Comprender este mecanismo ayudaría en misiones con astronautas, que podrían recibir enormes cantidades de radiación cósmica.
La nave espacial Voyager continúa haciendo descubrimientos incluso mientras viaja por el espacio interestelar – NASA/JPL
Si pensamos en la concepción moderna de tecnología, nos viene a la cabeza el término obsolescencia: un par de años pueden bastar para considerar «viejos» los dispositivos y que necesitan reemplazo. Sin embargo, en tecnología tan puntera como la espacial no se cumple esta máxima. Un claro ejemplo son las naves Voyager, sondas que llevan viajando por el espacio más de cuatro décadas y que gracias a su robustez aún permiten hallar respuestas a incógnitas que ni siquiera se habían planteado cuando despegaron de la Tierra. Su último hallazgo, que acaba de publicarse en « Astronomical Journal»: la primera detección de un nuevo tipo de ráfagas aceleradas de electrones más allá de las fronteras del Sistema Solar, fruto de los más brutales estallidos de nuestro Sol.