Ha seleccionado dos programas para la etapa de estudio de concepto. Uno de los dos será seleccionado en 2019 y lanzado a partir de 2025.
La NASA ya casi ha decidido cuál será la próxima misión robótica que continuará ampliando «New Frontiers», el programa espacial que tiene como finalidad explorar el Sistema Solar y del que forman parte las míticas misiones «New Horizons» (a Plutón), OSIRIS-REx (al asteroide Bennu) y «Juno» (a Júpiter). La agencia espacial ha descartado otras diez propuestas y se ha quedado con dos posibles próximas misiones: una para enviar una sonda al cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko y recoger material de su núcleo y otra para aterrizar en Titán, la luna de Saturno. La misión escogida recibirá una financiación de 1.000 millones de dólares, unos 840 millones de euros.
Aparte de estas, la NASA ha decidido seguir financiando otras dos propuestas: la misión Elsah (de «Enceladus Life Signatures and Habitability»), que explorará las plumas de hielo de Encélado, la luna de Saturno, y la misión Vici, de «Venus in Situ Composition Investigations»), que pretende aterrizar dos sondas en la superficie del recalentado planeta.
La misión al cometa, llamada CAESAR (de «Comet Astrobiology Exploration Sample Return») seguirá los pasos de la nave Rosetta y el módulo Philae que exploraron el cometa 67P hasta el año pasado bajo la dirección de la Agencia Espacial Europea (ESA). De ser lanzada, esta misión recogerá material del núcleo del cometa y lo traerá a la Tierra para que los científicos lo estudien. Eso sí, para ello tendrán que esperar hasta 2038.
Esta misión será dirigida por Steve Squyres, de la Universidad de Cornell, y será resultado de la colabroación entre la NASA y la JAXA, la agencia espacial japonesa, que en 2010 ya consiguió traer a la Tierra una cápsula con material procedente del asteroide Itokawa.
¿Los orígenes de la vida?
«Los cometas están entre los objetos científicamente más importantes del Sistema Solar, pero al mismo tiempo están entre los menos comprendidos», ha dicho Squyres. Su importancia radica en el hecho de que se considera que son lo más parecido a los remanentes de los ladrillos con los que se construyó el Sistema Solar, y en que se sabe que son ricos en agua y moléculas orgánicas, probablemente esenciales para el origen de la vida.
Por otra parte, la misión a Titán, que se llamará «Dragonfly», tendrá como finalidad explorar la superficie de la luna con una especie de helicóptero en busca de lugares apropiados para una posterior misión de aterrizaje, en la que se explorará algunos de los lagos de gas natural que cubren la superficie de Titán, y que podrían albergar formas de vida totalmente extravagantes. Esta misión será dirigida por Elizabeth Turtle, del Johns Hopkins University Applied Physics Laboratory.
En teoría, «Dragonfly» será capaz de visitar muchas localizaciones separadas decenas de kilómetros y de estudiar la atmósfera y la superficie, cuando hasta el momento las sondas solo han podido observar este mundo desde la distancia (como Cassini) o desde abajo, pero con pocos medios y durante poco tiempo (como la sonda Huygens, de la ESA, que estuvo operativa durante un día en la superficie de Titán).
«De esta forma podemos evaluar hasta qué punto la química prebiótica (necesaria para el desarrollo de la vida) ha evolucionado en un medio ambiente que ya sabemos que tiene los ingredientes esenciales para la vida, ya sea basada en agua o en hidrocarburos», ha explicado Turtle.
Con esta decisión, la NASA ha colocado las misiones «Dragonfly» y CAESAR en la fase A de estudio de concepto y las ha apoyado con sendas inversiones de cuatro millones de dólares. Está previsto que las propuestas finales de ambas se presenten en enero de 2019 y que en julio la agencia espacial seleccione a la ganadora. La afortunada, sería lanzada a mediados de 2020. Está previsto que la NASA destine hasta 1.000 millones de dólares en la misión seleccionada.
Fuente: ABC