Cayo el satélite UARS 98

Imágen de archivo de una caída de chatarra espacial

La NASA ha confirmado que el Satélite de Investigación de la Alta Atmósfera (UARS) ha entrado en la atmósfera y ha caído en la Tierra sobre el oceáno Pacífico. En su Twitter, la NASA asegura que sus "restos cayeron en la Tierra" entre las 03.23 GMT y las 05.09 GMT (05.23 a 07.09 hora española), aunque no detalla el lugar exacto del impacto. "El satélite estaba cruzando en dirección este sobre Canadá, África y amplias partes de los océanos Pacífico, el Atlántico y el Índico.", explica la NASA.
La agencia añade que "el momento preciso de la entrada en la atmósfera y el lugar no se conocen con certeza". Según mensajes difundidos en la red social Twitter sin confirmar, algunos restos del satélite habrían caído en el oeste de Canadá, en la ciudad de Okotoks, al sur de Calgary.
Al igual que ha hecho en los últimos días, la NASA volvió a insistir en que el riesgo para la seguridad de las personas es "muy remoto". La probabilidad de que alguno de los restos del UARS -que pesa 5.675 kilogramos- alcance a una persona es muy remota, según la NASA, que la cifra en una entre 3.200.

Imágen de archivo de una caída de chatarra espacial

La NASA ha confirmado que el Satélite de Investigación de la Alta Atmósfera (UARS) ha entrado en la atmósfera y ha caído en la Tierra sobre el oceáno Pacífico. En su Twitter, la NASA asegura que sus "restos cayeron en la Tierra" entre las 03.23 GMT y las 05.09 GMT (05.23 a 07.09 hora española), aunque no detalla el lugar exacto del impacto. "El satélite estaba cruzando en dirección este sobre Canadá, África y amplias partes de los océanos Pacífico, el Atlántico y el Índico.", explica la NASA.
La agencia añade que "el momento preciso de la entrada en la atmósfera y el lugar no se conocen con certeza". Según mensajes difundidos en la red social Twitter sin confirmar, algunos restos del satélite habrían caído en el oeste de Canadá, en la ciudad de Okotoks, al sur de Calgary.
Al igual que ha hecho en los últimos días, la NASA volvió a insistir en que el riesgo para la seguridad de las personas es "muy remoto". La probabilidad de que alguno de los restos del UARS -que pesa 5.675 kilogramos- alcance a una persona es muy remota, según la NASA, que la cifra en una entre 3.200.

La agencia espacial ya había adelantado que la caída del satélite, prevista en principio para el viernes por la tarde hora del este de EEUU, se iba a retrasar. Los científicos calculan que el satélite se despedazará al entrar en la atmósfera y que al menos 26 grandes piezas del artefacto soportarán las altas temperaturas del reingreso y caerán sobre la Tierra.
La NASA asegura que, desde el comienzo de la era espacial, no se ha confirmado ningún caso en el que haya resultado herida una persona por un objeto espacial durante la maniobra de reingreso.Como medida de precaución, la Administración Federal de Aviación de EEUU (FAA, en inglés) emitió el jueves una alerta para los pilotos sobre el satélite, calificándolo como un "peligro potencial".
"Es fundamental que todos los pilotos y miembros de la tripulación informen de cualquier desecho especial observado", remarcó la FAA en un comunicado.En el caso de que los restos del satélite caigan en un área poblada o cerca de una, las Fuerzas Armadas de EEUU advierten de que los ciudadanos no deben tocar estas piezas, sino avisar del hallazgo a las autoridades.
El 'Discovery'
El transbordador 'Discovery' transportó en 1991 este satélite, diseñado para medir los cambios atmosféricos y los efectos de la contaminación, y emprendió su camino de regreso a la Tierra hace seis años. Pese a la expectación generada, el astrofísico Jonathan McDowell, de la Universidad de Harvard, explicó a la cadena de televisión CNN que el UARS está lejos de ser la basura espacial más grande que ha reingresado en la Tierra.
"Esto no es nada comparado con el viejo Skylab de los setenta, cuando había una estación espacial de 70 toneladas cayendo desde el cielo", recordó McDowell. Algunas piezas del laboratorio estadounidense Skylab, que se desintegró y cayó en el Océano Índico en 1979, aparecieron en Australia.

Fuente: El País

Descartan caída de satélite sobre Norteamérica

 

Washington/EFE -La Agencia espacial estadounidense (NASA) descartó hoy que el satélite artificial que mañana se precipitará sobre la Tierra vaya a caer sobre América del Norte, aunque todavía no puede precisar el lugar del impacto.

"El reingreso se espera durante la tarde en el este de Estados Unidos el 23 de septiembre", indicó un comunicado de la agencia. "El satélite no estará en trayectoria sobre América del Norte en ese período", añadió.

Según la agencia, "es todavía demasiado temprano para predecir la hora y el lugar de reingreso con más certidumbre, pero las predicciones serán más precisas en las próximas 24 horas".

 

Washington/EFE -La Agencia espacial estadounidense (NASA) descartó hoy que el satélite artificial que mañana se precipitará sobre la Tierra vaya a caer sobre América del Norte, aunque todavía no puede precisar el lugar del impacto.

"El reingreso se espera durante la tarde en el este de Estados Unidos el 23 de septiembre", indicó un comunicado de la agencia. "El satélite no estará en trayectoria sobre América del Norte en ese período", añadió.

Según la agencia, "es todavía demasiado temprano para predecir la hora y el lugar de reingreso con más certidumbre, pero las predicciones serán más precisas en las próximas 24 horas".

La probabilidad de que alguno de los restos del satélite de Investigación de la Alta Atmósfera (UARS) alcance a una persona es muy remota según la agencia espacial estadounidense, que la cifra en una entre 3.200.

El aparato pesa 5.675 kilogramos y tiene el tamaño de un autobús.

Por el momento, sólo se conoce que el artefacto espacial impactará en las latitudes situadas entre el norte de Canadá y el sur de Suramérica, un área que incluye la mayor parte del planeta, ya que es muy difícil estimar con precisión cuándo llegará a la Tierra un satélite fuera de control.

Esto es así porque cualquier pequeño cambio en la hora a la que el satélite reingresa en la atmósfera se traduce en miles de kilómetros de diferencia en cuanto al lugar en el que impactará.

Estaba previsto que el satélite llegara a finales de septiembre o principios de octubre, pero su caída se adelantará debido al fuerte aumento de la actividad solar la semana pasada.

Los científicos de la NASA calculan que el satélite se despedazará al entrar en la atmósfera y que al menos 26 grandes piezas sobrevivirán a las altas temperaturas del reingreso y caerán sobre la superficie de la Tierra.

Fuente: EFE

Un satélite de la NASA caerá en Octubre de 2011

Sobre nuestras cabezas, en órbita en torno a la Tierra, hay más de 200.000 piezas que el hombre ha puesto ahí arriba y qu ocasionalmente pierden altura y se precipitan sobre nosotros.
La mayoría de las ocasiones se trata de pequeños fragmentos de satélites o naves que se han desprendido en algún momento, tuercas que se le escaparon a alguno de los astronautas que han construído la Estación Espacial Internacional… pedazitos de basura espacial de 10 centímetros o más que pululan por ahí arriba y que el día que pierden su órbita caen incinerándose en la reentrada para que luego nosotros pidamos un deseo al ver la “estrella fugaz” que ocasionan.

Sobre nuestras cabezas, en órbita en torno a la Tierra, hay más de 200.000 piezas que el hombre ha puesto ahí arriba y qu ocasionalmente pierden altura y se precipitan sobre nosotros.
La mayoría de las ocasiones se trata de pequeños fragmentos de satélites o naves que se han desprendido en algún momento, tuercas que se le escaparon a alguno de los astronautas que han construído la Estación Espacial Internacional… pedazitos de basura espacial de 10 centímetros o más que pululan por ahí arriba y que el día que pierden su órbita caen incinerándose en la reentrada para que luego nosotros pidamos un deseo al ver la “estrella fugaz” que ocasionan.

Pero en esta ocasión podría hacerse cierta esa amenaza que era lo único que hacía temblar de miedo a un galo, aquello de que “el cielo se desplome sobre nuestras cabezas“. Si no el cielo entero, al menos un cacho gordo. Hablamos de la amenaza que representa la caída del satélite UARS, de 6.500 kilos de peso. Este no se va a hacer carbonilla en la reentrada. Y aún hay más.
UARS es el acrónimo en inglés de Satélite para la Investigación de la Atmósfera Superior.
Su misión era medir los niveles de ozono y otros compuestos químicos en las capas superiores de la atmósfera y fue puesto en órbita por el añorado Transbordador Espacial. Ha estado en servicio entre 1991 y 2005 y desde entonces está el pobre ahí, flotando a la deriva. Y tampoco es para olvidarse de él porque son 6.500 kilos de metal con 5 metros de longitud… con riesgo de caer sobre nuestras cabezas.
Así que el mes que viene se le va a someter a una caída controlada en la que supuestamente la mayor parte de su estructura sucumbirá a las altas temperaturas ocasionadas por la fricción en la reentrada a la atmósfera pero pueden quedar fragmentos que resistan. Por el momento la NASA no ha podido concretar en qué zonas del planeta podrían caer esas piezas, pero la idea es que lo hagan en alguna zona no habitada, preferiblemente en el mar, porque recordemos que a pesar de llamarse Tierra nuestro planeta tiene la mayor parte de su superficie ocupada por agua.

Fuente: NASA / Discovery News

Dos satélites de la NASA para explorar la Luna

Con el fin de investigar el corazón de la Luna, la NASA envío dos satélites. Se esperan resultados en 90 días.
 
La agencia espacial estadounidense NASA lanzó este sábado dos satélites -no tripulados- que tienen como objetivo estudiar el corazón de la Luna y revelar cómo se formó hace 4.500 millones de años.

"Despegue del (cohete) Delta II con la misión GRAIL (por la sigla en inglés para Recuperación de Gravedad y Laboratorio Interior) para estudiar el centro de la Luna", explicó el comentarista de la NASA George Diller al anunciar el lanzamiento de los dos satélites desde la base de la Fuerza Aérea en Cabo Cañaveral, Florida. El lanzamiento se efectuó a las 09:08 hora local.

Los investigadores esperan que GRAIL responda algunas de las incógnitas sobre el lado oscuro de la Luna, que los humanos nunca exploraron, y también que aporte datos sobre cómo se formaron otros planetas rocosos como la Tierra, Venus, Marte y Mercurio.

"GRAIL es una misión que estudiará el interior de la Luna desde la corteza hacia el centro", dijo Maria Zuber, investigadora principal del proyecto de 500 millones de dólares.

Con el fin de investigar el corazón de la Luna, la NASA envío dos satélites. Se esperan resultados en 90 días.
 
La agencia espacial estadounidense NASA lanzó este sábado dos satélites -no tripulados- que tienen como objetivo estudiar el corazón de la Luna y revelar cómo se formó hace 4.500 millones de años.

"Despegue del (cohete) Delta II con la misión GRAIL (por la sigla en inglés para Recuperación de Gravedad y Laboratorio Interior) para estudiar el centro de la Luna", explicó el comentarista de la NASA George Diller al anunciar el lanzamiento de los dos satélites desde la base de la Fuerza Aérea en Cabo Cañaveral, Florida. El lanzamiento se efectuó a las 09:08 hora local.

Los investigadores esperan que GRAIL responda algunas de las incógnitas sobre el lado oscuro de la Luna, que los humanos nunca exploraron, y también que aporte datos sobre cómo se formaron otros planetas rocosos como la Tierra, Venus, Marte y Mercurio.

"GRAIL es una misión que estudiará el interior de la Luna desde la corteza hacia el centro", dijo Maria Zuber, investigadora principal del proyecto de 500 millones de dólares.

EL VIAJE DE LOS SATÉLITES

Según lo previsto, los satélites gemelos GRAIL viajarán a la Luna por más de tres meses: una de las naves entrará en la órbita lunar en la víspera de Año Nuevo y la segunda, el día de Año Nuevo.

Una vez allí, ambas naves se alinearán y "esencialmente se perseguirán la una a la otra en una órbita polar mientras la Luna rota lentamente debajo de ellas", dijo Zuber.

Las dos se ubicarán a unos 55 kilómetros sobre la superficie lunar, con la distancia entre ellas de 60 a 225 kilómetros.

El dúo logrará el principal objetivo de su misión: entender cómo es el interior de la Luna mediante la realización de una serie de mediciones del campo gravitatorio de baja altitud usando un instrumento conocido como Ka-band.

La misión en sí misma es relativamente breve, de sólo 90 días una vez que las dos naves se pongan en órbita.

Unos 40 días después de terminar su trabajo, el dúo se dirigirá a la superficie lunar, dijo la NASA. Se espera que el análisis científico continúe por un año.
El mes pasado, la NASA lanzó la sonda espacial Juno, que funciona con energía solar y costó más de 1.000 millones de dólares, en un viaje de cinco años para investigar la composición de Júpiter.

Después de GRAIL, la agencia espacial estadounidense planea enviar en noviembre su Mars Science Laboratory (MSL), en un viaje de casi dos años al planeta rojo.

Fuente: El Observador Global

Rusia: Continúa la mala racha en el área de los lanzamientos espaciales

El 24 de agosto, Rusia perdió durante el ascenso a su nave de carga Progress M-12M/44P, en dirección a la estación espacial internacional. El vehículo se estrelló al no alcanzar la velocidad orbital.
El despegue ocurrió a las 13:00 UTC, desde el cosmódromo de Baikonur. Sin embargo, tras 5 minutos y 20 segundos de vuelo, el sistema de propulsión de la tercera etapa del cohete Soyuz-U (Blok I) experimentó un fallo que supuso su apagado automático. Falto de impulso, el conjunto reentró de nuevo y cayó sobre la Tierra, tras describir una amplia parábola.
Como es habitual, la nave de carga transportaba suministros para el complejo internacional, como oxígeno, agua, combustible, alimentos, recambios y experimentos científicos, entre otras cosas. En total, unas 2,9 toneladas de peso que se quemaron tras el reingreso en la atmósfera, y que impactaron, junto a los restos del cohete, en la zona oriental de Rusia.

El 24 de agosto, Rusia perdió durante el ascenso a su nave de carga Progress M-12M/44P, en dirección a la estación espacial internacional. El vehículo se estrelló al no alcanzar la velocidad orbital.
El despegue ocurrió a las 13:00 UTC, desde el cosmódromo de Baikonur. Sin embargo, tras 5 minutos y 20 segundos de vuelo, el sistema de propulsión de la tercera etapa del cohete Soyuz-U (Blok I) experimentó un fallo que supuso su apagado automático. Falto de impulso, el conjunto reentró de nuevo y cayó sobre la Tierra, tras describir una amplia parábola.
Como es habitual, la nave de carga transportaba suministros para el complejo internacional, como oxígeno, agua, combustible, alimentos, recambios y experimentos científicos, entre otras cosas. En total, unas 2,9 toneladas de peso que se quemaron tras el reingreso en la atmósfera, y que impactaron, junto a los restos del cohete, en la zona oriental de Rusia.

Es la primera vez que una nave Progress en dirección a la estación espacial falla. Los cohetes Soyuz-U son considerados muy seguros y fiables, pero tras el fallo la dirección del programa de la estación espacial tendrá que estudiar muy bien qué consecuencias tendrá el suceso. Para empezar, hay suficientes suministros a bordo de la ISS para varios meses, de modo que no existe una urgencia por enviar otra Progress. Sin embargo, el 22 de septiembre debía lanzarse hacia ella una nave Soyuz tripulada, que básicamente utilizará un cohete igual al que ha fallado (Soyuz-FG), aunque con algunas mejoras técnicas. Lógicamente, hasta que no se averigüe lo sucedido, esta misión permanecerá suspendida. Ello a su vez retrasará probablemente el retorno de tres de los astronautas que ahora se encuentran en la estación, y que debían ser reemplazados. Podría decidirse su retorno, pero entonces el complejo se quedaría con sólo tres habitantes, reduciéndose el caudal de ciencia que es posible realizar y aumentando la carga de trabajo de los demás (mantenimiento, etc.). Así pues, está por ver cuándo regresarán Andrey Borisenko, Alexander Samokutyaev y Ronald Garan, que debían aterrizar en la Soyuz TMA-21 el próximo 8 de septiembre, y teniendo en cuenta que su nave no puede permanecer más de 200 días en órbita sin perder la garantía. Anton Shkaplerov, Anatoly Ivanishin y Dan Burbank deberán a su vez permanecer en tierra hasta que se aclare lo ocurrido.
El cohete Soyuz-U sólo ha fallado en 21 ocasiones en cuarenta años, con 745 misiones exitosas. Por tanto, su comportamiento no está cuestionado. Los ingenieros esperan resolver el problema lo antes posible. Con la retirada de los transbordadores estadounidenses, sin embargo, y con la actual dependencia de la estación espacial respecto a las naves rusas y sus cohetes, una interrupción prolongada podría ocasionar problemas logísticos. Ya han surgido voces que solicitan una aceleración de los planes de servicio comercial por parte de compañías estadounidenses como SpaceX u OSC, incluso a costa de los presupuestos del proyecto de cohete pesado de la NASA.

Fuente: Noticias de la Ciencia