Un planeta asfixiado por la contaminación

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Los chubascos que cayeron el lunes en Madrid apenas sirvieron para aliviar ligeramente los estragos que ha causado la ausencia de lluvia durante más de 40 días. El anticiclón sigue agravando los problemas de polución que habitualmente sufren tanto Madrid como otras ciudades españolas.

La mala calidad del aire se ha convertido en una preocupación global que afecta a prácticamente todo el planeta y a la que la Organización Mundial de la Salud (OMS) atribuye cada año la muerte de siete millones de personas en todo el mundo. Los esfuerzos y las regulaciones por reducir las emisiones de dióxido de nitrógeno (NO2), uno de los principales enemigos de la salud, están dando sus frutos en Europa, EEUU (que se encuentran entre los mayores emisores de este gas) y Japón. Sin embargo, en China, India y varios países de Oriente Medio (Irak, Kuwait e Irán), las emisIones de NO2 están creciendo a medida que aumenta la actividad industrial y el uso de automóviles. En Siria, los niveles han caído desde 2011 debido, sobre todo, a la guerra civil que ha paralizado su actividad económica y ha obligado a millones de personas a abandonar el país.

Evolución entre 2005 y 2014 en 195 ciudades

Así lo asegura la NASA tras medir con el instrumento OMI del satélite Aura la evolución de los niveles en la troposfera de NO2 en las 195 principales ciudades del mundo entre 2005 y 2014. Sus resultados, presentados en forma de mapas, están disponibles en su web (https://airquality.gsfc.nasa.gov).«Nuestros colegas epidemiólogos y toxicólogos nos dicen que el efecto más pernicioso sobre la salud la ejercen las partículas (de tubos de escape, desgaste de frenos y ruedas, industrias, calefacciones,…..). Pero tanto ellos como la OMS nos dicen que el dióxido de nitrógeno (NO2) tiene efectos sobre la salud humana, que agrava enfermedades existentes e incrementa la muertes prematuras, y que los valores límite de protección a la salud humana deben respetarse para reducir el riesgo», explica a este diario Xavier Querol, investigador del CSIC y del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDÆA, por sus siglas en inglés).

Según el estudio de la agencia espacial de EEUU, en general, en las ciudades europeas se han producido grandes descensos de NO2. Las mayores reducciones (de entre un 45 y un 55% menos) tuvieron lugar en las ciudades de la Península Ibérica (Madrid, Barcelona y Lisboa) y en Atenas. Los propios autores del informe añaden que «parte de ese descenso en España y Grecia podría haberse debido a la ralentización de sus economías tras la recesión económica que comenzó en 2008». Sin embargo, de las 50 ciudades europeas recogidas en el estudio de la NASA, Madrid y Barcelona siguen estando entre las que más NO2 emitieron de media en 2014. Fueron superadas por Essen, Milán, Moscú, Londres, Bruselas, París, Amsterdam y Frankfurt. Venecia supera a Barcelona pero no a Madrid. «Efectivamente, en España vemos una reducción muy clara de alrededor de 40% con dos periodos claros, del 2005 al 2008, con niveles más altos y 2009-2015 con niveles marcadamente más bajos», explica Xavier Querol. «Esta clara tendencia a la baja contrasta con los datos que se obtienen de las medidas de calidad del aire de las estaciones de ayuntamientos y comunidades autónomas», explica. Y es que «los datos de la NASA tienen una resolución de varios km2, y, por tanto, dan datos medios para grandes zonas. Se refieren a la concentración de NO2 acumulada que hay en toda la columna atmosférica. Es como si trazáramos cilindros de aire muy largos y estrechos y sumáramos todas las moléculas que hay en ese cilindro en la base de la misma, e hiciéramos el mapa».

Por ello, añade, «no son del todo equiparables a las estaciones que miden muy cerca de un foco en concreto, como las situadas en calles. Las unidades que miden nuestras estaciones de superficie son de microgramos (millonésima parte de un gramo) por metro cúbico (1.000 litros) del aire que respiramos en la superficie», detalla.Tráfico rodadoSegún un estudio publicado en 2014 en la revista Science of the Total Environment en el que participó Querol, el descenso de NO2 en estaciones de tráfico entre 2001 y 2012 sólo alcanzaba un 18% de media para toda España. Pero estas diferentes tendencias (una con más de 40% de descenso de NO2 a escala de km2, y otra mucho menor cerca del tráfico con representatividad de centenares de m2), asegura, no son contradictorias:«Nos indican que las emisiones dentro de la ciudad, debidas al tráfico rodado, no han descendido mucho debido a que, aunque haya bajado el movimiento de vehículos por la crisis, el elevado número de vehículos urbanos, la alta dieselización de nuestro parque, y las altas emisiones de NO2 de los vehículos diésel entre los años analizados generan elevadas emisiones urbanas», analiza este experto en contaminación. «Con la crisis, la industria y la generación eléctrica ha reducido mucho sus emisiones, y por eso a escala de km2 se nota un claro descenso, que no es tan marcado en las grandes ciudades y muy cerca del tráfico rodado».

Por lo que respecta a 2015 (no incluido en el mapa), Querol he calculado la media de enero a noviembre de 2015 con los datos de la NASA «y no se ve un repunte para NO2, aunque a escala de las medidas de calidad del aire en las ciudades sí parece notarse un claro repunte porque parece que vuelven a moverse más coches, y porque 2015 está siendo un año con frecuentes periodos anticiclónicos que favorecen la acumulación de contaminantes.Según denuncia Querol, «hay cinco ciudades en España (Madrid, Barcelona, Valencia, Murcia y Granada) que superan el valor límite anual de protección a la salud de la CE (coincide con el de la OMS) en lo referente a la media de concentración de NO2 en microgramos por metro cúbico para todos los días, que no debe superar 40. Además, de estas cinco ciudades, solamente Madrid «supera el valor límite horario para el mismo contaminante (no superar más de 18 horas al año la concentración de 200 microgramos por metro cúbico)». Este especialista en contaminación atmosférica subraya que «estos valores límite se definen como ‘de protección a la salud humana’, y por ello, se han fijado como obligatorios en la legislación. Deberían respetarse».

Fuente: El Mundo

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