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Autor: Webmaster AEA

La Luna sería tóxica para los humanos

Posted on 18 julio, 2012

Como nuestro vecino más cercano en el espacio, cápsula de tiempo de evolución planetaria, y único mundo externo a la Tierra al que los humanos hemos podido llegar, la Luna resulta ser un sitio que se mantiene siempre en la mira para futuras exploraciones. Las investigaciones que pueden realizarse en ella tendrán muchísimo valor para la ciencia.

Las únicas oportunidades en que los humanos visitaron la Luna, no fueron más que rápidas y polvorientas excursiones sobre su superficie, llegando a durar dos o tres días antes de realizar la retirada. La prolongada exposición al ambiente lunar jamás ha sido estudiada en profundidad, pero es muy probable que — en conjunto con los muchos peligros inherentes a vivir y trabajar en el espacio – la Luna sea tóxica para los humanos.

Un equipo internacional de investigadores intentó cuantificar los daños a la salud producidos por la Luna – o al menos por el polvo lleno de regolito que hay en ella. En un artículo titulado “La toxicidad del polvo lunar” (D. Linnarsson y otros), los riesgos de este fino polvo –el mismo que afectó a los astronautas de la misión Apolo, en el interior y exterior de sus respectivos trajes- son estudiados en detalle (tanto como ha sido posible sin tener que ir a la Luna misma y recoger muestras pristinas). El equipo, compuesto por fisiólogos, farmacólogos, radiólogos y toxicólogos de cinco países diferentes, investigó algunas de las siguientes potenciales amenazas a la salud ocasionadas por el polvo lunar:

Inhalación. Los efectos más dañinos estarían relacionados con la inhalación de partículas de polvo. Aunque los exploradores lunares usan trajes especiales para protegerse, el polvo que se les adhiere puede fácilmente llegar a las áreas de trabajo — tal como los astronautas de la misión Apolo rápidamente descubrieron. Una vez dentro de los pulmones, el superfino y afilado polvo puede causar una serie de problemas de salud, afectando a los sistemas respiratorio y cardiovascular, y ocasionando malestares que irían desde la inflamación de las vías respiratorias hasta elevados riesgos de padecer varios tipos de cáncer. Al igual que algunos contaminantes presentes en la Tierra, como el asbesto y la ceniza volcánica, las partículas de polvo lunar son lo suficientemente pequeñas como para penetrar los tejidos de los pulmones, y pueden volverse todavía más peligrosas debido a su permanente exposición a radiación de protones y rayos UV. Además, la investigación sugiere que un ambiente de microgravedad sólo sirve para ayudar al transporte de partículas de polvo a través de los pulmones.

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Pequeños exoplanetas abundantes en el Universo

Posted on 18 julio, 2012

No todas las estrellas han sido creadas iguales. Aunque todas ellas nacieron en su mayoría con hidrógeno, las pequeñas cantidades de otros elementos presentes pueden variar, como mínimo, en un factor de diez, dependiendo de las condiciones particulares de la nube de nacimiento de la estrella. Dado que los planetas se condensan a partir del material en los discos alrededor de estrellas jóvenes, los astrónomos se preguntan si las estrellas con cantidades relativamente altas de estos otros elementos crearán planetas rocosos con más facilidad.

Las observaciones espectrales de la luz de una estrella pueden revelar su composición elemental original, mientras que los espectaculares nuevos métodos para detectar exoplanetas pueden identificar, al menos aproximadamente, cuáles estrellas albergan planetas rocosos (como la Tierra) y cuáles albergan planetas fundamentalmente gaseosos (como Júpiter). Las observaciones recientes han concluido que las estrellas ricas en elementos pesados tienen mayores probabilidades de albergar planetas gigantes de gas como Júpiter, pero la relación de los planetas del tamaño de la Tierra ha sido desconocida.

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La estrella Swift J1822.31606, un magnetar anómalo en el Universo

Posted on 18 julio, 2012

Un proyecto liderado por la investigadora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas(CSIC) Nanda Rea, ha descubierto el segundo magnetar anómalo del universo. Los magnetares, estrellas de neutrones con una masa un poco mayor que la del Sol, son capaces de contenerla comprimida en un radio de aproximadamente 10 kilómetros, mientras que el Sol requiere de 696.000 kilómetros.

El trabajo, realizado desde el Instituto de Ciencias del Espacio, centro mixto del CSIC y el Instituto de Estudios Espaciales de Catalunya, aparece en el último número de Astrophysical Journal. La estrella SWIFT J1822.3-1606, ubicada a 16.300 años luz de la Tierra, en la constelación de Sagitario, tiene aproximadamente una vida de 550.000 años, un objeto relativamente joven del zoológico cósmico.

La directora de la investigación, Nanda Rea, detalla: "Contrario a lo que la teoría predecía sobre estos objetos, el magnetar muestra un campo magnético externo muy débil. El análisis de los datos ha demostrado que es el segundo objeto de su clase con un campo magnético débil, similar en intensidad al de los púlsares".

LA HISTORIA DEL DESCUBRIMIENTO

En la noche del 14 de julio del 2011, una repentina erupción de rayos gamma de la estrella SWIFT J1822.3-1606 fue observada por el instrumento BAT (Burst Alert Telescope) del satélite Swift de la NASA.

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Portales ocultos en el campo magnético de la Tierra

Posted on 18 julio, 2012

Los investigadores han descubierto un método para encontrar “portales” que conectan directamente la Tierra a la atmósfera del Sol a casi 150 millones de kilómetros de distancia.

Estructura de la magnetosfera de la Tierra. Crédito: NASA, Wikimedia Commons.

Uno de los temas favoritos de la ciencia ficción es “el portal”; una extraordinaria abertura en el espacio o el tiempo que conecta a los viajeros a reinos lejanos. Un buen portal es un atajo, una guía, una puerta a lo desconocido. Si tan sólo existiesen…

Resulta que sí existen –o algo así- y un investigador de la Universidad de Iowa financiado por la NASA ha descubierto cómo encontrarlos.

“Los llamamos puntos X o regiones de difusión de electrones”, explica Jack Scudder, físico de plasma de la Universidad de Iowa. “Son lugares donde el campo magnético de la Tierra se conecta con el campo magnético del Sol, creando un camino ininterrumpido que va desde nuestro planeta a la atmósfera del Sol a casi 150 millones de kilómetros de distancia”.

Las observaciones de la nave espacial THEMIS de la NASA y de las sondas Cluster de Europa, sugieren que estos portales magnéticos se abren y cierran docenas de veces cada día. Generalmente se ubican a unas pocas decenas de miles de kilómetros de la Tierra, donde el campo geomagnético se encuentra con el viento solar. La mayoría de los portales son pequeños y de corta duración; otros se abren y cierran de manera extensa y continua. Toneladas de partículas energéticas pueden fluir a través de las aberturas, calentando la atmósfera superior de la Tierra, provocando tormentas geomagnéticas, y encendiendo brillantes auroras polares.

La NASA se encuentra planeando una misión llamada “MMS” (Magnetospheric Multiscale Mission), que será lanzada en 2014, para estudiar el fenómeno. Llenas de detectores de partículas energéticas y sensores magnéticos, las cuatro naves de MMS se desplegarán en la magnetosfera de la Tierra y rodearán los portales para observar cómo funcionan.

Sólo hay un problema: Encontrarlos. Los portales magnéticos son invisibles, inestables y difíciles de encontrar. Se abren y cierran sin aviso “y no hay señales para guiarnos”, indica Scudder.

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El efecto Sunyaev-Zel`dovich

Posted on 18 julio, 2012

fondo cósmico de microondas (CMB). Crédito: NASA/Equipo Científico de WMAP

Aunque el Big Bang ocurrió hace mucho tiempo, aún ‘está’ con nosotros debido a que los fotones del ardiente nacimiento del Universo invaden el espacio y constituyen el fondo cósmico de microondas (ver imagen). Ahora, estos antiguos fotones han revelado los movimientos de grupos y cúmulos de galaxias nacidas mucho después del Big Bang. Cuando los fotones se mueven a través del gas caliente en los grupos y cúmulos de galaxias, el gas aumenta la energía de los fotones y reduce su longitud de onda, produciendo el efecto conocido como Sunyaev-Zel’dovich, nombrado así por los dos científicos rusos que lo predijeron antes que los astrónomos los observaran. Sin embargo Rashid Sunyaev y Yakov Zel’dovich también predijeron que los movimientos de los grupos de galaxias deberían afectar a los fotones, algo que nadie había observado.

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