Un nivel isotópico no explicado en las profundidades de la Tierra puede ser una señal de material anterior al choque de nuestro planeta con otro cuerpo planetario. Este evento llevó a la creación de la Luna.
Esto puede representar los ecos de la antigua Tierra, que existía antes de la colisión producida supuestamente hace 4.500 millones de años. Este trabajo ha sido presentado este lunes en la conferencia de Goldschmidt –referencia internacional en geoquímica–, en Sacramento, California.
La teoría actualmente en boga dice que la Luna se formó hace 4.500 millones de años, cuando la Tierra colisionó con una masa del tamaño de Marte, a la que se ha dado el nombre de «Theia». De acuerdo con esta teoría, el calor generado por la colisión habría causado la fusión de todo el planeta, antes de que algunos restos se enfriaran y se escindieran para crear la Luna.
Ahora, sin embargo, un grupo de científicos de la Universidad de Harvard creen que han identificado una señal de que sólo una parte de la tierra se derritió, y que una parte antigua todavía existe dentro del manto de la Tierra.
El investigador principal asociado, el profesor Sujoy Mukhopadhyay, explica: «La energía liberada por el impacto entre la Tierra y Theia habría sido enorme, sin duda lo suficiente para fundir todo el planeta. Pero creemos que la energía del impacto no se distribuyó de manera uniforme a lo largo de la antigua Tierra. Esto significa que una parte importante del hemisferio en que impactó probablemente habría sido completamente vaporizada, pero el hemisferio opuesto quedó protegida en parte, y no fue objeto de fusión completa».
Un 40 por ciento de la Luna procede de un planeta que estalló contra la Tierra. COMPARACIONES DE ISÓTOPOS
El equipo ha analizado las proporciones de isótopos de gases nobles de las profundidades del manto terrestre, y ha comparado estos resultados con niveles de isótopos más cercanos a la superficie. Encontró que la relación de 3He a 22Ne de la capa superficial es significativamente mayor que la relación equivalente en el manto profundo.
El profesor Mukhopadhyay, comentó: «Esto implica que el último impacto gigante no mezcló completamente el manto y no había un oceáno global de magma».
La evidencia adicional proviene del análisis del 129-Xenon con relación 130-Xenon. Se sabe que el material traído a la superficie del manto profundo (a través de plumas del manto) tiene una proporción más baja que la que normalmente se encuentra cerca de la superficie, por ejemplo en los basaltos de las dorsales oceánicas.
Como 129-Xenon es producido por la desintegración radiactiva de 129-yodo, estos isótopos de xenón ponen un sello de tiempo de la edad de formación de la antigua parcela de manto dentro de los primeros 100 millones de años de historia de la Tierra.
El profesor Mukhopadhyay dice: «La geoquímica indica que hay diferencias entre las proporciones de isótopos de gases nobles en diferentes partes de la Tierra, y éstas necesitan ser explicadas. La idea de que una colisión catastrófica de la Tierra con otro cuerpo de tamaño planetario, el mayor evento en la historia geológica de la Tierra, no se fundió completamente y homogeneizó la Tierra cuestiona algunas de nuestras nociones sobre la formación de planetas y la energética de los impactos gigantes. Si la teoría se demuestra correcta, entonces podemos estar viendo ecos de la antigua Tierra, de una época antes de la colisión».
Fuente: Europa Press