Con cuatro nuevos satélites, Argentina e Italia vuelven a ser socios en el espacio

Hoy firman un acuerdo para desarrollar la segunda etapa del programa Siasge, el Sistema Ítaloargentino de Satélites para la Gestión de Emergencias.

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Sumarán hasta 10 satélites volando en la misma órbita y observando el mismo punto con instrumentos que adquieren información en diferente longitud de onda. La constelación del Sistema Ítaloargentino de Satélites para la Gestión de Emergencias (Siasge) no sólo será «lo máximo» del estado del arte en tecnología satelital, sino la más importante que recorra el espacio tomándole el pulso a la Tierra.

Este prodigio de la ciencia espacial, cuya primera etapa (Siasge I) ya está en marcha, será posible gracias a la estrecha colaboración que comenzó hace poco más de una década entre la Agenzia Spaziale Italiana (ASI) y la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae).

Hoy, esa sociedad en el espacio da otro gran paso. Roberto Battiston, presidente de la ASI, está en Buenos Aires para firmar un acuerdo que permitirá iniciar una nueva edición del programa, el Siasge II, que sumará cuatro satélites nuevos a los seis ya programados, dos italianos y dos argentinos.

«Mañana definimos el futuro: extender esta colaboración con una nueva etapa -afirma Battiston tras una reunión en el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva-. Construiremos dos nuevos Cosmo SkyMed y dos nuevos Saocom. Será la constelación más grande del mundo de satélites de última generación.»

En virtud de acuerdos de cooperación bilateral, en 2005 la Argentina e Italia acordaron el funcionamiento conjunto de sus respectivos satélites de observación de la Tierra: los dos argentinos Saocom 1A y 1B, equipados con sistemas de radar en banda L, y los cuatro Cosmo-SkyMed italianos, con sistemas de radar en banda X. De esta manera, funcionando en conjunto los seis satélites se complementan y se potencian sus aplicaciones, para ofrecer productos y servicios de teledetección con radar de apertura sintética (SAR), especialmente aptos para seguimiento de inundaciones y conocimiento de la humedad de suelo, entre otros numerosos beneficios para actividades socioeconómicas y el cuidado del medioambiente. Los Cosmo ya están en órbita y los satélites Saocom están en su última etapa de desarrollo.

Los Saocom son dos satélites gemelos que orbitarán a 180 grados uno del otro; es decir, que cuando uno está subiendo hacia el Ecuador por el meridiano de Greenwich, el otro va bajando por el antemeridiano.

Al formar parte de una constelación, también pueden hacer captaciones interferométricas, que brinden información de altura, de deformación del terreno o desplazamiento de volcanes, de placas, glaciares, nieve, avalanchas, para identificación de cultivos, monitoreo de derrames de petróleo, investigación oceanográfica, registro de áreas forestadas o deforestadas, cambios en las ciudades, basurales.

Por otro lado, estos satélites tienen la importante particularidad de que pueden observar de día y de noche, con todo tipo de meteorología.

Economía espacial

«Unir fuerzas entre ambos países con estos cuatro nuevos satélites nos da la capacidad de alcanzar una precisión nunca antes implementada -dice Battiston-. Esto abre un sinnúmero de oportunidades.»

Los Saocom 1A y 1B serán lanzados en 2017 y 2018, y la ASI planea lanzar los Cosmo SkyMed en 2018 y 2019.

El acuerdo entre ambas agencias no sólo permite compartir la información y el enorme caudal de datos obtenidos por los instrumentos, sino también desarrollar aplicaciones y tecnología en conjunto. «Italia también es un socio en el Saocom, nos aporta componentes esenciales», dice Conrado Varotto, director ejecutivo de la Conae.

Y agrega Battiston: «También estamos intentando operarlos de forma coordinada para beneficiarnos de este sistema único, y desarrollar aplicaciones de los datos recolectados que son la justificación real de este esfuerzo. Porque, al final del día, lo que uno quiere es que alguien reciba esta información en su teléfono celular, que pueda hacer agricultura de precisión, por ejemplo, y la utilice para tomar decisiones».

Italia tiene una larga tradición de más de cinco décadas en el espacio. Fue el tercer país en lanzar un cohete con un satélite a bordo. Es el séptimo del mundo por su inversión en el espacio y el tercero de Europa. La ASI construyó la mitad de los módulos que habitan los astronautas en la Estación Espacial. Participa en muchas misiones de la NASA de exploración del sistema solar, e incluso aterrizó en el cometa 67P/ Churyumov-Guerasimenko como miembro de la misión Rosetta. También participa en el desarrollo del cohete Vega, el más pequeño de la familia de lanzadores europeos y desarrolló radares de observación de la Tierra y los planetas exteriores del sistema solar.

«Lo importante es que cuando uno hace estas cosas también impulsa el desarrollo de la industria, promueve la competitividad -explica Battiston-. Ahora, el desafío es explotar la nueva tecnología de pequeños satélites y ser parte de la economía del espacio, un boom en todo el mundo. Esto significa ayudar al proceso de hacer dinero en el espacio, diseñar aplicaciones, obtener datos, y nuevas formas de mejorar la calidad de vida. Así como existe el GPS y las antenas parabólicas, en el futuro usaremos el espacio mucho más.»

Dejando de lado la estación espacial, la constelación Siasge es la colaboración más importante que la ASI tenga con otro país.

Fuente: La Nación

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