En este momento, hay sólo seis países o agencias internacionales en el mundo en condiciones de poner un satélite en el espacio: Ucrania/Rusia, Japón, China, Francia/la Unión Europea, la India y los Estados Unidos. Pero pronto, si todo marcha como está previsto, la Argentina se sumará a ese club de elite: con el aporte de varios cientos de investigadores e ingenieros del sistema científico, la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) avanza a paso firme en el diseño de un vehículo que, por un lado, incluya las tecnologías más avanzadas que puedan imaginarse y, por otro, se ajuste a las necesidades y objetivos del Plan Espacial Nacional.
"Lo que tiene de fabuloso este tipo de proyecto es que estaremos en la "ultra frontera" del conocimiento -se entusiasma el doctor Conrado Varotto, director ejecutivo de la Conae-. Y lo hacemos no tanto por la capacidad de lanzamiento en sí, sino por una nueva concepción que tenemos de cómo va a evolucionar la tecnología espacial."
En la actualidad, la Conae se centra en misiones de teleobservación de la Tierra con tres familias de satélites: la serie SAC (A, B, C, D y E, con instrumentos que funcionan en el rango óptico y/o microondas pasivos), la serie Saocom (con instrumentos en el rango de las microondas activos/radares) y la serie SARE, aparatos para determinadas aplicaciones muy propias de la Argentina. "Por ejemplo, que puedan colocarse en una órbita rara, que nos permitan pasar por un mismo lugar mucho más seguido a diferentes horas", detalla Varotto.