Un grupo de científicos ha explicado la existencia de la nube de Oort, en las afueras del sistema solar, a partir de la presencia de una estrella hoy desaparecida.
Fotograma de «La guerra de las galaxias» (1977) donde aparece Tatooine, un planeta con dos soles
Los astrónomos han averiguado que la mayoría (alrededor de la mitad o hasta el 85%) de los puntos luminosos que vemos en el cielo nocturno son estrellas múltiples: es decir, parejas o tríos de estrellas (e incluso grupos mayores); sencillamente, están tan lejos que solo vemos un punto individual. Entonces, ¿es el Sol excepcional por ser una estrella única?
Pero lo cierto es posible que en el pasado no fuera así, y que el Sol tuviera realmente una pareja. Puede parecer inverosímil pero es la hipótesis recientemente propuesta por un grupo de astrónomos para explicar la existencia de la nube de Oort, una vasta región en las afueras del sistema solar en la que existen cientos de miles de millones de cuerpos helados, y cuyo origen no está del todo claro. Sus conclusiones se han publicado en « Astrophysical Journal Letters».
«Mostramos que una compañera binaria de la misma masa que el Sol —escriben los autores, encabezados por Amir Siraj, investigador de la Universidad de Harvard (EEUU)— situada a una separación de 1.000 UAs (una UA es la distancia entre la Tierra y el Sol) habría aumentado la probabilidad de observar la población que encontramos en la nube de Oort».
El misterio de la nube de Oort
La nube de Oort es una región de una extensión desconocida, que alcanza una distancia de miles o cientos de miles de veces la separación que hay entre la Tierra y el Sol. Se cree que allí hay una gran población de cometas y otros objetos helados de tamaño considerable, porque, de vez en cuando, la gravedad los trae hasta el interior del sistema solar, permitiendo que los veamos con telescopios o impactando con los planetas.
Aunque parezca difícil de creer, todavía no está del todo claro cómo se formó esta gigantesca nube de «escombros» espaciales. Se baraja que la gravedad de los planetas gaseosos los expulsó del interior del sistema solar, durante su formación, o bien que el Sol fue robándole objetos a otras estrellas cercanas.
Tanto en un caso como en otro, los científicos han trazado simulaciones para averiguar si estas hipótesis pueden explicar lo que observamos hoy, pero no han tenido mucho éxito. Los números no dicen que estas opciones sean imposibles, pero sí que son improbables.
«Los modelos de captura sufren porque lo cierto es que es muy difícil capturar suficientes objetos», ha explicado Siraj en « Cosmosmagazine.com». Al menos por lo que conocemos del sistema solar hasta ahora, parece probable que falte alguna pieza del puzzle.
El Planeta 9
Por eso, el equipo de Amir Siraj ha probado otra cosa. Han trazado simulaciones en las que han incorporado otra estrella al sistema solar. Así, han podido comprobar que resulta más sencillo explicar la existencia de la nube de Oort si el sistema solar estuvo habitado por una estrella binaria: este sistema múltiple habría sido más eficaz a la hora de capturar los objetos que hoy forman la nube de Oort.
La existencia de este nuevo Sol también podría arrojar algo de luz al enigma del Planeta 9, un mundo hipotético cuatro o cinco veces más masivo que la Tierra y situado a una gran distancia del Sol. Nunca ha podido vislumbrarse, pero su influencia parece intuirse en una parte de la población de objetos transneptunianos, un ejército de pequeños cuerpos situados más allá de Neptuno.
Los astrónomos lo están buscando, pero todavía no se pueden explicar cómo habría podido llegar hasta su supuesta posición: una posibilidad es que se formó muy lejos, o bien que, de nuevo, la gravedad lo expulsó hasta las afueras desde el sistema solar interior. Lo primero resulta muy difícil de explicar y lo segundo no encaja, tal como muestran los números… A no ser que se añada otra estrella al sistema solar, tal como ha averiguado el equipo de Amir Siraj.
De existir hasta nuestros días, esta estrella adicional no haría que el cielo de la Tierra se pareciera al de Tatooine. Según los investigadores, estaría tan lejos, a unos 150.000 millones de kilómetros, que más bien sería un punto muy brillante, pero menos que la Luna llena.
Divorcio estelar
Asumiendo que hubiera habido otro sol hermano, algún proceso tendría que explicar su desaparición. Según Siraj, lo más probable es que la separación ocurriera en los primeros 100 millones de años de vida del sistema solar. Una interacción gravitatoria con otra estrella cercana habría expulsado al hermano del Sol hacia el espacio interestelar.
«Es una buena idea», ha dicho en « Cosmosmagaine.com» Mike Brown, astrónomo del Instituto de Tecnología de California, que está embarcado en la búsqueda del Planeta 9. «La idea general de que el Sol comenzó como una binaria no es controvertida».
En opinión de Siraj, se podrá avanzar en la confirmación o rechazo de estas ideas cuando en 2021 entre en funcionamiento el Observatorio Vera C. Rubin, en Chile. Éste podrá rastrear el firmamento en busca del Planeta 9 y se espera que encuentre una importante población de planetas enanos en las afueras del sistema solar. Esto podría ser un importante indicio de que el Sol tuvo una estrella compañera en el pasado.
Rectificación del 24/08: la distancia entre el Sol y la otra estrella representada en los modelos es de alrededor de 1.000 UAs, y no 100, como se escribió en una versión anterior.
Fuente: ABC