¿Entorno habitable en un volcán de Marte?

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El volcán marciano Arsia pudo haber sido el hogar de uno de los más recientes entornos habitables que se encuentran todavía en el planeta rojo, según ha determinado un estudio elaborado por geólogos de la Universidad de Brown.

   La investigación llevada a cabo por este equipo explica que el calor de un volcán en erupción debajo de un inmenso glaciar habría creado grandes lagos de agua líquida en Marte en un pasado relativamente reciente. «Y, donde había agua, existe la posibilidad de la vida», han recordado los expertos.

    Además, el estudio ha calculado la cantidad de agua puede haber estado presente cerca del volcán Arsia y el tiempo que puede haber permanecido. Este volcán, casi el doble de alto que el Monte Everest, es el tercero más alto en Marte y una de las montañas más grandes del Sistema Solar.

   Este análisis de los accidentes geográficos que rodean Arsia muestra que las erupciones a lo largo del flanco noroeste del volcán ocurrieron en el mismo periodo en el que un glaciar cubría la región, hace unos 210 millones de años. El calor de esas erupciones habría derretido grandes cantidades de hielo para formar lagos englaciales, es decir, cuerpos de agua que se forman dentro de los glaciares, como burbujas de líquido en un cubito de hielo medio congelado.

   Los lagos cubiertos de hielo de Arsia habrían tenido cientos de kilómetros cúbicos de agua de deshielo, según los cálculos de este trabajo, publicado en ‘Icarus. Su autora principal, Kat Scanlon, ha explicado que estos resultados son «interesantes» porque «demuestrab que existía una gran cantidad de agua líquida hace muy poco en Marte».

   Si bien hace 210 millones años no puede sonar terriblemente reciente, el volcán Arsia es mucho más joven que los ambientes supuestamente habitables inspeccionados con anterioridad por Curiosity y otros vehículos en Marte. Los lugares visitados por los rover son más antiguos en, más o menos, 2,5 millones de años. «El hecho de que Arsia sea relativamente joven hace que sea un objetivo interesante para una posible futura exploración», ha indicado la científica.

   «Si hay signos de vida pasada que se han encontrado en sitios de mayor edad, Arsia debería ser el próximo lugar al que ir a investigar», ha apuntado Scanlon.

   Desde la década de los 70, los científicos han especulado acerca de que el flanco noroeste de Arsia pudo haber estado cubierto de hielo glacial. Este punto de vista recibió un gran impulso en 2003, cuando el geólogo Jim Brown, de la Universidad de Boston, mostró que un terreno alrededor Arsia había dejado huellas sorprendentemente similares a las registradas en el retroceso de los glaciares en los valles secos de la Antártida.

FUEGO Y HIELO
   Esta similitud también ha sido corroborada por Scanlon, que a lo largo de esta investigación buscó evidencias de que la lava volcánica caliente pudo haber fluido en la región en la misma época en la que el glaciar estaba presente y, según ha explicado, halló «un montón». Usando datos del Orbitador de Reconocimiento de Marte de la NASA, Scanlon encontró formaciones de lava, similares a las que se forman en la Tierra cuando la lava entra en erupción en el fondo de un océano.

   También descubrió los tipos de crestas y montículos que se forman en la Tierra cuando un flujo de lava se ve limitada por el hielo glacial. La presión de la capa de hielo restringe el flujo de lava. El agua de deshielo glacial enfría la lava en erupción en fragmentos de vidrio volcánico, formando montículos y crestas con empinadas laderas y cimas planas. El análisis también se presentó en evidencia de un río formado en un Jökulhlaup , una inundación masiva que se produce cuando el agua atrapada en un glaciar se libera.

   Con base en los tamaños de las formaciones, Scanlon podría estimar cuánta lava habría interactuado con el glaciar. Mediante el uso de la termodinámica básica, la experta podría calcular la cantidad de agua de deshielo que produciría esta lava. Así, encontró que dos de los depósitos de agua creados contenía alrededor de 40 kilómetros cúbicos de agua cada uno. Otra de las formaciones habría creado alrededor de 20 kilómetros cúbicos de agua.

   A su juicio, incluso en las condiciones frías de Marte, la cantidad de agua cubierta de hielo habría permanecido líquida durante un período sustancial de tiempo. Concretamente, los cálculos se Scanlon sugieren que los lagos podrían haber persistido durante cientos o incluso varios miles de años.

   «Eso puede haber sido tiempo suficiente como para que los lagos pudieran ser colonizados por las formas de vida microbianas», ha concluido la investigadora.

Fuente: Europa Press

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