El Voyager 1 ya dejó atrás el Sistema Solar

La sonda espacial Voyager 1 se ha convertido en el primer objeto hecho por el hombre en abandonar el Sistema Solar.
Científicos dijeron que los instrumentos de la sonda indican que ésta se ha movido más allá de la burbuja de gas caliente que emite nuestro Sol y ahora se desplaza en el espacio, entre las estrellas.
La sonda Voyager llegó a donde nadie pensó que llegaría.

Voyager: 17.000 millones de kilómetros recorridos y nada la detiene
El Voyager se acerca al borde del Sistema Solar
Lanzado en 1977, el Voyager fue enviado inicialmente a estudiar los planetas exteriores del Sistema Solar, pero luego siguió su curso.
Al día de hoy, la nave de la NASA se encuentra a casi 19.000 millones de kilómetros de casa.
Esta distancia es tan grande que ahora una señal de radio enviada desde el Voyager necesita 17 horas para llegar a los receptores en la Tierra.
Viento solar: la corriente de partículas cargadas que emana el Sol y viajar a velocidades "supersónicas" (flechas blancas)
Frente de choque de terminación: área donde las partículas del Sol comienzan a disminuir velocidad y chocan con la materia del espacio profundo
Heliosfera: una vasta y turbulenta extensión donde el viento solar se amontona a medida que presiona hacia fuera contra la materia interestelar
Heliopausa: el límite entre el viento solar y el viento interestelar, donde la presión de ambos están en equilibrio
"Esto es realmente un hito al que habíamos estado esperando llegar cuando iniciamos este proyecto hace 40 años: que tendríamos una nave espacial en el espacio interestelar", explica el profesor Ed Stone, científico jefe del proyecto.
"Científicamente es un gran hito, aunque también históricamente. Este es uno de esos viajes de exploración como darle la vuelta al mundo por primera vez o poner un pie en la Luna por primera vez. Esta es la primera vez que hemos comenzado a explorar el espacio entre las estrellas ", dice Stone a BBC News.
Los sensores del Voyager han estado indicando durante algún tiempo que su ambiente local ha cambiado.

La sonda espacial Voyager 1 se ha convertido en el primer objeto hecho por el hombre en abandonar el Sistema Solar.
Científicos dijeron que los instrumentos de la sonda indican que ésta se ha movido más allá de la burbuja de gas caliente que emite nuestro Sol y ahora se desplaza en el espacio, entre las estrellas.
La sonda Voyager llegó a donde nadie pensó que llegaría.

Voyager: 17.000 millones de kilómetros recorridos y nada la detiene
El Voyager se acerca al borde del Sistema Solar
Lanzado en 1977, el Voyager fue enviado inicialmente a estudiar los planetas exteriores del Sistema Solar, pero luego siguió su curso.
Al día de hoy, la nave de la NASA se encuentra a casi 19.000 millones de kilómetros de casa.
Esta distancia es tan grande que ahora una señal de radio enviada desde el Voyager necesita 17 horas para llegar a los receptores en la Tierra.
Viento solar: la corriente de partículas cargadas que emana el Sol y viajar a velocidades "supersónicas" (flechas blancas)
Frente de choque de terminación: área donde las partículas del Sol comienzan a disminuir velocidad y chocan con la materia del espacio profundo
Heliosfera: una vasta y turbulenta extensión donde el viento solar se amontona a medida que presiona hacia fuera contra la materia interestelar
Heliopausa: el límite entre el viento solar y el viento interestelar, donde la presión de ambos están en equilibrio
"Esto es realmente un hito al que habíamos estado esperando llegar cuando iniciamos este proyecto hace 40 años: que tendríamos una nave espacial en el espacio interestelar", explica el profesor Ed Stone, científico jefe del proyecto.
"Científicamente es un gran hito, aunque también históricamente. Este es uno de esos viajes de exploración como darle la vuelta al mundo por primera vez o poner un pie en la Luna por primera vez. Esta es la primera vez que hemos comenzado a explorar el espacio entre las estrellas ", dice Stone a BBC News.
Los sensores del Voyager han estado indicando durante algún tiempo que su ambiente local ha cambiado.

Voyager 1
Científicos calculan que el Voyager 1 salió del Sistema Solar el 25 de agosto de 2012.
Los datos que finalmente convencieron al equipo de la misión de oficializar el salto al espacio interestelar vinieron del instrumento de Ciencia de Onda de Plasma (PWS, por sus siglas en inglés) de la sonda. Este artefacto puede medir la densidad de las partículas cargadas en los alrededores del Voyager.
Las lecturas hechas entre abril y mayo de este año y entre octubre y noviembre del año pasado revelaron un salto de casi 100 veces en el número de protones que ocupan cada centímetro cúbico en el espacio.
Los científicos han teorizado por largo tiempo que un aumento como éste sería observado eventualmente si el Voyager sale más allá de la influencia de los campos magnéticos y del viento de partículas que ondean desde de la superficie del sol.
"Esto es grande, es realmente impresionante, el primer objeto hecho por el hombre que sale al espacio interestelar."
Don Gurnett – Universidad de Iowa
Cuando el equipo del Voyager unió los nuevos datos con la información de los otros instrumentos a bordo, se calculó que el momento de la salida se produjo alrededor del 25 de agosto de 2012. Esta conclusión está contenida en un informe.
"Esto es grande, es realmente impresionante, el primer objeto hecho por el hombre que sale al espacio interestelar", dijo el profesor Don Gurnett de la Universidad de Iowa y el investigador principal en el PWS.
El 25 de agosto de 2012, Voyager 1 estaba a unas 121 Unidades Astronómicas de distancia. Esto es 121 veces la distancia entre la Tierra y el Sol.
clic Lea también: Música de la Tierra penetra el espacio interestelar
Traspasar la frontera, conocida técnicamente como la heliopausa, fue, según dice el astrónomo británico Martin Rees, un logro notable: "Es absolutamente sorprendente que este frágil artefacto, basado en la tecnología de los años 70, pueda dar señales de su presencia desde esta inmensa distancia".
Aunque ahora incrustado en los campos de gas, polvo y magnéticos de otras estrellas, el Voyager todavía siente un tirón gravitatorio del Sol, al igual que ocurre con algunos cometas que se encuentran aún más allá en el espacio. No obstante, para todos los efectos, la nave ha abandonado lo que la mayoría de la gente define como el Sistema Solar. Ahora se encuentra en un domino completamente nuevo.
Hallar nuevas fronteras
 
Lanzado en 1977, el Voyager fue diseñado originalmente como una misión de cuatro años para explorar Saturno.
El Voyager 1 partió de la Tierra el 5 de septiembre de 1977, pocos días después de su nave hermana, el Voyager 2.
El principal objetivo de la pareja era estudiar los planetas Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno –una tarea que completaron en 1989.
Entonces las dirigieron hacia lo profundo del espacio. Se espera que en unos 10 años sus fuentes de energía hechas de plutonio dejen de suministrar electricidad, entonces sus instrumentos y sus transmisores de 20W morirán.
Voyager 1 no se acercará a otra estrella hasta dentro de 40.000 años, pese a moverse a una velocidad de 45 kilómetros por segundo (160.000 kilómetros por hora).
"Voyager 1 estará en órbita alrededor del centro de nuestra galaxia con todas sus estrellas por miles de millones de años", dijo el profesor Stone.
El trabajo de la sonda no ha terminado, sin embargo. Mientras sus instrumentos sigan trabajando, los científicos querrán analizar el nuevo entorno.
La nueva región a través del cual está volando el Voyager fue generada y esculpida por grandes estrellas que explotaron hace millones de años.
Hay evidencia indirecta y modelos para describir las condiciones en este medio, pero ahora Voyager puede medirlos en el lugar y enviar el reporte.
El renombrado científico planetario británico, profesor Fred Taylor comentó: "Cuando era un joven en el posdoctorado, fui al Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA y trabajé por un tiempo con el equipo que estaba haciendo el estudio de definición científica para el Gran Viaje de los Planetas Externos, lo que más tarde se convirtió en la misión Voyager”.
"Parecía tan increíble y emocionante pensar que veríamos a Júpiter y Saturno de cerca, por no mencionar Urano y Neptuno".
"La idea de que la nave espacial pudiera salir del Sistema Solar completamente era tan lejana, tanto en sentido figurado como literal, que ni siquiera la discutimos, aunque supongo que sabíamos que iba a suceder algún día. Cuarenta y tres años después, ese día ha llegado, y Voyager sigue hallando nuevas fronteras".

Fuente: BBC

El centro de la Vía Láctea tiene en 3D forma de cacahuete

Dos equipos de astrónomos han utilizado los datos obtenidos con los telescopios del Observatorio Europeo Austral (ESO, por sus siglas en inglés) para crear el mejor mapa tridimensional realizado hasta el momento de las zonas centrales de la Vía Láctea cuyas regiones interiores, desde algunos ángulos, parece tener forma de cacahuete o de X.

   Según informa ESO, esta extraña forma se mapeó utilizando datos públicos del telescopio de sondeo VISTA del observatorio, junto con medidas del movimiento de cientos de estrellas muy débiles pertenecientes al bulbo central.

   El observatorio precisa que una de las zonas más importantes y común de la galaxia es el bulbo galáctico, una enorme nube central de unos 10.000 millones de estrellas que se extiende miles de años luz, pero de la que aún no se comprende muy bien ni su estructura ni su origen.

   Además, debido a la situación de la Vía Láctea en el disco galáctico, la visión de esta región central –que se encuentra a unos 27.000 años luz de distancia– se oscurece bastante por las densas nubes de gas y polvo, por lo que los astrónomos sólo pueden obtener una visión útil del bulbo observando en longitudes de onda mayores, como la radiación infrarroja, que puede penetrar en las nubes de polvo.

   Observaciones anteriores llevadas a cabo por el sondeo infrarrojo 2MASS ya habían ofrecido pistas sobre el hecho de que el bulbo tenía "una misteriosa estructura" en forma de X o cacahuete. Ahora, dos equipos de científicos han utilizado nuevas observaciones de varios telescopios de ESO para obtener una visión mucho más clara de la estructura del bulbo central.

   El primer equipo, del Instituto Max Planck de Física Extraterrestre (MPE) en Garching (Alemania), utilizó el sondeo en el infrarrojo cercano VVV del Telescopio VISTA, en el Observatorio Paranal de ESO en Chile. Este nuevo sondeo público puede captar estrellas 30 veces más débiles que las captadas por sondeos anteriores del bulbo.

   Así, el equipo identificó un total de 22 millones de estrellas pertenecientes a un tipo de estrellas rojas gigantes cuyas propiedades, bien conocidas, permiten calcular sus distancias con mayor precisión.

Dos equipos de astrónomos han utilizado los datos obtenidos con los telescopios del Observatorio Europeo Austral (ESO, por sus siglas en inglés) para crear el mejor mapa tridimensional realizado hasta el momento de las zonas centrales de la Vía Láctea cuyas regiones interiores, desde algunos ángulos, parece tener forma de cacahuete o de X.

   Según informa ESO, esta extraña forma se mapeó utilizando datos públicos del telescopio de sondeo VISTA del observatorio, junto con medidas del movimiento de cientos de estrellas muy débiles pertenecientes al bulbo central.

   El observatorio precisa que una de las zonas más importantes y común de la galaxia es el bulbo galáctico, una enorme nube central de unos 10.000 millones de estrellas que se extiende miles de años luz, pero de la que aún no se comprende muy bien ni su estructura ni su origen.

   Además, debido a la situación de la Vía Láctea en el disco galáctico, la visión de esta región central –que se encuentra a unos 27.000 años luz de distancia– se oscurece bastante por las densas nubes de gas y polvo, por lo que los astrónomos sólo pueden obtener una visión útil del bulbo observando en longitudes de onda mayores, como la radiación infrarroja, que puede penetrar en las nubes de polvo.

   Observaciones anteriores llevadas a cabo por el sondeo infrarrojo 2MASS ya habían ofrecido pistas sobre el hecho de que el bulbo tenía "una misteriosa estructura" en forma de X o cacahuete. Ahora, dos equipos de científicos han utilizado nuevas observaciones de varios telescopios de ESO para obtener una visión mucho más clara de la estructura del bulbo central.

   El primer equipo, del Instituto Max Planck de Física Extraterrestre (MPE) en Garching (Alemania), utilizó el sondeo en el infrarrojo cercano VVV del Telescopio VISTA, en el Observatorio Paranal de ESO en Chile. Este nuevo sondeo público puede captar estrellas 30 veces más débiles que las captadas por sondeos anteriores del bulbo.

   Así, el equipo identificó un total de 22 millones de estrellas pertenecientes a un tipo de estrellas rojas gigantes cuyas propiedades, bien conocidas, permiten calcular sus distancias con mayor precisión.

"La profundidad del catálogo de estrellas de VISTA supera con creces los trabajos anteriores y ahora permite detectar toda la población de este tipo de estrellas en todas las zonas del bulbo, salvo en las más oscurecidas", según ha explicado Christopher Wegg (MPE), autor principal del primer estudio.

   "A partir de esta distribución estelar, se puede hacer un mapa tridimensional del bulbo galáctico. Es la primera vez que se ha llevado a cabo un mapa de este tipo sin asumir un modelo para la forma del bulbo", ha indicado.

   Por su parte, Ortwin Gerhard, coautor del primer artículo y jefe del Grupo de Dinámicas en el MPE, ha añadido que "la zona interior de la galaxia tiene forma de cáscara de cacahuete si se mira desde un lado, y si se observa desde arriba tendría una forma de barra muy alargada".

   "Es la primera vez que se ve esto con tanta claridad en la propia Vía Láctea, y tanto las simulaciones de nuestro grupo como las de otros equipos de investigación muestran que esta forma es característica de una galaxia barrada que comenzó siendo tan solo un disco de estrellas", ha explicado.

   Mientras, el segundo equipo internacional, encabezado por el estudiante de doctorado chileno Sergio Vásquez adoptó un enfoque diferente a la hora de definir la estructura del bulbo. Así, comparando imágenes obtenidas con once años de diferencia por el telescopio MPG/ESO de 2,2 metros pudieron medir los pequeños desplazamientos provocados por el movimiento de las estrella del bulbo en el cielo.

   Esta información se combinó con las medidas del movimiento de las mismas estrellas acercándose o alejándose de la Tierra con el fin de calcular los movimientos de más de 400 estrellas en tres dimensiones.

   "Es la primera vez que se obtiene un número tan grande de velocidades en tres dimensiones para estrellas individuales de ambos lados del bulbo", ha asegurado Vásquez. "Las estrellas observadas parecen estar moviéndose a lo largo de los brazos del bulbo en forma de X, ya que sus órbitas van de arriba a abajo y fuera del plano de la Vía Láctea. ¡Todo encaja perfectamente con las predicciones de los últimos modelos!", ha exclamado.

   Los astrónomos creen que, originalmente, hace miles de millones de años, la Vía Láctea era tan sólo un disco de estrellas que formó una barra plana. Después, la parte interior se colapsó, generando esa forma tridimensional en forma de cacahuete descubierta en las nuevas observaciones.

Fuente: Europa Press

Descartan clonar dinosaurios al estilo de Parque Jurásico

Un equipo de investigadores de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de Manchester, en Reino Unido, confirma en una investigación publicada en 'Plos One', que la existencia de ADN en fósiles de ámbar es muy poco probable. Así, es casi imposible hablar de insectos fósiles en ámbar como los que permiten clonar dinosaurios en la película 'Jurassic Park'.

   La idea de los dinosaurios recreados mediante la extracción de ADN de insectos en ámbar ha mantenido la fascinación del público durante dos décadas, desde la emisión de la película en 1993. Las afirmaciones de extracción exitosa de ADN de ámbar de hasta 130 millones de años de edad por varios científicos en la década de 1990 fueron seriamente cuestionadas cuando un estudio realizado en el Museo de Historia Natural de Londres no pudo repetir el proceso.

   El equipo de esta nueva invesgigación, dirigido por el experto en ámbar David Penney y coordinado por el espacialista en ADN antiguo Terry Brown utilizó técnicas de nueva generación de secuenciación de alta sensibilidad, el tipo más avanzado de secuenciació de ADN, en insectos en copal, la resina sufosilizada precursora del ámbar.

   Según el profesor Brown, en la década de 1990, los estudios de amplificación de ADN original se lograron mediante un proceso llamado reacción en cadena de la polimerasa (PCR, en sus siglas en inglés), que consiste preferentemente en amplificar las moléculas de ADN modernas en buen estado, que contaminan un extracto de las antiguas parcialmente degradadas para dar resultados positivos falsos que podrían ser confundidos con ADN antiguo genuino.

Un equipo de investigadores de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de Manchester, en Reino Unido, confirma en una investigación publicada en 'Plos One', que la existencia de ADN en fósiles de ámbar es muy poco probable. Así, es casi imposible hablar de insectos fósiles en ámbar como los que permiten clonar dinosaurios en la película 'Jurassic Park'.

   La idea de los dinosaurios recreados mediante la extracción de ADN de insectos en ámbar ha mantenido la fascinación del público durante dos décadas, desde la emisión de la película en 1993. Las afirmaciones de extracción exitosa de ADN de ámbar de hasta 130 millones de años de edad por varios científicos en la década de 1990 fueron seriamente cuestionadas cuando un estudio realizado en el Museo de Historia Natural de Londres no pudo repetir el proceso.

   El equipo de esta nueva invesgigación, dirigido por el experto en ámbar David Penney y coordinado por el espacialista en ADN antiguo Terry Brown utilizó técnicas de nueva generación de secuenciación de alta sensibilidad, el tipo más avanzado de secuenciació de ADN, en insectos en copal, la resina sufosilizada precursora del ámbar.

   Según el profesor Brown, en la década de 1990, los estudios de amplificación de ADN original se lograron mediante un proceso llamado reacción en cadena de la polimerasa (PCR, en sus siglas en inglés), que consiste preferentemente en amplificar las moléculas de ADN modernas en buen estado, que contaminan un extracto de las antiguas parcialmente degradadas para dar resultados positivos falsos que podrían ser confundidos con ADN antiguo genuino.

"Nuestro enfoque, utilizando métodos de secuenciación de nueva generación es ideal para el ADN antiguo, ya que proporciona las secuencias de todas las moléculas de ADN en un extracto, independientemente de su longitud, y es menos probable que se dé preferencia a moléculas contaminantes modernas", explica.

   El equipo llegó a la conclusión de que su incapacidad para detectar ADN antiguo en insectos relativamente jóvenes (de enter 60 a 10.600 años) en subfósiles de copal, a pesar de utilizar métodos sensibles de última generación, sugiere que las posibilidades de supervivencia del ADN en las inclusiones de resina no es mejor, si no tal vez peor, que la de los insectos de museo secadas al aire.

   Según los autores de este trabajo, esto plantea serias dudas acerca de las reivindicaciones de extracción de ADN de fósiles de insectos en ámbar, muchos millones de años más antiguo que el copal. "Intuitivamente, se podría pensar que la inmersión completa y rápida en resina podría promover la preservación de ADN de insectos sepultados en resina, pero no parece ser así. Así que, por desgracia, el escenario de Parque Jurásico debe permanecer en el terreno de la ficción", concluyó Penney.

Fuente: Europa Press

La NASA pierde contacto con la sonda dirigida a un asteroide

La NASA ha perdido contacto con la sonda Deep Impact, que buscaba planetas más allá del sistema solar. La última comunicación radial se produjo el 8 de agosto y recientes intentos por contactarla han fracasado.

   Varios ingenieros de la NASA contemplan un posible fallo en el programa de la sonda que podría llevar a que los computadores del Deep Impact se reinicien constantemente, lo que obstaculizaría su capacidad de encender sus inyectores de dirección y buscar una posición para comunicarse con la Tierra. El panel solar de la sonda también podría no apuntar hacia el sol para generar energía.

   "El equipo ahora intenta determinar la mejor manera de recuperar las comunicaciones", ha escrito el científico encargado Michael A'Hearn, de la Universidad de Maryland, en un informe sobre el estado de la misión. El próximo intento por contactar a la nave se realizará el fin de semana.

La NASA ha perdido contacto con la sonda Deep Impact, que buscaba planetas más allá del sistema solar. La última comunicación radial se produjo el 8 de agosto y recientes intentos por contactarla han fracasado.

   Varios ingenieros de la NASA contemplan un posible fallo en el programa de la sonda que podría llevar a que los computadores del Deep Impact se reinicien constantemente, lo que obstaculizaría su capacidad de encender sus inyectores de dirección y buscar una posición para comunicarse con la Tierra. El panel solar de la sonda también podría no apuntar hacia el sol para generar energía.

   "El equipo ahora intenta determinar la mejor manera de recuperar las comunicaciones", ha escrito el científico encargado Michael A'Hearn, de la Universidad de Maryland, en un informe sobre el estado de la misión. El próximo intento por contactar a la nave se realizará el fin de semana.

Deep Impact fue lanzada en enero del 2005 para estudiar de cerca al cometa Tempel 1. Como lo sugiere su nombre, la misión inicial, que tuvo lugar en julio del 2005, involucró el disparo de una bala de metal de 379 kilogramos que llegó al núcleo del cometa, generando una columna de materiales hacia la sonda para su análisis.

   Cinco años después, Deep Impact fue relanzada a otro cometa, el Hartley 2, y ha hecho observaciones a larga distancia de otros dos cometas, entre ellos el recientemente descubierto ISON, que se dirige a un encuentro cercano con el Sol en noviembre.

   En su misión extendida, Deep Impact fue utilizada para buscar planetas extrasolares. Sin más combustible para visitas a cometas, la sonda se ha dirigido al único blanco que podría alcanzar, un asteroide que se aproxima a la Tierra llamado 2002 GT.

   Debido a que la órbita del asteroide lo acercará a 7,5 millones de kilómetros de la Tierra, varios astrónomos lo consideran un objeto peligroso y la NASA aprobó mantener las operaciones de Deep Impact con el fin de alcanzarlo en el año 2020.

Fuente: Europa Press

El volumen del hielo marino del Ártico en su mínimo de tres años

El volumen del hielo marino de la región ártica a finales del invierno pasado fue de menos de 15.000 kilómetros cúbicos, la cifra más baja en los tres últimos años según las imágenes tomadas por el satélite 'Cryosat' que la Agencia Espacial Europea (ESA, en sus siglas en inglés) ha presentado en el Simposio 'Living Planet' que organiza hasta el 13 de septiembre en la ciudad de Edimburgo (Reino Unido).

   En concreto, las mediciones de extensión y grosor de las banquisas, placas de hielo que flotan en el océano, tomadas desde la atmósfera desde octubre de 2010 hasta abril de 2013, demuestran que hay una tendencia a la disminución de hielo ártico, tanto en la época invernal como durante el verano polar.

   Así, la Agencia ha explicado que aunque los satélites han sido testigos de esta tendencia a la baja en la extensión del hielo marino en las últimas dos décadas, la novedad de esta misión reside en que aporta los datos más precisos sobre la magnitud actual de la pérdida, de tal manera que permite detectar los cambios estacionales y modelizar tendencias.

El volumen del hielo marino de la región ártica a finales del invierno pasado fue de menos de 15.000 kilómetros cúbicos, la cifra más baja en los tres últimos años según las imágenes tomadas por el satélite 'Cryosat' que la Agencia Espacial Europea (ESA, en sus siglas en inglés) ha presentado en el Simposio 'Living Planet' que organiza hasta el 13 de septiembre en la ciudad de Edimburgo (Reino Unido).

   En concreto, las mediciones de extensión y grosor de las banquisas, placas de hielo que flotan en el océano, tomadas desde la atmósfera desde octubre de 2010 hasta abril de 2013, demuestran que hay una tendencia a la disminución de hielo ártico, tanto en la época invernal como durante el verano polar.

   Así, la Agencia ha explicado que aunque los satélites han sido testigos de esta tendencia a la baja en la extensión del hielo marino en las últimas dos décadas, la novedad de esta misión reside en que aporta los datos más precisos sobre la magnitud actual de la pérdida, de tal manera que permite detectar los cambios estacionales y modelizar tendencias.

Consecuencia de ello, el profesor de la Universidad de Leeds, en Reino Unido, Andrew Shepherd, ha demostrado que, aunque el balance global es negativo, algunas partes de la banquisa han adelgazado más rápidamente que otras. 

   Por otro lado, el responsable de la misión de la ESA, Tommaso Parrinello, ha indicado que las lecturas de este satélite, que permanecerá en órbita y recogiendo datos hasta 2017, serán accesibles a los científicos de manera continua y actualizada.

   Finalmente, la Agencia ha aprovechado la presentación de los resultados para recordar a dos de los impulsores de esta iniciativa ya fallecidos: Seymour Laxon y Katharine Giles.

Fuente: Europa Press