Investigadores de EE.UU. captaron el exacto momento al detectar una enorme cantidad de radiación en el centro del Universo a 2700 millones de años luz.

Un equipo de astrónomos tuvo el privilegio de presenciar, en tiempo real, cómo un agujero negro supermasivo engulle una estrella.

Se trata de un evento excepcional en el cosmos que, según señalan los científicos en un artículo publicado en la revista Nature, sólo se produce, de media, una vez cada 10.000 años en una galaxia.

"Los agujeros negros son, de algún modo, como los tiburones. Se los considera, equivocadamente, máquinas que matan de forma permanente. En realidad, permanecen en calma durante la mayor parte de su vida. Pero ocasionalmente, una estrella se aventura demasiado cerca, y es ahí cuando se desencadena el frenesí carnívoro", explica Ryan Chornock, investigador del centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian y coautor del estudio.

Los agujeros negros supermasivos tienen una masa de entre un millón y mil millones la de nuestro Sol, se encuentran en el centro de la mayor parte de las galaxias del Universo y se detectan gracias a la intensa radiación que emiten cuando aspiran el gas situado a su alrededor. Por ello, cuando su entorno es pobre en gas, su radiación es débil.

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