La sonda estudiará el interior del planeta y tomará medidas de los «martemotos».
Representación de la sonda «Insight». Tiene un sismógrafo (a la izquierda, posado en el suelo) y perforará la superficie (a la derecha) para medir la temperatura – NASA/JPL-Caltech
La NASA lanzó ayer su última misión a Marte. Un cohete Atlas V, de 57,3 metros de altura, despegó de Vandenberg, la base de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos en la costa de California. A las 13.05, hora peninsular española, comenzó un impresionante vuelo supersónico que lanzó a la sonda «Insight» (que en inglés significa «visión interna») a un viaje de 205 días y 146 millones de kilómetros. El trayecto finalizará cuando el robot se pose en Marte el próximo 26 de noviembre. La misión, que ha supuesto un coste en EE.UU. de unos 623 millones de euros y 150 más en Europa, medirá las constantes vitales del planeta, como su pulso o su temperatura. «Insight» es la primera misión destinada a estudiar el interior de Marte y la primera que buscará la presencia de «martemotos», terremotos marcianos.
«Tenemos muchos datos de la superficie y la atmósfera de Marte, después de casi 50 años de trabajo», explicó a ABC Alberto González Fairén, investigador del Centro de Astrobiología (INTA-CSIC) implicado en TWINS, uno de los instrumentos a bordo de la «Insight». «Pero ahora, por primera vez, vamos a analizar el interior del planeta de forma sistemática. ‘Insight’ nos mostrará cómo es Marte por dentro, y lo que es aun más importante, cómo era cuando el planeta se formó y cómo ha evolucionado hasta hoy. Esto nos permitirá entender mucho mejor cómo funcionan los planetas terrestres».
El día en que Marte murió
La historia del Sistema Solar comenzó hace unos 4.500 millones de años. Por entonces nació el Sol y se formó un gran anillo de gas, hielo, polvo y grandes rocas que chocaron entre sí. Con el tiempo, nacieron los planetas: cerca de la estrella aparecieron los rocosos y densos y, más lejos, los enormes mundos gaseosos. Hoy en día, mientras que la Tierra es un lugar idílico, Venus es un horno y Marte un desierto muerto y helado. Pero no siempre fue así. En el pasado el planeta rojo estuvo cubierto de océanos, tuvo un potente campo magnético, una densa atmósfera y grandes erupciones volcánicas. Sin embargo, parece ser que hace 3.500 millones de años el núcleo de Marte dejó de girar. Y que esto frenó en seco la historia del planeta.
En la actualidad Marte está compuesto (de fuera hacia dentro) por una corteza, un manto y un núcleo aparentemente sólido-NASA/JPL-Caltech
¿Por qué ocurrió? ¿Por qué la Tierra es especial? ¿Pasa lo mismo en los planetas de fuera del Sistema Solar? Una forma de averiguarlo es ir a Marte y estudiar su interior. Además, una de las grandes ventajas de hacerlo es que la muerte prematura del planeta le detuvo en el tiempo y le convirtió en una pieza de arqueología planetaria.
De ahí la importancia de esta misión: «’Insight’ es la primera misión geofísica a un planeta distinto a la Tierra», dijo a ABC Sharon Kedar, científico del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) participante en el programa. «Además, la sonda usará la sismología, la herramienta más potente para estudiar las profundidades de los planetas». Esta técnica solo se ha usado en la Tierra, durante cerca de un siglo, y en la Luna, durante las misiones Apolo.
Un robot con aspecto de mesa
En noviembre, la «Insight», un aparato de 600 kilogramos que tiene el aspecto de una gran mesa de jardín, frenará en la atmósfera, protegida por una cubierta y un escudo térmico. Comenzará una delicada maniobra en la que un paracaídas y 12 cohetes la posarán en la superficie de Elysium Planitia, una extensa y soleada llanura de lava.
Una vez allí, la sonda desplegará dos paneles solares que la convertirán en una especie de insecto petrificado de seis metros de largo y uno de alto. Pasados unos días, un brazo robótico «hurgará» en la «mesa» y depositará en el suelo un sismógrafo y un perforador, para medir vibraciones y temperaturas, respectivamente. Junto a estos, una conexión por radio con la Tierra estudiará las perturbaciones de la órbita de Marte para comprender cómo es la masa de su interior.
«Martemotos» y meteoritos
Las mediciones se extenderán durante dos años. Permitirán resolver varias preguntas, como cuál es el grosor de la corteza, la composición del manto o el tamaño y el estado (sólido o líquido) del núcleo de Marte. El sismógrafo podrá averiguar si allí hay temblores y medirlos: «Nuestras estimaciones dicen que los martemotos son 1.000 veces menos activos que en la Tierra», dice Kedar. Pero solo hay una forma de comprobarlo: medirlos directamente. Las vibraciones también permitirán saber cuántos meteoritos caen y con qué frecuencia lo hacen. Además, se perforarán de tres a cinco metros del suelo marciano, cuando hasta ahora la máxima profundidad a la que se ha llegado es de 18 centímetros.
Además de esta radiografía profunda, el instrumento TWINS español, muy similar a REMS, otro aparato montado en el rover «Curiosity», recogerá información sobre los vientos y las temperaturas. Esto es importante para calibrar las mediciones de «Insight» y para estudiar el clima actual de Marte.
Junto a la sonda también se han lanzado dos mini-satélites, sondas muy baratas y pequeñas que ya se usan en la Tierra, como parte de la misión «Mars Cube One». Tienen el tamaño de dos maletines y podrían ser revolucionarias, porque demostrarían que se puede usar una tecnología de satélites baratos para explorar el Sistema Solar.
El interesante camino de la exploración espacial sigue adelante. Solo dos años después de «Insight» se lanzarán dos grandes rovers. La NASA enviará «Mars 2020» para buscar huellas de vida y probar tecnología que podría ser usada por astronautas más tarde. Por otro lado, Europa y Rusia enviarán la «ExoMars2020», después del fracaso de Schiaparelli, con el fin de buscar moléculas orgánicas y de seguir haciendo perforaciones en Marte.
Fuente: ABC