Se han detectado capas de nubes, hechas de polvo caliente y gotitas de hierro fundido, en un astro que esencialmente es un planeta pero que en otras características se define mejor como una enana marrón.
PSO J318.5-22 es un mundo muy joven, con solo alrededor de 20 millones de años, una cifra diminuta si la comparamos con los 4.500 millones de años de edad de la Tierra.
Este lejano mundo tiene aproximadamente el mismo tamaño que Júpiter, el planeta más grande en nuestro sistema solar, pero posee más o menos ocho veces su masa, según el equipo de investigación. Las temperaturas dentro de sus nubes exceden los 800°C. PSO J318.5-22 está ubicado a unos 75 años-luz de la Tierra.
El equipo internacional de Beth Biller, de la Universidad de Edimburgo en Escocia, Reino Unido, capturó cientos de imágenes infrarrojas del objeto a medida que giraba sobre sí mismo durante un periodo de 5 horas. Comparando el brillo de PSO J318.5-22 con cuerpos celestes vecinos, Biller y sus colaboradores descubrieron que está cubierto por múltiples capas de nubes, gruesas o delgadas. Esto ocasiona cambios en el brillo del planeta mientras gira sobre sí mismo.
El equipo pudo medir de forma precisa los cambios en el brillo de PSO J318.5-22 porque no orbita alrededor de una estrella. Las estrellas como nuestro Sol emiten enormes cantidades de luz, que pueden dificultar las mediciones que se hagan de los brillos de los objetos que los orbitan.
Biller y sus colegas esperan adaptar la técnica de manera que con ella puedan estudiar planetas que sí orbitan a estrellas. Tales versiones de la técnica podrían acabar siendo aplicables a planetas más fríos y de menor masa, que cuentan con más probabilidades de ser habitables.
Fuente: Noticias de la Ciencia y la Tecnología