Ocultación de Júpiter por la Luna

Este miércoles, con la Luna baja sobre el horizonte este, se podrá observar la ocultación del planeta Júpiter por nuestro satélite. “En Paraná el fenómeno podrá ser visto si las condiciones climáticas lo permiten”, confirmó a AIM el coordinador de la Asociación Entrerriana de Astronomía, Mariano Peter.

La Luna y Júpiter después de una ocultación. imagen archivo

En diálogo con esta Agencia, Peter indicó que la ocultación de Júpiter tras la Luna “se podrá ver en el cielo paranaense este miércoles”.

“Si las condiciones climáticas lo permiten y no hay nubes, el fenómeno podrá ser observado sin problemas”, aclaró.

El fenómeno podrá ser visto Sudamérica, solamente en Uruguay, Paraguay, el extremo sur de Brasil y algunas regiones de Argentina, mientras la Luna se levanta por el horizonte este.

Por eso, habrá que estar atento alrededor de las 21 y mirar hacia la Luna ya que tapará a Jupiter por completo.

Las ocultaciones por la Luna son fáciles de seguir cuando son astros brillantes, y son tan importantes como las débiles.

En algunas ciudades no se verá el evento completo salvo la reaparición de Júpiter y sus satélites detrás de la Luna.

Este miércoles, con la Luna baja sobre el horizonte este, se podrá observar la ocultación del planeta Júpiter por nuestro satélite. “En Paraná el fenómeno podrá ser visto si las condiciones climáticas lo permiten”, confirmó a AIM el coordinador de la Asociación Entrerriana de Astronomía, Mariano Peter.

La Luna y Júpiter después de una ocultación. imagen archivo

En diálogo con esta Agencia, Peter indicó que la ocultación de Júpiter tras la Luna “se podrá ver en el cielo paranaense este miércoles”.

“Si las condiciones climáticas lo permiten y no hay nubes, el fenómeno podrá ser observado sin problemas”, aclaró.

El fenómeno podrá ser visto Sudamérica, solamente en Uruguay, Paraguay, el extremo sur de Brasil y algunas regiones de Argentina, mientras la Luna se levanta por el horizonte este.

Por eso, habrá que estar atento alrededor de las 21 y mirar hacia la Luna ya que tapará a Jupiter por completo.

Las ocultaciones por la Luna son fáciles de seguir cuando son astros brillantes, y son tan importantes como las débiles.

En algunas ciudades no se verá el evento completo salvo la reaparición de Júpiter y sus satélites detrás de la Luna.

Qué es una ocultación
Una ocultación ocurre cuando, en su marcha real,  vemos en la esfera celeste, un cuerpo que  tapa a otro. En este caso es una ocultación de un planeta, Júpiter, por parte de la Luna.

Puede observarse mejor con prismáticos o telescopios sin ningún riesgo, aunque, reiteramos es demasiado bajo en el horizonte, por lo que podría transformarse en una frustración.

Alrededor de las 21 Júpiter estará a punto de “tocar” el borde inferior de la Luna. Y unos minutos más tarde, será ocultado.

No será fácil de ver en las grandes ciudades, dado que será necesario tener la visual hacia el horizonte absolutamente despejada de obstáculos. Además, en esos momentos, el Sol recién se estará ocultando, del otro lado del firmamento.

Pero con binoculares y telescopios – mucha suerte y el horizonte libre, – la ocultación podría verse con cierta facilidad. Con el correr de los minutos, la Luna (y Júpiter, detrás de ella), irá ganando altura: a las 21.30, ya estará a unos 5 grados sobre el horizonte. Y seguirá trepando como consecuencia de la rotación terrestre.  Lo  creemos imposible de ver.

Lo interesante ocurrirá poco más tarde: hacia las 22.05, ya en plena noche, Júpiter empezará a asomar lentamente. Arriba y a la izquierda de la enorme Luna llena (ya ubicada a algo más de 10 grados sobre el horizonte Noreste).

A simple vista, veremos una lucecita que irá ganando brillo, como si fuera un faro que se va encendiendo en la superficie de la Luna.

La  reaparición de Júpiter durará casi dos minutos.

Fuente: AIM Digital

Viendo un superjúpiter directamente

 ¿Quieren ver un planeta extrasolar? Pues ahí lo tienen. Con ustedes, el superjúpiter Kappa Andromedae b.

¿Que no lo ven? Es esa mancha blanquecina situada a la izquierda del disco central oscuro. Puede que no les llame la atención, pero ésta es una de las pocas veces que podemos ver un planeta directamente, sin necesidad de recurrir a métodos indirectos como el de la velocidad radial o el tránsito. Nada más y nada menos que otro mundo situado a 170 años luz y somos capaces de observarlo con nuestros propios ojos (es un decir, ya me entienden). ¿Y cómo es posible? Pues gracias a que Kappa Andromedae b está situado a unos 8300 millones de kilómetros de su estrella y a que es un planeta joven, con una temperatura que ronda los 1500º C. Tan joven que se cree que su edad debe estar entre los 20 y 50 millones de años. Y lo hemos podido ver gracias al telescopio japonés Subaru, en Mauna Kea.

 ¿Quieren ver un planeta extrasolar? Pues ahí lo tienen. Con ustedes, el superjúpiter Kappa Andromedae b.

¿Que no lo ven? Es esa mancha blanquecina situada a la izquierda del disco central oscuro. Puede que no les llame la atención, pero ésta es una de las pocas veces que podemos ver un planeta directamente, sin necesidad de recurrir a métodos indirectos como el de la velocidad radial o el tránsito. Nada más y nada menos que otro mundo situado a 170 años luz y somos capaces de observarlo con nuestros propios ojos (es un decir, ya me entienden). ¿Y cómo es posible? Pues gracias a que Kappa Andromedae b está situado a unos 8300 millones de kilómetros de su estrella y a que es un planeta joven, con una temperatura que ronda los 1500º C. Tan joven que se cree que su edad debe estar entre los 20 y 50 millones de años. Y lo hemos podido ver gracias al telescopio japonés Subaru, en Mauna Kea.

EL sistema Kappa Andromedae visto por Subaru (J. Carson et al.)

La masa de este planeta se calcula en unas 12,8 veces la de Júpiter, por lo que bien podría tratarse de una enana marrón. Es por eso que Kappa Andromedae b se ha clasificado como superjúpiter, es decir, un cuerpo planetario que se ha formado de forma similar a un planeta 'normal', independientemente de que haya fusionado o no deuterio en su interior (lo que marca la diferencia entre enanas marrones y planetas). En cualquier caso, con una masa de 2,4-2,5 veces la del Sol, Kappa Andromedae es la estrella más grande alrededor de la cual se ha podido ver un exoplaneta de forma directa.

Aunque no es ni mucho menos la primera vez que vemos un exoplaneta joven directamente -ahí tenemos al sistema HR 8799, por ejemplo-, siempre resulta un espectáculo fascinante, ¿no creen?

Referencias:

Direct Imaging Discovery of a `Super-Jupiter' Around the late B-Type Star Kappa And, J. Carson et al. (ArXiV, 19 noviembre 2012).

Fuente de este artículo: EUREKA

El gran peligro inesperado que aguarda en Plutón a la sonda espacial New Horizons

La New Horizons durante el encuentro de 2015. (Imagen artística: JHUAPL/SwRI)

Los "siete minutos de terror", como se le llamó al angustioso rato que duró el aterrizaje del Curiosity en Marte, pueden ser un juego infantil comparados con la aventura titánica que ahora resulta que aguarda a la New Horizons en Plutón.

La nave New Horizons de la NASA ya lleva volando casi 7 de los 9,5 años que durará su viaje a través del sistema solar para explorar Plutón y su sistema de lunas. Dentro de poco más de dos años, en enero de 2015, la New Horizons iniciará las operaciones de su encuentro con Plutón, que culminarán con su sobrevuelo el 14 de julio de 2015 y la primera exploración de un miniplaneta en el cinturón de Kuiper.

Mientras la New Horizons ha estado viajando a través del sistema solar, su equipo de científicos en la Tierra se ha vuelto cada vez más consciente de la posibilidad de que haya una cantidad nada desdeñable de "escombros" en órbita al sistema de Plutón, lo que pondría en peligro a la nave y a los objetivos de la misión.

Son ya cinco las lunas conocidas en órbita a Plutón. Y, tal como han determinado Alan Stern del Instituto de Investigación del Sudoeste en San Antonio de Texas y otros científicos, esas lunas, así como quizá otras aún no descubiertas, actúan como generadores de escombros, llenando el sistema de Plutón con fragmentos liberados en colisiones entre esas lunas y pequeños objetos del cinturón de Kuiper.

Debido a que esta nave viaja tan rápido (unos 50.000 kilómetros por hora, o más de 30.000 millas por hora), una sola colisión con una piedra, o incluso con un grano de tamaño milimétrico, podría causar averías en la New Horizons o incluso destruirla. Un impacto a esa velocidad puede ser potencialmente peor que un balazo, ya que las balas más rápidas en la Tierra apenas llegan a la décima parte de esa velocidad.

La New Horizons durante el encuentro de 2015. (Imagen artística: JHUAPL/SwRI)

Los "siete minutos de terror", como se le llamó al angustioso rato que duró el aterrizaje del Curiosity en Marte, pueden ser un juego infantil comparados con la aventura titánica que ahora resulta que aguarda a la New Horizons en Plutón.

La nave New Horizons de la NASA ya lleva volando casi 7 de los 9,5 años que durará su viaje a través del sistema solar para explorar Plutón y su sistema de lunas. Dentro de poco más de dos años, en enero de 2015, la New Horizons iniciará las operaciones de su encuentro con Plutón, que culminarán con su sobrevuelo el 14 de julio de 2015 y la primera exploración de un miniplaneta en el cinturón de Kuiper.

Mientras la New Horizons ha estado viajando a través del sistema solar, su equipo de científicos en la Tierra se ha vuelto cada vez más consciente de la posibilidad de que haya una cantidad nada desdeñable de "escombros" en órbita al sistema de Plutón, lo que pondría en peligro a la nave y a los objetivos de la misión.

Son ya cinco las lunas conocidas en órbita a Plutón. Y, tal como han determinado Alan Stern del Instituto de Investigación del Sudoeste en San Antonio de Texas y otros científicos, esas lunas, así como quizá otras aún no descubiertas, actúan como generadores de escombros, llenando el sistema de Plutón con fragmentos liberados en colisiones entre esas lunas y pequeños objetos del cinturón de Kuiper.

Debido a que esta nave viaja tan rápido (unos 50.000 kilómetros por hora, o más de 30.000 millas por hora), una sola colisión con una piedra, o incluso con un grano de tamaño milimétrico, podría causar averías en la New Horizons o incluso destruirla. Un impacto a esa velocidad puede ser potencialmente peor que un balazo, ya que las balas más rápidas en la Tierra apenas llegan a la décima parte de esa velocidad.

El equipo de científicos de la New Horizons, incluyendo a Stern, así como a Hal Weaver y Leslie Young del Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore, Maryland, ya está utilizando todas las herramientas disponibles para buscar escombros en órbita a Plutón. Los investigadores emplean para tal fin sofisticadas simulaciones informáticas de la estabilidad de los cascotes que orbitan a Plutón, apoyadas por las observaciones mediante grandes telescopios terrestres e incluso el Telescopio Espacial Hubble.

Al mismo tiempo, el equipo está considerando otras alternativas, como desviar la nave hacia trayectorias más alejadas del sistema de Plutón que preservarían la mayor parte de la misión científica pero evitarían colisiones fatales si el actual plan de vuelo se vuelve demasiado peligroso.

Los responsables de la misión admiten que hasta diez días antes de cuando está previsto que la New Horizons sobrevuele Plutón probablemente no sepan si la nave debe encender sus motores para huir de un impacto inminente de metralla cósmica.

Información adicional

Fuente de este artículo: NCYT

Una estrella hipergigante resulta ser un “eslabón perdido” después de 30 años

Un equipo de científicos finalizó una investigación de 30 años de duración de una estrella hipergigante que pasó por el “vacío evolutivo amarillo”. En este periodo la temperatura superficial de la estrella aumentó rápidamente desde cinco hasta ocho mil grados. Con este descubrimiento, se ha encontrado un “eslabón perdido” importante en la evolución de las estrellas hipergigantes.

Las hipergigantes son las estrellas más luminosas conocidas en el Universo. La estrella particular que estudiaron por treinta años se llama HR 8752 y puede ser observada con binoculares en la constelación de Cassiopeia. HR 8752 posee aproximadamente 250.000 veces la luminosidad del Sol. El vacío evolutivo amarillo es el rango de temperatura superficial desde unos cinco a doce mil grados. Parece que este rango está libre de hipergigantes, mientras que uno esperaría en este rango de temperaturas al menos unas pocas hipergigantes calentándose lentamente durante la última parte de su evolución.

El equipo de astrónomos descubrió que las atmósferas de las hipergigantes son inestables dentro del vacío evolutivo, dado que las fuerzas dirigidas hacia el exterior en sus atmósferas igualan o incluso se vuelven más fuertes que la atracción gravitatoria. La inestabilidad de sus atmósferas causa que las colosales estrellas pierdan enormes cantidades de masa y atraviesen el vacío evolutivo en un periodo cosmológico muy corto. El equipo ha descubierto que en realidad el vacío se compone de dos regiones donde la atmósfera de las hipergigantes se vuelve inestable, asociadas con la ionización de los gases de hidrógeno y helio respectivamente, con una estrecha franja de estabilidad de aproximadamente ocho mil grados donde las atmósferas son ligeramente más estables.

Un equipo de científicos finalizó una investigación de 30 años de duración de una estrella hipergigante que pasó por el “vacío evolutivo amarillo”. En este periodo la temperatura superficial de la estrella aumentó rápidamente desde cinco hasta ocho mil grados. Con este descubrimiento, se ha encontrado un “eslabón perdido” importante en la evolución de las estrellas hipergigantes.

Las hipergigantes son las estrellas más luminosas conocidas en el Universo. La estrella particular que estudiaron por treinta años se llama HR 8752 y puede ser observada con binoculares en la constelación de Cassiopeia. HR 8752 posee aproximadamente 250.000 veces la luminosidad del Sol. El vacío evolutivo amarillo es el rango de temperatura superficial desde unos cinco a doce mil grados. Parece que este rango está libre de hipergigantes, mientras que uno esperaría en este rango de temperaturas al menos unas pocas hipergigantes calentándose lentamente durante la última parte de su evolución.

El equipo de astrónomos descubrió que las atmósferas de las hipergigantes son inestables dentro del vacío evolutivo, dado que las fuerzas dirigidas hacia el exterior en sus atmósferas igualan o incluso se vuelven más fuertes que la atracción gravitatoria. La inestabilidad de sus atmósferas causa que las colosales estrellas pierdan enormes cantidades de masa y atraviesen el vacío evolutivo en un periodo cosmológico muy corto. El equipo ha descubierto que en realidad el vacío se compone de dos regiones donde la atmósfera de las hipergigantes se vuelve inestable, asociadas con la ionización de los gases de hidrógeno y helio respectivamente, con una estrecha franja de estabilidad de aproximadamente ocho mil grados donde las atmósferas son ligeramente más estables.

Tres décadas

Si bien un análisis de observaciones fotométricas anteriores demostró que, al menos desde ~1900 a ~1980, HR 8752 se mantuvo a una temperatura superficial casi constante de cinco mil grados, el equipo tenía algunos indicios de que alrededor de 1985 esta notable estrella estaba bastante cerca o incluso más allá del límite de baja temperatura del vacío. Preguntándose qué ocurriría, los científicos decidieron emprender un programa largo y sistemático de observaciones espectroscópicas que duraron tres décadas. Estas observaciones han demostrado que en un periodo de veinte años desde 1985 a 2005 la temperatura superficial de la estrella aumentó rápidamente desde cinco a ocho mil grados, mientras pasaba a través de una serie de eventos con pérdidas de masa muy fuertes. Durante los veinte años el radio de HR 8752 se ha reducido de 750 a 400 veces el radio del Sol.

“Nuestro equipo realizó un esfuerzo enorme para combinar estas observaciones de HR 8752 y estamos encantados de ver este maravilloso resultado después de tantos años. Sabíamos que esta era la hipergigante que debíamos observar y valió la pena”, dijo Hans Nieuwenhuijzen, ex investigador del Instituto de Investigación Espacial de los Países Bajos (SRON).

Publicación

Las observaciones muestran que la estrella hipergigante atraviesa (parte de) el vacío evolutivo amarillo. “Son, de hecho, una fuerte confirmación de la investigación teórica en el área del vacío”, dijo el miembro del equipo y ex director del SRON, el profesor Kees de Jager, un destacado investigador de las hipergigantes. El equipo publicó los resultados en Astronomy and Astrophysics.

El equipo está dando un impulso a las nuevas investigaciones de hipergigantes con los nuevos hallazgos sobre sobre HR 8752. Otras hipergigantes podrían revelar propiedades espectaculares similares con grandes cambios en la temperatura superficial en escalas de tiempo cortas. Una cantidad de estrellas candidatas fue seleccionada por monitoreo espectroscópico y la búsqueda de estas temperaturas inusualmente altas ha comenzado.

Fuente: Phys.Org

La ESA estudiará supertierras

 

La nueva misión del Programa Científico de la ESA, Cheops, estudiará planetas en órbita alrededor de otras estrellas. Su lanzamiento está previsto para el año 2017.

Cheops (juego de palabras en inglés entre el nombre del faraón egipcio y el acrónimo de “Satélite para la Caracterización de Exoplanetas”) observará estrellas brillantes y cercanas en las que ya se sabe que existe un sistema planetario.

Los científicos monitorizarán estas estrellas en busca de ‘tránsitos’, una breve disminución de su brillo cuando el planeta que la orbita pasa fugazmente por delante de la estrella.

A través de este método se podrá determinar con precisión el radio del planeta. En aquellos casos en los que ya se conozca su masa, se podrá derivar su densidad, un dato que ofrecerá nuevas pistas sobre su estructura interna.

Estos parámetros clave ayudarán a comprender mejor el proceso de formación de aquellos exoplanetas cuya masa esté comprendida entre unas pocas veces la de nuestro planeta –los conocidos como “súper-Tierras”- y la masa de Neptuno.

Cheops también identificará a los exoplanetas que presenten una atmósfera considerable, caracterizando su migración durante la formación y evolución de sus sistemas planetarios.

 

La nueva misión del Programa Científico de la ESA, Cheops, estudiará planetas en órbita alrededor de otras estrellas. Su lanzamiento está previsto para el año 2017.

Cheops (juego de palabras en inglés entre el nombre del faraón egipcio y el acrónimo de “Satélite para la Caracterización de Exoplanetas”) observará estrellas brillantes y cercanas en las que ya se sabe que existe un sistema planetario.

Los científicos monitorizarán estas estrellas en busca de ‘tránsitos’, una breve disminución de su brillo cuando el planeta que la orbita pasa fugazmente por delante de la estrella.

A través de este método se podrá determinar con precisión el radio del planeta. En aquellos casos en los que ya se conozca su masa, se podrá derivar su densidad, un dato que ofrecerá nuevas pistas sobre su estructura interna.

Estos parámetros clave ayudarán a comprender mejor el proceso de formación de aquellos exoplanetas cuya masa esté comprendida entre unas pocas veces la de nuestro planeta –los conocidos como “súper-Tierras”- y la masa de Neptuno.

Cheops también identificará a los exoplanetas que presenten una atmósfera considerable, caracterizando su migración durante la formación y evolución de sus sistemas planetarios.

Cheops será la primera misión de clase S (pequeña) del Programa Científico de la ESA.

“Al centrarnos sólo en aquellas estrellas que ya sabemos que tienen exoplanetas, Cheops nos permitirá realizar estudios comparativos entre planetas con una masa similar a la del nuestro con un grado de precisión que simplemente es imposible de alcanzar con telescopios en tierra”, explica Álvaro Giménez-Cañete, Director de Ciencia y Exploración Robótica de la ESA.

“Esta misión fue seleccionada entre las 26 propuestas recibidas en respuesta a la Convocatoria para Misiones de Clase-S, lanzada el pasado mes de marzo. Es un buen indicativo del fuerte interés de la comunidad científica en misiones específicas, capaces de ofrecer rápidos resultados y de responder a cuestiones fundamentales de la ciencia espacial”.

Las misiones de Clase S del Programa Científico de la ESA deberán ser de bajo coste y de rápido desarrollo, con el objetivo de ofrecer una mayor flexibilidad para atender a nuevas ideas de la comunidad científica.

Esta nueva clase de misiones, con un objetivo científico muy específico, constituyen un complemento natural de las misiones de Clase M (medianas) y L (grandes), de objetivos más genéricos.

La misión Cheops se desarrollará a través de una colaboración entre la ESA y Suiza, con importantes contribuciones de otros Estados Miembros de la ESA.

“Esta misión dará continuidad a los 40 años de éxitos de los científicos y de la industria suiza en la vanguardia de la ciencia espacial”, explica Willy Benz, profesor del Centro para el Espacio y la Habitabilidad de la Universidad de Berna.

Cheops identificará objetivos para realizar estudios más detallados de sus atmósferas exoplanetarias con la ayuda de la próxima generación de telescopios, actualmente en desarrollo, entre los que se encuentran el Telescopio Europeo Extremadamente Grande y el Telescopio Espacial NASA/ESA/CSA James Webb.

Este nuevo satélite se lanzará a una órbita heliosíncrona a 800 kilómetros sobre la superficie de nuestro planeta. Su misión tendrá una duración inicial de 3,5 años, poniendo parte de su tiempo de observación a disposición de la comunidad científica en general.

Fuente: ESA