El meteorito Annama está relacionado con otro asteroide «potencialmente peligroso»

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El 19 de abril de 2014 un meteorito surcaba el cielo de la península de Kola (Rusia) procedente de un bólido mucho mayor. Pero no queda ahí la cosa.

Un año más tarde, un equipo internacional liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha descubierto que la caracterización de Anamma se trata de una condrita ordinaria H5, un grupo de meteoritos que posee gran consistencia y que constituye el 31% de las caídas meteoríticas.

Los investigadores han buscado la existencia del asteroide, entre todos los conocidos, del que se hubiese podido desprender el meteorito para lo que han determinado la evolución orbital de Annama, que muestra cierta similitud con la de 2014 UR116, un asteroide potencialmente peligroso (es decir, un objeto que puede colisionar con la Tierra) de unos 400 metros de diámetro descubierto el año pasado. En la actualidad se conocen 1.573 asteroides de este tipo aunque aún están intentando determinar en qué medida pueden suponer un peligro real.

Los científicos, cuyo trabajo ha sido publicado en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, destacan la importancia de este hallazgo ya que hasta el momento solo se conoce la órbita de otros 22 meteoritos. Los investigadores del CSIC compararon la órbita de Annama con la evolución de una docena de órbitas de asteroides próximos a la Tierra, reconstruyendo cómo evolucionaron sus órbitas en el Sistema Solar durante los últimos 10.000 años. Mediante este método, explican, se determina el grado de afinidad orbital y, en los casos más favorables, puede establecerse si ambos objetos tienen un origen común.

Josep Maria Trigo, investigador del CSIC en el Instituto de Ciencias del Espacio (centro del CSIC asociado al Instituto de Estudios Espaciales de Cataluña) señala que «si bien es cierto que buena parte de esos peligrosos proyectiles proceden del cinturón principal de asteroides tras ser desviados hacia la Tierra por las denominadas resonancias planetarias, en 2007 propusimos otros mecanismos físicos que permiten que estas rocas se desprendan de asteroides o cometas al sufrir aproximaciones cercanas a nuestro planeta». El efecto de marea sobre un asteroide que gira rápidamente bajo el campo gravitatorio de un planeta «puede fragmentar estos objetos o desprender grandes rocas de su superficie» explica Trigo, que añade que «después podrían convertirse en proyectiles tan peligrosos a escala local como el que cayó en Cheliábinsk, Rusia, el 15 de febrero de 2013».

Otro de los investigadores que han participado en el estudio, Manuel Moreno-Ibáñez, señala que los datos obtenidos arrojan «nuevas pistas sobre el origen de las rocas de pocos metros de diámetro que producen caídas de meteoritos» ya que hasta ahora, «solo conocemos las órbitas de otros 22 meteoritos y no siempre con la precisión deseada, ya que son encuentros fortuitos».

Además, Trigo añade que Annama es un «meteorito fascinante porque permite conocer los procesos que se dieron durante la formación del Sistema Solar y también más detalles del procesado térmico que sufrió el asteroide del que procede».

Fuente: ABC

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