Las Leónidas y otras lluvias de estrellas de noviembre de 2013

Una pequeña guía práctica para distinguir los meteoros que surcan el cielo este mes: cuándo caerán y sus características.

Un gran meteoro fotografiado durante la lluvia de las Leónidas del año 2000 en Estados Unidos

Las Leónidas

La lluvia de estrellas de las Leónidas es la más famosa de noviembre y una de las más importantes del año. El máximo de su actividad está previsto para la noche del 17 al 18 de este mes, cuando se esperan 100 meteoros por hora, aunque coincidirá exactamente con la Luna llena, lo que estropeará el espectáculo. Los meteoros suelen ser de color rojo, dejando estelas verdosas en el firmamento que pueden perdurar durante segundos o más de un minuto. Viajan a 71 km/s y parecen provenir de la constelación de Leo, lo que se denomina su radiante. En ocasiones, esta lluvia sorpresiva ha llegado a ser de tal magnitud que ha asombrado a las afortunadas personas que han podido contemplarla. Incluso ha sido comparado con fuegos artificiales.

Una pequeña guía práctica para distinguir los meteoros que surcan el cielo este mes: cuándo caerán y sus características.

Un gran meteoro fotografiado durante la lluvia de las Leónidas del año 2000 en Estados Unidos

Las Leónidas

La lluvia de estrellas de las Leónidas es la más famosa de noviembre y una de las más importantes del año. El máximo de su actividad está previsto para la noche del 17 al 18 de este mes, cuando se esperan 100 meteoros por hora, aunque coincidirá exactamente con la Luna llena, lo que estropeará el espectáculo. Los meteoros suelen ser de color rojo, dejando estelas verdosas en el firmamento que pueden perdurar durante segundos o más de un minuto. Viajan a 71 km/s y parecen provenir de la constelación de Leo, lo que se denomina su radiante. En ocasiones, esta lluvia sorpresiva ha llegado a ser de tal magnitud que ha asombrado a las afortunadas personas que han podido contemplarla. Incluso ha sido comparado con fuegos artificiales.

Las Táuridas

Debido a la acción gravitatoria de Júpiter, la lluvia de estrellas fugaces de las Táuridas se ha diseminado y se ha dividido en dos fragmentos: las Táuridas Sur y las Táuridas Norte. En ambos casos los meteoros parecen partir de la constelación de Taurus; unas del sur y otras del norte de la constelación.

En ambos caso, las produce el cometa 2P/Encke, el cometa de menor período conocido, descubierto en 1786, que orbita el Sol cada 3 años y debido al desgaste que sufre por los continuos acercamientos a nuestra estrella, se prevé que se convierta en un asteroide entre 250 y 2060. Esto es debido a que desde el punto más cercano al Sol hasta el más lejano, el cometa está siempre en actividad, sublimando el hielo, cosa que no les ocurre o la mayoría, ya que cuando están lejos del Sol paralizan su actividad. 2P/Encke está continuamente emitiendo partículas al espacio. Un ejemplo típico es el asteroide 3552-Don Quijote, un cometa ya apagado. El cometa debe de ser parte de otro cometa mucho mayor, que hace unos 25.000 años se rompió, siendo uno de esos trozos el propio cometa 2P/Encke.

El cometa atraviesa la órbita de Mercurio, Venus, la Tierra y Marte, no alcanzando a la de Júpiter.

El cometa de 4 ó 5 km de diámetro procede del cinturón de Kuiper, un lugar muy extenso que parte desde la órbita de Plutón hacia el exterior del Sistema Solar.

Los meteoros de las Táuridas son lentos y débiles.

-Táuridas del Sur: Se observan del 1 al 25 de noviembre, con máximo el día 3. Se prevén cinco meteoros por hora. También se les denomina «bolas de fuego de Halloween».

-Táuridas del Norte: Se observan del 1 al 25 de noviembre, con máxima actividad el día 12. La previsión es de cinco meteoros a la hora.

Alfa Monocerótidas

Proceden de la constelación del Unicornio (Monoceros) Se pueden observar del 15 al 25 de noviembre; con máximo el día 21. En 1995 se vieron 420 meteoros por hora, pero en un período tan corto, como de 5 minutos, por lo que la lluvia fue extraordinariamente intensa.

Lo curioso de esta misteriosa lluvia es que no se conoce con qué regularidad se producen los máximos con intensidad como el ocurrido en 1995. Los meteoros son rápidos y débiles, con velocidades de 65 km/s.

Fuente: ABC

El cometa ISON sufre un estallido de actividad y ya es observable a simple vista

Investigadores del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) informan de un súbito aumento en el brillo y la producción de gases del cometa ISON

A simple vista se lo puede ubicar muy cerca de la estrella Spica en Virgo y muy bajo en el horizonte después de las 05:00 hs. 

El cometa ISON ha sorprendido a los astrónomos con un reciente estallido de actividad que ha aumentado considerablemente tanto su producción de gases como su brillo, hasta el punto de hacerlo observable a simple vista. Investigadores del Instituto de Astrofísica de Andalucía participan en diversas campañas de observación diseñadas para estudiar el cometa antes y después de su paso por el perihelio, el momento de su máximo acercamiento al Sol, y analizar sus características y actividad en detalle.

Los cometas, pequeños cuerpos sólidos helados, sufren modificaciones dramáticas según se aproximan al Sol y aumenta la temperatura: los hielos se calientan, evaporan (subliman) y arrastran consigo los granos de polvo, que al quedar libres reflejan la luz solar y dan lugar a la coma (la mancha difusa central que envuelve al núcleo) y las colas. Sin embargo, también pueden producirse episodios más violentos de actividad, en los que el brillo del cometa se intensifica súbitamente, como acaba de ocurrir en ISON.

Pablo Santos Sanz, investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) que participa en una campaña de observación de ISON desde el radiotelescopio IRAM de treinta metros, ha informado de un aumento de unas quince veces en la producción de ácido cianhídrico (HCN) en apenas cuarenta y ocho horas, y diversas fuentes apuntan también a un aumento de la sublimación de agua, todo lo que hace que el cometa sea ya prácticamente visible a simple vista sin instrumentos ópticos (en un cielo con condiciones de visibilidad óptimas).

"Una posible explicación para el estallido reside en que el eje de rotación ha estado bastante alineado con la dirección Sol-cometa, de modo que solo un hemisferio del núcleo cometario ha recibido radiación y puede haber "hielos frescos" (en el otro hemisferio) que apenas hayan recibido luz solar hasta ahora. Conforme ISON se vaya acercando al sol irá cambiando también la posición del punto subsolar en el cometa y, por tanto, habrá partes antes en sombra que de repente reciban radiación y puedan sublimarse", indica José Luis Ortiz, investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía.

Investigadores del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) informan de un súbito aumento en el brillo y la producción de gases del cometa ISON

A simple vista se lo puede ubicar muy cerca de la estrella Spica en Virgo y muy bajo en el horizonte después de las 05:00 hs. 

El cometa ISON ha sorprendido a los astrónomos con un reciente estallido de actividad que ha aumentado considerablemente tanto su producción de gases como su brillo, hasta el punto de hacerlo observable a simple vista. Investigadores del Instituto de Astrofísica de Andalucía participan en diversas campañas de observación diseñadas para estudiar el cometa antes y después de su paso por el perihelio, el momento de su máximo acercamiento al Sol, y analizar sus características y actividad en detalle.

Los cometas, pequeños cuerpos sólidos helados, sufren modificaciones dramáticas según se aproximan al Sol y aumenta la temperatura: los hielos se calientan, evaporan (subliman) y arrastran consigo los granos de polvo, que al quedar libres reflejan la luz solar y dan lugar a la coma (la mancha difusa central que envuelve al núcleo) y las colas. Sin embargo, también pueden producirse episodios más violentos de actividad, en los que el brillo del cometa se intensifica súbitamente, como acaba de ocurrir en ISON.

Pablo Santos Sanz, investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) que participa en una campaña de observación de ISON desde el radiotelescopio IRAM de treinta metros, ha informado de un aumento de unas quince veces en la producción de ácido cianhídrico (HCN) en apenas cuarenta y ocho horas, y diversas fuentes apuntan también a un aumento de la sublimación de agua, todo lo que hace que el cometa sea ya prácticamente visible a simple vista sin instrumentos ópticos (en un cielo con condiciones de visibilidad óptimas).

"Una posible explicación para el estallido reside en que el eje de rotación ha estado bastante alineado con la dirección Sol-cometa, de modo que solo un hemisferio del núcleo cometario ha recibido radiación y puede haber "hielos frescos" (en el otro hemisferio) que apenas hayan recibido luz solar hasta ahora. Conforme ISON se vaya acercando al sol irá cambiando también la posición del punto subsolar en el cometa y, por tanto, habrá partes antes en sombra que de repente reciban radiación y puedan sublimarse", indica José Luis Ortiz, investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía.

 

SEGUIMIENTO DE ISON

El Instituto de Astrofísica de Andalucía mantiene un puesto destacado a nivel internacional en ciencia cometaria, como muestra su participación en la misión Rosetta (ESA), que próximamente alcanzará el cometa 67 P/Churyumov- Gerasimenko. Científicos del centro participan en numerosas campañas de observación desde distintos observatorios (Observatorio de Calar Alto, Observatorio de Sierra Nevada, Observatorio del Roque de los Muchachos en La Palma, radiotelescopio IRAM en el Pico Veleta…) para extraer el máximo de información del acercamiento de ISON al Sol.

Así, se obtendrá un espectro integral y casi simultáneo de varios lugares la coma de ISON, lo que permitirá determinar qué moléculas se hallan presentes a lo largo de toda la coma o “atmósfera” del cometa y en qué cantidad. Se buscará un compuesto nunca hallado en cometas derivado del fósforo, un elemento esencial para la vida, así como hielos o granos de polvo de carácter orgánico. Se determinará la tasa de producción de gas del cometa y se estudiarán las propiedades de las partículas de polvo, e incluso se realizará un seguimiento de su variabilidad en función de su posición con respecto al Sol y del índice de rotación del núcleo.

EL COMETA ISON

C/2012 S1 (ISON) fue descubierto el 21 de septiembre de 2012 por astrónomos rusos, empleando un telescopio de la Red Internacional Científica Óptica cuyo acrónimo en inglés dio nombre al cometa. Aunque las primeras noticias apuntaban a que ISON brillaría más que la luna llena, lo que llevó a considerarlo "el cometa del siglo", ya sabemos que esas estimaciones eran demasiado optimistas. Sin embargo, la evolución de un cometa depende de tantos factores (tamaño del núcleo, composición, órbita, densidad, rotación, número de veces que ha pasado cerca del Sol, etc…), que resulta prácticamente imposible predecir cuánto brillará.

ISON muestra peculiaridades que lo convierten en un interesante ejemplar: según las estimaciones de su órbita, se trata de un cometa que procede de la nube de Oort, una burbuja que rodea todo el Sistema Solar y que, se cree, está formada por los restos de la nebulosa que dio lugar al Sol y los planetas hace cuatro mil seiscientos millones de años. La nube de Oort alberga los núcleos cometarios que dan lugar a los cometas de largo periodo y, en este sentido, ISON ofrece la oportunidad de estudiar un cometa nuevo, recién llegado de los confines del Sistema Solar y posiblemente, con algunas de las claves físicas y químicas para entender la formación, historia y evolución del mismo.

ISON presenta además otro interesante aliciente: prácticamente rozará el Sol el próximo 28 de noviembre. Durante su perihelio, o punto de la órbita más próximo a nuestra estrella, el cometa se hallará a solo 2,7 radios solares (1,8 millones de kilómetros) del Sol y alcanzará temperaturas de unos cinco mil grados, lo que presenta excitantes posibilidades: puede que ISON sufra, debido al calor, un intenso periodo de actividad derivado no solo de la sublimación del hielo sino también de los silicatos o incluso metales, lo que liberaría gran cantidad de polvo y aumentaría considerablemente el brillo. Pero también puede ocurrir que, debido a las fuerzas de marea o el calor producido por el Sol, el núcleo de ISON termine fragmentándose o vaporizándose, como ha ocurrido con más de dos mil cometas incluidos en la categoría de sungrazer comets (cometas que rozan el Sol).

GALERÍA DE IMÁGENES:

http://ison.iaa.es/galeria_ison

MATERIAL AUDIOVISUAL:

ISON, ¿el cometa del siglo?

http://ison.iaa.es/node/46#.UoTBweJF_To

En busca de fósforo

http://ison.iaa.es/node/47#.UoTCI-JF_To

Estudio de la cola de iones y el núcleo de ISON

http://ison.iaa.es/node/44#.UoTCSOJF_To

Más información:

MONOGRÁFICO SOBRE ISON: http://ison.iaa.es/

 Fuente: Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC), España

Taller de astrometría y fotometría

La Asociación Entrerriana de Astronomía (AEA), expresa su enorme agradecimiento a nuestros amigos Carlos Colazo y Roberto Vasconi, ambos astrónomos aficionados de la Provincia de Córdoba, por el taller de astrometría y fotometría que brindaron el pasado sábado 9 de Noviembre a los miembros de nuestra entidad.

La Asociación Entrerriana de Astronomía (AEA), expresa su enorme agradecimiento a nuestros amigos Carlos Colazo y Roberto Vasconi, ambos astrónomos aficionados de la Provincia de Córdoba, por el taller de astrometría y fotometría que brindaron el pasado sábado 9 de Noviembre a los miembros de nuestra entidad.

 

Gracias a la capacitación y a los conocimientos adquiridos en el taller, la AEA se unirá al programa de búsqueda y seguimiento de sistemas estelares binarios, asteroides y exoplanetas desde los observatorios de Oro Verde y Galileo Galilei.

Atte.
Mariano Andrés Peter.

El meteorito ruso no viajaba solo

Investigadores españoles identifican la familia de asteroides a la que pertenecía el objeto que cayó sobre la ciudad rusa de Chelyabinsk en febrero. Podrían ser cientos, difíciles de detectar y es probable que se crucen con la Tierra en los próximos años

No era un viajero solitario, sino que formaba parte de una pila de escombros espacial que lleva miles de años bailando entre Marte, Venus y la Tierra. El superbólido de Chelyabinsk, más conocido como el meteorito de Rusia, se habría disgregado del grupo para impactar contra la atmósfera de la Tierra el 15 de febrero, causando heridas a 1.500 personas y un sobresalto descomunal a miles más. Sin embargo, el susto podría no estar resuelto del todo y es posible que nuestro planeta vuelva a encontrarse con su familia de asteroides en un futuro próximo, a juzgar por los cálculos realizados por dos investigadores de la Universidad Complutense de Madrid, con los que han detectado una veintena de rocas voladoras que se mueven por la misma ruta que la caída en Rusia.

Los cálculos de Carlos y Raúl de la Fuente indican que muchos asteroides comparten órbita con el de Chelyabinsk, desgajados como aquél de una gigantesca roca que se encontraba en el cinturón de asteroides. “No es posible saber el número exacto de estos fragmentos”, advierte Carlos de la Fuente, “pero si hay unos 20 objetos conocidos que tienen órbitas similares, el número de objetos pequeños, con tamaños similares (20 metros) o más pequeños que el fragmento que causó el superbólido puede estar en los varios centenares”. Varios centenares de familiares que están distribuidos por esa misma órbita, a millones de kilómetros de distancia, dando vueltas una y otra vez a un circuito que en algún momento puede cruzarse con la Tierra. “No se trataría de una nube de fragmentos como en las películas”, aclara.

Investigadores españoles identifican la familia de asteroides a la que pertenecía el objeto que cayó sobre la ciudad rusa de Chelyabinsk en febrero. Podrían ser cientos, difíciles de detectar y es probable que se crucen con la Tierra en los próximos años

No era un viajero solitario, sino que formaba parte de una pila de escombros espacial que lleva miles de años bailando entre Marte, Venus y la Tierra. El superbólido de Chelyabinsk, más conocido como el meteorito de Rusia, se habría disgregado del grupo para impactar contra la atmósfera de la Tierra el 15 de febrero, causando heridas a 1.500 personas y un sobresalto descomunal a miles más. Sin embargo, el susto podría no estar resuelto del todo y es posible que nuestro planeta vuelva a encontrarse con su familia de asteroides en un futuro próximo, a juzgar por los cálculos realizados por dos investigadores de la Universidad Complutense de Madrid, con los que han detectado una veintena de rocas voladoras que se mueven por la misma ruta que la caída en Rusia.

Los cálculos de Carlos y Raúl de la Fuente indican que muchos asteroides comparten órbita con el de Chelyabinsk, desgajados como aquél de una gigantesca roca que se encontraba en el cinturón de asteroides. “No es posible saber el número exacto de estos fragmentos”, advierte Carlos de la Fuente, “pero si hay unos 20 objetos conocidos que tienen órbitas similares, el número de objetos pequeños, con tamaños similares (20 metros) o más pequeños que el fragmento que causó el superbólido puede estar en los varios centenares”. Varios centenares de familiares que están distribuidos por esa misma órbita, a millones de kilómetros de distancia, dando vueltas una y otra vez a un circuito que en algún momento puede cruzarse con la Tierra. “No se trataría de una nube de fragmentos como en las películas”, aclara.

Como si fueran el equipo de reconstrucción de accidentes de tráfico de la Guardia Civil, Carlos y Raúl de la Fuente quisieron averiguar de dónde venía el bólido accidentado. Lo hicieron aplicando un método novedoso para identificar su origen. Primero trataron de calcular al detalle la órbita que habría seguido este meteorito antes del impacto. Después, compararon esa trayectoria con la de otros asteroides con la intención de dar, si es que existía, con la familia del bólido de Chelyabinsk. Finalmente, realizaron simulaciones del comportamiento de estos cuerpos para convencerse de que estadísticamente era plausible que llevaran miles de años viajando juntos.

Un hermano gigante

Según sus resultados, el bólido ruso comparte origen con el meteorito 2011 EO40, una mole rocosa de unos 200 metros de diámetro que no volverá a acercarse a la Tierra (a millones de kilómetros) hasta septiembre de 2025. Tanto el meteorito ruso como este otro pertenecían a un gigantesco objeto del cinturón de asteroides, que se fue desintegrando a causa de los cambios de temperatura y las fuerzas de marea provocadas por los planetas. “Es más fácil detectar objetos de mayor tamaño que aquellos más pequeños, así que es muy posible que el objeto de mayor tamaño moviéndose en una órbita similar a la del superbólido sea el 2011 EO40“, asegura De la Fuente.

El padre de todos estos asteroides, que debía de medir unos pocos kilómetros, comenzó a desintegrarse hace menos de 40.000 años, y desde entonces toda esta escombrera espacial ha estado cruzándose en el camino de los planetas que se encuentran dentro del cinturón de asteroides: “Estos encuentros se producen cada varias decenas de años. En el caso de 2011 EO40 hay encuentros con Marte cada 20 años, con Venus cada 60 años y con la Tierra es más irregular, entre 3 y 14 años. En 40.000 años ha podido sufrir más de 600 encuentros cercanos con Venus”, explica De la Fuente.

La propuesta de los hermanos De la Fuente acaba de ser publicada en una revista especializada (Monthly Notices of the Royal Astronomical Society: Letters). Su publicación fue revisada por el astrofísico Josep María Trigo, del Instituto de Ciencias del Espacio (CSIC-IEEC), quien considera “muy oportuno y sólido” el trabajo de los investigadores de la Complutense. “Después de acercarse a un planeta, estas pilas de escombros sufren un efecto marea que provoca que aumente la probabilidad de tener un pico de impactos en décadas y siglos posteriores. Producen enjambres de objetos que incrementan la tasa de impacto”, asegura Trigo, experto mundial en este campo y autor de un trabajo que abrió el camino a los De la Fuente para explorar esta forma de buscar el origen de los asteroides.

Una pila de escombros

Estas fuerzas de marea, producidas por la gravedad durante los encuentros de asteroides y planetas, afectan a la cohesión interna del objeto y ayudan a su desintegración parcial y gradual. “Durante esta desintegración se pueden desprender cientos o incluso miles de fragmentos y uno de ellos pudo ser el meteoroide que produjo el superbólido de Chelyabinsk”, explica Carlos de la Fuente. De este modo se formó el enjambre que podría amenazar en el futuro a la Tierra, según las evidencias recabadas por estos astrofísicos.

Los primeros en calcular la trayectoria del bólido ruso fueron unos investigadores de la Universidad de Antioquia en Medellín (Colombia), basándose en las grabaciones de vídeo, y de ahí dedujeron su órbita previa y por tanto su origen. Uno de ellos es Jorge Zuluaga, ajeno al estudio de la Complutense, que aplaude las conclusiones de este nuevo trabajo. “Los métodos y resultados que han usado los autores son bastante robustos, además de muy ingeniosos e inspiradores, lo que hace que sus conclusiones sean realmente convincentes”, defiende Zuluaga, aunque echa de menos una “prueba a ciegas”, con trayectorias al azar, para “mostrar que no están viendo una asociación donde no la hay”.

“Pero la ciencia funciona exactamente como lo muestra este caso: ante la ausencia de mejor evidencia, este resultado es el primero en ofrecer alguna luz sobre el origen del bólido. Se compruebe correcto o no en el futuro, estamos, como especie, haciendo nuestro mejor intento”, defiende este astrofísico colombiano.

Medio millón de cometas y asteroides desconocidos nos amenazan

 Ida, el primer asteroide descubierto que posee un satélite natural llamado Dactyl

Anoche, mientras todos los astrónomos de todo el mundo realizaban meticulosos ensayos con sus equipos para perseguir hoy al asteroide 2012 DA14, descubierto por el granadino observatorio de La Sagra, otro viajero espacial se nos acercaba por la espalda y nos pillaba desprevenidos, hiriendo a cientos de personas cerca de los Urales, en Rusia. No es extraño, si atendemos a las cifras: se calcula que hay más de medio millón de asteroides como estos surcando nuestra órbita, de los que se han catalogado 9.600. Son los denominados NEO (objetos próximos a la Tierra, por sus siglas en inglés), de los que habríamos descubierto en torno al 1%. De los conocidos, apenas 362 se consideran probabilísticamente peligrosos, aunque sea de forma remota, según la Agencia Espacial Europea (ESA). Recientemente, la NASA hizo una especie de recuento: existirían unos 4.700 asteroides peligrosos por ser mayores de 100 metros de diámetro, de los que tenemos localizados al 20%-30%. De alertar de su llegada se dedican, en la medida de sus posibilidades, organismos relativamente recientes creados por la NASA y la ESA. Pero también miles de aficionados que pasan las noches mirando al cielo, a través de sus portátiles, para alertar de sus peligros.
Algo así sucedió en las primeras horas del 23 de febrero del año pasado, cuando el equipo de Jaime Nomen, del Observatorio Astronómico de Mallorca (OAM), detectó un objeto desconocido que sería catalogado como el asteroide 2012 DA14 y cuya órbita le convierte en un potencial peligro para los habitantes de la Tierra. Esta noche, ese asteroide peinará el flequillo de nuestro planeta, acercándose hasta unos 27.700 kilómetros sobre Indonesia, mucho más cerca que nuestros satélites geoestacionarios artificiales, que orbitan 35.000 kilómetros por encima del ecuador. Nunca antes de había calculado el paso de un objeto de este tamaño tan cerca… sin golpearnos. Desde La Sagra ya han detectado 64 objetos y ocho cometas.

 Ida, el primer asteroide descubierto que posee un satélite natural llamado Dactyl

Anoche, mientras todos los astrónomos de todo el mundo realizaban meticulosos ensayos con sus equipos para perseguir hoy al asteroide 2012 DA14, descubierto por el granadino observatorio de La Sagra, otro viajero espacial se nos acercaba por la espalda y nos pillaba desprevenidos, hiriendo a cientos de personas cerca de los Urales, en Rusia. No es extraño, si atendemos a las cifras: se calcula que hay más de medio millón de asteroides como estos surcando nuestra órbita, de los que se han catalogado 9.600. Son los denominados NEO (objetos próximos a la Tierra, por sus siglas en inglés), de los que habríamos descubierto en torno al 1%. De los conocidos, apenas 362 se consideran probabilísticamente peligrosos, aunque sea de forma remota, según la Agencia Espacial Europea (ESA). Recientemente, la NASA hizo una especie de recuento: existirían unos 4.700 asteroides peligrosos por ser mayores de 100 metros de diámetro, de los que tenemos localizados al 20%-30%. De alertar de su llegada se dedican, en la medida de sus posibilidades, organismos relativamente recientes creados por la NASA y la ESA. Pero también miles de aficionados que pasan las noches mirando al cielo, a través de sus portátiles, para alertar de sus peligros.
Algo así sucedió en las primeras horas del 23 de febrero del año pasado, cuando el equipo de Jaime Nomen, del Observatorio Astronómico de Mallorca (OAM), detectó un objeto desconocido que sería catalogado como el asteroide 2012 DA14 y cuya órbita le convierte en un potencial peligro para los habitantes de la Tierra. Esta noche, ese asteroide peinará el flequillo de nuestro planeta, acercándose hasta unos 27.700 kilómetros sobre Indonesia, mucho más cerca que nuestros satélites geoestacionarios artificiales, que orbitan 35.000 kilómetros por encima del ecuador. Nunca antes de había calculado el paso de un objeto de este tamaño tan cerca… sin golpearnos. Desde La Sagra ya han detectado 64 objetos y ocho cometas.

 

Cometa desplegando su típica cauda o cola

“Lo nuestro no es astrofísica”, aclaraba el jueves Nomen, camino de La Sagra, desde donde capturaron al 2012 DA14. “Nosotros nos dedicamos estrictamente a la detección de objetos: sobre todo es trabajo informático, de tratamiento de imágenes, de programación”, apunta. El caso de Nomen resume perfectamente la profesionalización a la que llegan estos aficionados. Odontólogo de formación, tan solo mira muelas una vez por semana. El resto del tiempo lo dedica a los asteroides gracias a las ayudas que recibe de distintos organismos públicos. “La ESA (Agencia Espacial Europea) nos viene financiando… Bueno, nos financia porque hemos ganado proyectos para ellos, no es que nos dé el dinero porque sí”, aclara Nomen. Además, cuentan con apoyo económico del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) y 5.770 euros de la Sociedad Planetaria -que fundara Carl Sagan- para comprar instrumental.
El caso de Nomen y el resto del equipo de La Sagra es un ejemplo perfecto de la importancia de estos aficionados, que se esfuerzan en alcanzar niveles de profesionalidad dignos de los grupos más punteros del mundo para vigilar los cielos por nosotros. Buena parte de ellos miran al firmamento desde España, cuyos equipos registran buena parte de estos objetos peligrosos, solo por detrás de EEUU. La Sagra y el Observatorio del Teide son dos de los mejores puntos de Europa para tratar de dar con un NEO. Pero dependen de los dineros públicos y los recortes les pueden perjudicar gravemente: “Sin las ayudas sería imposible. Ya en la actualidad vamos al límite, hace falta un hardware muy potente para ser competitivos”, explica Nomen, preocupado porque “sin duda alguna”, la reducción de la aportación española a la ESA va a reducir el retorno hacia proyectos como el suyo.

Imágen de la superficie del asteroide Lutetia

Problemas de financiación

El problema de la financiación ha provocado que desde hace unos años se haya frenado la aportación de los amateurs, que vivieron su mayor esplendor en torno a 2008. Desde ese año, se disparó el hallazgo de objetos más pequeños y menos brillantes, y los modestos equipos de los aficionados empezaron a quedar en evidencia. Mientras que los astrónomos aficionados cada vez pesan más en otros campos de la investigación, como la búsqueda de exoplanetas, la competencia y la importancia de los materiales ha provocado que cada vez sean menos los que colaboran en su sector, como reconoce Nomen. Estar en la vanguardia de los descubrimientos, como ellos, es muy caro. La mayoría se dedica a labores de seguimiento o follow-up, como lo denominan ellos, un campo en el que la aportación de los astrónomos no profesionales es decisiva.
Así lo confirma Ed Beshore, responsable del Catalina Sky Survey, el proyecto que lidera mundialmente la detección de estos asteroides: “La observación de objetos recién descubiertos para refinar las órbitas es muy importante. Hasta 2008, los grupos profesionales dependían mucho de los aficionados para el seguimiento de NEOs recién descubiertos. En Catalina, alrededor del 80% de los trabajos de seguimiento dependían de ellos”, asegura Beshore. Una vez cazado el objeto es importante seguir observando su viaje para ayudar a calcular su velocidad de rotación, su forma y demás información que terminarán por definir su trayectoria.

Estela dejada por un bólido

La importancia de seguir la trayectoria

Porque buena parte de estos asteroides regresan, ya que siguen órbitas que en ocasiones se asemejan demasiado a la de la Tierra. El 2012 DA14, por ejemplo, da una vuelta al Sol en 366,2 días. Determinar que no volverá a cruzarse con nosotros, o que no lo hará hasta dentro de tres décadas (como es el caso), es fundamental. Por ello, estos objetos se catalogan en distintas categorías, según lo prioritaria que sea su observación. En la actualidad, no hay ninguno catalogado como Urgente y solo dos como Necesario.
Beshore explica que nunca como ahora la NASA ha puesto tanto dinero encima de la mesa para buscar estos objetos potencialmente peligrosos: 20 millones de dólares. Sin embargo, la competencia es feroz y solo el 30%-40% de los aspirantes logra pegarle un bocado al pastel, según sus cálculos. Ahí es donde La Sagra se mantiene peleón, ya que forma parte destacada del proyecto vigilancia de objetos espaciales de la ESA (SSA).

Tutatis, un asteroide de 400 mts. de diámetro que amenaza con impactar en el futuro

El responsable del programa para objetos peligrosos para la tierra, Detlef Koschny, se encarga de coordinar el trabajo de los grupos de aficionados. Insiste en que su trabajo es “muy importante” para el seguimiento de los asteroides, para que “ no se pierdan de nuevo debido a incertidumbres en sus órbitas”. Desde su programa financian tanto a La Sagra en Granada como el equipo de voluntarios del Observatorio del Teide (TOTAS) de Tenerife, un grupo internacional de aficionados a la caza de potenciales meteoritos que ya ha dado sus primeras alegrías. A ellos se ha sumado hace poco el telescopio británico Faulkes, que promete disparar el ratio europeo de descubrimiento de amenazas.
Koschny resalta que los aficionados están haciendo grandes aportaciones en el apartado de la programación. En este campo, se trata de una labor fundamental porque ayuda a los expertos a filtrar al máximo la detección de rocas voladoras desconocidas, eliminando ruido, asteroides conocidos, satélites artificiales y demás obstáculos. De hecho, en TOTAS colabora uno de los mejores, el alemán Matthias Busch, desarrollador de Astrometrica, un software fundamentar para dar con un NEO. Un simple aficionado premiado con el nombre de un asteroide, 7687 Matthias, por su importante contribución. “El software detecta objetos en movimiento. Sin embargo, no todos son asteroides y para distinguirlos hacen falta personas mirando esas imágenes en miniatura”, explica Koschny. “Compartir ese trabajo entre diez personas es, obviamente, diez veces más rápido que si lo hago solo. Definitivamente, necesitamos más ojos mirando el cielo”.

Fuente: Es Materia