Una potente tormenta de polvo ha sumido en la oscuridad al rover de exploración y se teme que no se pueda recuperar después de la depresión atmosférica.
El rover Opportunity de la NASA, de 185 kilogramos y que explora Marte desde hace 15 años, ha apagado casi todos sus sistemas y corre el riesgo de no volver a despertar. El motivo es una inmensa tormenta de polvo que comenzó a formarse el pasado 30 de mayo y que ya alcanza una extensión superior a la de América del Norte. Este fenómeno ha oscurecido la atmósfera del planeta casi tanto como si fuera de noche, lo que impide que el robot obtenga energía con sus paneles solares.
En una conferencia celebrada este miércoles por la tarde, el equipo de la misión reconoció su preocupación ante la posibilidad de perder uno de los dos robots que la NASA tiene en la superficie del planeta rojo, junto al rover Curiosity.
«Tenemos una conexión muy fuerte con el rover. Nos sentimos como si un familiar allegado de 97 años tuviese que ingresar en el hospital y el médico dijera que hay que esperar para ver cómo evoluciona», dijo John Callas, director de la misión, para referirse al estado anímico del equipo. «Desde luego que hay preocupación».
Los ingenieros y científicos están monitorizando en todo momento la meteorología del planeta y preparándose para responder en el caso de que el robot recupere su energía. «El rover está apagado y en modo de bajo consumo. Cuando alcance un umbral de energía se despertará y tratará de comunicarse. Estamos esperando, escuchando los posibles pulsos del rover para responder», dijo Callas.
Por suerte, aunque la tormenta también afecta la región donde se encuentra el rover Curiosity, no se teme por la continuación de su misión, ya que este robot cuenta con energía nuclear. Sin embargo, sí que podrían obligar a cesar la misión científica al menos durante algunos periodos.
El futuro, pendiendo de un reloj interno
Pero lo cierto es que los científicos de la NASA no saben si el Opportunity sobrevivirá. Todo depende de que los paneles solares consigan la mínima cantidad de energía necesaria para alimentar un reloj interno, el único sistema que no se ha apagado desde que la nave entró en modo de emergencia el pasado domingo y del que dependen las comunicaciones con la Tierra. «Si no podemos mantener el reloj en funcionamiento, la recuperación sería muy difícil», explicó Rick Zurek, jefe científico del programa de exploración de Marte.
Llegado ese momento, la Opportunity perdería la noción del tiempo. Sus sistemas, si tuvieran energía, comenzarían a hacer comprobaciones cada cuatro horas para buscar la luz del Sol en lo alto y desperezarse, poco a poco, después de la tormenta.
Otro de los riesgos que Opportunity tendrá que afrontar es el frío extremo de Marte. El rover está diseñado para trabajar en ese entorno tan duro, pero hay una temperatura mínima bajo la cual las baterías dejan de funcionar. Dado que no tiene energía suficiente, los calentadores están apagados y solo le caldea una pequeña fuente radiactiva de su interior. Esto hace que la Opportunity esté realmente al borde del precipicio.
«Creemos que el rover aguantará durante un tiempo. Debería estar cerca del equilibrio térmico, a unos -36 ºC. Y está diseñado para funcionar a una temperatura mínima de -40 ºC», explicó Callas. El margen parece bastante exiguo. Por suerte, el hemisferio sur, donde está Opportunity, está atravesando el verano. Si fuera invierno, el robot no volvería a encenderse con total seguridad.
¿Enterrado en polvo?
El polvo acumulado en principio no será un problema para los paneles solares del rover. Tal como insistieron en varias ocasiones, a pesar de la oscuridad de la tormenta, esperan que la capa de polvo movido y depositado sea muy fina, «como la que puedes encontrar en tu coche algunos días», dijo Zurek. Sin embargo, podría tener efectos negativos sobre las ópticas y demás instrumentos. Por otro lado, descartaron que pudiera bloquear algunas de las seis ruedas del robot.
En 2007 otra tormenta cubrió el planeta y dificultó las operaciones durante dos semanas. En esta ocasión, se dejó de contactar con el rover durante cuatro días para ahorrar energía. Sin embargo, en 2010 otra depresión acabó con las operaciones del rover gemelo de Opportunity, el Spirit.
Lo llamativo es que esta tormenta ha sorprendido a los investigadores por la velocidad con la que se ha propagado, y que existe la posibilidad de que se haga global y que dure meses.
Las extrañas tormentas marcianas
En Marte las tormentas pueden ser globales, durar meses y oscurecer el cielo con un manto de muerte. Y todo porque la atmósfera es muy fina y responde de forma inmediata y drástica a cualquier perturbación. Como, además, en Marte apenas hay agua en la atmósfera, este líquido no ejerce allí el papel amortiguador que tiene en la Tierra, gracias a su enorme capacidad de absorber calor.
En este caso, «esta tormenta comenzó como una tormenta local, parecida a las de la Tierra», según dijo Zurek. En estas depresiones «se generan vientos que se mueven en una dirección y que levantan polvo de la superficie. Poco a poco este polvo asciende por la atmósfera. Es entonces cuando comienza a absorber más calor y a calentarse», explicó el investigador. A medida que esto ocurre, la tormenta va ganando poder: «A causa de esto, la circulación del viento cambia en la atmósfera. Y cuanto más alto sube el polvo, más tiempo dura la tormenta. Por eso pueden durar semanas o meses. Marte es un lugar realmente extremo».
Pase lo que pase los próximos días, lo cierto es que Opportunity ha sido un éxito. Este rover estaba diseñado para durar 90 días, pero ha estado funcionando durante 15 años. En todo este tiempo, ha hecho multitud de análisis geológicos y ha recorrido más de 40 kilómetros. Ha sido capaz de soportar tormentas y oscilaciones de temperatura increíbles. Ha respondido a instrucciones dadas a 225 millones de kilómetros de distancia. Sus baterías, a pesar de tener tantos años, funcionan al 85 por ciento de su capacidad. Tal como dijo Zurek, «ojalá nuestros teléfonos móviles tuvieran unas baterías así». Veremos si el robot sobrevive a esta prueba.
Fuente: ABC