Esto sitúa la cifra actual de planetas extrasolares confirmados cerca de los 3.700. El descubrimiento es importante para cartografiar los sistemas solares de la Vía Láctea.
Los datos del telescopio espacial Kepler, de la NASA, han permitido a un grupo internacional de científicos confirmar el descubrimiento de 95 nuevos exoplanetas. La investigación, que ha sido publicada en Astronomical Journal, ha sido posible gracias a los datos de «K2», la misión extendida del Kepler que comenzó en 2014 después de un fallo mecánico. En el estudio han participado científicos de varias instituciones, como la Universidad de Harvard, NASA, Caltech, la Universidad de California en Berkeley, la Universidad de Copenhague y la Universidad de Tokio.
El descubrimiento sitúa la cifra actual de exoplanetas confirmados cerca de los 3.700. Entre todos estos hay planetas rocosos de tamaño similar a la Tierra y gigantes gaseosos como Júpiter. El número es considerable teniendo en cuenta que la ciencia de exoplanetas es bastante joven: el primer exoplaneta en una estrella parecida al Sol se descubrió en 1995.
Andrew Mayo, principal autor del estudio e investigador de la Universidad Técnica de Dinamarca, ha dicho en un comunicado que la investigación comenzó con los análisis de 275 candidatos a exoplanetas. Estos candidatos son señales luminosas cuyo origen puede estar relacionado con otras estrellas o con errores del telescopio y que, por ello, deben ser analizadas en profundidad antes de ser confirmadas como exoplanetas.
«Detectamos que algunas de las señales estaban causadas por sistemas de varias estrellas o por el ruido de la nave. Pero también detectamos planetas de todos los tamaños: desde más pequeños que la Tierra a más grandes que Júpiter», dice Mayo en un comunicado.
Uno de ellos ha sido detectado en la que es la estrella más brillante analizada por el Kepler. Esto facilitará que la estrella y el planeta puedan estudiarse con los telescopios terrestres más potentes.
Tal como ha dicho Mayo, el interés de estudiar exoplanetas es que cuantos más se conozcan, más se podrá saber sobre cómo son y cuántos hay en la galaxia, por ejemplo para comprender si el Sistema Solar es único o no.
Un Universo inabarcable
Hay que recordar que nadie sabe cuántas galaxias, estrellas o planetas hay en el Universo: la tarea es sencillamente inabarcable. Lo que se ha hecho hasta ahora ha sido asomarse ahí fuera a través de un puñado de telescopios especialmente potentes. Es como si alguien quisiera contar el número de peces del océano y para ello solo tuviera un pequeño tubo por el que asomarse a las profundidades. Lo máximo que se puede hacer es extrapolar en base a lo que se ve, y luego mirar en otros puntos para comprobar si los cálculos encajan con la cantidad de peces que se encuentran.
Así se han hecho unas últimas estimaciones que hablan de un Universo con un billón de galaxias, y de una Vía Láctea, tan solo una de ellas, con 100.000 millones de estrellas. Se cree que alrededor del 7,6 por ciento de estas son parecidas al Sol. Gracias al telescopio espacial Kepler, uno de esos «tubos» que permiten asomarse a lo insondable, se considera que la mayoría de esas estrellas tienen al menos un planeta, y que la cuarta parte de estos tienen un tamaño comparable a la Tierra y podrían tener agua líquida en superficie. Pero también sabemos que hay soles con siete u ocho planetas. Y hasta las estrellas enanas, las más abundantes de la Vía Láctea, cobijan grandes sistemas solares.
Por eso, el número total de exoplanetas que puede existir es absolutamente colosal. Esto lleva a muchos científicos a considerar como segura la existencia de vida extraterrestre. Con que solo una pequeña fracción de ellos albergue las condiciones necesarias, el número de planetas con vida sería increíble.
El funcionamiento del Kepler
El telescopio espacial Kepler fue lanzado en 2009. Sufrió una avería en 2013 que hizo cambiar su misión, que pasó a llamarse K2. En ambas misiones, el telescopio ha observado de forma más o menos prolongada una zona amplia pero limitada del cielo. Apenas una rejilla con forma de cruz en mitad de las estrellas.
Dentro de esa pequeña fracción que Kepler analiza, los científicos tratan de hacer un «tratado ecológico» sobre los planetas que se encuentran. ¿Cuántos son terrestres o gaseosos? ¿Cómo se distribuyen? ¿Qué tamaño tienen?
Para averiguarlo, se recurre al método de los tránsitos. Los tránsitos son los cambios de brillo de las estrellas cuando un planeta pasa delante de ellas y tapa parte de la luz que llega a la Tierra. Kepler mira una amplia zona del cielo con muchas estrellas y mide su luz durante mucho tiempo, en busca de esos tránsitos. Como los planetas giran en torno a las estrellas, pasan cada cierto tiempo, ya sean días o años, y de forma periódica delante de ellas. Gracias a eso, Kepler permite detectar la duración de los años de los exoplanetas.
Esta información, junto al tamaño y temperatura de la estrella y la entidad de las caídas de brillo, permite estimar la composición, el tamaño y la temperatura de cada exoplaneta.
Se puede decir que esta ciencia de exoplanetas está todavía dando sus primeros pasos. Dos futuras misiones, la del Telescopio Espacial James Webb (JWST) y el Satélite de Sondeo para Exoplanetas en Tránsito (TESS) permitirán profundizar más en la materia. Incluso, será posible analizar con detalle la composición de las atmósferas de algunos exoplanetas, un paso clave para confirmar en qué lugares podrían aparecer formas de vida similares a las que conocemos.
Fuente: ABC