No todas las estrellas han sido creadas iguales. Aunque todas ellas nacieron en su mayoría con hidrógeno, las pequeñas cantidades de otros elementos presentes pueden variar, como mínimo, en un factor de diez, dependiendo de las condiciones particulares de la nube de nacimiento de la estrella. Dado que los planetas se condensan a partir del material en los discos alrededor de estrellas jóvenes, los astrónomos se preguntan si las estrellas con cantidades relativamente altas de estos otros elementos crearán planetas rocosos con más facilidad.

Las observaciones espectrales de la luz de una estrella pueden revelar su composición elemental original, mientras que los espectaculares nuevos métodos para detectar exoplanetas pueden identificar, al menos aproximadamente, cuáles estrellas albergan planetas rocosos (como la Tierra) y cuáles albergan planetas fundamentalmente gaseosos (como Júpiter). Las observaciones recientes han concluido que las estrellas ricas en elementos pesados tienen mayores probabilidades de albergar planetas gigantes de gas como Júpiter, pero la relación de los planetas del tamaño de la Tierra ha sido desconocida.

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