Tres telescopios espaciales se unen para ver el origen del Universo

Los telescopios de la NASA Hubble, Spitzer y Chandra se han unido para buscar galaxias que son hasta 100 veces más débiles que lo que estos tres grandes observatorios pueden ver y que existen desde los principios del Universo.

   A través de un programa de colaboración llamado 'Campos Fronterizos', los astrónomos podrán realizar observaciones durante los próximos tres años de seis cúmulos de galaxias masivas, explotando un fenómeno natural conocido como lente gravitacional, para aprender no sólo lo que está dentro de esos grupos, sino también lo que está más allá de ellos.

    Los cúmulos de galaxias se encuentran entre los conjuntos más poblados de materia conocidas y sus campos gravitacionales se pueden utilizar para iluminar las galaxias más distantes para que puedan ser observadas.

   Según explica John Grunsfeld, administrador asociado del Directorio de Misiones Científicas de la NASA en Washington, cada observatorio podrá recoger imágenes utilizando diferentes longitudes de onda de la luz con el resultado de una comprensión "mucho más profunda de la física subyacente" de estos objetos celestes.

   El primer objeto que se verá es Abell 2744, comúnmente conocida como 'Racimo de Pandora'. Este cúmulo de galaxias gigantes parece ser el resultado de un choque en cadena simultánea de por lo menos cuatro cúmulas de galaxias más pequeños, que tuvieron lugar hace 350 millones de años.

Los telescopios de la NASA Hubble, Spitzer y Chandra se han unido para buscar galaxias que son hasta 100 veces más débiles que lo que estos tres grandes observatorios pueden ver y que existen desde los principios del Universo.

   A través de un programa de colaboración llamado 'Campos Fronterizos', los astrónomos podrán realizar observaciones durante los próximos tres años de seis cúmulos de galaxias masivas, explotando un fenómeno natural conocido como lente gravitacional, para aprender no sólo lo que está dentro de esos grupos, sino también lo que está más allá de ellos.

    Los cúmulos de galaxias se encuentran entre los conjuntos más poblados de materia conocidas y sus campos gravitacionales se pueden utilizar para iluminar las galaxias más distantes para que puedan ser observadas.

   Según explica John Grunsfeld, administrador asociado del Directorio de Misiones Científicas de la NASA en Washington, cada observatorio podrá recoger imágenes utilizando diferentes longitudes de onda de la luz con el resultado de una comprensión "mucho más profunda de la física subyacente" de estos objetos celestes.

   El primer objeto que se verá es Abell 2744, comúnmente conocida como 'Racimo de Pandora'. Este cúmulo de galaxias gigantes parece ser el resultado de un choque en cadena simultánea de por lo menos cuatro cúmulas de galaxias más pequeños, que tuvieron lugar hace 350 millones de años.

 Los astrónomos han anticipado que estas observaciones revelarán poblaciones de galaxias que existieron cuando el universo tenía sólo unos pocos cientos de millones de años y que no han sido vistas antes. Los datos de Hubble y Spitzer serán combinados para medir distancias entre galaxias y sus masas con una mayor precisión que podría conseguirse con cualquier observatorio por su cuenta.

AGUJEROS NEGROS

   De esta manera, Hubble será el encargado de localizar las galaxias y cuántas estrellas nacen en estos sistemas, mientras que Spitzer abordará la edad de la galaxia. Por su parte, el observatorio de rayos X Chandra permitirá determinar la masa de los campos de estrellas y medir su poder de lente gravitacional, así como identificar las galaxias que albergan agujeros negros.

   Los datos de alta resolución recogidos por Hubble en el programa 'Campos Fronterizos' se utilizarán también para rastrear la distribución de materia oscura dentro de los seis grupos de cúmulos de galaxias.

Fuente: Europa Press

El cambio climático hace más tóxicas las algas de agua dulce

El enriquecimiento de nutrientes y el cambio climático están planteando una nueva preocupación cada vez más importante: un aparente aumento de la toxicidad de algunas floraciones de algas en lagos de agua dulce y estuarios de todo el mundo, lo que pone en peligro los organismos acuáticos, la salud del ecosistema y la seguridad del agua potable humana, según concluye un estudio que se publica este viernes en 'Science'.

   Conforme este enriquecimiento de nutrientes o "eutrofización" aumenta, mayor será la proporción de cepas productoras de toxinas de cianobacterias en las floraciones de algas nocivas, alertan los científicos de esta investigación, profesores de la Universidad Estatal de Oregón y la Universidad de Carolina del Norte, en Chapel Hill, ambas en Estados Unidos.

   Las cianobacterias son algunos de los microorganismos más antiguos de la Tierra, que data de alrededor de 3,5 millones de años, un momento en que el planeta estaba falto de oxígeno y estéril de la mayoría de la vida. Se cree que estas bacterias han producido el oxígeno que allanó el camino para la evolución de la vida terrestre. Son muy adaptables y persistentes, dicen los investigadores, y hoy están nuevamente adaptándose a las nuevas condiciones de una manera que pone en peligro algunas de las vidas que originalmente hicieron posible.

El enriquecimiento de nutrientes y el cambio climático están planteando una nueva preocupación cada vez más importante: un aparente aumento de la toxicidad de algunas floraciones de algas en lagos de agua dulce y estuarios de todo el mundo, lo que pone en peligro los organismos acuáticos, la salud del ecosistema y la seguridad del agua potable humana, según concluye un estudio que se publica este viernes en 'Science'.

   Conforme este enriquecimiento de nutrientes o "eutrofización" aumenta, mayor será la proporción de cepas productoras de toxinas de cianobacterias en las floraciones de algas nocivas, alertan los científicos de esta investigación, profesores de la Universidad Estatal de Oregón y la Universidad de Carolina del Norte, en Chapel Hill, ambas en Estados Unidos.

   Las cianobacterias son algunos de los microorganismos más antiguos de la Tierra, que data de alrededor de 3,5 millones de años, un momento en que el planeta estaba falto de oxígeno y estéril de la mayoría de la vida. Se cree que estas bacterias han producido el oxígeno que allanó el camino para la evolución de la vida terrestre. Son muy adaptables y persistentes, dicen los investigadores, y hoy están nuevamente adaptándose a las nuevas condiciones de una manera que pone en peligro algunas de las vidas que originalmente hicieron posible.

Una preocupante en particular es 'Microcystis sp', una cianobacteria casi omnipresente que crece en aguas cálidas y ricas en nutrientes y estancadas de todo el mundo. Al igual que muchas cianobacterias, puede regular su posición en la columna de agua, y con frecuencia algas verdes como espumas cerca de la superficie.

   En un entorno con mucha luz y ambiente oxidativo, las cianobacterias productoras de microcistinas tienen una ventaja de supervivencia sobre otras formas de cianobacterias que no son tóxicas. Con el tiempo, pueden desplazar las cepas no tóxicas, lo que resulta en floraciones que son cada vez más tóxicas.

   "Las cianobacterias son, básicamente, las cucarachas del mundo acuático, que son el huésped no invitado que no acaba de salir", puso como ejemplo Timothy Otten, investigador postdoctoral en la Facultad de Ciencias y la Facultad de Ciencias Agrícolas de la Universidad de Oregón, cuyo trabajo ha sido financiado por la Fundación Nacional de Ciencia.

   "Cuando se tiene en cuenta su historia evolutiva y el hecho de que han persistido incluso a través de las edades de hielo y los impactos de asteroides, no es de extrañar que sean tan difíciles de eliminar una vez que han echado raíces en un lago", destacó. "En su mayor parte, lo mejor que podemos hacer es tratar de minimizar las condiciones que favorecen su proliferación", aconsejó.

   Los investigadores no tienen un extenso registro histórico de eventos floración y sus toxicidades asociadas para poner estas observaciones en un contexto a largo plazo. Hay más de 123.000 lagos de más de 10 acres de extensión repartidos en Estados Unidos y, en base a la última Evaluación Nacional de los Lagos de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, al menos un tercio puede contener la toxina que producen las cianobacterias.

   La contrucción de presas, el aumento de las temperaturas y mayores concentraciones de dióxido de carbono, las sequías y la creciente escorrentía de nutrientes de las tierras urbanas y agrícolas están agravando el problema.
Muchos grandes lagos eutróficos, como el Lago Erie se ven afectadas cada año por la proliferación de algas tan masiva que son visibles desde el espacio exterior.

   Los investigadores que estudian las toxinas de cianobacterias dicen que es improbable que su verdadera función sea la de ser tóxicas, ya que en realidad son anteriores a cualquier depredador. Una nueva investigación sugiere que la potente toxina hepática y posible carcinógena, microcistina, tiene un papel protector en las cianobacterias y les ayuda a responder al estrés oxidativo.

AFECTA AL AGUA POTABLE

   Debido a la flotabilidad y ubicación de las toxinas, los riesgos de exposición son mayores cerca de la superficie del agua, lo que plantea mayor peligro para las prácticas de natación, canoa y otros usos recreativos. Además, dado que las floraciones de cianobacterias se arraigan y, por lo general, se producen cada verano en los sistemas afectados, la exposición crónica al agua potable que contiene estos compuestos es un asunto importante que necesita más atención, alertó Otten.

   "Los administradores de la calidad del agua tienen una amplia caja de herramientas con opciones para mitigar los problemas de toxicidad de cianobacterias, suponiendo que son conscientes del problema, y están obligados a actuar", dijo este experto. "Sin embargo, no existen regulaciones formales sobre cómo responder a estos eventos", lamentó, tras solicitar que se aumente la conciencia pública sobre estos temas.

Fuente: Europa Press

El Sol emite dos llamaradas en apenas 48 horas

El Sol ha emitido su segunda llamarada solar en apenas 48 horas, según se desprende de una imagen captada este viernes por el Observatorio de Dinámica Solar (SDO, por sus siglas en inglés) de la NASA, según informa la agencia espacial estadounidense.

El Sol ha emitido su segunda llamarada solar en apenas 48 horas, según se desprende de una imagen captada este viernes por el Observatorio de Dinámica Solar (SDO, por sus siglas en inglés) de la NASA, según informa la agencia espacial estadounidense.

  En concreto, se trata de una llamarada solar de clase X1.7, considerada de las más potentes, procedente de la mancha llamada AR 1882. En la madrugada del jueves, apenas 48 horas antes, se ha registrado otra erupción de clase M9.3, de menor intensidad.

   La NASA recuerda que las llamaradas solares son explosiones de gran alcance de la radiación. A pesar de que sus efectos nocivos no pueden pasar a través de la atmósfera de la Tierra para afectar físicamente a los seres humanos, cuando son lo suficientemente intensas pueden perturbar el ambiente a la altura de los GPS y señales de comunicación, lo que puede interrumpir las señales de radio, desde minutos a horas.

Fuente: Europa Press

Más de mil planetas extrasolares se han descubierto en 20 años

Los datos recogidos por 'The Extrasolar Planets Encyclopaedia', que agrupa los datos de los planetas descubiertos fuera del Sistema Solar, determinan que dos décadas después del primer hallazgo ya se ha superado la cifra de mil planetas nuevos.

   Los investigadores del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) Hans Deeg y Roi Alonso, han señalado que desde que se descubrió el primer exoplaneta, en los años 90, la comunidad astrofísica no podía sospechar que los estudios sobre estos cuerpos constituirían uno de los pilares fundamentales de la astronomía moderna.

   Así, han explicado que los astrofísicos profesionales y numerosos aficionados de todo el mundo se han convertido en los últimos años en 'cazadores' de estos planetas. Por este motivo, los descubrimientos son constantes, a razón de uno por semana de media.

   Para poder lograr estos hallazgos se han mejorado los criterios de búsqueda. "Mientras en el sistema solar se utilizan unos criterios refinados para distinguir los planetas frente a los asteroides o los planetas 'enanos', en el caso de los exoplanetas el problema es delimitar si son planetas más masivos o estrellas con poca masa", ha apuntado Deeg." En este sentido, se define como exoplaneta cualquier cuerpo que orbita una estrella sin generar por sí mismo energía derivada de procesos termonucleares", ha añadido.

    La mayoría de los planetas extrasolares descubiertos han sido encontrados por métodos de detección indirecta, es decir, aquellos que estudian los efectos que estos planetas causan en su entorno. La luz de las estrellas sobre las que orbitan hace que no resulte nada fácil 'verlos' con métodos directos. Estas técnicas son fundamentalmente cinco: la de velocidad radial, la fotométrica, la astrometría, la cronometría de púlsares y, por último, la de microlentes gravitacionales.

   El método de la velocidad radial es una de las más usadas. De hecho es con la que se han realizado la mayoría de los descubrimientos hasta la fecha. Según ha explicado Alonso, se mide el movimiento de una estrella debido a la influencia gravitacional de un planeta orbitándolo.

Los datos recogidos por 'The Extrasolar Planets Encyclopaedia', que agrupa los datos de los planetas descubiertos fuera del Sistema Solar, determinan que dos décadas después del primer hallazgo ya se ha superado la cifra de mil planetas nuevos.

   Los investigadores del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) Hans Deeg y Roi Alonso, han señalado que desde que se descubrió el primer exoplaneta, en los años 90, la comunidad astrofísica no podía sospechar que los estudios sobre estos cuerpos constituirían uno de los pilares fundamentales de la astronomía moderna.

   Así, han explicado que los astrofísicos profesionales y numerosos aficionados de todo el mundo se han convertido en los últimos años en 'cazadores' de estos planetas. Por este motivo, los descubrimientos son constantes, a razón de uno por semana de media.

   Para poder lograr estos hallazgos se han mejorado los criterios de búsqueda. "Mientras en el sistema solar se utilizan unos criterios refinados para distinguir los planetas frente a los asteroides o los planetas 'enanos', en el caso de los exoplanetas el problema es delimitar si son planetas más masivos o estrellas con poca masa", ha apuntado Deeg." En este sentido, se define como exoplaneta cualquier cuerpo que orbita una estrella sin generar por sí mismo energía derivada de procesos termonucleares", ha añadido.

    La mayoría de los planetas extrasolares descubiertos han sido encontrados por métodos de detección indirecta, es decir, aquellos que estudian los efectos que estos planetas causan en su entorno. La luz de las estrellas sobre las que orbitan hace que no resulte nada fácil 'verlos' con métodos directos. Estas técnicas son fundamentalmente cinco: la de velocidad radial, la fotométrica, la astrometría, la cronometría de púlsares y, por último, la de microlentes gravitacionales.

   El método de la velocidad radial es una de las más usadas. De hecho es con la que se han realizado la mayoría de los descubrimientos hasta la fecha. Según ha explicado Alonso, se mide el movimiento de una estrella debido a la influencia gravitacional de un planeta orbitándolo.

En cuanto a su habitabilidad de estos planetas, los científicos han indicado que, para ser considerado como habitable, un planeta debería ser rocoso y tener una masa de entre una y 10 veces la de la Tierra. De estos se conocen ya unos cien, pero casi todos tienen temperaturas superficiales demasiado calientes para albergar vida.

   De acuerdo con Deeg, "solo unos pocos de los planetas descubiertos tienen potencial para el desarrollo de vida y éste es escaso. Ahora mismo, todavía no se conoce ningún planeta realmente similar a la Tierra", ha precisado.

PRIMEROS DESCUBRIMIENTOS

   Aunque los astrónomos suponían su existencia décadas antes, no fue hasta 1992 cuando se realizó el primer descubrimiento de varios planetas de masa terrestre que orbitaban un púlsar o una estrella de neutrones, a unos 1.000 años luz de la Tierra. En 1995 se realizó la primera detección de un planeta orbitando una estrella similar al Sol: 51 Pegasi b. Los descubridores de este gigante gaseoso tipo Júpiter fueron Michel Mayor y Didier Queloz.

   "Hay que señalar que realmente el exoplaneta más antiguo es HD 114762 b, descubierto en 1989. Pero entonces fue considerado como una estrella de baja masa. Solo en los últimos años, con los descubrimientos de otros objetos de masa similar, el HD 114762 b ha llegado a la consideración de  planeta", ha aclarado Deeg, quien ha destacado que "no obstante, fue el  descubrimiento del 51Pegasi b el que inició el rápido desarrollo de la ciencia de los planetas extrasolares".

   El descubrimiento de los primeros exoplanetas pronto motivó la puesta en marcha de misiones espaciales dedicadas a su descubrimiento y estudio. El IAC participó desde 1999 en los preparativos  del primer satélite dedicado a esta tarea: CoRoT,  una misión liderada por Francia, con la participación de España, entre otros países. Desde 2007 a 2012, durante su fase operativa, CoRoT encontró una treintena de exoplanetas -cuyos  datos siguen siendo hoy  analizados- y cientos de posibles candidatos.

   Por su parte, la misión estadounidense Kepler, desde su lanzamiento en 2009, ha detectado unos 148 planetas además de unos 2.700 candidatos a serlo. "La verificación de la naturaleza planetaria de la gran mayoría de estos candidatos será muy difícil, por lo que existe un gran debate sobre el porcentaje de planetas reales dentro de los actuales candidatos.

Fuente: Europa Press

El agujero de ozono esobre la Antártida no alcanza el nivel de 2011

El agujero de ozono sobre la Antártida alcanzó su máximo anual el pasado 16 de septiembre, cuando llegó a ocupar una extensión de 24 millones de kilómetros cuadrados, de acuerdo con datos de la NASA. Así, según ha informado la Organización Meteorológica Mundial, el tamaño de este agujero –que se produce todos los años– es mayor que en 2002 y 2010 pero menor que el de 2011.

   El último boletín sobre la situación del ozono en la Antártida de la OMM señala que la media de la superficie del agujero de ozono en los últimos diez días de septiembre era de 20,9 millones de kilómetros cuadrados, según datos del Instituto Real de Meteorología de los Países Bajos.

   El déficit de la masa de ozono promediada a lo largo del mismo periodo era de 19,59 megatoneladas, lo que representa, provisionalmente, un tamaño mayor que en 2010 y 2012 y menor que en 2011.

   Así, la OMM señala que a medida que las temperaturas aumentan tras el invierno en el hemisferio sur, se reduce la tasa de agotamiento del ozono. Sin embargo, la organización señala que todavía es "demasiado pronto" para pronunciarse definitivamente sobre la magnitud de la pérdida del ozono que se producirá en 2013.

El agujero de ozono sobre la Antártida alcanzó su máximo anual el pasado 16 de septiembre, cuando llegó a ocupar una extensión de 24 millones de kilómetros cuadrados, de acuerdo con datos de la NASA. Así, según ha informado la Organización Meteorológica Mundial, el tamaño de este agujero –que se produce todos los años– es mayor que en 2002 y 2010 pero menor que el de 2011.

   El último boletín sobre la situación del ozono en la Antártida de la OMM señala que la media de la superficie del agujero de ozono en los últimos diez días de septiembre era de 20,9 millones de kilómetros cuadrados, según datos del Instituto Real de Meteorología de los Países Bajos.

   El déficit de la masa de ozono promediada a lo largo del mismo periodo era de 19,59 megatoneladas, lo que representa, provisionalmente, un tamaño mayor que en 2010 y 2012 y menor que en 2011.

   Así, la OMM señala que a medida que las temperaturas aumentan tras el invierno en el hemisferio sur, se reduce la tasa de agotamiento del ozono. Sin embargo, la organización señala que todavía es "demasiado pronto" para pronunciarse definitivamente sobre la magnitud de la pérdida del ozono que se producirá en 2013.

La información del Boletín sobre la situación del ozono en la Antártida se basa en observaciones realizadas en tierra, mediante globos y satélites meteorológicos del programa de la OMM Vigilancia de la Atmósfera Global y su red de estaciones científicas en algunos de los terrenos más inhóspitos del mundo. En la mayoría de estaciones se señaló que había claros signos de agotamiento de la capa de ozono.

   De este modo, el 17 de septiembre el agujero de ozono se extendía hasta el extremo sur del continente suramericano y afectaba a algunas zonas deshabitadas como Ushuaia y Río Gallegos, donde científicos argentinos realizan observaciones de la capa de ozono de la estratosfera.

   Concretamente, estos episodios se producen pocas veces entre septiembre y noviembre. En noviembre, en particular, es cuando el sol está en la posición más alta del cielo y se produce un aumento significativo de la intensidad de la radiación ultravioleta solar que llega a la superficie de la Tierra.

   Las condiciones meteorológicas registradas en la estratosfera de la Antártida durante el invierno austral (junio a agosto) crean el marco para que se produzca el fenómeno anual recurrente del agujero de ozono. Los últimos diez días de septiembre suelen marcar la época en la que el agujero de ozono alcanza su máximo tamaño.

   El agujero de ozono más grande se observó en 2006. Tras la prohibición de diversas sustancias que afectaban al ozono, la destrucción de esta capa ha detenido su progreso, sin embargo, aún se prevén importantes agujeros de ozono en la Antártida durante las dos próximas décadas.

Fuente: Europa Press