Opportunity podría quebrar un récord soviético de 1973

Cuando los astronautas del Apolo XVII Eugene Cernan y Harrison Schmitt visitaron la Luna durante tres días en diciembre de 1972, condujeron su vehículo rover a lo largo de 19,3 millas náuticas lunares (lo que equivale a 35,744 kilometros). Esa era hasta ahora la distancia total más larga recorrida por cualquier vehículo de la NASA en la superificie de otro planeta.

   El equipo de operación del rover Opportunity de la NASA recibió la confirmación en una transmisión desde Marte este jueves que este vehÍculo condujo un total de 80 metros en su última jornada, con lo que la odometría total de Opportunity desde el aterrizaje en Marte en enero de 2004 se ha situado en 35,760 kilometros.

Cuando los astronautas del Apolo XVII Eugene Cernan y Harrison Schmitt visitaron la Luna durante tres días en diciembre de 1972, condujeron su vehículo rover a lo largo de 19,3 millas náuticas lunares (lo que equivale a 35,744 kilometros). Esa era hasta ahora la distancia total más larga recorrida por cualquier vehículo de la NASA en la superificie de otro planeta.

   El equipo de operación del rover Opportunity de la NASA recibió la confirmación en una transmisión desde Marte este jueves que este vehÍculo condujo un total de 80 metros en su última jornada, con lo que la odometría total de Opportunity desde el aterrizaje en Marte en enero de 2004 se ha situado en 35,760 kilometros.

Cernan discutió esta posibilidad hace unos días con el miembro del equipo del Opportunity Jim Rice, del Goddard Space Flight Center. El astronauta del Apolo 17, dijo: "El récord que establecí con aquel vehículo fue hecho para ser roto, y estoy emocionado y orgulloso de ser capaz de pasar la antorcha a Opportunity".

   El registro internacional de distancia de conducción en otro mundo todavía está en manos del vehículo automático soviético Lunokhod 2, que recorrió 37 kilometros en la superficie de la luna en 1973.

   Opportunity comenzó un viaje de varias semanas hace unos días desde un área en la que ha estado trabajando desde mediados de 2011, el "Cabo York", un segmento del borde del cráter Endeavour, a un área a aproximadamente 2,2 kilómetros de distancia, "Point Solander". Cuando lo alcance, podría batir igualmente el record soviético.

Fuente: Europa Press

La ESA lanza con éxito el satélite Proba-V

La Agencia Espacial Europea (ESA) ha lanzado con éxito, en la madrugada de este martes, el satélite en miniatura Proba-V, un despegue que tuvo que ser aplazado el pasado sábado debido a las malas condiciones meteorológicas. Ahora, la misión de Proba-V es monitorizar cada dos días el crecimiento de la vegetación en la Tierra, así como los cambios en la cubierta terrestre.

   Según ha informado la ESA, el satélite despegó las 04.06 horas (hora peninsular) desde el Puerto Espacial Europeo de Korou, en la Guayana Francesa, a bordo del lanzador Vega, que también portaba el satélite VNREDSat 1A de Vietnam y el ESTCube 1 de Estonia.

   En el lanzamiento, las tres etapas de combustible sólido funcionaron según lo previsto y, tras dos encendidos del motor de combustible líquido de la etapa superior, el satélite Proba-V fue liberado en una órbita circular a 820 kilómetros de altitud sobre la costa occidental de Australia, unos 55 minutos después del lanzamiento.

   El satélite ya está siendo controlado desde el centro de la ESA en Redu (Bélgica), desde donde se someterá a una serie de pruebas antes de que comience la fase de operaciones de la misión.

   Tras poner en órbita a Proba-V, la etapa superior de Vega se encendió una tercera vez para soltar la parte superior del Adaptador de la Carga Útil Secundaria, con forma de huevo. Un cuarto encendido puso al conjunto en una órbita circular a 704 kilómetros de altitud, en la que se liberó a VNREDSat 1A y ESTCube 1.

   Finalmente, un quinto y último encendido del motor del lanzador colocará a la etapa superior en una trayectoria que garantizará una reentrada segura en la atmósfera terrestre, siguiendo las directrices para minimizar la creación de nuevos fragmentos de basura espacial.

La Agencia Espacial Europea (ESA) ha lanzado con éxito, en la madrugada de este martes, el satélite en miniatura Proba-V, un despegue que tuvo que ser aplazado el pasado sábado debido a las malas condiciones meteorológicas. Ahora, la misión de Proba-V es monitorizar cada dos días el crecimiento de la vegetación en la Tierra, así como los cambios en la cubierta terrestre.

   Según ha informado la ESA, el satélite despegó las 04.06 horas (hora peninsular) desde el Puerto Espacial Europeo de Korou, en la Guayana Francesa, a bordo del lanzador Vega, que también portaba el satélite VNREDSat 1A de Vietnam y el ESTCube 1 de Estonia.

   En el lanzamiento, las tres etapas de combustible sólido funcionaron según lo previsto y, tras dos encendidos del motor de combustible líquido de la etapa superior, el satélite Proba-V fue liberado en una órbita circular a 820 kilómetros de altitud sobre la costa occidental de Australia, unos 55 minutos después del lanzamiento.

   El satélite ya está siendo controlado desde el centro de la ESA en Redu (Bélgica), desde donde se someterá a una serie de pruebas antes de que comience la fase de operaciones de la misión.

   Tras poner en órbita a Proba-V, la etapa superior de Vega se encendió una tercera vez para soltar la parte superior del Adaptador de la Carga Útil Secundaria, con forma de huevo. Un cuarto encendido puso al conjunto en una órbita circular a 704 kilómetros de altitud, en la que se liberó a VNREDSat 1A y ESTCube 1.

   Finalmente, un quinto y último encendido del motor del lanzador colocará a la etapa superior en una trayectoria que garantizará una reentrada segura en la atmósfera terrestre, siguiendo las directrices para minimizar la creación de nuevos fragmentos de basura espacial.

El director general de la ESA, Jean-Jacques Dordain, ha señalado que es "un gran día para la ESA, sus Estados Miembros y para Europa". "Gracias al apoyo de los Estados Miembros, la ESA y la industria europea están demostrando una vez más su capacidad de innovación", ha declarado.

LA MISIÓN DE PROVA-V
   Proba-V, que continuará el legado del instrumento 'Vegetation' de los satélites Spot-4 y Spot-5, porta una cámara multiespectral y, a pesar de su reducido volumen de menos de un metro cúbico, ayudará a evaluar el impacto climático, gestionar los recursos hidrológicos, monitorizar las cosechas y estimar la seguridad alimentaria.

   Además, está equipado con sensores en las bandas de la luz azul y roja y en el infrarrojo cercano y medio. Estas cuatro bandas espectrales le permitirán estudiar la cubierta del terreno y distinguir el tipo de plantas o cosechas.

   Proba-V ofrece una resolución de 350 metros en todo su campo de visión y de 100 metros en el nadir, con lo que podrá proporcionar una clara imagen de la salud de la vegetación de nuestro planeta. Tras eliminar las nubes de las imágenes, Proba-V ofrecerá un mosaico completo de la cubierta del terreno cada diez días.

   Esta misión están financiada a través del Programa General de Apoyo a la Tecnología (GSTP) de la ESA, que fomenta el desarrollo de tecnologías innovadoras para el espacio y el mercado en general. La serie de satélites Proba engloba a los satélites más pequeños de la ESA, todos ellos con un volumen inferior al metro cúbico. Proba-V es la primera misión con un carácter más operacional que experimental, según ha indicado la agencia espacial.

Fuente: Europa Press

Predicen un aumento de colisiones de chatarra espacial

Fragmentos de la estación orbital soviética Salyut 7, caída en 1991 en la Provincia de Entre Ríos

Algunas órbitas satelitales serán extremadamente peligrosas durante los próximos 200 años a no ser que se aborde activamente el problema de los desechos espaciales, advierte un nuevo estudio.

La investigación encontró que es probable que ocurran colisiones catastróficas cada cinco a nueve años a alturas desde las que se observa la Tierra.

Temas relacionadosCiencia, Medio Ambiente, EspacioLos científicos que hicieron el estudio dicen que sus resultados son optimistas y que las verdaderas consecuencias probablemente serán peores.

Hasta ahora, sólo ha habido un puñado de grandes colisiones durante la era espacial.

El estudio fue realizado para el comité internacional de coordinación de desechos espaciales Inter-Agency Space Debris Coordination Committee (IADC), el foro global donde los gobiernos debaten el tema de la "basura espacial": partes de cohetes, satélites obsoletos y fragmentos resultados de explosiones.

Las agencias espaciales de Europa, Estados Unidos, Reino Unido, Japón e India contribuyeron a este reciente estudio, en el que cada una aportó sus propios expertos y metodología para modelar el futuro del medio ambiente espacial.

Fragmentos de la estación orbital soviética Salyut 7, caída en 1991 en la Provincia de Entre Ríos

Algunas órbitas satelitales serán extremadamente peligrosas durante los próximos 200 años a no ser que se aborde activamente el problema de los desechos espaciales, advierte un nuevo estudio.

La investigación encontró que es probable que ocurran colisiones catastróficas cada cinco a nueve años a alturas desde las que se observa la Tierra.

Temas relacionadosCiencia, Medio Ambiente, EspacioLos científicos que hicieron el estudio dicen que sus resultados son optimistas y que las verdaderas consecuencias probablemente serán peores.

Hasta ahora, sólo ha habido un puñado de grandes colisiones durante la era espacial.

El estudio fue realizado para el comité internacional de coordinación de desechos espaciales Inter-Agency Space Debris Coordination Committee (IADC), el foro global donde los gobiernos debaten el tema de la "basura espacial": partes de cohetes, satélites obsoletos y fragmentos resultados de explosiones.

Las agencias espaciales de Europa, Estados Unidos, Reino Unido, Japón e India contribuyeron a este reciente estudio, en el que cada una aportó sus propios expertos y metodología para modelar el futuro del medio ambiente espacial.

Futuros simulados"Es justo decir que esta es una mirada al futuro optimista y que la situación será peor de lo que presentamos en este estudio"

Dr. Hugh Lewis
La principal preocupación de los científicos está en la órbita terrestre baja, por debajo de los 2.000 km de altura. Es en esta zona donde tiende a operar la mayoría de las misiones que envían datos cruciales sobre la observación de la Tierra.

Los seis grupos que modelaron el futuro espacial obtuvieron más o menos el mismo resultado: un aumento constante en el número de objetos de al menos 10cm de tamaño durante los próximos 200 años.

Este crecimiento está alimentado principalmente por las colisiones entre objetos a alturas entre los 700km y los 1.000km sobre la Tierra.

La proyección más baja es un aumento de 19%, mientras que el pronóstico más alto es un 36%. En promedio, el aumento es de 30%. Estos cálculos resultan de cientos de simulaciones.

En cuanto al número de colisiones catastróficas para ese período de dos siglos, las proyecciones oscilan entre poco más de 20 y poco menos de 40.

El hecho de que para llegar a esos pronósticos se hicieron algunas suposiciones optimistas podría ser algo inquietante.

Una de ellas es el cumplimiento al 90% de "la regla de los 25 años", un límite de tiempo adoptado por las agencias espaciales del mundo como práctica ideal para retirar de órbita a los equipos una vez finalizada su misión.

La otra es la conjetura de que no habrá más explosiones de tanques de presión y combustible medio llenos ni de viejas baterías, hasta ahora una causa significativa de los desechos espaciales existentes.

Buscando estrategias
Hasta los fragmentos más pequeños podrían ser proyectiles peligrosos si llegaran a impactar contra una misión operativa.
"Ciertamente todavía no estamos cumpliendo al 90% la regla de los 25 años y vemos episodios de explosiones como media unas tres veces al año", explicó el Dr. Hugh Lewis, que este lunes dio detalles de los resultados del estudio en la VI Conferencia Europea sobre desechos espaciales en Darmstadt, en Alemania.

"Es justo decir que ésta es una mirada al futuro optimista y que la situación será peor de lo que presentamos en este estudio", le dijo a la BBC el delegado de la Agencia Espacial Británica ante la IADC.

"Así que uno de los mensajes de nuestro estudio es que necesitamos mejorar las medidas para mitigar los desechos espaciales, pero incluso haciendo eso, tenemos que considerar además estrategias distintas. Una de las opciones obviamente es el retiro activo de desechos espaciales".

Grupos de investigación de todo el mundo están trabajando en el desarrollo de estrategias para la captura de viejas estructuras de cohetes y satélites para sacarlas de órbita.

Modelos de futuro anteriores habían indicado que retirar sólo algunos elementos clave cada año podría tener un efecto limitador significativo en el crecimiento de la chatarra espacial.

Esfuerzos contrarrestados
En la actualidad se monitorean regularmente unos 20.000 objetos en órbita fabricados por el hombre, aproximadamente dos tercios de ellos en la órbita terrestre baja.

Éstos son sólo los objetos grandes, fáciles de ver. Se estima que otras 500.000 partículas de entre 1cm y 10cm de radio se mueven en esa órbita y tal vez decenas de millones de otras partículas menores de 1cm lo hagan también.

Todos estos materiales viajan a una velocidad de varios kilómetros por segundo, lo suficiente como para que hasta el fragmento más pequeño se convierta en un proyectil peligroso si llegara a impactar contra una misión espacial operativa.

Además, en años recientes dos eventos contribuyeron significativamente al problema de los desechos espaciales.

El primero fue la destructiva prueba antisatelital que el gobierno chino realizó en 2007 sobre uno de sus propios satélites meteorológicos obsoletos.

El otro, en 2009, fue la colisión en plena órbita entre los satélites Cosmos 2251 e Iridium 33, un satélite comercial estadounidense de comunicaciones y un satélite militar ruso fuera de servicio.

Considerados juntos, estos dos sucesos esencialmente anularon todos los logros de los últimos 20 años para mitigar la producción de basura espacial a partir de explosiones.

Fuente: BBC

Primeros planetas como la Tierra en la zona habitable de su sistema

Investigadores han identificado por primera vez planetas del tamaño de la Tierra en la zona habitable de una estrella similar al Sol. Imágenes de la estrella tomadas por el astrofísico Crepp Justin, de la Universidad de Notre Dame, en South Bend, Estados Unidos, descartan explicaciones alternativas de los datos, lo que confirma que cinco planetas orbitan Kepler 62, con dos situados en la zona habitable, como muestran los resultados publicados este jueves en 'Science'.

   "Un sistema de cinco planetas con planetas con 1,41 y 1,61 radios de la Tierra en la zona habitable de una estrella K2V ha sido detectado con la nave espacial Kepler y validado con una alta confianza estadística", informa la revista. Esos dos, llamados Kepler-62 E y F son los más exteriores de los cinco planetas observados y reciben un flujo solar de la estrella similar a la recibida del Sol por Venus y Marte. Su tamaño sugiere que son rocosos, como la Tierra, o que están compuestos principalmente de agua sólida.

Investigadores han identificado por primera vez planetas del tamaño de la Tierra en la zona habitable de una estrella similar al Sol. Imágenes de la estrella tomadas por el astrofísico Crepp Justin, de la Universidad de Notre Dame, en South Bend, Estados Unidos, descartan explicaciones alternativas de los datos, lo que confirma que cinco planetas orbitan Kepler 62, con dos situados en la zona habitable, como muestran los resultados publicados este jueves en 'Science'.

   "Un sistema de cinco planetas con planetas con 1,41 y 1,61 radios de la Tierra en la zona habitable de una estrella K2V ha sido detectado con la nave espacial Kepler y validado con una alta confianza estadística", informa la revista. Esos dos, llamados Kepler-62 E y F son los más exteriores de los cinco planetas observados y reciben un flujo solar de la estrella similar a la recibida del Sol por Venus y Marte. Su tamaño sugiere que son rocosos, como la Tierra, o que están compuestos principalmente de agua sólida.

Un planeta descubierto hace más de un año en la zona habitable de otra estrella como el Sol, Kepler-22, tiene un radio 2,4 veces el radio de la tierra, dejando a los investigadores menos seguros de su composición.

   "Por lo que podemos decir, de su radio y el período orbital, estos son los objetos más similares a la Tierra que hemos encontrado por el momento", dijo Crepp, profesor asistente de física. Los investigadores utilizan las fluctuaciones en el brillo de una estrella para identificar la presencia de un planeta cuyo potencial de tránsito atenúa periódicamente la luz de la estrella.

   Crepp usó grandes telescopios terrestres para tomar la imagen de la estrella madre y analizó el sistema para otros fenómenos astronómicos seguros, como que las inmediaciones de estrellas binarias eclipsantes no están causando fluctuación, un común "falso positivo" encontrado en la investigación. Crepp notó un punto débil cerca de Kepler-62 hace un año, dando lugar a meses de estudio detallado para confirmar la interpretación del planeta.

Fuente: Europa Press

Un planeta fuera del Sistema Solar con vapor de agua en su atmósfera

Un joven planeta hallado fuera del Sistema Solar, que orbita una estrella conocida como HR 8799, tiene vapor de agua y monóxido de carbono en su atmósfera. Sin embargo, en este nuevo mundo no se ha detectado metano, que podría ser un indicio de vida, según explican sus descubridores.

El hallazgo, recién publicado en la revista ‘Science’, sugiere que un determinado mecanismo de formación planetaria similar al de nuestro propio Sistema Solar, conocido como acreción del núcleo, desencadenó el nacimiento del exoplaneta, llamado HR 8799c.

HR 8799c es un gigante gaseoso, con cerca de siete veces la masa de Júpiter, y aunque se ha detectado vapor de agua en su atmósfera, sus descubridores descartan que pueda albergar vida.

“Aunque hemos observado agua, no creemos que pueda existir vida en este planeta. No tiene superficie sólida y es extremadamente caliente”, explica el astrónomo Quinn Konopacky, de la Universidad de Toronto. De hecho, se calcula que la temperatura en su superficie supera los 1.000ºC.
Pistas sobre el Sistema Solar

Konopacky, junto con colegas de Canadá y Estados Unidos, utilizaron datos del Observatorio Keck en Hawai para analizar las características de HR 8799c. Sus resultados arrojan luz sobre la formación de este gigante gaseoso lejano y proporcionan pistas sobre la formación de nuestro propio Sistema Solar.

“Nuestros resultados son consistentes con los planetas que se forman alrededor de HR8799 a través de la acreción del núcleo, muchos de la misma manera en la que pensamos que se formaron los planetas de nuestro Sistema Solar”, explicó Konopacky. “Al estudiar el sistema HR8799, podemos echar un vistazo a cómo planetas similares a Júpiter aparecen muy poco después de formarse”, agrega.

A diferencia de la mayoría de otros exoplanetas, los cuatro planetas que orbitan HR 8799 se han detectado directamente, lo que significa que su luz se distinguía de la de su estrella anfitriona.

Un joven planeta hallado fuera del Sistema Solar, que orbita una estrella conocida como HR 8799, tiene vapor de agua y monóxido de carbono en su atmósfera. Sin embargo, en este nuevo mundo no se ha detectado metano, que podría ser un indicio de vida, según explican sus descubridores.

El hallazgo, recién publicado en la revista ‘Science’, sugiere que un determinado mecanismo de formación planetaria similar al de nuestro propio Sistema Solar, conocido como acreción del núcleo, desencadenó el nacimiento del exoplaneta, llamado HR 8799c.

HR 8799c es un gigante gaseoso, con cerca de siete veces la masa de Júpiter, y aunque se ha detectado vapor de agua en su atmósfera, sus descubridores descartan que pueda albergar vida.

“Aunque hemos observado agua, no creemos que pueda existir vida en este planeta. No tiene superficie sólida y es extremadamente caliente”, explica el astrónomo Quinn Konopacky, de la Universidad de Toronto. De hecho, se calcula que la temperatura en su superficie supera los 1.000ºC.
Pistas sobre el Sistema Solar

Konopacky, junto con colegas de Canadá y Estados Unidos, utilizaron datos del Observatorio Keck en Hawai para analizar las características de HR 8799c. Sus resultados arrojan luz sobre la formación de este gigante gaseoso lejano y proporcionan pistas sobre la formación de nuestro propio Sistema Solar.

“Nuestros resultados son consistentes con los planetas que se forman alrededor de HR8799 a través de la acreción del núcleo, muchos de la misma manera en la que pensamos que se formaron los planetas de nuestro Sistema Solar”, explicó Konopacky. “Al estudiar el sistema HR8799, podemos echar un vistazo a cómo planetas similares a Júpiter aparecen muy poco después de formarse”, agrega.

A diferencia de la mayoría de otros exoplanetas, los cuatro planetas que orbitan HR 8799 se han detectado directamente, lo que significa que su luz se distinguía de la de su estrella anfitriona.

Esta detección directa indica que HR 8799c era un gigante de gas que orbita su estrella a una distancia comparable a la distancia de Plutón de nuestro sol, pero el nacimiento de un planeta masivo tan lejos de su estrella madre está en conflicto con los modelos más populares de la formación planetaria.

El nuevo análisis de Konopacky y su equipo ofrece datos de alta resolución sobre la química, la gravedad y la atmósfera de HR 8799c. “El exoplaneta tiene un conjunto ideal de las propiedades, siendo a la vez muy luminoso y situado lo suficientemente lejos de la estrella que nos permite adquirir estos datos espectrales increíbles”, explicó el investigador. “El hecho de que no vemos metano nos dice mucho acerca de los procesos químicos durante el trabajo en la atmósfera de este gigante gaseoso joven”.
Condensación de hielo

Dos posibles mecanismos se han propuesto para la formación de exoplanetas: un multipaso, proceso de acreción del núcleo por el que el gas se acumula lentamente en un núcleo planetario, y un proceso conocido como inestabilidad gravitatoria, que implica la creación simultánea del interior de un planeta y la atmósfera.

“Aunque vemos una gran cantidad de vapor de agua en la atmósfera de HR 8799c, en realidad detectamos un poco menos de lo que cabría esperar si el planeta tuviera la misma composición que su estrella madre”, dijo Konopacky. A su juicio, esto indica que el planeta tiene una cantidad ligeramente elevada de carbono en comparación con oxígeno.

La elevada relación carbono-oxígeno actúa como una huella dactilar para la formación del exoplaneta y los investigadores sugieren que los granos de hielo de agua deben haberse condensado en el disco planetario que rodea HR 8799 y agotado el oxígeno.

“Estos granos de hielo pegados forman grandes trozos de hielo, a pocos kilómetros de diámetro, que promueven la construcción de núcleo sólido del planeta”, sugirió Konopacky. “La atmósfera de gas viene después de que el planeta sea lo suficientemente grande. En el momento en que sucede, algunos de los granos de hielo se han ido y el gas no tiene tanta agua”, añade.

Estos resultados implican que un proceso de acreción del núcleo, similar al que dio forma a nuestro Sistema Solar, con los gigantes de gas lejos del Sol y los planetas rocosos cercanos a él, también tuvo lugar en este sistema. “Dado que el sistema planetario que rodea HR 8799 se parece a una versión reducida de nuestro Sistema Solar, no sería una sorpresa encontrar planetas como la Tierra más cerca”, según los investigadores.

Fuente: Diario Necochea