España prorroga un año más el acuerdo con la NASA

El Consejo de Ministros ha autorizado el Canje de Notas por el que se prorroga por un año el Acuerdo de Cooperación Científica entre el Reino de España y Estados Unidos de América sobre la estación de seguimiento de la NASA, por lo que se dispone su remisión a las Cortes Generales y se solicita la tramitación parlamentaria por el procedimiento de urgencia.

   El 29 de enero de 1964, España y Estados Unidos realizaron un intercambio de Notas para concluir un Acuerdo sobre cooperación científica y técnica en apoyo de programas de exploración lunar y planetaria y de vuelos espaciales tripulados y no tripulados mediante el establecimiento en Robledo de Chavela (Madrid) de una Estación de seguimiento.

El Consejo de Ministros ha autorizado el Canje de Notas por el que se prorroga por un año el Acuerdo de Cooperación Científica entre el Reino de España y Estados Unidos de América sobre la estación de seguimiento de la NASA, por lo que se dispone su remisión a las Cortes Generales y se solicita la tramitación parlamentaria por el procedimiento de urgencia.

   El 29 de enero de 1964, España y Estados Unidos realizaron un intercambio de Notas para concluir un Acuerdo sobre cooperación científica y técnica en apoyo de programas de exploración lunar y planetaria y de vuelos espaciales tripulados y no tripulados mediante el establecimiento en Robledo de Chavela (Madrid) de una Estación de seguimiento.

Dicho Acuerdo fue ampliado el 11 de octubre de 1965 y preveía una duración de diez años ampliables, previa conformidad de ambos Gobiernos. En 1969, se prolongó su validez por diez años más y luego fue objeto de sucesivas prórrogas anuales.

   Se firmó un nuevo texto el 28 de enero de 2003, con un período de vigencia de diez años. Ese texto disponía también que el Acuerdo podía ser prorrogado mediante acuerdo por escrito entre ambos países.

   La fecha en la que expira el Acuerdo es el 17 de noviembre de este año que ahora se ha prorrogado hasta el 17 de noviembre de 2014, con el fin de dar tiempo para negociar un nuevo texto, según especifica el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación.

Fuente: Europa Press

La nave espacial que quiere revelar los misterios del Sol

Desde una discreta oficina en el estado estadounidense de Maryland, el científico Brett Sapper tiene la inmensa responsabilidad de conducir un satélite que busca revelar los enigmas del Sol.
Sapper se encarga de las operaciones de vuelo del Observatorio de Dinámicas Solares (SDO), una nave de la agencia espacial estadounidense NASA que busca entender los humores impredecibles de nuestra estrella -con sus erupciones, sus misteriosas manchas oscuras y sus intensos destellos- y determinar el impacto que eso puede tener sobre nosotros en la Tierra.
Para lograr este objetivo -que requiere de años de investigación y desarrollo- la nave espacial que controla Sapper fue diseñada para comportarse como "el ojo de la NASA en el Sol": un cuerpo capaz de observar nuestra estrella casi sin interrupciones, grabando cada detalle mínimo de su comportamiento como si fuera una película de alta definición que nunca concluye.
Por esa observación permanente, la cantidad de datos y fotografías que el SDO envía de regreso a la Tierra es casi tan grande como la misma meta que tienen los astrónomos: se estima que el satélite transmitirá hasta 50 veces más información científica que cualquier misión en la historia de la NASA, algo así como el equivalente a descargar medio millón de canciones al día durante mínimo cinco años.
Para averiguar cómo Sapper controla esta nave espacial y qué hacen los astrónomos con el aluvión de datos -que ya alcanza las 140 millones de imágenes del Sol- BBC Mundo visitó el centro de operaciones del SDO, en el centro espacial Goddard de la NASA, en Greenbelt, Maryland.

Desde una discreta oficina en el estado estadounidense de Maryland, el científico Brett Sapper tiene la inmensa responsabilidad de conducir un satélite que busca revelar los enigmas del Sol.
Sapper se encarga de las operaciones de vuelo del Observatorio de Dinámicas Solares (SDO), una nave de la agencia espacial estadounidense NASA que busca entender los humores impredecibles de nuestra estrella -con sus erupciones, sus misteriosas manchas oscuras y sus intensos destellos- y determinar el impacto que eso puede tener sobre nosotros en la Tierra.
Para lograr este objetivo -que requiere de años de investigación y desarrollo- la nave espacial que controla Sapper fue diseñada para comportarse como "el ojo de la NASA en el Sol": un cuerpo capaz de observar nuestra estrella casi sin interrupciones, grabando cada detalle mínimo de su comportamiento como si fuera una película de alta definición que nunca concluye.
Por esa observación permanente, la cantidad de datos y fotografías que el SDO envía de regreso a la Tierra es casi tan grande como la misma meta que tienen los astrónomos: se estima que el satélite transmitirá hasta 50 veces más información científica que cualquier misión en la historia de la NASA, algo así como el equivalente a descargar medio millón de canciones al día durante mínimo cinco años.
Para averiguar cómo Sapper controla esta nave espacial y qué hacen los astrónomos con el aluvión de datos -que ya alcanza las 140 millones de imágenes del Sol- BBC Mundo visitó el centro de operaciones del SDO, en el centro espacial Goddard de la NASA, en Greenbelt, Maryland.

Un robot espacial
Sentado en el cuarto de operaciones y rodeado de pantallas de computador, Sapper dice que su trabajo es fascinante porque controla "un robot espacial" que no puede ver, pero agrega rápidamente que él prefiere aburrirse: "si es emocionante, significa que hay un gran problema".
De profesión ingeniero eléctrico, Sapper trabaja con otras ocho personas en Goddard para controlar las operaciones diarias del satélite: no sólo envían instrucciones de movimiento a la nave, que se encuentra a 36.500 kilómetros de la Tierra, sino también controlan dos antenas de 18 metros de diámetro en el estado de Nuevo México, que en todo momento rastrean el satélite.
Éste tiene tres instrumentos científicos, las tres joyas que utilizan los expertos para auscultar los elementos más importantes del Sol (como su superficie, su atmósfera o los rayos ultravioleta extremos) y que diferencian al SDO de otras naves que también analizan nuestra estrella.
Uno de los instrumentos, por ejemplo, toma fotografías a altísima resolución de erupciones solares y otras actividades magnéticas, lo que, según la NASA, puede tener el mismo efecto transformador en la física solar que la invención de la fotografía rápida tuvo en muchas ciencias en el siglo XIX.
Otro instrumento puede estudiar el interior del Sol, donde los astrónomos estiman que está la clave para entender sus reacciones imprevisibles y violentas.
Y lo hacen con una técnica sorprendente: revisando los sonidos que produce el Sol. Sí: el Sol genera ondas de sonido.
Hasta hace algún tiempo, ver el corazón del Sol era imposible. Pero entonces se descubrió que nuestra estrella vibra, casi como un órgano de tubos gigante, gracias a los gases que salen de su interior. Y así como los sismólogos pueden ver las capas de la Tierra estudiando las ondas de sonido, también los astrónomos pueden ver así el interior del Sol.
Sapper y su equipo, por supuesto, no pueden hacer todo eso por sí mismos. En Goddard, ellos se encargan de la parte técnica, de lo que ocurre en la nave espacial. El análisis científico, es decir los datos que llegan del SDO, se revisa en universidades y laboratorios alrededor del país.
Más que una simple esfera amarilla
Uno de los compañeros de Brett Sapper es William Dean Pesnell y su trabajo consiste precisamente en interactuar con los científicos que analizan lo que produce el SDO.
Él, en otras palabras, es uno de los responsables de transformar el trabajo técnico de Sapper y su equipo en resultados concretos que permitan descubrir los efectos del Sol en la Tierra más allá de simplemente mantenerla caliente.
Pues si bien para muchos el Sol es apenas una esfera amarilla plácida en el cielo, lo cierto es que los caprichos de nuestra estrella pueden causarnos problemas considerables: una de sus tormentas puede dañar las redes eléctricas en la Tierra, mientras una gran erupción puede afectar las comunicaciones satélitales, como los GPS.
El tema es tan serio, que la NASA cita un estudio de la Academia Nacional de las Ciencias de Estados Unidos, que predijo en 2008 que una enorme tormenta solar, de esas que sólo ocurren una vez cada siglo, podría causar 20 veces más daños económicos que el huracán Katrina.
De ahí que sea clave, como explica Pesnell, tratar de predecir qué va a hacer el Sol: "Nuestra meta es poder decirles a las personas que va a ocurrir una erupción y que si eso les interesa, deben tomar precauciones".
Para cumplir su objetivo, tanto a Sapper como a Pesnell todavía les falta mucho trabajo. El SDO fue lanzado al espacio en 2010 con una misión inicial de cinco años, pero ellos esperan poder ampliarlo algunos más.
Después de todo, en juego está un premio grande que ha eludido a los científicos durante décadas: entender, con una gran precisión, cómo se comporta nuestra estrella caprichosa y dominante.

Fuente: BBC

Un satélite ruso podría caer el 1 de Enero de 2014

Los restos del satélite de comunicaciones ruso Molniya podrían caer en la Tierra el primer día del año 2014, según se desprende de un informe publicado por la empresa rusa Vimpel y recogido por la agencia rusa RIA Novosti.

Los restos del satélite de comunicaciones ruso Molniya podrían caer en la Tierra el primer día del año 2014, según se desprende de un informe publicado por la empresa rusa Vimpel y recogido por la agencia rusa RIA Novosti.

  Este aparato en cuestión, Molniya 3-45, de 1,7 toneladas, fue lanzado al espacio en 1993. En los últimos 40 años, se han lanzado un total de 158 satélites Molniya, de los que 111 se quemaron en la atmósfera terrestre, según datos de mayo de 2013.

   Además, de los 47 que siguen orbitando la Tierra, 33 caerán en los próximos años y otros 13, antes del año 2030, según señalan los expertos de Vimpel en su informe en el que se precisa que, en los próximos cinco años, entrarán en la atmósfera terrestre otros siete satélites de este tipo "con mucha probabilidad".

Fuente: Europa Press

La ESA provará en el desierto de Atacama el rover que enviará a Marte

La Agencia Espacial Europea (ESA) utilizará el desierto de Atacama (Chile) para realizar las pruebas tecnológicas del 'rover' que enviará a Marte al tratarse de uno de los parajes más parecidos al de la superficie del planeta rojo, según ha informado la agencia espacial.

   En concreto, estas pruebas se desarrollarán a lo largo de la próxima semana, durante cinco días, y estarán supervisadas desde el centro de aplicaciones de satélites de Harwell, en Reino Unido, "con el fin de acumular experiencia en vehículos de exploración que operan en un planeta, lo que requiere una forma muy diferente de trabajar", según añade la ESA.

La Agencia Espacial Europea (ESA) utilizará el desierto de Atacama (Chile) para realizar las pruebas tecnológicas del 'rover' que enviará a Marte al tratarse de uno de los parajes más parecidos al de la superficie del planeta rojo, según ha informado la agencia espacial.

   En concreto, estas pruebas se desarrollarán a lo largo de la próxima semana, durante cinco días, y estarán supervisadas desde el centro de aplicaciones de satélites de Harwell, en Reino Unido, "con el fin de acumular experiencia en vehículos de exploración que operan en un planeta, lo que requiere una forma muy diferente de trabajar", según añade la ESA.

De este modo, la agencia realizará pruebas con un prototipo del vehículo ExoMars de seis ruedas, junto con prototipos de tres de sus instrumentos científicos, una cámara panorámica de tres dimensiones, un radar de detección geológica del subsuelo y un dispositivo de captación de imágenes para tomar muestras del subsuelo con una capacidad de detalle de una milésima parte de un milímetro.

   Así, cada día de la prueba será el equivalente a dos días en Marte. El lugar preciso donde se llevarán a cabo los experimentos se decidirá el próximo domingo, teniendo en cuenta una serie de reconocimientos realizados en la zona.

   "La naturaleza es muy creativa en la presentación de situaciones que no se habían previsto plenamente por quienes concibieron la misión. Por eso es importante hacer pruebas de campo en un entorno bastante representativo", según ha explicado Michel van Winnendael, uno de los supervisores del proyecto.

Fuente: Europa Press

Hace falta un salto tecnológico increíble para que el hombre pueda pisar Marte

El exdirector del Madrid Deep Space Communications Complex (MDSCC) de la NASA, Carlos González, ha asegurado que "hace falta un salto tecnológico increíble" para que el hombre pueda llegar a pisar Marte. "No quiero parecer pesimista pero estamos lejos de algo así", ha apuntado.

   Esta es la línea de pensamiento que mantendrá próximamente durante la charla que impartirá en la Semana Mundial del Espacio (WSW), que en España se celebra a partir del 4 de octubre. En este evento, González tiene previsto crear un foro de debate con la audiencia sobre la posibilidad de realizar un viaje tripulado a Marte en el 2033, como ha prometido el Presidente de Estados Unido, Barack Obama.

   "La idea es estimular los conocimientos y la imaginación de los asistentes a todas las pegas que yo voy a poner", ha indicado el experto, que ha explicado que esta actividad va dirigida a estudiantes de Bachillerato o Universidad y adultos en general.

   Precisamente, la principal "pega" que pone el científico es que "si es verdad que en el espacio hay once dimensiones", una opinión que, según ha explicado, es "casi unánime a todos los científicos que estudian el Universo", se necesita una tecnología muy superior a la que maneja hoy en día.

   A su juicio, los avances realizados hasta ahora han permitido obtener una información del planeta rojo que sería "imposible", "salvo que la tecnología de radio estuviera a un nivel razonable y se consiguiera captar alguna emisión de Marte", ha apuntado en una entrevista a Europa Press.

   Pero, a pesar de todo, no cree que el hombre esté preparado para viajar a otro planeta sin antes "encontrar alguna tecnología más de las que ahora se conocen".

   Lo que sí cree factible actualmente es el turismo espacial "a nivel de órbita terrestre". "¿Por qué no? ¿Un hotel en órbita? Seguro, es cuestión de tiempo y dinero", ha indicado.

El exdirector del Madrid Deep Space Communications Complex (MDSCC) de la NASA, Carlos González, ha asegurado que "hace falta un salto tecnológico increíble" para que el hombre pueda llegar a pisar Marte. "No quiero parecer pesimista pero estamos lejos de algo así", ha apuntado.

   Esta es la línea de pensamiento que mantendrá próximamente durante la charla que impartirá en la Semana Mundial del Espacio (WSW), que en España se celebra a partir del 4 de octubre. En este evento, González tiene previsto crear un foro de debate con la audiencia sobre la posibilidad de realizar un viaje tripulado a Marte en el 2033, como ha prometido el Presidente de Estados Unido, Barack Obama.

   "La idea es estimular los conocimientos y la imaginación de los asistentes a todas las pegas que yo voy a poner", ha indicado el experto, que ha explicado que esta actividad va dirigida a estudiantes de Bachillerato o Universidad y adultos en general.

   Precisamente, la principal "pega" que pone el científico es que "si es verdad que en el espacio hay once dimensiones", una opinión que, según ha explicado, es "casi unánime a todos los científicos que estudian el Universo", se necesita una tecnología muy superior a la que maneja hoy en día.

   A su juicio, los avances realizados hasta ahora han permitido obtener una información del planeta rojo que sería "imposible", "salvo que la tecnología de radio estuviera a un nivel razonable y se consiguiera captar alguna emisión de Marte", ha apuntado en una entrevista a Europa Press.

   Pero, a pesar de todo, no cree que el hombre esté preparado para viajar a otro planeta sin antes "encontrar alguna tecnología más de las que ahora se conocen".

   Lo que sí cree factible actualmente es el turismo espacial "a nivel de órbita terrestre". "¿Por qué no? ¿Un hotel en órbita? Seguro, es cuestión de tiempo y dinero", ha indicado.

Sobre la importancia del hallazgo de vida en Marte, González ha explicado que "sería la respuesta de que la vida no es tan rara ni tan accidental".

   "Hay científicos que opinan que la vida se creó en Marte antes que en la Tierra, por ser más pequeño se enfrió antes y sus posibilidades empezaron más pronto, y los hay, incluso, que creen que la vida en la Tierra proviene de Marte cuando nuestro Sistema Solar era joven y muy activo y algún meteorito de Marte pudo haber traído algún virus hasta nosotros", ha explicado.

POCO CONOCIMIENTO DE LA REALIDAD

   Por otra parte, González ha criticado que en España hay "poco conocimiento de la realidad de la investigación", aunque ha reconocido que "existe la creencia general de que si se es un buen investigador hay que salir al extranjero porque aquí se dedica muy poco dinero a la investigación y, por extensión, a los investigadores".

   En este sentido, ha señalado que eventos como la WSW "son fenomenales" pero "llegan a poca gente". "Hay que darle más difusión", ha dicho.

   En cuanto al hecho de que no se le dé a la ciencia la importancia que debería es para el experto "parte de la idiosincrasia" española. "Este país ha creado grandes científicos que luego han tenido que irse a desarrollar su trabajo a otros países. Asimismo, han salido grandes inventos que luego han patentado y usado otros países porque el inventor en España está un poco denostado. Luego en los concursos internacionales de inventores siempre obtenemos puestos de relevancia pero no existe un organismo que se ocupe de ayudar a esos genios que, acaban, buscando financiación privada y, a menudo, abandonan porque se tienen que autofinanciar", ha denunciado.

   En este sentido, ha destacado que en España existe un Centro de Astrobiología del que, según ha indicado "estoy seguro casi nadie sabe nada". Como dato también desconocido, ha explicado que la primera Estación de Seguimiento en España se terminó el año 1965 justo a tiempo para recibir la primera fotografía que envió la sonda 'Mariner 4' desde Marte. "Fuimos los únicos en recibir dicha foto", ha concluido.

Fuente: Europa Press