Se ha confirmado por primera vez la presencia de este elemento en la superficie. Está en el fondo de cráteres en sombra permanente.
Cuando Neil Armstrong dio sus primeros pasos sobre la Luna, el 20 de julio de 1969, el satélite se desnudó ante millones de telespectadores como una mera roca yerma y grisácea, totalmente muerta. Aquellas imágenes de desolación marcaron una época, pero en unos años el satélite cayó en el olvido y volvió a recuperar su posición como objeto celeste. Varias décadas después de que se calmase la fiebre de exploración del programa Apolo y se extinguieran los ecos de la Guerra Fría, la Luna está comenzando a vivir un nuevo auge. Cada vez más compañías y agencias espaciales, como la india, la japonesa y la china, ven en el satélite un lugar que explorar.