Dentista busca ser el primer turista espacial

El dentista Jos Gal, que sueña con convertirse en el primer turista espacial alemán, hizo promoción por un nuevo operador que tiene previsto ofrecer viajes al cosmos a partir de 2014 en una nave que todavía está por construir.
Gal, que tiene su consultorio médico en el estado federado de Baden-Württenberg (suroeste de Alemania) dijo en rueda de prensa en Berlín que está dispuesto a pagar 95 mil dólares (70 mil 700 euros) por un billete al espacio, al tiempo que precisó que todavía no lo había abonado porque quiere estudiar unos días más los contratos.
La empresa "Space Expedition Curaçao" (SXC), fundada por empresarios holandeses, tiene intención de ofrecer a partir de 2014 vuelos al cosmos de 60 minutos a bordo de una nave espacial impulsadas por un cohete portador.
Según el proyecto, la nave despegará desde un aeropuerto y ascenderá verticalmente durante 3.5 minutos hasta salirse de la atmósfera terrestre, donde flotará en condiciones de ingravidez durante cinco minutos desde una altura de unos 100 kilómetros, para planear luego haciendo círculos de regreso al punto de partida.
El único problema es que la nave, llamada "Lynx", todavía no existe -tampoco los permisos-, porque el prototipo recién ha sido construido, señaló el piloto holandés de la fuerza aérea Harry van Hulten.

El dentista Jos Gal, que sueña con convertirse en el primer turista espacial alemán, hizo promoción por un nuevo operador que tiene previsto ofrecer viajes al cosmos a partir de 2014 en una nave que todavía está por construir.
Gal, que tiene su consultorio médico en el estado federado de Baden-Württenberg (suroeste de Alemania) dijo en rueda de prensa en Berlín que está dispuesto a pagar 95 mil dólares (70 mil 700 euros) por un billete al espacio, al tiempo que precisó que todavía no lo había abonado porque quiere estudiar unos días más los contratos.
La empresa "Space Expedition Curaçao" (SXC), fundada por empresarios holandeses, tiene intención de ofrecer a partir de 2014 vuelos al cosmos de 60 minutos a bordo de una nave espacial impulsadas por un cohete portador.
Según el proyecto, la nave despegará desde un aeropuerto y ascenderá verticalmente durante 3.5 minutos hasta salirse de la atmósfera terrestre, donde flotará en condiciones de ingravidez durante cinco minutos desde una altura de unos 100 kilómetros, para planear luego haciendo círculos de regreso al punto de partida.
El único problema es que la nave, llamada "Lynx", todavía no existe -tampoco los permisos-, porque el prototipo recién ha sido construido, señaló el piloto holandés de la fuerza aérea Harry van Hulten.

"Creemos que es seguro, pero es un riesgo, es nuevo", declaró el piloto, quien agregó que las naves contarán también con propulsores de reserva al margen del cohete portador y paracaídas de emergencia.
Los primeros vuelos de prueba están previstos para finales de este año, indicó.
Respecto al costo del nuevo transbordador, Hulten dijo poder decir más bien poco, aunque señaló que será de alquiler y que resulta más barato que el avión de combate F16 que acostumbra a pilotar.
"Soy piloto de pruebas. Siempre he querido volar más alto y veloz que con el F16", dijo el holandés, que carece de experiencia como astronauta, y que agregó que de momento SXC ha vendido un alrededor de 50 boletos.
En tanto, la empresaria Sonja Rohde, del estado federado de Renania del Norte-Westfalia, en el oeste del país, aspira también en convertirse en la primera turista espacial de Alemania con "Virgin Galactic", empresa de la competencia, a bordo de la cápsula espacial "SpaceShipTwo", que ya ha realizado varios vuelos de prueba.
El lanzamiento, aplazado en varias ocasiones, está previsto para finales de este año.
El mercado parece ser bastante lucrativo, ya que hay 380 interesados en ocupar una plaza en el "SpaceShipTwo" por una suma de unos 200 mil dólares (150 mil euros).

Fuente: El Universal

A la conquista del Universo

El objetivo de Payload Aerospace es poner en órbita satélites, pero su trabajo actual es un cohete que alcanza los 250 kilómetros de altura
Una empresa de dos jóvenes ilicitanos apuesta por hacerse un hueco en el sector aeroespacial
«La rama tecnológica del sector aerospacial siempre tiene trabajo e inversión», dice Torres
La carrera espacial no se reduce a las grandes potencias del sector. Puede resultar sorprendente, pero cuatro jóvenes, dos de ellos ilicitanos, han formado su propia empresa especializada en lanzar vehículos al espacio, desde su oficina en el Parque Científico Empresarial del campus de Elche de la Universidad Miguel Hernández (UMH).

El objetivo de Payload Aerospace es poner en órbita satélites, pero su trabajo actual es un cohete que alcanza los 250 kilómetros de altura
Una empresa de dos jóvenes ilicitanos apuesta por hacerse un hueco en el sector aeroespacial
«La rama tecnológica del sector aerospacial siempre tiene trabajo e inversión», dice Torres
La carrera espacial no se reduce a las grandes potencias del sector. Puede resultar sorprendente, pero cuatro jóvenes, dos de ellos ilicitanos, han formado su propia empresa especializada en lanzar vehículos al espacio, desde su oficina en el Parque Científico Empresarial del campus de Elche de la Universidad Miguel Hernández (UMH).

Lo que empezó siendo una afición por el modelismo y los cohetes espaciales se ha convertido, con el paso de los años, en una empresa que no se cierra ninguna meta. «Siempre nos habían gustado los cohetes, pero dio la casualidad de que uno de los socios de la empresa nos comentó que había un concurso en Valencia; nos presentamos y quedamos segundos, y decidimos dar el paso adelante», explica Raúl Torres, ilicitano de 25 años, biólogo y estudiante de Ingeniería Aeronáutica en la Universidad Politécnica de Valencia.
Dicho y hecho. Torres creó Payload Aerospace junto a Raúl Verdú -ilicitano y estudiante de Ingeniería Industrial en la UMH- y José Enrique Martínez -ingeniero aeronáutico por la Politécnica de Valencia-, constituyendo la sociedad en septiembre del año pasado. A ellos se ha unido Antonio Bedmar, otro ingeniero aeronáutico. Desde entonces están trabajando en su nuevo proyecto: su primer vehículo suborbital, un cohete capaz de alcanzar los 250 kilómetros de altura hacer una parábola y volver a caer al mar.
«Gracias a estos vehículos, es posible exponer cargas de pago (lo que el cliente paga) a condiciones espaciales (ingravidez, ambiente, vacío térmico, etc.) durante un tiempo de entre siete y quince minutos», expone Torres. «Hay infinidad de experimentos y validaciones de tecnología que requieren de condiciones espaciales, y solo es posible a través de cohetes», añade Verdú.
En ese vehículo suborbital está trabajando la plantilla de Payload Aerospace, cada uno en su especialidad: Torres se encarga de la propulsión y la estructura, Verdú del diseño por ordenador, Martínez del análisis completo de la misión y Bedmar en diferentes partes de los subsistemas del vehículo. «Nosotros nos encargamos del desarrollo completo del vehículo», afirma Torres. Esto significa que estos jóvenes ingenieros se dedican a todo el proceso de diseño, fabricación y lanzamiento de un vehículo espacial. «La fabricación de piezas se la contratamos a otras empresas especializadas, con la que llegamos a acuerdos de colaboración, y las insertamos y montamos en el cohete», añade Torres.
Un proceso de una duración de cerca de tres años y medio hasta conseguir que el vehículo, de nueve metros de alto y medio de diámetro, esté operativo. Además, «no hay más empresas de este tipo en España y solos dos en Europa», y requiere mucha financiación. «Ahora estamos enfocando gran parte de nuestros esfuerzos a la búsqueda de inversores privados, porque los organismos públicos ya no financian proyectos como este, con gran componente en I+D, como antes», dice Verdú.
Sector con futuro
El nuevo vehículo de Payload Aerospace será el segundo producto de estos jóvenes ingenieros. El primero, 'Raptor', un cohete que alcanza un kilómetro de alto, ha sido lanzado dos veces, desde el desierto de Almería. Sin embargo, 'Raptor' está más considerado como un artículo de modelismo, y el que se está gestando, todavía sin nombre definido por sus inventores, será el que se venda a los clientes.
Porque si por algo se caracteriza el sector aeroespacial, según los responsables de Payload Aerospace, es por su futuro. «Está muy ligado a Defensa, al armamento, y siempre hay tecnologías que probar. Hay dos vertientes: la tecnológica y la científica. Esta última puede estar más limitada por la economía, pero la segunda no: en tecnología siempre hay trabajo e inversión», dice Torres.
De hecho, las aspiraciones del equipo de Payload Aerospace no se reducen al proyecto en el que trabajan ahora. Su objetivo: diseñar vehículos orbitales. «La gran parte de las infraestructuras y tecnología que se desarrolla para este vehículo es escalable; con un poco más de inversión, se podría hacer más grande y operar en otro tipo de mercados: directamente, podríamos poner en órbita satélites», expone Torres.
Y la juventud no es, ni mucho menos, un handicap para Payload Aerospace. «Nosotros somos unos currantes, no unos genios, trabajamos mucho, y eso se nota en las reuniones que hemos tenido con empresas muy grandes: nos tratan de tú a tú, porque se les queda la sensación de que sabemos de qué van las cosas», defiende Verdú. «Hay empresas del sector que empezaron con 'cohetillos' hace 30 años y ahora facturan millones y millones. ¿Por qué no lo vamos a conseguir nosotros?», sentencia Verdú.

Fuente: Noticias de la Ciencia

India probará en un mes misil balístico intercontinental

La India tocará a las puertas del exclusivo club de países poseedores de cohetes balísticos intercontinentales, que hasta ahora solo integran Estados Unidos, Rusia y China, cuando en alrededor de un mes pruebe su misil Agni-V.

El primer lanzamiento está programado para la última semana de marzo o la primera de abril, anunció hoy aquí declaró Vijay Kumar Saraswat, asesor científico del ministro de Defensa y director general del DRDO, el organismo nacional de investigación y desarrollo de sistemas para la defensa.

Con capacidad para portar ojivas nucleares y abatir objetivos a cinco mil kilómetros de distancia -apenas 500 menos que los más avanzados en su tipo- el cohete es el último en la serie de igual nombre (Agni significa "fuego" en hindi).

La India tocará a las puertas del exclusivo club de países poseedores de cohetes balísticos intercontinentales, que hasta ahora solo integran Estados Unidos, Rusia y China, cuando en alrededor de un mes pruebe su misil Agni-V.

El primer lanzamiento está programado para la última semana de marzo o la primera de abril, anunció hoy aquí declaró Vijay Kumar Saraswat, asesor científico del ministro de Defensa y director general del DRDO, el organismo nacional de investigación y desarrollo de sistemas para la defensa.

Con capacidad para portar ojivas nucleares y abatir objetivos a cinco mil kilómetros de distancia -apenas 500 menos que los más avanzados en su tipo- el cohete es el último en la serie de igual nombre (Agni significa "fuego" en hindi).

Saraswat precisó que la prueba se realizará en la isla de Wheeler, cercana a las costas del centro-oriental estado de Orissa, y se repetirá con cierta regularidad a fin de dejar listo el cohete para su despliegue operacional hacia el 2014.

En noviembre del pasado año la India realizó un exitoso ensayo del Agni-IV, que tiene un alcance de hasta tres mil 700 kilómetros. El mísil fue mostrado por primera vez en público el 26 de enero último, durante un desfile militar por el Día de la República.

La seria Agni es la base del arsenal indio de disuasión nuclear y también incluye al Agni-I (de 700 a mil 200 kilómetros de alcance), el Agni-II (de dos mil a dos mil 500) y el Agni-III (de tres mil 500 a cinco mil kilómetros).

Las Fuerzas Armadas de la nación surasiática cuentan además con la serie Prithvi, también de diferentes alcances, y el Brahmos, el de mayor capacidad de carga y desarrollado en cooperación con el complejo militar ruso.

Todos son capaces de portar ojivas nucleares y forman parte de la puja en la esfera militar que la India mantiene con su vecino y rival Pakistán, también poseedor de tecnología para fabricar misiles balísticos del mismo tipo.

Ambos países han librado tres guerras desde su independencia en 1947, dos de ellas por el limítrofe territorio de Cachemira, con la consecuente preocupación para la región y el resto del mundo.

Fuente: Prensa Latina

España entra en la carrera del turismo espacial

Los amantes de espacio podrán elegir en pocos años con qué compañía quieren viajar para emular a los astronautas. Incluso es posible que en menos de una década no haya que salir de España para experimentar algunos minutos de ingravidez.
Las empresas que ofrecen vuelos suborbitales cuentan con un nuevo competidor, un consorcio internacional llamado Booster en el que participan dos empresas españolas, Elecnor Deimos Space yAernnova Engineering.
El fundador del proyecto, el británico James Murray (Bahamas, 1972),espera iniciar su programa de vuelos suborbitales privados a partir de 2016 o 2017. Los primeros vuelos partirán, previsiblemente, desde EEUU. Sin embargo, Booster contará con su propio minitransbordador, que podrá despegar desde cualquier aeropuerto del mundo. Por ello, el piloto e ingeniero Murray espera que España se convierta en la base europea desde la que despegarán los vuelos de su compañía.. Un programa que podría iniciarse dos o tres años después del comienzo de las operaciones en EEUU. Así lo aseguró a EL MUNDO durante la presentación de su proyecto.
Y es que, a diferencia de otras propuestas de vuelos suborbitales, el objetivo de esta compañía es contar con varias naves espaciales que despegarían desde distintos lugares del mundo. La oferta de Booster se suma a la de otras compañías espaciales como Virgin Galactic (propiedad del multimillonario Richard Branson) o Space Adventures.
Ingravidez por 151.000 euros
Por 200.000 dólares (unos 151.000 euros), los pasajeros podrán experimentar entre cuatro y seis minutos de ingravidez y disfrutar de las vistas de la Tierra a 100 kilómetros de altitud. El precio también incluirá el entrenamiento durante los días anteriores al vuelo, que durará aproximadamente una hora.
Según explicó durante la presentación de su proyecto a EL MUNDO, James Murray, confía en que dentro de unos años serán capaces de bajar el precio y ofrecer billetes por 150.000 o 100.000 dólares:"Queremos hacer el espacio accesible combinando la tecnología aeronáutica y la espacial".
Murray sostiene que viajar al espacio se ha convertido en una cuestión económica: "Ya no es un problema técnico. Tenemos la tecnología, hemos pasado 50 años desarrollándola. Pero no la hemos utilizado para hacer asequible el acceso al espacio", señala.

Los amantes de espacio podrán elegir en pocos años con qué compañía quieren viajar para emular a los astronautas. Incluso es posible que en menos de una década no haya que salir de España para experimentar algunos minutos de ingravidez.
Las empresas que ofrecen vuelos suborbitales cuentan con un nuevo competidor, un consorcio internacional llamado Booster en el que participan dos empresas españolas, Elecnor Deimos Space yAernnova Engineering.
El fundador del proyecto, el británico James Murray (Bahamas, 1972),espera iniciar su programa de vuelos suborbitales privados a partir de 2016 o 2017. Los primeros vuelos partirán, previsiblemente, desde EEUU. Sin embargo, Booster contará con su propio minitransbordador, que podrá despegar desde cualquier aeropuerto del mundo. Por ello, el piloto e ingeniero Murray espera que España se convierta en la base europea desde la que despegarán los vuelos de su compañía.. Un programa que podría iniciarse dos o tres años después del comienzo de las operaciones en EEUU. Así lo aseguró a EL MUNDO durante la presentación de su proyecto.
Y es que, a diferencia de otras propuestas de vuelos suborbitales, el objetivo de esta compañía es contar con varias naves espaciales que despegarían desde distintos lugares del mundo. La oferta de Booster se suma a la de otras compañías espaciales como Virgin Galactic (propiedad del multimillonario Richard Branson) o Space Adventures.
Ingravidez por 151.000 euros
Por 200.000 dólares (unos 151.000 euros), los pasajeros podrán experimentar entre cuatro y seis minutos de ingravidez y disfrutar de las vistas de la Tierra a 100 kilómetros de altitud. El precio también incluirá el entrenamiento durante los días anteriores al vuelo, que durará aproximadamente una hora.
Según explicó durante la presentación de su proyecto a EL MUNDO, James Murray, confía en que dentro de unos años serán capaces de bajar el precio y ofrecer billetes por 150.000 o 100.000 dólares:"Queremos hacer el espacio accesible combinando la tecnología aeronáutica y la espacial".
Murray sostiene que viajar al espacio se ha convertido en una cuestión económica: "Ya no es un problema técnico. Tenemos la tecnología, hemos pasado 50 años desarrollándola. Pero no la hemos utilizado para hacer asequible el acceso al espacio", señala.

El objetivo de este ingeniero es lograr que los viajes al espacio sean seguros y tengan un coste razonable: "Hay mucha gente que quiere ir al espacio si el precio es adecuado", añade.
Si todo marcha según lo previsto, calcula que en un periodo de una década llevarán al espacio a 2.000 personas cada año.
100 kilómetros de altura
El minitransbordador espacial tendrá capacidad para 10 personas (dos pilotos y ocho pasajeros), aunque también ofrecerán sus servicios a las empresas y a los científicos, por lo que el interior puede ser adaptado según sus clientes.
La nave despegará a lomos de un avión comercial similar a un Airbus 300 modificado, de modo que el lanzamiento se podrá hacer desde cualquier aeropuerto. Al alcanzar los 10 kilómetros de altura, el ministransbordador se liberará de la nave nodriza y pondrá rumbo al espacio. Cuando alcance los 100 kilómetros, los pasajeros experimentarán la ingravidez durante algunos minutos en la cabina de tres metros, equipada con amplios ventanales para disfrutar de las vistas. Después, regresará a la Tierra, donde aterrizará como si fuera un avión convencional.
La construcción del vehículo llevará unos tres años y los vuelos de prueba se prolongarán durante otros dos años, por lo que confían en que la nave comience a operar en 2016 o 2017. Sin embargo, Murray subraya que el espacio es un sector que avanza muy rápidamente y cada seis meses se producen cambios.
La oferta de vuelos suborbitales
El británico no se muestra preocupado por la competencia de otras compañías que lanzarán vuelos suborbitales antes que Booster, comoVirgin Galactic. Aunque sus propuestas son parecidas, Murray está convencido de que hay mercado para todos y sus ofertas estarán diferenciadas: "Durante los dos próximos años, escucharemos a la gente para saber lo que quiere. Nuestros clientes pagarán mucho dinero y serán muy exigentes".
Su principal rival será Virgin Galactic, la primera que previsiblemente comenzará con los vuelos suborbitales privados, para los que ya ha recibido 460 reservas. Richard Branson y sus familiares formarán parte de los tripulantes del primer vuelo, cuyo despegue está previsto para la próxima Navidad. Si todo va según lo previsto, los turistas que ya han hecho su reserva comenzarían a volar en 2013. Sin embargo, el programa ha sufrido ya en el pasado varios retrasos. El precio es el mismo que el de Booster, 200.000 dólares (151.000 euros) e incluyen el vuelo de dos horas y media de duración y los entrenamientos de los días previos enSpaceport América. Se trata del el puerto espacial de Nuevo México (EEUU) desde el que despegarán los vuelos de Virgin Galactic.
La estadounidense Space Adventures, por su parte, planea ofrecer dentro de dos años una experiencia suborbital de media hora de duración que costará 84.000 euros. Ya hay 200 reservas.
A diferencia de estas dos compañías, los billetes para viajar en el ministransbordador de Booster no están aún a la venta. "No aceptaremos reservas hasta que podamos decir a los clientes la fecha en la que volarán", explica James Murray.
El ingeniero británico se muestra muy satisfecho por la incorporación a Booster de las españolas Elecnor Deimos Space y Aernnova Engineering: "Elegimos dos empresas punteras y estamos encantados de tenerlas a bordo. No sólo por su valiosa contribución tecnológica. Están muy implicadas en el proyecto", asegura.

Fuente: El Mundo

Galicia ya está en órbita

El primer satélite de Galicia no solo navega desde ayer por el espacio, sino que poco tiempo después de estar en órbita comenzó a emitir, algo que no se esperaba hasta dentro de quince días. El éxito de los investigadores vigueses ha sido total en esta primera experiencia, lo que sin duda despeja el futuro a una cantera de sesenta estudiantes que trabajaron mano a mano en el proyecto con 32 docentes.
De hecho, el representante del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), Santiago Rodríguez, dejó claro ayer que la colaboración con este y otros proyectos de la Universidad de Vigo es para contribuir a la creación de una industria aeroespacial gallega. De lo contrario, dijo, «tiramos el dinero, si luego tienen que ir a trabajar a Alemania». El objetivo para el INTA es, por tanto, formar un tejido. Y de momento admite que todo ha salido a la perfección.
Para Santiago Rodríguez, «este ha sido un caso especial; es la primera vez que encontramos un grupo así, me quedé impresionado por la forma en que manejan los términos, estándares y rigor; superan en mucho a la mayor parte de la gente». Otro de los aspectos que captó su atención fue la ética del proyecto, destinado a formar y no a competir con la empresa privada.
Pese a la profesionalidad del equipo, los rostros delataban nervios y preocupación minutos antes del lanzamiento.

El primer satélite de Galicia no solo navega desde ayer por el espacio, sino que poco tiempo después de estar en órbita comenzó a emitir, algo que no se esperaba hasta dentro de quince días. El éxito de los investigadores vigueses ha sido total en esta primera experiencia, lo que sin duda despeja el futuro a una cantera de sesenta estudiantes que trabajaron mano a mano en el proyecto con 32 docentes.
De hecho, el representante del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), Santiago Rodríguez, dejó claro ayer que la colaboración con este y otros proyectos de la Universidad de Vigo es para contribuir a la creación de una industria aeroespacial gallega. De lo contrario, dijo, «tiramos el dinero, si luego tienen que ir a trabajar a Alemania». El objetivo para el INTA es, por tanto, formar un tejido. Y de momento admite que todo ha salido a la perfección.
Para Santiago Rodríguez, «este ha sido un caso especial; es la primera vez que encontramos un grupo así, me quedé impresionado por la forma en que manejan los términos, estándares y rigor; superan en mucho a la mayor parte de la gente». Otro de los aspectos que captó su atención fue la ética del proyecto, destinado a formar y no a competir con la empresa privada.
Pese a la profesionalidad del equipo, los rostros delataban nervios y preocupación minutos antes del lanzamiento.

«Trois, deux, un…», contaba una voz en la Guayana Francesa. Eran las once en punto de la mañana, tal como fijaban las mejores previsiones, cuando los investigadores de la Universidad de Vigo contuvieron el aliento ante la salida al espacio del cohete Vega en su viaje inaugural. Una lanzadera creada específicamente para satélites ligeros y de menor tamaño o, como comentó un profesor, una especie de vuelos baratos.
Superada la primera etapa con éxito, tuvieron que pasar 70 minutos de nervios hasta producirse el lanzamiento del XaTcobeo, poco después de pasar el cohete por la Antártida.
El silencio contenido de todos los que asistían en Vigo a la retransmisión en directo desde la Guayana Francesa se transformó en un aplauso de alivio y el consiguiente brindis. «¡Estamos no espacio!», exclamó el rector Salustiano Mato. Al mismo tiempo, una pantalla mostraba la sala de operaciones de la Guayana Francesa, donde los científicos se abrazaban satisfechos del éxito. Eso, pese a ser conscientes de la labor complicada que espera de ahora en adelante al ser este año el peor en tiempo espacial debido a las tormentas solares. «Una situación única desde hace 200 o 300 años, según comentó desde la Guayana el coordinador del proyecto, Fernando Aguado. No ocultó que el satélite cubesat gallego estará expuesto a niveles de radiación muy elevados.
El XaTcobeo, que pesa solo 900 gramos, lo que lo sitúa dentro de los picosatélites, ha supuesto una inversión de 1,2 millones de euros. Alcanzará una altura máxima de 1.480 kilómetros y pasará cuatro veces sobre Vigo y, en general, sobre Galicia.
Su vida útil es de tres meses, aunque después de ese período puede seguir en el espacio por tiempo indefinido, como ha sucedido con otros aparatos aeroespaciales.
XaTcobeo permitirá probar en órbita una radio-software reconfigurable en vuelo sin necesidad de modificar físicamente el satélite, comprobar cómo afecta la radiación de los anillos de Van Allen a la electrónica embarcada y desplegar paneles solares con el objetivo de lograr mayor potencia.

Fuente: Noticias de la Ciencia