La Agencia Espacial de Irán planea poner en órbita tres satélites de diseño y fabricación nacional

 

La Agencia Espacial de Irán planea poner en órbita tres satélites de diseño y fabricación nacional antes de que finalice el año iraní, el 20 de marzo de 2014, ha informado la cadena de televisión Press TV en su página web.

   El subdirector de la Agencia Espacial iraní, Hamid Fazeli, ha asegurado que los satélites Tadbir (Prudencia) y Sharif Sat será enviados al espacio antes de que finalice el año iraní. Ha explicado que Tadbir está siendo desarrollado en cooperación con la Universidad de Ciencia y Tecnología de Irán, mientras que los estudiantes y profesores de la Universidad de Tecnología Sharif están encargándose de los preparativos del lanzamientos del Sharif Sat.

   Fazeli ha afirmado que estos dos satélites de fabricación y diseño iraní será entregados a la Agencia Espacial iraní en el plazo de un mes y serán sometidos entonces a los denominados tests de compatibilidad antes de su lanzamientos.

   El Sharif Sat pesa menos de 50 kilos y será lanzado a bordo del vehículo lanzador iraní Safir B-1. Será situado a una altitud de entre 350 y 500 kilómetros sobre el nivel de la superficie terrestre. Este dispositivo capturará imágenes con el alto grado de precisión y las transmitirá a varias estaciones terretres.

 

La Agencia Espacial de Irán planea poner en órbita tres satélites de diseño y fabricación nacional antes de que finalice el año iraní, el 20 de marzo de 2014, ha informado la cadena de televisión Press TV en su página web.

   El subdirector de la Agencia Espacial iraní, Hamid Fazeli, ha asegurado que los satélites Tadbir (Prudencia) y Sharif Sat será enviados al espacio antes de que finalice el año iraní. Ha explicado que Tadbir está siendo desarrollado en cooperación con la Universidad de Ciencia y Tecnología de Irán, mientras que los estudiantes y profesores de la Universidad de Tecnología Sharif están encargándose de los preparativos del lanzamientos del Sharif Sat.

   Fazeli ha afirmado que estos dos satélites de fabricación y diseño iraní será entregados a la Agencia Espacial iraní en el plazo de un mes y serán sometidos entonces a los denominados tests de compatibilidad antes de su lanzamientos.

   El Sharif Sat pesa menos de 50 kilos y será lanzado a bordo del vehículo lanzador iraní Safir B-1. Será situado a una altitud de entre 350 y 500 kilómetros sobre el nivel de la superficie terrestre. Este dispositivo capturará imágenes con el alto grado de precisión y las transmitirá a varias estaciones terretres.

El Tadbir es una versión modernizada del modelo Navid-e Elm-o Sanat, que ya está en órbita. Este satélite iraní está dotado con el Sistema de Posicionamiento Global (GPS) y también tiene un alto nivel de precisión fotográfica.

   Fazeli ha indicado que el tercer satélite que se enviará a órbita será el Nahid (Venus), que está siendo desarrollado en cooperación con la Universidad de Tecnología Amir Kabir y que también será lanzado antes de que finalice el año iraní.

   El subdirector de la Agencia Espacial iraní ha mostrado su optimismo ante la posibilidad de que la biocápsula Pishgam-2 (Pionero-2), que llevará a un ser vivo en su interior, pueda ser enviada pronto al espacio a bordo de uno de los vehículos lanzadores iraníes.

   La República Islámica lanzó en 2009 su primer satélite, el Omid (Esperanza). Posteriormente, en febrero de 2010, envió al espacio su primera biocápsula por medio del vehículo lanzador iraní Kavoshgar-3 (Explorador-3). Irán es uno de los 24 países que fundaron el Comité de Naciones Unidas para el Uso Pacífico del Espacio Exterior, un organismo que fue establecido en 1959.

Fuente: Europa Press

España prorroga un año más el acuerdo con la NASA

El Consejo de Ministros ha autorizado el Canje de Notas por el que se prorroga por un año el Acuerdo de Cooperación Científica entre el Reino de España y Estados Unidos de América sobre la estación de seguimiento de la NASA, por lo que se dispone su remisión a las Cortes Generales y se solicita la tramitación parlamentaria por el procedimiento de urgencia.

   El 29 de enero de 1964, España y Estados Unidos realizaron un intercambio de Notas para concluir un Acuerdo sobre cooperación científica y técnica en apoyo de programas de exploración lunar y planetaria y de vuelos espaciales tripulados y no tripulados mediante el establecimiento en Robledo de Chavela (Madrid) de una Estación de seguimiento.

El Consejo de Ministros ha autorizado el Canje de Notas por el que se prorroga por un año el Acuerdo de Cooperación Científica entre el Reino de España y Estados Unidos de América sobre la estación de seguimiento de la NASA, por lo que se dispone su remisión a las Cortes Generales y se solicita la tramitación parlamentaria por el procedimiento de urgencia.

   El 29 de enero de 1964, España y Estados Unidos realizaron un intercambio de Notas para concluir un Acuerdo sobre cooperación científica y técnica en apoyo de programas de exploración lunar y planetaria y de vuelos espaciales tripulados y no tripulados mediante el establecimiento en Robledo de Chavela (Madrid) de una Estación de seguimiento.

Dicho Acuerdo fue ampliado el 11 de octubre de 1965 y preveía una duración de diez años ampliables, previa conformidad de ambos Gobiernos. En 1969, se prolongó su validez por diez años más y luego fue objeto de sucesivas prórrogas anuales.

   Se firmó un nuevo texto el 28 de enero de 2003, con un período de vigencia de diez años. Ese texto disponía también que el Acuerdo podía ser prorrogado mediante acuerdo por escrito entre ambos países.

   La fecha en la que expira el Acuerdo es el 17 de noviembre de este año que ahora se ha prorrogado hasta el 17 de noviembre de 2014, con el fin de dar tiempo para negociar un nuevo texto, según especifica el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación.

Fuente: Europa Press

La nave espacial que quiere revelar los misterios del Sol

Desde una discreta oficina en el estado estadounidense de Maryland, el científico Brett Sapper tiene la inmensa responsabilidad de conducir un satélite que busca revelar los enigmas del Sol.
Sapper se encarga de las operaciones de vuelo del Observatorio de Dinámicas Solares (SDO), una nave de la agencia espacial estadounidense NASA que busca entender los humores impredecibles de nuestra estrella -con sus erupciones, sus misteriosas manchas oscuras y sus intensos destellos- y determinar el impacto que eso puede tener sobre nosotros en la Tierra.
Para lograr este objetivo -que requiere de años de investigación y desarrollo- la nave espacial que controla Sapper fue diseñada para comportarse como "el ojo de la NASA en el Sol": un cuerpo capaz de observar nuestra estrella casi sin interrupciones, grabando cada detalle mínimo de su comportamiento como si fuera una película de alta definición que nunca concluye.
Por esa observación permanente, la cantidad de datos y fotografías que el SDO envía de regreso a la Tierra es casi tan grande como la misma meta que tienen los astrónomos: se estima que el satélite transmitirá hasta 50 veces más información científica que cualquier misión en la historia de la NASA, algo así como el equivalente a descargar medio millón de canciones al día durante mínimo cinco años.
Para averiguar cómo Sapper controla esta nave espacial y qué hacen los astrónomos con el aluvión de datos -que ya alcanza las 140 millones de imágenes del Sol- BBC Mundo visitó el centro de operaciones del SDO, en el centro espacial Goddard de la NASA, en Greenbelt, Maryland.

Desde una discreta oficina en el estado estadounidense de Maryland, el científico Brett Sapper tiene la inmensa responsabilidad de conducir un satélite que busca revelar los enigmas del Sol.
Sapper se encarga de las operaciones de vuelo del Observatorio de Dinámicas Solares (SDO), una nave de la agencia espacial estadounidense NASA que busca entender los humores impredecibles de nuestra estrella -con sus erupciones, sus misteriosas manchas oscuras y sus intensos destellos- y determinar el impacto que eso puede tener sobre nosotros en la Tierra.
Para lograr este objetivo -que requiere de años de investigación y desarrollo- la nave espacial que controla Sapper fue diseñada para comportarse como "el ojo de la NASA en el Sol": un cuerpo capaz de observar nuestra estrella casi sin interrupciones, grabando cada detalle mínimo de su comportamiento como si fuera una película de alta definición que nunca concluye.
Por esa observación permanente, la cantidad de datos y fotografías que el SDO envía de regreso a la Tierra es casi tan grande como la misma meta que tienen los astrónomos: se estima que el satélite transmitirá hasta 50 veces más información científica que cualquier misión en la historia de la NASA, algo así como el equivalente a descargar medio millón de canciones al día durante mínimo cinco años.
Para averiguar cómo Sapper controla esta nave espacial y qué hacen los astrónomos con el aluvión de datos -que ya alcanza las 140 millones de imágenes del Sol- BBC Mundo visitó el centro de operaciones del SDO, en el centro espacial Goddard de la NASA, en Greenbelt, Maryland.

Un robot espacial
Sentado en el cuarto de operaciones y rodeado de pantallas de computador, Sapper dice que su trabajo es fascinante porque controla "un robot espacial" que no puede ver, pero agrega rápidamente que él prefiere aburrirse: "si es emocionante, significa que hay un gran problema".
De profesión ingeniero eléctrico, Sapper trabaja con otras ocho personas en Goddard para controlar las operaciones diarias del satélite: no sólo envían instrucciones de movimiento a la nave, que se encuentra a 36.500 kilómetros de la Tierra, sino también controlan dos antenas de 18 metros de diámetro en el estado de Nuevo México, que en todo momento rastrean el satélite.
Éste tiene tres instrumentos científicos, las tres joyas que utilizan los expertos para auscultar los elementos más importantes del Sol (como su superficie, su atmósfera o los rayos ultravioleta extremos) y que diferencian al SDO de otras naves que también analizan nuestra estrella.
Uno de los instrumentos, por ejemplo, toma fotografías a altísima resolución de erupciones solares y otras actividades magnéticas, lo que, según la NASA, puede tener el mismo efecto transformador en la física solar que la invención de la fotografía rápida tuvo en muchas ciencias en el siglo XIX.
Otro instrumento puede estudiar el interior del Sol, donde los astrónomos estiman que está la clave para entender sus reacciones imprevisibles y violentas.
Y lo hacen con una técnica sorprendente: revisando los sonidos que produce el Sol. Sí: el Sol genera ondas de sonido.
Hasta hace algún tiempo, ver el corazón del Sol era imposible. Pero entonces se descubrió que nuestra estrella vibra, casi como un órgano de tubos gigante, gracias a los gases que salen de su interior. Y así como los sismólogos pueden ver las capas de la Tierra estudiando las ondas de sonido, también los astrónomos pueden ver así el interior del Sol.
Sapper y su equipo, por supuesto, no pueden hacer todo eso por sí mismos. En Goddard, ellos se encargan de la parte técnica, de lo que ocurre en la nave espacial. El análisis científico, es decir los datos que llegan del SDO, se revisa en universidades y laboratorios alrededor del país.
Más que una simple esfera amarilla
Uno de los compañeros de Brett Sapper es William Dean Pesnell y su trabajo consiste precisamente en interactuar con los científicos que analizan lo que produce el SDO.
Él, en otras palabras, es uno de los responsables de transformar el trabajo técnico de Sapper y su equipo en resultados concretos que permitan descubrir los efectos del Sol en la Tierra más allá de simplemente mantenerla caliente.
Pues si bien para muchos el Sol es apenas una esfera amarilla plácida en el cielo, lo cierto es que los caprichos de nuestra estrella pueden causarnos problemas considerables: una de sus tormentas puede dañar las redes eléctricas en la Tierra, mientras una gran erupción puede afectar las comunicaciones satélitales, como los GPS.
El tema es tan serio, que la NASA cita un estudio de la Academia Nacional de las Ciencias de Estados Unidos, que predijo en 2008 que una enorme tormenta solar, de esas que sólo ocurren una vez cada siglo, podría causar 20 veces más daños económicos que el huracán Katrina.
De ahí que sea clave, como explica Pesnell, tratar de predecir qué va a hacer el Sol: "Nuestra meta es poder decirles a las personas que va a ocurrir una erupción y que si eso les interesa, deben tomar precauciones".
Para cumplir su objetivo, tanto a Sapper como a Pesnell todavía les falta mucho trabajo. El SDO fue lanzado al espacio en 2010 con una misión inicial de cinco años, pero ellos esperan poder ampliarlo algunos más.
Después de todo, en juego está un premio grande que ha eludido a los científicos durante décadas: entender, con una gran precisión, cómo se comporta nuestra estrella caprichosa y dominante.

Fuente: BBC

Un satélite ruso podría caer el 1 de Enero de 2014

Los restos del satélite de comunicaciones ruso Molniya podrían caer en la Tierra el primer día del año 2014, según se desprende de un informe publicado por la empresa rusa Vimpel y recogido por la agencia rusa RIA Novosti.

Los restos del satélite de comunicaciones ruso Molniya podrían caer en la Tierra el primer día del año 2014, según se desprende de un informe publicado por la empresa rusa Vimpel y recogido por la agencia rusa RIA Novosti.

  Este aparato en cuestión, Molniya 3-45, de 1,7 toneladas, fue lanzado al espacio en 1993. En los últimos 40 años, se han lanzado un total de 158 satélites Molniya, de los que 111 se quemaron en la atmósfera terrestre, según datos de mayo de 2013.

   Además, de los 47 que siguen orbitando la Tierra, 33 caerán en los próximos años y otros 13, antes del año 2030, según señalan los expertos de Vimpel en su informe en el que se precisa que, en los próximos cinco años, entrarán en la atmósfera terrestre otros siete satélites de este tipo "con mucha probabilidad".

Fuente: Europa Press

La ESA provará en el desierto de Atacama el rover que enviará a Marte

La Agencia Espacial Europea (ESA) utilizará el desierto de Atacama (Chile) para realizar las pruebas tecnológicas del 'rover' que enviará a Marte al tratarse de uno de los parajes más parecidos al de la superficie del planeta rojo, según ha informado la agencia espacial.

   En concreto, estas pruebas se desarrollarán a lo largo de la próxima semana, durante cinco días, y estarán supervisadas desde el centro de aplicaciones de satélites de Harwell, en Reino Unido, "con el fin de acumular experiencia en vehículos de exploración que operan en un planeta, lo que requiere una forma muy diferente de trabajar", según añade la ESA.

La Agencia Espacial Europea (ESA) utilizará el desierto de Atacama (Chile) para realizar las pruebas tecnológicas del 'rover' que enviará a Marte al tratarse de uno de los parajes más parecidos al de la superficie del planeta rojo, según ha informado la agencia espacial.

   En concreto, estas pruebas se desarrollarán a lo largo de la próxima semana, durante cinco días, y estarán supervisadas desde el centro de aplicaciones de satélites de Harwell, en Reino Unido, "con el fin de acumular experiencia en vehículos de exploración que operan en un planeta, lo que requiere una forma muy diferente de trabajar", según añade la ESA.

De este modo, la agencia realizará pruebas con un prototipo del vehículo ExoMars de seis ruedas, junto con prototipos de tres de sus instrumentos científicos, una cámara panorámica de tres dimensiones, un radar de detección geológica del subsuelo y un dispositivo de captación de imágenes para tomar muestras del subsuelo con una capacidad de detalle de una milésima parte de un milímetro.

   Así, cada día de la prueba será el equivalente a dos días en Marte. El lugar preciso donde se llevarán a cabo los experimentos se decidirá el próximo domingo, teniendo en cuenta una serie de reconocimientos realizados en la zona.

   "La naturaleza es muy creativa en la presentación de situaciones que no se habían previsto plenamente por quienes concibieron la misión. Por eso es importante hacer pruebas de campo en un entorno bastante representativo", según ha explicado Michel van Winnendael, uno de los supervisores del proyecto.

Fuente: Europa Press