La NASA ha hecho públicos más detalles sobre su plan para atrapar un asteroide al vuelo y llevarlo a algún punto en la órbita de la Luna, un proyecto llamado Asteroid Redirect Mission (ARM).
La misión, que se realizará a mediados de la década de 2020 y pondrá a prueba una serie de nuevas capacidades necesarias para futuras expediciones humanas al espacio lejano, como el viaje a Marte, será algo diferente de lo anunciado en un primer momento. Lo más destacado es que la nave espacial robótica sin tripulación no capturará un asteroide entero cercano a la Tierra, sino un bloque o un pedazo grande del mismo. Después, como estaba previsto, lo trasladará a una órbita estable alrededor de nuestro satélite natural para que los astronautas puedan explorarlo.
«Será una demostración inicial de varias capacidades de vuelos espaciales que necesitaremos para enviar astronautas más lejos en el espacio, y con el tiempo, a Marte», dice Robert Lightfoot, administrador asociado de la NASA. «Dará comienzo a una nueva era de los vuelos espaciales».
La agencia anunciará cuál será el asteroide seleccionado a partir de 2019, aproximadamente un año antes de lanzar la nave espacial robótica. Para que un asteroide se considere un candidato válido para la misión, los científicos deben primero determinar sus características, como el tamaño, la rotación, la forma y la órbita. Hasta la fecha, la NASA ha identificado tres candidatos válidos : Itokawa, Bennu y 2008 EV5, pero espera seleccionar uno o dos candidatos adicionales cada año previo a la misión.
Seis años de viaje
Tras su encuentro con el asteroide objetivo, la nave ARM desplegará los brazos robóticos para capturar una roca de su superficie. A continuación, comenzará un viaje de uno seis años para redirigir la roca en órbita alrededor de la Luna. Entonces, llegará el turno de los astronautas, probablemente dos, desplazados en la nave Orión, que realizarán caminatas espaciales, estudiarán la roca y recogerán muestras durante unos 24 ó 25 días.
Como los asteroides están hechos de restos de la formación del sistema solar, las muestras podrían proporcionar datos valiosos para la investigación científica o para entidades comerciales interesadas en la minería de asteroides como futuros recursos.
A lo largo de su misión, la nave espacial pondrá a prueba una serie de capacidades necesarias para las futuras misiones humanas, incluyendo la propulsión eléctrica solar (SEP), que convierte la luz solar en energía eléctrica a través de paneles solares y utiliza la energía resultante para mover una nave espacial. Este método de propulsión puede mover la carga masiva de manera muy eficiente. Aunque es más lento que la propulsión de cohetes químicos convencionales, requiere significativamente menos propulsante, lo que podría reducir los costes.
La nave espacial robótica también pondrá a prueba nuevas técnicas de trayectoria y de navegación en el espacio profundo.
Defensa planetaria
Además, antes de que el fragmento del asteroide se mueva a la órbita lunar, la NASA probará técnicas de defensa planetaria para ayudar a mitigar las amenazas potenciales del impacto de un asteroide en el futuro. Según ha explicado la agencia, la experiencia y conocimientos adquiridos a través de esta operación ayudará a los científicos a desarrollar opciones para mover un asteroide en camino de impactar contra la Tierra si llega a ser necesario.
En 2005, la misión científica Deep Impact de la NASA probaba la tecnología que podría ayudar a cambiar el curso de un objeto cercano a la Tierra mediante un golpe directo con una nave espacial. La misión ARM tiene otra estrategia, una técnica llamada tractor de gravedad. Toda masa ejerce y experimenta la gravedad y, en el espacio, la atracción gravitatoria incluso entre masas de tamaño modesto puede afectar significativamente a su movimiento. Esto significa que encontrándose con el asteroide y manteniendo la órbita en la dirección apropiada, ARM puede tirar lentamente del asteroide sin tocarlo. La eficacia de esta maniobra aumenta si la masa se mueve desde el asteroide a la nave espacial por la captura de una roca.
«Los asteroides son un tema candente», dice Jim Green, director de Ciencias Planetarias de la NASA. «No sólo porque podrían representar una amenaza para la Tierra, sino también por su valor científico y como un trampolín a Marte».
La NASA ya ha identificado más de 12.000 objetos cercanos, incluyendo el 96% de los asteroides cercanos a la Tierra de más de 1 km de tamaño. La NASA no ha detectado ningún objeto de este tamaño que represente un peligro de impacto con nuestro planeta en los próximos 100 años. Sin embargo, asteroides más pequeños pasan cerca de nosotros y algunos podrían suponer una amenaza de impacto. En 2011, se encontraron 893 asteroides cercanos a nuestro planeta. En 2014, ese número se incrementó a 1.472.
Fuente: ABC
Es todo un problema a resolver, lo de los asteroides.Pero parece que hay algunas alternativas. Es indispensable, monitorear de manera permanente el espacio colindante a la Tierra, y un poco más allá. Un nuevo saludo.