Fragmento de roca de 600 kilos perteneciente al meteorito que explotó en Rusia / stringer . / Reuters
El análisis de fragmentos del bólido que estalló sobre la ciudad rusa de Cheliábinsk, en febrero de 2013, indica que este objeto era el resultado de un violento impacto previo entre dos asteroides pertenecientes al cinturón principal.
Rastros de esta colisión han sido descubiertas por un equipo de investigadores dirigido por Shin Ozawa, de la Universidad de Tohoku, (Japón), tras recuperar fragmentos del meteoroide hallados en las laderas de los montes Urales.
El análisis de la composición y estructura de las muestras de roca espacial, publicado en Scientific Reports, ha revelado la presencia de cristales de jadeíta, un mineral verdoso, principal constituyente del jade.
Según Ozawa y sus colaboradores, esta sustancia natural se puede formar solamente en condiciones de altas presiones, por lo que los cristales encontrados se generaron durante un impacto violento en el espacio exterior. Además, su forma alargada y la presencia en su interior de surcos típicos de los procesos de fusión avalan la teoría del choque.
HACE DECENAS DE MILLONES DE AÑOS
Una reconstrucción por ordenador del evento catastrófico, simulado por el equipo de investigadores, indica que el asteroide original, del que salió el fragmento que cayó en la Tierra, impactó hace decenas de millones de años con un cuerpo celeste perteneciente al cinturón principal y con un diámetro de al menos 150 metros, a una velocidad relativa de unos 5.000 kilómetros por hora.
Al parecer, los asteroides chocan entre sí con mucha frecuencia, por lo que estas colisiones los fragmentan en objetos con dimensiones cada vez más reducidas. El modelo del equipo dirigido por Ozawa sugiere velocidades de colisión típicas como las que se experimentan en el cinturón principal de asteroides, lo que confirma las estimaciones anteriores de este parámetro cinético realizadas con otros métodos.
Gracias a la cantidad de datos disponibles, tanto en términos de trayectorias como de composición, los estudios sobre el evento de Cheliábinsk están reconstruyendo la evolución orbital del bólido que ha producido uno de los impactos más violentos con la Tierra jamás registrados por el hombre. Estos resultarán cruciales para comprender mejor los objetos celestes que vagan por el espacio exterior y que representan una potencial amenaza para nuestro planeta.
Fuente: Europa Press