El hallazgo de bacterias de hace 3.770 millones de años sugiere que la vida pudo surgir de fuentes hidrotermales marinas poco después de la formación del planeta.
La revista «Nature», una de las grandes publicaciones científicas, anunciaba hace unos meses el hallazgo de los fósiles de unos microorganismos de hace 3.700 millones de años preservados en rocas del espectacular paisaje de Isua, en Groenlandia. El descubrimiento anticipaba en 220 millones de años la evidencia de vida más antigua conocida hasta entonces. Pues bien, resulta que hay que dar un paso un poco más atrás. Porque la misma revista da a conocer este miércoles la aparición de otros fósiles de al menos 3.770 millones de años.
Estos restos han sido desenterrados por un equipo internacional de científicos en el llamado cinturón Nuvvuagittuq, un fascinante rincón geológico en Quebec (Canadá) que se remonta a los orígenes de la Tierra. El trabajo no solo sugiere que la vida pudo surgir y colonizar el mar pronto tras la formación de nuestro planeta, sino que quizás otros mundos similares al nuestro en el pasado pudieron pasar también por procesos similares.
Lo que ahora han visto los investigadores son filamentos y tubos diminutos encerrados en capas de cuarzo que, según concluyen, fueron creados por bacterias que vivían en el hierro. Nuvvuagittuq contiene algunas de las rocas sedimentarias más antiguas conocidas en el planeta. Probablemente, formaban parte de un sistema de fumarolas o fuentes hidrotermales en el océano donde abundaba el hierro, un hábitat idóneo para las primeras formas de vida hace entre 3.770 y 4.300 millones de años.
«Nuestro descubrimiento apoya la idea de que la vida emergió de respiraderos hidrotermales en el fondo marino, poco después de la formación de la Tierra. Esta rápida aparición de la vida se ajusta con el reciente descubrimiento de montículos sedimentarios f0rmados por microorganismos de 3.700 millones de años de edad», explica Mateo Dodd, autor del estudio actual e investigador del University College de Londres (UCL), en referencia a los hallazgos de Groenlandia. Antes, los microfósiles más antiguos de los que se tenía constancia fueron encontrados en el oeste de Australia y estaban fechados en 3.460 millones de años, pero algunos científicos creen que podrían ser simplemente rocas.
Para evitar equívocos, el equipo dirigido por el UCL estudió de manera sistemática las formas de los tubos y filamentos, hechos de hematita, una forma de óxido de hierro, encontrados en Canadá. El objetivo era descartar si podrían haber sido creados por los cambios de temperatura y presión en la roca durante el enterramiento de los sedimentos, pero encontraron esa posibilidad improbable.
Al contrario, los investigadores dicen que hay pistas de una actividad biológica, ya que las estructuras se asemejan mucho a las que dejan las bacterias oxidantes de hierro que habitan cerca de otras fuentes hidrotermales en la actualidad. Además, han aparecido junto al grafito y minerales como el carbonato de apatita que se encuentran en la materia biológica, incluidos los huesos y los dientes, y que con frecuencia se asocian con los fósiles. Otras estructuras en los fósiles también sugieren que la hematita se formó cuando las bacterias que oxidan el hierro para obtener energía quedaron fosilizadas en la roca.
Vida en Marte
«Encontramos filamentos y tubos dentro de estructuras de centímetros de ancho llamadas concreciones o nódulos, así como otras estructuras esféricas pequeñas, llamadas rosetas y gránulos, las cuales creemos productos de la putrefacción. Son idénticas a las de las rocas más jóvenes procedentes de Noruega, la zona de los Grandes Lagos de América del Norte y Australia Occidental», explica el también autor del trabajo Dominic Papineau, de la UCL y el Centro de Nanotecnología de Londres. «El hecho de que hayan sido desenterradas de una de las formaciones rocosas más antiguas conocidas sugiere que hemos encontrado evidencia directa de una de las formas de vida más antiguas de la Tierra. Este descubrimiento nos ayuda a reconstruir la historia de nuestro planeta y la notable vida en él, y ayudará a identificar los rastros de vida en otras partes del Universo», señala.
Como añade Dodd, «la vida se desarrolló en la Tierra en un momento en que Marte y nuestro planeta tenían agua líquida en su superficie, lo que plantea preguntas interesantes para la vida extraterrestre. Por lo tanto, esperamos encontrar evidencia de vida pasada en Marte hace 4.000 millones de años, o si no, la Tierra pudo haber sido una excepción especial».
Fuente: ABC