atmósfera los detiene en muchos casos.
"Lo que sí puede tener sentido es desarrollar sistemas que encuentren objetos unos días o semanas antes de que lleguen… que digan dónde y cuándo impactarán la Tierra. Esto permitiría que se diera algún tipo de alerta a las autoridades de defensa civil".
En otro estudio, también publicado en Nature, los científicos dijeron haber rastreado el asteroide del que se escindió el meteoro de Chelyabinsk.
Creen que es un fragmento de una roca de 2 km de ancho llamada asteroide 86039.
El profesor Jiri Borovicka, de la Academia de Ciencias de la República Checa, dijo que las órbitas eran "llamativamente similares", aunque el equipo no pudo probar "el origen común con certeza absoluta".

Fuente: BBC

Aseguran que una de cada cinco estrellas iguales al Sol tiene planetas habitables

 Lo establece una nueva investigación de la NASA basada en fotografías de la sonda Kepler.

Los límites del espacio son desconocidos. Al igual que la innumerable cantidad de estrellas que existen en él y la cantidad de vida que podría existir. La NASA difundió una investigación en la que asegura que en las órbitas de una de cada cinco estrellas similares al Sol de la Vía Láctea podrían existir otras "Tierras", es decir planeta de ese tamaño y potencialmente habitable.

"Todo esto representa un gran paso hacia la posibilidad de hallar vida, incluyendo vida inteligente, en el universo. Planetas del tamaño de la Tierra y con la temperatura de una taza de té son comunes alrededor de estrellas iguales al Sol", aseguró Geoff Marcy, el astrónomo coautor de la investigación que difundió la agencia espacial estadounidense.

 Lo establece una nueva investigación de la NASA basada en fotografías de la sonda Kepler.

Los límites del espacio son desconocidos. Al igual que la innumerable cantidad de estrellas que existen en él y la cantidad de vida que podría existir. La NASA difundió una investigación en la que asegura que en las órbitas de una de cada cinco estrellas similares al Sol de la Vía Láctea podrían existir otras "Tierras", es decir planeta de ese tamaño y potencialmente habitable.

"Todo esto representa un gran paso hacia la posibilidad de hallar vida, incluyendo vida inteligente, en el universo. Planetas del tamaño de la Tierra y con la temperatura de una taza de té son comunes alrededor de estrellas iguales al Sol", aseguró Geoff Marcy, el astrónomo coautor de la investigación que difundió la agencia espacial estadounidense.

De acuerdo al reporte que dejó las nuevas observaciones del telescopio Kepler, las estrellas con planetas similares a la Tierra pueden ser la regla y no la excepción. En la galaxia a la que pertenece la Tierra podría haber decenas de miles de millones de mundos rocosos con agua líquida en su superficie.

El Kepler vigila más de 150 mil estrellas en busca de planetas y fue una las misiones recientes más exitosas de la NASA. Ahora está orbitando alrededor del Sol, a 64 mil millones de kilómetros de la Tierra, desde 2009, año en el que fue enviado en busca de pruebas fotográficas de diferentes mundos que podrían tener vida.

Fuente: Todo Noticias

Descubren un planeta que es similar a la Tierra en masa y tamaño

Investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, en sus siglas en inglés), en Cambridge, Estados Unidos, han descubierto que el pequeño planeta Kepler 78b, que identificaron el pasado mes de agosto, tiene similitudes con la Tierra. Los científicos determinaron que este cuerpo es de aproximadamente 1,7 veces la masa de la Tierra; que su densidad es de 5,3 gramos por centímetro cúbico, muy similar a la de la Tierra (5,5 gramos por centímetro cúbico) y que es aproximadamente 1,2 veces el tamaño de la Tierra.

   En agosto, científicos del MIT identificaron un exoplaneta –planeta que no pertenece al Sistema Solar– con un periodo orbital extremadamente breve. El equipo encontró que Kepler 78b, un pequeño planeta intensamente caliente a 700 años luz de la Tierra, gira alrededor de su estrella en sólo 8,5 horas, rápido como un relámpago en comparación con la órbita de 365 días de nuestro planeta. A partir de los datos recogidos de la luz de las estrellas por el telescopio espacial Kepler, los científicos también determinaron que el exoplaneta

   Los hallazgos señalan a Kepler 78b como el exoplaneta más pequeño del que que se conoce la masa y el tamaño. Estas nuevas mediciones proporcionan una fuerte evidencia de que está compuesto principalmente de roca y hierro, de forma similar a la Tierra. Sin embargo, el exoplaneta, debido a su extrema cercanía a su estrella, es probable que tenga temperaturas demasiado altas para sustentar vida, según la investigación, publicada en 'Nature'.

   "Es la Tierra en el sentido de que se trata del mismo tamaño y masa, pero por supuesto que es muy diferente a la Tierra, ya que tiene una temperatura por lo menos de 2.000 grados más", resume uno de los miembros del equipo, Josh Winn, profesor asociado de Física en el MIT y miembro del Instituto Kavli de Astrofísica e Investigación Espacial. "Es un paso en el camino de estudiar planetas realmente similares a la Tierra", destacó.

   Los planetas con órbitas muy apretadas ofrecen a los científicos una gran cantidad de datos: por ejemplo, cada semana Kepler 78b rodea su estrella alrededor de 20 veces, dando a los investigadores numerosas oportunidades para observar su comportamiento.

   El equipo determinó previamente la órbita y el tamaño de Kepler 78b mediante el análisis de la luz emitida por la estrella cuando el planeta pasa por delante de ella o en otros tránsitos. Los investigadores detectaron un tránsito cada vez que la luz de la estrella baja y midieron la regulación para determinar el tamaño del planeta, puesto que cuando mayor es un exoplaneta, más cantidad de luz tapa.

   La medición de la masa fue una tarea un tanto complicada. En lugar de seguir el movimiento del planeta, los expertos siguieron el movimiento de la propia estrella. En función de su masa, un planeta puede ejercer un tirón gravitatorio sobre su estrella. Este movimiento estelar puede ser detectado como un muy ligero bamboleo, conocido como un desplazamiento Doppler.

Investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, en sus siglas en inglés), en Cambridge, Estados Unidos, han descubierto que el pequeño planeta Kepler 78b, que identificaron el pasado mes de agosto, tiene similitudes con la Tierra. Los científicos determinaron que este cuerpo es de aproximadamente 1,7 veces la masa de la Tierra; que su densidad es de 5,3 gramos por centímetro cúbico, muy similar a la de la Tierra (5,5 gramos por centímetro cúbico) y que es aproximadamente 1,2 veces el tamaño de la Tierra.

   En agosto, científicos del MIT identificaron un exoplaneta –planeta que no pertenece al Sistema Solar– con un periodo orbital extremadamente breve. El equipo encontró que Kepler 78b, un pequeño planeta intensamente caliente a 700 años luz de la Tierra, gira alrededor de su estrella en sólo 8,5 horas, rápido como un relámpago en comparación con la órbita de 365 días de nuestro planeta. A partir de los datos recogidos de la luz de las estrellas por el telescopio espacial Kepler, los científicos también determinaron que el exoplaneta

   Los hallazgos señalan a Kepler 78b como el exoplaneta más pequeño del que que se conoce la masa y el tamaño. Estas nuevas mediciones proporcionan una fuerte evidencia de que está compuesto principalmente de roca y hierro, de forma similar a la Tierra. Sin embargo, el exoplaneta, debido a su extrema cercanía a su estrella, es probable que tenga temperaturas demasiado altas para sustentar vida, según la investigación, publicada en 'Nature'.

   "Es la Tierra en el sentido de que se trata del mismo tamaño y masa, pero por supuesto que es muy diferente a la Tierra, ya que tiene una temperatura por lo menos de 2.000 grados más", resume uno de los miembros del equipo, Josh Winn, profesor asociado de Física en el MIT y miembro del Instituto Kavli de Astrofísica e Investigación Espacial. "Es un paso en el camino de estudiar planetas realmente similares a la Tierra", destacó.

   Los planetas con órbitas muy apretadas ofrecen a los científicos una gran cantidad de datos: por ejemplo, cada semana Kepler 78b rodea su estrella alrededor de 20 veces, dando a los investigadores numerosas oportunidades para observar su comportamiento.

   El equipo determinó previamente la órbita y el tamaño de Kepler 78b mediante el análisis de la luz emitida por la estrella cuando el planeta pasa por delante de ella o en otros tránsitos. Los investigadores detectaron un tránsito cada vez que la luz de la estrella baja y midieron la regulación para determinar el tamaño del planeta, puesto que cuando mayor es un exoplaneta, más cantidad de luz tapa.

   La medición de la masa fue una tarea un tanto complicada. En lugar de seguir el movimiento del planeta, los expertos siguieron el movimiento de la propia estrella. En función de su masa, un planeta puede ejercer un tirón gravitatorio sobre su estrella. Este movimiento estelar puede ser detectado como un muy ligero bamboleo, conocido como un desplazamiento Doppler.

Winn y sus colegas midieron el desplazamiento Doppler de Kepler 78 gracias al Observatorio Keck en Hawaii, Estados Unidos, que posee uno de los telescopios más grandes del mundo. El equipo analizó datos de luz de las estrellas tomadas durante un periodo de ocho días, pero, a pesar de la potencia del telescopio, la señal de la estrella era muy débil, por lo que fue una tarea de enormes proporciones para los científicos.

   Además del desafío de escoger esas señales pequeñas, los investigadores tuvieron que lidiar con un efecto que inicialmente confunde los datos: las manchas solares, manchas oscuras en la superficie de las estrellas. El estudiante de posgrado Roberto Sanchis-Ojeda, quien ha analizado el efecto de manchas solares en la detección de exoplanetas, dice que estos molestos parches pueden hacer que el desplazamiento Doppler de la estrella parezca más grande, lo que complica enormemente los cálculos de la masa del planeta.

   Sanchis-Ojeda fue capaz de resolver este rompecabezas al tener en cuenta el periodo de rotación de Kepler 78. Mediante el seguimiento de la frecuencia en la que ciertas manchas estelares reaparecen, este científico determinó que la estrella realiza una rotación completa cada 12,5 días, considerablemente más larga que el periodo orbital del planeta de 8,5 horas. A partir de estas mediciones, Sanchis -Ojeda fue capaz de calcular cierto desplazamiento Doppler de la estrella.

   A partir de sus cálculos, el investigador entendió que la estrella rota relativamente lenta, a 1,5 metros por segundo, cerca de la velocidad de un trote o una forma de caminar a paso ligero. "La estrella se está moviendo a la misma velocidad que cuando vamos al colegio o salimos de compras", puso como ejemplo Sanchis-Ojeda, quien señaló que esta estrella se encuentra a 700 años luz de distancia, lo que dificulta medir esas velocidades.

   Por el desplazamiento Doppler de la estrella, el equipo determinó que la masa de Kepler 78b es 1,7 veces la de la Tierra, una medición que sugiere que el planeta está compuesto principalmente de roca y hierro. Tal composición, según Winn, no es sorprendente, dado que el planeta está muy cerca de su estrella. Un planeta menos masivo, por ejemplo uno compuesto enteramente de gas, no sería capaz de mantenerse tan junto en una órbita tan apretada.

Fuente: Europa Press