Fuerte tormenta solar podría causar problemas en las comunicaciones

La erupción solar que produjo la tormenta es de lo más intenso que se ha visto en este ciclo solar. Puede afectar el funcionamiento de aparatos electrónicos y de navegación por satélite, sobretodo en el hemisferio norte.

La tormenta solar más fuerte de los últimos cinco años, producida este jueves puede causar un campo magnético en la Tierra de una fuerza que no se observa desde noviembre del año pasado.
La erupción estuvo acompañada de la expulsión de material solar y el registro, hecho por los satélites, de un aumento del flujo de protones a un nivel peligroso para el equipo espacial. Los expertos han emitido una advertencia, dijo el director del Centro de Pronósticos del Clima Espacial del Instituto de Magnetismo Terrestre, Ionósfera y Propagación de Ondas de Radio (IZMIRAN), Sergúei Gaidash.

La erupción solar que produjo la tormenta es de lo más intenso que se ha visto en este ciclo solar. Puede afectar el funcionamiento de aparatos electrónicos y de navegación por satélite, sobretodo en el hemisferio norte.

La tormenta solar más fuerte de los últimos cinco años, producida este jueves puede causar un campo magnético en la Tierra de una fuerza que no se observa desde noviembre del año pasado.
La erupción estuvo acompañada de la expulsión de material solar y el registro, hecho por los satélites, de un aumento del flujo de protones a un nivel peligroso para el equipo espacial. Los expertos han emitido una advertencia, dijo el director del Centro de Pronósticos del Clima Espacial del Instituto de Magnetismo Terrestre, Ionósfera y Propagación de Ondas de Radio (IZMIRAN), Sergúei Gaidash.

La erupción solar que produjo la tormenta, clasificada en el nivel X-5, es de lo más intenso que se ha visto en este ciclo solar, que comenzó en 2010 y terminará en 2020 y que tendrá su momento más álgido en mayo de 2013.
Una fulguración provoca tres oleadas de efectos, explica Valentín Martínez Pillet investigador del Instituto Astrofísico de Canarias (IAC); una primera que viaja a la velocidad de la luz (tarda siete minutos en llegar a la Tierra) y que ioniza la atmósfera y provoca problemas en las comunicaciones por radio.
Esto implica que la nube de partículas cargadas puede también afectar al funcionamiento de aparatos electrónicos y de navegación por satélite, sobre todo en el hemisferio norte. Por otro lado, se manifestará también en auroras polares. Para los seres humanos, el fenómeno no supone ningún peligro, según los científicos.
En el momento de entrar en la atmósfera terrestre, las partículas se movían a una velocidad de unos cuatro mil kilómetros por segundo.
Esas partículas son las que más afectan la vida en la tierra a nivel biológico. Si bien no hay mayores estudios, algunas investigaciones indican que la radiación solar puede aumentar las probabilidades de brotes psicóticos o la revelación de síntomas esquizofrénicos.
Por otro lado, la NASA había informado a finales del mes de enero que el observatorio solar estereo detectó una erupción que viajaba a 600 kilómetros por hora y que podía causar una tormenta magnética pudiendo alcanzar hasta tres días después a la Tierra, provocando la formación de grandes manchas solares, aumentando el riesgo de fuertes tormentas de Sol que amenacen la Tierra.

Fuente: ElOnce.com

Primera imágen de un cinturon de polvo producido por cometas

El telescopio espacial Herschel de la Agencia Espacial Europea (ESA) ha proporcionado las primeras imágenes de un cinturón de polvo producido por cometas que orbita una estrella subgigante. A su vez, el astro es conocido por albergar un sistema planetario.

   Después de miles de millones de años quemando hidrógeno de manera constante en sus núcleos, las estrellas como el Sol, agotar esta reserva central de combustible y comienzan a quemar los depósitos del núcleo. De esta forma se hinchan hasta convertirse en estrellas subgigantes, en un proceso anterior a convertirse en gigantes rojas.

   Se conocía que, al menos durante la fase subgigante, los planetas, asteroides y los cinturones de cometas que rodean a estas estrellas "jubiladas" sobreviven, pero no se habían podido realizar las observaciones necesarias para medir sus propiedades.

El telescopio espacial Herschel de la Agencia Espacial Europea (ESA) ha proporcionado las primeras imágenes de un cinturón de polvo producido por cometas que orbita una estrella subgigante. A su vez, el astro es conocido por albergar un sistema planetario.

   Después de miles de millones de años quemando hidrógeno de manera constante en sus núcleos, las estrellas como el Sol, agotar esta reserva central de combustible y comienzan a quemar los depósitos del núcleo. De esta forma se hinchan hasta convertirse en estrellas subgigantes, en un proceso anterior a convertirse en gigantes rojas.

   Se conocía que, al menos durante la fase subgigante, los planetas, asteroides y los cinturones de cometas que rodean a estas estrellas "jubiladas" sobreviven, pero no se habían podido realizar las observaciones necesarias para medir sus propiedades.

De ahí la importancia de la imagen obtenida ahora. Según ha explicado la ESA, gracias a las capacidades de detección sensibles al infrarrojo lejano del observatorio espacial Herschel, los astrónomos serán capaces de obtener nuevos datos sobre este fenómeno.

   La estrella es un poco más pesado que el Sol en 1,5 masas solares, es de alrededor de 2.500 millones de años y se encuentra a una distancia de unos 100 años luz. A partir de las observaciones realizadas desde la Tierra, se sabe que alberga un planeta gigante (de alrededor de dos veces la masa de Júpiter) que orbita a una distancia equivalente al cinturón de asteroides del Sistema Solar. También se sospecha de la existencia de un segundo planeta, pero su masa no está bien limitada.

   La detección de Herschel proporciona una visión poco común en la vida de los sistemas planetarios y permite un estudio detallado de la arquitectura de su planeta y el sistema del disco. "Esta es la primera estrella 'jubilada' que nos hemos encontrado con un disco de escombros además de planetas", ha explicado uno de los autores del hallazgo, Amy Bonsor.

   Según ha apuntado, "el disco ha sobrevivido toda la vida de la estrella sin ser destruido". "Eso es muy diferente a nuestro propio Sistema Solar, donde la mayor parte de los escombros se generaron en una fase de 'bombardeo', alrededor de 600 millones de años después de que el Sol se formara".

Fuente: Europa Press

Las estrellas guardan recuerdos de su infancia en su ocaso

A lo largo de su vida, las estrellas sufren cambios para, al agotar su combustible y dependiendo de su masa inicial, dar lugar a un objeto compacto como una enana blanca, una estrella de neutrones o un agujero negro.

   Podría pensarse que esta agitada evolución, que incluye episodios explosivos como el de supernova, debería impedir que las estrellas conservaran al final de su vida características de sus primeras etapas. Sin embargo, un estudio realizado por el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC), concluye que, en cierto sentido, las estrellas tienen "recuerdos".

   Esta memoria (en términos matemáticos, la función gamma) guarda relación con tres parámetros estelares: por un lado, la energía potencial de la estrella, que surge del hecho de que sea una esfera de gas autogravitante; por otro, su momento de inercia, que describe su resistencia a girar y está ligado a cómo se distribuye la masa en su interior (algo parecido al caso de una patinadora, que puede modificar su velocidad de rotación estirando o contrayendo los brazos); y, finalmente, el grado de compacidad.

   El autor principal del trabajo, Antonio Claret, ha explicado que "se ha estudiado el comportamiento de gamma desde las primeras fases hasta los estadios finales de la evolución estelar y se ha concluido que, si bien dicha función es invariable hasta las primeras etapas de la secuencia principal, o etapa juvenil, después pierde por completo esa constancia durante la etapa adulta". "Varía drásticamente y puede tomar valores miles de veces mayores que al inicio de la vida de la estrella", ha apuntado.

   Pero lo que para los expertos es "verdaderamente fascinante" es que, tras las fases finales de la etapa adulta y los procesos violentos que se producen cuando las estrellas agotan su combustible, cuando estas alcanzan su fase de objeto compacto (sea enana blanca o estrella de neutrones) recuperan ese valor constante que presentaban en su infancia.

A lo largo de su vida, las estrellas sufren cambios para, al agotar su combustible y dependiendo de su masa inicial, dar lugar a un objeto compacto como una enana blanca, una estrella de neutrones o un agujero negro.

   Podría pensarse que esta agitada evolución, que incluye episodios explosivos como el de supernova, debería impedir que las estrellas conservaran al final de su vida características de sus primeras etapas. Sin embargo, un estudio realizado por el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC), concluye que, en cierto sentido, las estrellas tienen "recuerdos".

   Esta memoria (en términos matemáticos, la función gamma) guarda relación con tres parámetros estelares: por un lado, la energía potencial de la estrella, que surge del hecho de que sea una esfera de gas autogravitante; por otro, su momento de inercia, que describe su resistencia a girar y está ligado a cómo se distribuye la masa en su interior (algo parecido al caso de una patinadora, que puede modificar su velocidad de rotación estirando o contrayendo los brazos); y, finalmente, el grado de compacidad.

   El autor principal del trabajo, Antonio Claret, ha explicado que "se ha estudiado el comportamiento de gamma desde las primeras fases hasta los estadios finales de la evolución estelar y se ha concluido que, si bien dicha función es invariable hasta las primeras etapas de la secuencia principal, o etapa juvenil, después pierde por completo esa constancia durante la etapa adulta". "Varía drásticamente y puede tomar valores miles de veces mayores que al inicio de la vida de la estrella", ha apuntado.

   Pero lo que para los expertos es "verdaderamente fascinante" es que, tras las fases finales de la etapa adulta y los procesos violentos que se producen cuando las estrellas agotan su combustible, cuando estas alcanzan su fase de objeto compacto (sea enana blanca o estrella de neutrones) recuperan ese valor constante que presentaban en su infancia.

"Es curioso que esta función se pierda para reaparecer en las fases finales. Parece comportarse como un fósil: después de virtualmente desaparecer, vuelve a escena y nos aporta información sobre el organismo original", ha señalado Claret.

   El estudio, publicado en 'Astronomy & Astrophysics' indaga también en las razones por las que ese valor constante desaparezca para volver a surgir al final de la vida de las estrellas. Y se halla una correlación entre la cantidad de energía que se genera en el núcleo de una estrella y las variaciones en la función gamma.

   "Hemos extendido también esta investigación a planetas gigantes, de entre una y cincuenta veces la masa de Júpiter, y siguen la misma pauta, con la diferencia de que permanece constante a lo largo de toda su vida porque carecen de actividad nuclear. Parece realmente ser una función universal", ha apuntado el investigador.

ESTRELLAS DE NEUTRONES
  
Esta investigación ha resultado de especial interés en el caso de las estrellas de neutrones, un tipo de objetos extremadamente compactos que pueden contener una masa equivalente a la del Sol concentrada en un diámetro aproximado de catorce kilómetros.

   Las estrellas de neutrones constituyen un posible final en la vida de una estrella masiva que, tras expulsar todas sus capas en una explosión de supernova, solo conserva el núcleo. Si la masa de la estrella progenitora es menor que unas veinte masas solares dará lugar a una estrella de neutrones, mientras que si supera ese límite se contraerá hasta que su densidad se vuelva infinita y produzca  finalmente un agujero negro.

   Para Claret, "el hecho de que la función gamma se recupere incluso después de una explosión de supernova resulta sorprendente". Además, gracias a este estudio, el investigador ha establecido un criterio de estabilidad para las estrellas de neutrones, que no solo define qué condiciones deben cumplir para conservar la estabilidad y no colapsar en un agujero negro, sino que además permitirá seleccionar, entre los modelos disponibles, cuál describe mejor la estructura interna de estos objetos.

   "Actualmente se está investigando las implicaciones de dichas propiedades en el umbral de la formación de agujeros negros", ha adelantado.

Fuente: Europa Press

La NASA lanzará en 2017 una misión para buscar nuevas Tierras

La NASA ha decidido seleccionar, tras una competición de proyectos que ha durado tres años, una misión del Instituto Tecnológico de Massachussetts (MIT) que tendrá como objetivo buscar planetas con características similares a las de la Tierra y que, según ha informado la agencia espacial estadounidense, está previsto lanzar en 2017.

   La misión, que será financiada por una donación de la NASA de 200 millones de dólares, se llamará The Transiting Exoplanet Survey Satellite (TESS) y será la primera en explorar planetas por todo el cielo.

   Para ello, se utiliza una matriz de cámaras de campo amplio que permitirá de descubrir exoplanetas (planetas que no orbitan el Sol) en tránsito, es decir, que periódicamente pasan por delante y eclipsan a su estrella madre, que van desde los del tamaño de la Tierra, hasta planetas gigantes de gas que estén en órbita de una estrellas similar al Sol.

La NASA ha decidido seleccionar, tras una competición de proyectos que ha durado tres años, una misión del Instituto Tecnológico de Massachussetts (MIT) que tendrá como objetivo buscar planetas con características similares a las de la Tierra y que, según ha informado la agencia espacial estadounidense, está previsto lanzar en 2017.

   La misión, que será financiada por una donación de la NASA de 200 millones de dólares, se llamará The Transiting Exoplanet Survey Satellite (TESS) y será la primera en explorar planetas por todo el cielo.

   Para ello, se utiliza una matriz de cámaras de campo amplio que permitirá de descubrir exoplanetas (planetas que no orbitan el Sol) en tránsito, es decir, que periódicamente pasan por delante y eclipsan a su estrella madre, que van desde los del tamaño de la Tierra, hasta planetas gigantes de gas que estén en órbita de una estrellas similar al Sol.

"TESS abarcará 400 veces más cielo que cualquier misión anterior", ha explicado el que será el director principal de esta investigación, George Ricker. En este sentido, ha destacado que "va a identificar miles de nuevos planetas en la vecindad solar, con un enfoque especial en los planetas comparables en tamaño a la Tierra".

   Además, ha señalado que será capaz de detectar cambios "increíblemente pequeños en la intensidad de la luz de una estrella cuando un planeta del tamaño de la Tierra pase por delante". "El tránsito de la Tierra por delante del Sol, visto desde el exterior del Sistema Solar, causaría una disminución en la luz del Sol de 85 partes por millón. TESS está diseñado para detectar una disminución de la intensidad de la luz todavía menor, de aproximadamente 40 partes por millón", ha explicado.

   TESS se basa en una serie de innovaciones desarrolladas por el equipo del MIT en los últimos siete años. Será la sucesora del telescopio espacial Kepler, que ha descubierto más de 100 exoplanetas confirmados y miles de candidatos desde su lanzamiento. Según los cálculos de los científicos obtenidos por los datos de Kepler, un planeta como el nuestro puede existir a solo 6,5 años luz de distancia.

   En este caso, los expertos confían en que TESS encuentre hasta 1.000 exoplanetas en sus primeros dos años de búsqueda. La NASA cuenta con esta misión como un añadido al trabajo que realizará el telescopio James Webb. Así, según ha indicado, cuando un exoplaneta cercano haya sido identificado por TESS, el James Webb analizará su atmósfera en busca de indicios de vida.

Fuente: Europa Press

“Meteoritos” y “Las raíces cósmicas de la vida”. Dos libros fundamentales de Josep Trigo Rodríguez.

Por Alberto Anunziato

Enlace directo: http://editorial.csic.es/publicaciones/libros/12143/84-00-09392-1/meteoritos-.html 

Hace poco tiempo, incorporamos a nuestra biblioteca 2 obras fundamentales para el conocimiento de los meteoritos, una rama de la astronomía a la que estamos particularmente apegados como institución. Contamos con una pequeña colección de meteoritos que se exhiben al público en nuestro Museo, representativa de los distintos tipos existentes. Y además, uno de los hitos fundamentales de nuestra historia como asociación fue la recuperación de los fragmentos pertenecientes al Meteorito Berduc el día 6 de abril de 2008, fragmentos que se recuperaron a menos de 24 horas de haber ingresado en la atmósfera, un logro que tiene pocos antecedentes. Hubo 2 científicos que nos apoyaron desde el inicio con consejos para su búsqueda y realizando el análisis de las muestras: el uruguayo Gonzalo Tancredi y el español Josep Trigo Rodríguez. En una verdadera muestra de colaboración entre científicos y amateurs, nuestra campaña de recolección de datos, testimonios y fragmentos contribuyó al estudio del meteorito Berduc, como lo prueba el trabajo publicado en el órgano de The Meteoritical Society: Meteoritics & Planetary Science, en el número 1–11 (2010): “The Berduc L6 chondrite fall: Meteorite characterization, trajectory,and orbital elements”.

Por Alberto Anunziato

Enlace directo: http://editorial.csic.es/publicaciones/libros/12143/84-00-09392-1/meteoritos-.html 

Hace poco tiempo, incorporamos a nuestra biblioteca 2 obras fundamentales para el conocimiento de los meteoritos, una rama de la astronomía a la que estamos particularmente apegados como institución. Contamos con una pequeña colección de meteoritos que se exhiben al público en nuestro Museo, representativa de los distintos tipos existentes. Y además, uno de los hitos fundamentales de nuestra historia como asociación fue la recuperación de los fragmentos pertenecientes al Meteorito Berduc el día 6 de abril de 2008, fragmentos que se recuperaron a menos de 24 horas de haber ingresado en la atmósfera, un logro que tiene pocos antecedentes. Hubo 2 científicos que nos apoyaron desde el inicio con consejos para su búsqueda y realizando el análisis de las muestras: el uruguayo Gonzalo Tancredi y el español Josep Trigo Rodríguez. En una verdadera muestra de colaboración entre científicos y amateurs, nuestra campaña de recolección de datos, testimonios y fragmentos contribuyó al estudio del meteorito Berduc, como lo prueba el trabajo publicado en el órgano de The Meteoritical Society: Meteoritics & Planetary Science, en el número 1–11 (2010): “The Berduc L6 chondrite fall: Meteorite characterization, trajectory,and orbital elements”.

Josep Trigo Rodríguez posee un currículum impresionante, del que daremos 2 detalles: fue el único investigador español que participó en el exámen preliminar de las muestras que del cometa 81P/Wild 2 trajo la sonda “Stardust” y el Minor Planet Center impuso su nombre a un asteroide, el 8325 Trigo-Rodríguez. Es un verdadero mentor de la astronomía amateur, desde la Red Española de Investigación sobre Bólidos y Meteoritos y la Sección Materia Interplanetaria de la Liga Iberoamericana de Astronomía, por ejemplo.
De Josep María Trigo Rodríguez poseemos orgullosamente en nuestra biblioteca 2 libros fundamentales para el conocimiento de los meteoritos: “Meteoritos” y “Las raíces cósmicas de la vida”.

“Meteoritos” (CSIC-Catarata, Madrid, 2012) es un verdadero manual sobre la cuestión, con todas las virtudes de los manuales de enseñanza: sencillo, atractivo y sumamente didáctico. En él se pueden obtener datos sobre los principios fundamentales de los cuerpos menores, progenitores de los meteoritos, y los distintos tipos de éstos. Leemos, por ejemplo, que las condritas, como el Meteorito Berduc, “son auténticos agregados de partículas formadas mucho antes que nuestro propio planeta” (pág.29). En el proceso de reciclaje por el que la materia primigenia se fue aglutinando en esos agregados llamados planetesimales y luego en los protoplanetas, quedaron restos que nunca se integraron en cuerpos mayores y que son auténticos fósiles del sistema solar llamados condritas.

Enlace directo: http://www.udllibros.com/libro-raices_cosmicas_de_la_vida,las-W630010005 

“Las raíces cósmicas de la vida” (Universidad Autónoma de Barcelona, 2012) está íntimamente ligado al primero y parece ser que su lectura es más fructífera habiendo leído antes “Meteoritos”. Se trata de un viaje a los inicios de nuestro sistema solar que da un poco de vértigo, si pensamos en lo caóticos y violentos que fueron. Alegra pensar que nuestra época es la época en la que comenzamos a saber con certeza cómo se originó la Tierra y el Sistema Solar, y los últimos conocimientos sobre ello están en este libro, y escritos por una de las personas que está develando ese misterio, nada menos. Nuestro amigo, Josep María Trigo Rodríguez.

Alberto Anunziato, Dto. de Bólidos y Meteoritos – AEA