Galicia ya está en órbita

El primer satélite de Galicia no solo navega desde ayer por el espacio, sino que poco tiempo después de estar en órbita comenzó a emitir, algo que no se esperaba hasta dentro de quince días. El éxito de los investigadores vigueses ha sido total en esta primera experiencia, lo que sin duda despeja el futuro a una cantera de sesenta estudiantes que trabajaron mano a mano en el proyecto con 32 docentes.
De hecho, el representante del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), Santiago Rodríguez, dejó claro ayer que la colaboración con este y otros proyectos de la Universidad de Vigo es para contribuir a la creación de una industria aeroespacial gallega. De lo contrario, dijo, «tiramos el dinero, si luego tienen que ir a trabajar a Alemania». El objetivo para el INTA es, por tanto, formar un tejido. Y de momento admite que todo ha salido a la perfección.
Para Santiago Rodríguez, «este ha sido un caso especial; es la primera vez que encontramos un grupo así, me quedé impresionado por la forma en que manejan los términos, estándares y rigor; superan en mucho a la mayor parte de la gente». Otro de los aspectos que captó su atención fue la ética del proyecto, destinado a formar y no a competir con la empresa privada.
Pese a la profesionalidad del equipo, los rostros delataban nervios y preocupación minutos antes del lanzamiento.

El primer satélite de Galicia no solo navega desde ayer por el espacio, sino que poco tiempo después de estar en órbita comenzó a emitir, algo que no se esperaba hasta dentro de quince días. El éxito de los investigadores vigueses ha sido total en esta primera experiencia, lo que sin duda despeja el futuro a una cantera de sesenta estudiantes que trabajaron mano a mano en el proyecto con 32 docentes.
De hecho, el representante del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), Santiago Rodríguez, dejó claro ayer que la colaboración con este y otros proyectos de la Universidad de Vigo es para contribuir a la creación de una industria aeroespacial gallega. De lo contrario, dijo, «tiramos el dinero, si luego tienen que ir a trabajar a Alemania». El objetivo para el INTA es, por tanto, formar un tejido. Y de momento admite que todo ha salido a la perfección.
Para Santiago Rodríguez, «este ha sido un caso especial; es la primera vez que encontramos un grupo así, me quedé impresionado por la forma en que manejan los términos, estándares y rigor; superan en mucho a la mayor parte de la gente». Otro de los aspectos que captó su atención fue la ética del proyecto, destinado a formar y no a competir con la empresa privada.
Pese a la profesionalidad del equipo, los rostros delataban nervios y preocupación minutos antes del lanzamiento.

«Trois, deux, un…», contaba una voz en la Guayana Francesa. Eran las once en punto de la mañana, tal como fijaban las mejores previsiones, cuando los investigadores de la Universidad de Vigo contuvieron el aliento ante la salida al espacio del cohete Vega en su viaje inaugural. Una lanzadera creada específicamente para satélites ligeros y de menor tamaño o, como comentó un profesor, una especie de vuelos baratos.
Superada la primera etapa con éxito, tuvieron que pasar 70 minutos de nervios hasta producirse el lanzamiento del XaTcobeo, poco después de pasar el cohete por la Antártida.
El silencio contenido de todos los que asistían en Vigo a la retransmisión en directo desde la Guayana Francesa se transformó en un aplauso de alivio y el consiguiente brindis. «¡Estamos no espacio!», exclamó el rector Salustiano Mato. Al mismo tiempo, una pantalla mostraba la sala de operaciones de la Guayana Francesa, donde los científicos se abrazaban satisfechos del éxito. Eso, pese a ser conscientes de la labor complicada que espera de ahora en adelante al ser este año el peor en tiempo espacial debido a las tormentas solares. «Una situación única desde hace 200 o 300 años, según comentó desde la Guayana el coordinador del proyecto, Fernando Aguado. No ocultó que el satélite cubesat gallego estará expuesto a niveles de radiación muy elevados.
El XaTcobeo, que pesa solo 900 gramos, lo que lo sitúa dentro de los picosatélites, ha supuesto una inversión de 1,2 millones de euros. Alcanzará una altura máxima de 1.480 kilómetros y pasará cuatro veces sobre Vigo y, en general, sobre Galicia.
Su vida útil es de tres meses, aunque después de ese período puede seguir en el espacio por tiempo indefinido, como ha sucedido con otros aparatos aeroespaciales.
XaTcobeo permitirá probar en órbita una radio-software reconfigurable en vuelo sin necesidad de modificar físicamente el satélite, comprobar cómo afecta la radiación de los anillos de Van Allen a la electrónica embarcada y desplegar paneles solares con el objetivo de lograr mayor potencia.

Fuente: Noticias de la Ciencia

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