La misión Kepler de la NASA ha confirmado su primer exoplaneta en la zona habitable

La misión Kepler de la NASA ha confirmado su primer exoplaneta en la "zona habitable" en torno a una estrella, la región donde el agua líquida podría existir en la superficie del planeta. Kepler también ha descubierto más de 1.000 candidatos a nuevos planetas, casi duplicando el número previamente conocido. Diez de estos candidatos son de un tamaño parecido a la Tierra y órbitan en la zona habitable de su estrella anfitriona. Los candidatos requieren observaciones de seguimiento para verificar que son planetas reales.

   El planeta recién confirmado, Kepler-22b, es el más pequeño encontrado hasta ahora orbitando en el centro de la zona habitable de una estrella similar a nuestro sol. El planeta tiene aproximadamente 2,4 veces el radio de la Tierra. Los científicos aún no saben si Kepler-22b tiene una composición predominantemente rocosa, gaseosa o líquida, pero su descubrimiento es un paso más cerca de encontrar planetas como la Tierra.

   Investigaciones previas sugerían la existencia de planetas cercanos al tamaño de la Tierra en zonas habitables, pero la confirmación clara resultó difícil de alcanzar. Otros dos planetas pequeños orbitando estrellas más pequeñas y frías que nuestro Sol fueron confirmados recientemente en los bordes de la zona habitable, con órbitas más parecidas a las de Venus y Marte.

La misión Kepler de la NASA ha confirmado su primer exoplaneta en la "zona habitable" en torno a una estrella, la región donde el agua líquida podría existir en la superficie del planeta. Kepler también ha descubierto más de 1.000 candidatos a nuevos planetas, casi duplicando el número previamente conocido. Diez de estos candidatos son de un tamaño parecido a la Tierra y órbitan en la zona habitable de su estrella anfitriona. Los candidatos requieren observaciones de seguimiento para verificar que son planetas reales.

   El planeta recién confirmado, Kepler-22b, es el más pequeño encontrado hasta ahora orbitando en el centro de la zona habitable de una estrella similar a nuestro sol. El planeta tiene aproximadamente 2,4 veces el radio de la Tierra. Los científicos aún no saben si Kepler-22b tiene una composición predominantemente rocosa, gaseosa o líquida, pero su descubrimiento es un paso más cerca de encontrar planetas como la Tierra.

   Investigaciones previas sugerían la existencia de planetas cercanos al tamaño de la Tierra en zonas habitables, pero la confirmación clara resultó difícil de alcanzar. Otros dos planetas pequeños orbitando estrellas más pequeñas y frías que nuestro Sol fueron confirmados recientemente en los bordes de la zona habitable, con órbitas más parecidas a las de Venus y Marte.

EN BUSCA DEL GEMELO DE LA TIERRA
   "Este es un importante hito en el camino para encontrar gemelo de la Tierra", dijo Douglas Hudgins, científico del programa Kepler de la NASA en Washington.

   Kepler descubre planetas y planetas candidatos mediante la medición de las caídas en el brillo de más de 150.000 estrellas debido a planetas que se cruzan por delante. Kepler requiere por lo menos tres tránsitos para verificar una señal de un planeta.

   "La fortuna nos sonrió con la detección de este planeta", dijo William Borucki, investigador principal de Kepler del Ames Research Center de la NASA, quien dirigió el equipo que descubrió Kepler-22b. "El primer tránsito fue capturado tan sólo tres días después de que Kepler quedase operativamente preparado. Fuimos testigos del tercer tránsito en el verano de 2010".

   El equipo científico de Kepler utiliza los telescopios terrestres y el Telescopio Espacial Spitzer para revisar las observaciones de planetas candidatos que la nave espacial encuentra. El campo de estrellas que Kepler observa en las constelaciones Cygnus y Lyra sólo puede ser visto desde observatorios terrestres en la primavera y hasta principios de otoño. Los datos de estas otras observaciones ayudan a determinar qué candidatos se pueden validar como planetas.

TARDA 290 DÍAS EN ORBITAR SU ESTRELLA
   Kepler-22b se encuentra a 600 años luz de distancia. Mientras que es más grande que la Tierra, su órbita de 290 días alrededor de una estrella similar al Sol se asemeja a la de nuestro mundo. La estrella del planeta anfitrión pertenece a la misma clase que nuestro sol, llamado tipo-G, aunque es ligeramente más pequeña y fría.

   De los 54 candidatos a planetas en zona habitable comunicados en febrero pasado, Kepler-22b es el primero en ser confirmado. Este hito se publicará en The Astrophysical Journal.

   Desde el último catálogo que fue publicado en febrero, el número de planetas candidatos identificados por Kepler se ha incrementado en un 89 por ciento y asciende actualmente a 2.326. De estos, 207 son aproximadamente del tamaño de la Tierra, 680 son super tamaño de la Tierra, 1.181 son del tamaño de Neptuno, 203 son del tamaño de Júpiter y 55 son más grandes que Júpiter.

   Los resultados, basados en observaciones realizadas desde mayo 2009 hasta septiembre de 2010, muestran un incremento importante en el número de candidatos a planeta de menor tamaño.

   Kepler observó muchos grandes planetas en órbitas pequeñas al comienzo de su misión, que se reflejaron en el comunicado de febrero. Después de haber tenido más tiempo para observar tres tránsitos de planetas con periodos orbitales, los nuevos datos sugieren que los planetas entre una a cuatro veces el tamaño de la Tierra pueden ser abundantes en la galaxia.

   Hay 48 candidatos a planetas en la zona habitable de su estrella. Si bien esto es una disminución de los 54 reportados en febrero, el equipo de Kepler ha aplicado una definición más estricta de lo que constituye una zona habitable en el nuevo catálogo, para tener en cuenta el efecto de calentamiento de la atmósfera en periodos orbitales más largos.

   "El tremendo crecimiento en el número de candidatos tamaño de la Tierra nos dice que nos acercamos a los planetas para los que Kepler fue diseñado: los que no sólo son del tamaño de la Tierra, sino que también son potencialmente habitables", dijo Natalie Batalha, responsable del equipo de Kepler en la San Jose State University en California.

Fuente: EUROPA PRESS

El misterio de la ionósfera lunar

Los granos de polvo que flotan sobre la superficie lunar son ionizados por la radiación UV del Sol

¿Cómo es posible que un mundo sin aire tenga una ionósfera? De algún modo la Luna se las arregló para tenerla.
Los investigadores de la Luna han estado batallando con este misterio durante años y es posible que finalmente hayan encontrado una solución.
Pero primero, ¿Qué es una ionósfera?
Cada planeta terrestre con una atmósfera posee una ionósfera. En lo alto, más allá de la superficie rocosa del planeta, donde la atmósfera se encuentra con el vacío del espacio, los rayos ultravioleta (UV) del Sol rompen y separan los átomos del aire. Esto crea una capa de gas ionizado, una "ionósfera".
Aquí en la Tierra, la ionósfera tiene un alto impacto sobre las comunicaciones y la navegación. Por ejemplo, refleja las ondas de radio, permitiendo de este modo que los operadores de radio de onda corta hagan rebotar las transmisiones sobre el horizonte para lograr comunicaciones a largas distancias. La ionósfera también desvía y dispersa las señales de los satélites del GPS (Global Positioning System o Sistema de Posicionamiento Global, en idioma español), algunas veces causando que el detector del GPS se equivoque en la posición que indica.

Los granos de polvo que flotan sobre la superficie lunar son ionizados por la radiación UV del Sol

¿Cómo es posible que un mundo sin aire tenga una ionósfera? De algún modo la Luna se las arregló para tenerla.
Los investigadores de la Luna han estado batallando con este misterio durante años y es posible que finalmente hayan encontrado una solución.
Pero primero, ¿Qué es una ionósfera?
Cada planeta terrestre con una atmósfera posee una ionósfera. En lo alto, más allá de la superficie rocosa del planeta, donde la atmósfera se encuentra con el vacío del espacio, los rayos ultravioleta (UV) del Sol rompen y separan los átomos del aire. Esto crea una capa de gas ionizado, una "ionósfera".
Aquí en la Tierra, la ionósfera tiene un alto impacto sobre las comunicaciones y la navegación. Por ejemplo, refleja las ondas de radio, permitiendo de este modo que los operadores de radio de onda corta hagan rebotar las transmisiones sobre el horizonte para lograr comunicaciones a largas distancias. La ionósfera también desvía y dispersa las señales de los satélites del GPS (Global Positioning System o Sistema de Posicionamiento Global, en idioma español), algunas veces causando que el detector del GPS se equivoque en la posición que indica.

La primera evidencia convincente de una ionósfera que envuelve la Luna proviene de la década de 1970, de las sondas soviéticas Luna 19 y 22. Sobrevolando la Luna a baja altura, los sensores de estos orbitadores detectaron una capa de material cargado que se extendía unas pocas decenas de kilómetros sobre la superficie lunar y que contenía alrededor de 1.000 electrones por centímetro cúbico (mil veces más de lo que cualquier teoría podía explicar). Los radioastrónomos también encontraron pistas de la ionósfera lunar, cuando la luz de fuentes de radio distantes pasó a través del limbo de la Luna.
La idea de una "Luna sin aire" que tiene una ionósfera no tiene mucho sentido, pero la evidencia se acumula.
En realidad, la Luna no está tan sin aire como mucha gente piensa. Pequeñas cantidades de gas creadas por la descomposición radioactiva se escapan del interior lunar; los meteoroides y el viento solar también arrancan átomos de la superficie de la Luna. El gas extraído resultante es muy delgado, tanto que muchos investigadores se niegan a llamarlo atmósfera y prefieren el término "exósfera". La densidad de la exósfera lunar es aproximadamente cien mil billones de veces menor que la del aire en la Tierra; esto no es suficiente evidencia para una ionósfera tan densa como la que la Luna parece tener.
Durante 40 años, la ionósfera de la Luna permaneció como un misterio hasta que Tim Stubbs, del Centro Goddard para Vuelos Espaciales (Goddard Space Flight Center, en idioma inglés), publicó una posible solución a principios de este año. La respuesta, de acuerdo con lo que él propone, es el polvo lunar.
Stubbs, un científico de alrededor de 30 años, que ni siquiera había nacido cuando se descubrió la ionósfera de la Luna, leyó el informe de los astronautas de la nave Apollo 15, quienes afirmaron haber visto un extraño brillo sobre el horizonte de la Luna. Muchos investigadores creen que lo que los astronautas estaban viendo era polvo lunar. La Luna es un lugar extremadamente polvoriento, rodeado naturalmente por un enjambre de granos de polvo (pensemos en PigPen, de Charlie Brown). Cuando estos granos flotantes son iluminados por el Sol al amanecer o al atardecer, crean un brillo a lo largo del horizonte.
Stubbs y sus colegas se dieron cuenta de que el polvo que flota puede ser la respuesta. Los rayos UV del Sol golpean los granos y los ionizan. De acuerdo con sus cálculos, este proceso produce la suficiente carga (granos positivos rodeados por electrones negativos) como para crear la ionósfera observada.
Una ionósfera hecha de polvo en lugar de gas es algo nuevo para la ciencia planetaria. Nadie sabe cómo se comportará a diferentes horas de la noche o del día, o en las diferentes fases del ciclo solar, o cómo podría afectar a las futuras comunicaciones por radio y a la navegación en la Luna. La sonda ARTEMIS (Acceleration, Reconnection, Turbulence and Electrodynamics of the Moon's Interaction with the Sun o Aceleración, Reconexión, Turbulencia y Electrodinámica de la Interacción de la Luna con el Sol, en idioma español), de la NASA, que ahora se encuentra orbitando la Luna, y la nave espacial LADEE (Lunar Atmosphere and Dust Environment Explorer o Explorador de la Atmósfera y el Ambiente de Polvo Lunar, en idioma español), cuyo lanzamiento está programado para el año 2013 con el propósito específico de estudiar la exósfera lunar, podrían entonces revelar su hábitos.
Más noticias al respecto se esperan en menos de 40 años

La investigación original a la que se hace referencia en esta historia fue publicada en la edición del mes de octubre de 2011 de Planetary and Space Science (Ciencia Planetaria y Espacial): Stubbs, T.J., D.A. Glenar, W.M. Farrell, R.R. Vondrak, M.R. Collier, J.S. Halekas y D.T. Delory (2011), "On the role of dust in the lunar ionosphere" ("Sobre el rol del polvo en la ionósfera lunar"), Planetary and Space Science, 59, 1659-1664, doi* 10.1016/j.pss.2011.05.011.

Fuente: Ciencia@NASA

Despega Curiosity, el vehículo explorador de Marte

Despegue del cohete AtlasV con la sonda espacial

La NASA comenzó un viaje histórico hacia Marte con el lanzamiento, el 26 de noviembre, del Laboratorio Científico de Marte (Mars Science Laboratory o MSL, por su sigla en idioma inglés), el cual transporta un explorador, del tamaño de un automóvil, llamado Curiosity (Curiosidad, en idioma español). El despegue desde la Estación de la Fuerza Aérea de Cabo Cañaveral, a bordo del cohete Atlas V, se llevó a cabo a las 10:02 de la mañana, hora oficial del Este (7:02 de la mañana, hora oficial del Pacífico).
"Estamos muy entusiasmados por enviar el laboratorio científico más avanzado del mundo a Marte", dijo Charles Bolden, quien es el administrador de la NASA. "El MSL nos dirá las cosas fundamentales que necesitamos saber sobre Marte y, mientras avanza en sus actividades científicas, nosotros estaremos trabajando en las capacidades con las que debemos contar para una misión futura con seres humanos al Planeta Rojo y a otros destinos donde nunca hemos estado".
El cohete Atlas V, de la Alianza Unida para Lanzamientos, que transporta a la nave espacial denominada Laboratorio Científico de Marte (MSL, por su sigla en idioma inglés), la cual a su vez lleva en su interior al nuevo vehículo explorador llamado Curiosity (Curiosidad, en idioma español), despegó en horario en el primer intento de lanzamiento, a las 10:02 de la mañana (hora oficial del Este) del 26 de noviembre.
La misión será pionera en una tecnología de aterrizaje de precisión y en un aterrizaje mediante un sistema de grúa, cuyo propósito será colocar a Curiosity cerca del pie de una montaña, en el interior del cráter Gale, el 6 de agosto del año 2012. Durante una importante misión que llevará aproximadamente dos años, después del lanzamiento, el explorador investigará si la región alguna vez ofreció condiciones favorables para el desarrollo de vida microbiana, incluyendo a los componentes químicos fundamentales para la existencia de la vida.

Despegue del cohete AtlasV con la sonda espacial

La NASA comenzó un viaje histórico hacia Marte con el lanzamiento, el 26 de noviembre, del Laboratorio Científico de Marte (Mars Science Laboratory o MSL, por su sigla en idioma inglés), el cual transporta un explorador, del tamaño de un automóvil, llamado Curiosity (Curiosidad, en idioma español). El despegue desde la Estación de la Fuerza Aérea de Cabo Cañaveral, a bordo del cohete Atlas V, se llevó a cabo a las 10:02 de la mañana, hora oficial del Este (7:02 de la mañana, hora oficial del Pacífico).
"Estamos muy entusiasmados por enviar el laboratorio científico más avanzado del mundo a Marte", dijo Charles Bolden, quien es el administrador de la NASA. "El MSL nos dirá las cosas fundamentales que necesitamos saber sobre Marte y, mientras avanza en sus actividades científicas, nosotros estaremos trabajando en las capacidades con las que debemos contar para una misión futura con seres humanos al Planeta Rojo y a otros destinos donde nunca hemos estado".
El cohete Atlas V, de la Alianza Unida para Lanzamientos, que transporta a la nave espacial denominada Laboratorio Científico de Marte (MSL, por su sigla en idioma inglés), la cual a su vez lleva en su interior al nuevo vehículo explorador llamado Curiosity (Curiosidad, en idioma español), despegó en horario en el primer intento de lanzamiento, a las 10:02 de la mañana (hora oficial del Este) del 26 de noviembre.
La misión será pionera en una tecnología de aterrizaje de precisión y en un aterrizaje mediante un sistema de grúa, cuyo propósito será colocar a Curiosity cerca del pie de una montaña, en el interior del cráter Gale, el 6 de agosto del año 2012. Durante una importante misión que llevará aproximadamente dos años, después del lanzamiento, el explorador investigará si la región alguna vez ofreció condiciones favorables para el desarrollo de vida microbiana, incluyendo a los componentes químicos fundamentales para la existencia de la vida.

"El vehículo de lanzamiento nos ha dado una gran inyección en nuestra trayectoria, y estamos camino a Marte", dijo Peter Theisinger, quien es el director del proyecto del Laboratorio Científico de Marte, en el Laboratorio de Propulsión a Chorro (Jet Propulsion Laboratory o JPL, por su sigla en idioma inglés), de la NASA, en Pasadena, California. "La nave espacial está comunicada y se encuentra térmicamente estable y con energía positiva".
El Atlas V inicialmente transportó a la nave espacial hacia la órbita de la Tierra y luego, con un segundo impulso de la fase superior del vehículo, la colocó fuera de la órbita de la Tierra, en un viaje de 567 millones de kilómetros (352 millones de millas) hacia Marte.
Nuestra primera maniobra de corrección de la trayectoria tendrá lugar en aproximadamente dos semanas", expresó Theisinger. "Realizaremos controles de los instrumentos luego, en las próximas semanas, y continuaremos con meticulosos preparativos para el aterrizaje en Marte y también para las operaciones que llevaremos a cabo en la superficie".
Los ambiciosos objetivos científicos de Curiosity se encuentran entre las muchas diferencias que tiene la misión con los anteriores exploradores de Marte. El vehículo utilizará un taladro y una pala, colocados en el extremo de su brazo robot, con el fin de recolectar suelo y muestras de polvo del interior de las rocas. Luego, tamizará y formará parcelas con estas muestras y las colocará en instrumentos analíticos de laboratorio ubicados dentro del explorador. Curiosity transporta 10 instrumentos científicos con una masa total que es 15 veces más grande que la carga útil de los instrumentos científicos que hay en los vehículos exploradores de Marte Spirit (Espíritu, en idioma español) y Opportunity (Oportunidad, en idioma español). Algunas de las herramientas son las primeras de su clase en Marte; por ejemplo, un instrumento para lanzar rayos láser, el cual se usa para conocer la composición elemental de las rocas a distancia, y un instrumento destinado a la difracción de rayos X, el cual sirve para la identificación definitiva de minerales en las muestras de polvo.
Para poder transportar y soportar su carga científica, Curiosity es dos veces más largo y cinco veces más pesado que los vehículos exploradores Spirit u Opportunity. Debido a su masa de una tonelada, Curiosity es demasiado pesado como para utilizar bolsas de aire para amortiguar su aterrizaje; cosa que sí pudieron usar los anteriores exploradores de Marte. Parte de la nave espacial que transporta al Laboratorio Científico de Marte es un módulo de descenso impulsado mediante un cohete, el cual hará descender al vehículo explorador sobre cuerdas a medida que los motores del cohete controlan la velocidad del descenso.
El sitio de aterrizaje de la misión ofrece a Curiosity la posibilidad de trasladarse hacia capas de la montaña que se encuentran dentro del cráter Gale. A través de las observaciones llevadas a cabo desde la órbita, se ha podido identificar arcilla y minerales de sulfato en las capas más bajas, lo cual indica que en el pasado hubo humedad.
Las maniobras destinadas a efectuar un aterrizaje preciso a medida que la nave espacial vuela a través de la atmósfera marciana, antes de abrir su paracaídas, hacen que Gale sea un objetivo seguro para la primera vez que este explorador se posa en Marte. Esta innovación reduce el área tomada como objetivo a menos de un cuarto del tamaño que tenían los objetivos de aterrizaje previos en Marte. Sin eso, el terreno desparejo de los bordes del objetivo de Curiosity haría que el sitio fuera descartado debido a su peligrosidad.
Las innovaciones llevadas a cabo con el fin de hacer aterrizar una nave espacial más pesada con mayor precisión forman parte de los pasos del desarrollo de la tecnología necesaria para futuras misiones a Marte con seres humanos. Además, Curiosity transporta un instrumento que se utiliza para monitorizar el ambiente de radiación natural de Marte, lo que constituye una información importante para el diseño de futuras misiones a Marte que protejan la salud de los astronautas

Fuente: Ciencia@NASA

Denuncian que cayo un meteorito en Moreno

Polémica: una mujer denuncia que cayó un meteorito con radiación en su casa de Moreno
 
 

Imágen de archivo

A diferencia de muchos otros casos, ESTA VEZ HAY UNA POLÉMICA PRUEBA MATERIAL. Una mujer denunció a la Policía que un pedazo de roca se desprendió de un meteorito y cayó en el fondo de su casa en Moreno, provincia de Buenos Aires.

Polémica: una mujer denuncia que cayó un meteorito con radiación en su casa de Moreno
 
 

Imágen de archivo

A diferencia de muchos otros casos, ESTA VEZ HAY UNA POLÉMICA PRUEBA MATERIAL. Una mujer denunció a la Policía que un pedazo de roca se desprendió de un meteorito y cayó en el fondo de su casa en Moreno, provincia de Buenos Aires.

Intervinieron la fuerza local y los bomberos. “Aislaron a toda la familia”, explicó la mujer. Según relató, les pidieron que no se acercaran a la piedra porque podía tener “radiación”.

“Escuché un ruido fuerte, me acerqué y vi este pedazo de piedra. Me llamó la atención por el color, estaba como incandescente”, contó la mujer (ver video). “Me quemé las yemas de los dedos. Pero tomé precauciones. Es un desprendimiento de un meteorito”, aseguró.

Fuente: http://blogs.tn.com.ar/creeroreventar/2011/11/30/moreno_una_mujer_denuncia_que_cayo_un_meteorito_con_radiacion_en_su_casa/

El estudio de los cometas por sondas espaciales

Por Alberto Anunziato

El cometa Halley fotografiado por la AEA en 1986 desde el Observatorio de Oro Verde

La humanidad ha vivido por siglos a la espera de estos supuestos mensajeros de la desgracia que, en los cielos no contaminados por la luz eléctrica, imponían su presencia majestuosa.
El descubrimiento del cometa 9P/Tempel fue el disparo inicial (después veremos que este cometa será el primero en recibir un disparo real de los humanos) para una de las más fantasiosas y menos conocidas novelas de Julio Verne, “Las aventuras de Héctor Servadac”, en la que un cometa roza la Tierra, arranca el norte de Argelia y se lleva consigo un grupo de personajes en su camino al espacio.
Nuestros cielos ya no nos dejan ver a los cometas en su esplendor, ya es difícil que inspiren este tipo de fantasías. Nuestro único consuelo es que de a poco vamos descubriendo sus secretos a través de las sondas espaciales que se han acercado a ellos.

Por Alberto Anunziato

El cometa Halley fotografiado por la AEA en 1986 desde el Observatorio de Oro Verde

La humanidad ha vivido por siglos a la espera de estos supuestos mensajeros de la desgracia que, en los cielos no contaminados por la luz eléctrica, imponían su presencia majestuosa.
El descubrimiento del cometa 9P/Tempel fue el disparo inicial (después veremos que este cometa será el primero en recibir un disparo real de los humanos) para una de las más fantasiosas y menos conocidas novelas de Julio Verne, “Las aventuras de Héctor Servadac”, en la que un cometa roza la Tierra, arranca el norte de Argelia y se lleva consigo un grupo de personajes en su camino al espacio.
Nuestros cielos ya no nos dejan ver a los cometas en su esplendor, ya es difícil que inspiren este tipo de fantasías. Nuestro único consuelo es que de a poco vamos descubriendo sus secretos a través de las sondas espaciales que se han acercado a ellos.

La novela de Julio Verne

1.-La misión conjunta al Halley.
La ICE (International Cometary Explorer), una sonda espacial lanzada en colaboración entre la Agencia Espacial Europea y EEUU para estudiar originalmente la interacción entre el campo magnético de la Tierra y el sol, fue el primer artefacto humano en atravesar la cola de un cometa, el 11/9/1985.
Sin embargo, fueron las misiones enviadas al Halley en su paso de 1986 las que generaron una verdadera revolución en cuanto a nuestro conocimiento de estos astros. En el mes de marzo de 1986 5 sondas sobrevolaron el núcleo del cometa. La primera en acercarse fue la Sakigake japonesa, seguida por la Vega 1 soviética, la Susei japonesa, la Vega 2 y por último la Giotto de la Agencia Espacial Europea.
Estas fueron las sondas que se consideraron parte de la llama “Armada Halley”, en la que también deberíamos incluir a la ICE estadounidense (EEUU canceló su misión al Halley en 1981). El trabajo se repartió así: la ICE y las sondas japonesas realizarían mediciones a larga distancia, las sondas soviéticas localizarían el núcleo y sus datos permitirían el acercamiento preciso de la Giotto.

 

El núcleo del Halley por la sonda Giotto

El núcleo no era una “bola de nieve sucia”, como se pensaba que lo eran los nucleos cometarios desde 1950 (una masa bien sólida compuesta por hielo de diferentes gases, mayoritariamente hielo de agua, y materiales no volátiles en forma de granos de polvo), ya que en la composición prima el polvo y no el hielo. No es esférico tampoco sino tiene una extraña forma de maní de 15 km. de largo y 10 km. por ancho. Pudieron observarse por vez primera tres brillantes chorros arrojar el material nuclear desde el lado iluminado más caliente por el Sol., pero sólo alrededor del 10% de la superficie es activa. El núcleo tampoco era blanco sino más negro que el carbón y su superficie sumamente irregular, su textura es porosa y con una densidad de sólo un tercio la densidad del agua. Los chorros detectados le dan un extraño movimiento de rotación al núcleo.

2.- Deep Space encuentra al Borrelly
El modelo teórico del núcleo cometario elaborado luego de la misión conjunta la Halley fue confirmado cuando la sonda Deep Space I se acerco al 19P/Borrelly en 2001, obteniendo fotografías de su núcleo, aun más oscuro que el del Halley, que eran superiores que las de la Giotto. También se pudo medir la composición de los gases que se movían alrededor del núcleo, otorgándonos nueva información sobre cómo estos gases interactúan con el viento solar.

 

El 19P/Borrelly fotografiado por la sonda Deep Space I

3.-Los cometas a mano. Stardust y el Wild.
Otro hito en el estudio cometario vino en 2004. La sonda Stardust fue la primera misión estadounidense destinada originariamente a un cometa (el 81P/Wild 2) y la primera en recoger muestras cometarias. Sus objetivos eran la recolección de muestras de polvo interestelar (cuya existencia fue comprobada en 1993 por la sonda Ulysses) y de polvo cometario proveniente del núcleo, ambos tipos de muestras serían atrapadas usando una especie de espuma vítrea llamada “aerogel”.
La aproximación al cometa fue verdaderamente cercana, ya que el 2 de enero de 2004 ingresó en la coma hasta una distancia de apenas 236 kms. del núcleo, recogiendo muestras y tomando fotografías espectaculares que mostraron con gran nitidez un núcleo muy diferente al que mostraron las famosas fotos del núcleo del Halley. Un núcleo muy semejante a un asteroide, de gran blancura y repleto de cráteres (de hasta 150 metros de profundidad), pináculos (de hasta 100 metros de altura) y acantilados podía verse en las que fueron consideradas las mejores fotos tomadas de un cometa, un verdadero regalo para una misión que había sido programada principalmente para recoger muestras de polvo.
Las fotografías mostraban un núcleo que en vez de ser una bola de nieve sucia presentaba una superficie cohesiva que ha resistido a numerosos impactos.
También pudo observarse la abundancia de jets en la superficie (en el tiempo de sobrevuelo no se esperaba observar más de 2 y se observaron 2 docenas) y su comportamiento contrario a lo que se estimaba, ya que en vez de ser cortos chorros que se dispersaran rápidamente en el halo del cometa se trataba de largos chorros que se mantenían cohesionados a gran distancia.

 

El 81P/Wild 2 fotografiado por la Stardust

Las muestras recogidas por Stardust en una cápsula especial (“Sample Return Capsule”) tuvieron un aterrizaje exitoso en la Tierra en 2006, luego de desprenderse del cuerpo principal. La cápsula que contenía las muestras, protegidas del calor generado por la energía kinética propia de la entrada en la atmósfera, fue recuperada exitosamente en el lugar de aterrizaje, una zona desértica del estado de Utah.

 La  SRC en el desierto