La capa blanca que se observa en la imagen tomada por la ESA no es nieve, sino hielo de agua, presente durante todo el año.
Puede parecer una estampa típicamente navideña: nieve recién caída acumulada, perfecta para hacer muñecos o simular siluetas de ángeles en el suelo. Pero si nuestra intención es visitarla, es posible que nos quede un poco lejos (de presupuesto y de kilómetros), ya que el cráter Korelev se encuentra en el Polo Norte de nuestro vecino Marte.
La instantánea es un regalo de la misión Mars Express de la Agencia Espacial Eurpea, quien envió la misión al planeta marciano el 2 de junio de 2003 para acabar orbitando a su alrededor seis meses después. Este mes se cumplen, precisamente, 15 años de esa hazaña, que ha ayudado a comprender un poco mejor los fenómenos que ocurren en el frío y desértico planeta rojo.
Esta fotografía de Korolev fue captada por la Cámara Estéreo de Alta Resolución (HRSC) de Mars Express, que comprende cinco «franjas» capturadas en distintas órbitas y combinadas para formar esta imagen única. Además, también se ha desarrollado otra foto en perspectiva, una vista topográfica y otra contextual, para obtener así una visión completa del cráter y sus alrededores.
Hielo eterno
Sin embargo, la imagen tiene un secreto: en realidad no es nieve, sino una capa de 1,8 kilómetros de espesor formada por hielo de agua que se mantiene perpetuamente encima del cráter. Con 82 kilómetros de diámetro, se halla en las tierras bajas septentrionales de Marte, justo al sur de un vasto terreno salpicado de dunas que rodea parte del Polo Norte del planeta y que se conoce como Olympia Undae.
Esta presencia continua de hielo se debe a un fenómeno denominado acertadamente «trampa de frío», pues eso es precisamente lo que hace. Las partes más bajas de Korolev, que son las que contienen el hielo, «atrapan» el frío: el aire que se mueve sobre el depósito de hielo se enfría y desciende, formando una capa de aire frío justo por encima del hielo. Esta capa de aire frío actúa a modo de escudo y ayuda a que el hielo permanezca estable, evitando que se caliente y desaparezca. Como el aire es mal conductor del calor, este efecto se agudiza y permite que Korolev conserve su hielo.
Este depósito abovedado forma un glaciar que comprende alrededor de 2.200 kilómetros cúbicos de hielo no polar. Esto lleva a suponer, sin embargo, que esta cantidad de hielo se mezcla con una cierta cantidad de polvo, informa la DLR, la agencia espacial alemana. Pequeñas cantidades de hielo de agua se distribuyen en y alrededor del borde del cráter en forma de capas delgadas de escarcha.
No es la primera vez que que la Humanidad investiga la zona: esta región de Marte también ha sido de interés para otras misiones, incluido el programa ExoMars de la ESA, cuyo objetivo es determinar si en algún momento llegó a haber vida en el planeta.
Koroliov, el ingeniero ruso
El cráter debe su nombre al ingeniero y diseñador jefe de cohetes Serguéi Koroliov, considerado el padre de la tecnología espacial soviética.
Koroliov participó en varias misiones famosas, como el programa Sputnik, que en 1957 y los años posteriores puso en órbita alrededor de la Tierra los primeros satélites artificiales; los programas de exploración espacial tripulada Vokshod y Vostok, que en 1961 llevó al primer humano —Yuri Gagarin— al espacio; así como las primeras misiones interplanetarias a la Luna, Marte y Venus. También trabajó en algunos de los cohetes precursores de los exitosos lanzadores Soyuz, buques insignia del programa espacial ruso.
Fuente: ABC