El polvo espacial puede ser una auténtica «lanzadera» para pequeños seres vivos capaz de permitirles viajar entre planetas, según un estudio.
Entre todos los cientos de miles de millones de planetas que existen solo en la Vía Láctea, ¿son la Tierra o el Sistema Solar los únicos lugares donde ha aparecido la vida? ¿O son los seres vivos una etapa más en la evolución de algunos sistema solares? La respuesta a estas preguntas parece estar a muchas décadas de distancia, y quizás solo empiece a vislumbrarse cuando se encuentren indicios de vida en otros exoplanetas. Sin embargo, los científicos pueden ir allanando el camino de las posibles explicaciones para un Universo donde la vida no es un fenómeno único de una estrella entre millones.
Científicos de la Universidad de Edimburgo (Reino Unido) han publicado un artículo en la revista Astrobiology en el que han propuesto una hipótesis según la cual la vida en el planeta Tierra podría provenir perfectamente de otros planetas. De acuerdo con los cálculos de los científicos, el gran flujo de polvo espacial que cae sobre el planeta, en una cantidad de 105 kilogramos por día y a velocidades de 10 a 70 kilómetros por segundo, es suficiente para impulsar, en las capas altas de la atmósfera, a algunos pequeños seres vivos hacia el espacio. Esto implica que la vida podría transferirse desde la Tierra hacia otros lugares y que también podría ocurrir lo mismo en sentido contrario.
«El polvo espacial de hipervelocidad forma un flujo inmenso y sostenido en la atmósfera», han escrito los autores del estudio, encabezados por Arjun Berera. «Si las partículas que forman la termosfera o que llegan desde el suelo colisionan con el polvo espacial, pueden ser desplazadas, alteradas o simplemente transportadas».
Según Berera, esto puede tener muchas consecuencias para la meteorología y el viento. Pero, lo que es más interesante, en opinión del investigador de la Universidad de Edimburgo, «es la posibilidad de que este tipo de colisiones pueda darle a las partículas de la atmósfera la velocidad de escape necesaria para huir de la gravedad de la Tierra». De esta forma, el flujo de pequeñas partículas procedentes del espacio, cuyas masas van desde el gramo a la billonésima parte de un gramo, serían como una lanzadera espacial para los seres vivos.
Esto significa que organismos resistentes y pequeños, como las bacterias, los virus, esporas o tardígrados, podrían cruzar el espacio entre sistemas solares o incluso más allá, gracias al empuje del polvo espacial, y quizás sobrevivir a su travesía. También significa que el impacto de asteroides y cometas no sería el único mecanismo capaz de transferir la vida entre planetas, como ha considerado hasta ahora la teoría de la panspermia, de Svante August Arrhenius.
«La propuesta de que las colisiones del polvo espacial pudieron propulsar a organismos a distancias enormes entre planetas abre algunas interesantes perspectivas sobre cómo la vida y las atmósferas de los planetas se originaron», ha dicho Berera en un comunicado. «Las corrientes de polvo espacial presentes en los sistemas planetarios podrían ser un factor común en la proliferación de la vida».
Las próximas décadas de exploración en el Sistema Solar y de exoplanetas más allá, a través de potentes telescopios, quizás aclaren estos grandes interrogantes.
Fuente: ABC