La nave ‘Rosetta’ localiza a su hermana, ‘escondida’ en una grieta del cometa 67P.
Hace unos días sucedió un encuentro único entre dos robots a más de 700 millones de kilómetros de la Tierra. La sonda Rosetta, que orbita el cometa 67P/Churyumov–Gerasimenko, estaba fotografiando la superficie de esta masa de roca y hielo que viaja a 14 kilómetros por segundo. La nave toma estos días las que serán sus últimas fotografías, pues queda menos de un mes para que se declare oficialmente el final de su misión. Uno de sus objetivos era localizar a su hermana Philae, la nave que consiguió aterrizar en la superficie del cometa convirtiéndose en la primera que lograba una hazaña así. Tras aterrizar el 12 de noviembre de 2014, Philae dejó de dar señales. En febrero se la dio oficialmente por muerta tras varios intentos de salvarla.
La Agencia Espacial Europea ha informado hoy de que una imagen tomada por Rosetta el pasado 2 de septiembre a 2,7 kilómetros de la superficie ha permitido localizar a Philae. La nave está en el fondo de una grieta totalmente en sombra, lo que explica por qué nunca pudo volver a la vida. En la foto se distingue la carcasa rectangular y tres de las patas que usó esta nave no tripulada para anclarse a su cometa.
Las últimas fotos que se tenían de la sonda hasta ahora eran del mismo día de su aterrizaje en una zona del bautizada como Agilkia. Tras el primer contacto la nave rebotó y fue a parar a otro lugar del lóbulo menor del cometa. La batería se le acabó a los tres días y la sonda entró en hibernación. En junio de 2015, cuando el cometa se acercaba al punto de su órbita más cercana al Sol, Philae resucitó brevemente y envió señales a su compañera Rosetta. Después volvió al silencio y no se la pudo localizar.
Patricia Tubiana, una de las científicas a cargo de la cámara Osiris a bordo de Rosetta, fue la primera en identificar las borrosas formas de Philae en una enorme fotografía en blanco y negro de la superficie helada del 67P. “Con menos de un mes del final de la misión Rosetta estamos muy contentos de poder haber fotografiado a Philae y verla en tanto detalle”, ha explicado. La instantánea ha permitido por fin localizar el lugar exacto donde yace la sonda, saber su orientación, y explicar por qué nunca más pudo volver a encenderse.
Perdida «para siempre»
“Empezábamos a pensar que habíamos perdido a Philae para siempre”, ha reconocido Patrick Martin, el jefe de Rosetta. Hasta ahora solo se conocía la localización aproximada de la nave en una zona de unas decenas de metros, pero las imágenes que tomaba Rosetta no tenían resolución suficiente como para revelar objetos del tamaño de Philae. Finalmente se la pudo localizar haciendo una pasada a más baja altura sobre el 67P. No se trataba solo de tener una última imagen de la nave perdida, sino de rentabilizar los datos científicos que recogió el artefacto durante sus primeros tres días a bordo del cometa.
La propia Rosetta se prepara ahora para su último viaje. El 30 de septiembre cambiará su rumbo para acercarse más que nunca al cometa, estudiar una fosa que puede aclarar la estructura interna de este cuerpo y suicidarse finalmente contra el 67P.
Fuente: El País