En sistemas binarios integrados por una estrella y un agujero negro, éste puede extraer material de su compañera. Ese material forma un disco que rota con notable rapidez alrededor del agujero negro y arroja "chorros" de material hacia fuera, en dirección perpendicular al disco.
La mayoría de las veces, los chorros muestran un flujo continuo de material, pero de vez en cuando los chorros desaparecen y se expulsan "balas" ultraveloces de gas ionizado, al parecer desde una región ubicada justo por fuera del borde exterior del horizonte de eventos del agujero negro, la frontera más allá de la cual nada puede escapar. Uno de esos estallidos puede producir tanta energía en una hora como la que el Sol emite en cinco años.
Hasta no hace mucho, no había sido posible determinar el momento exacto del "disparo" de una de esas "balas".
En sistemas binarios integrados por una estrella y un agujero negro, éste puede extraer material de su compañera. Ese material forma un disco que rota con notable rapidez alrededor del agujero negro y arroja "chorros" de material hacia fuera, en dirección perpendicular al disco.
La mayoría de las veces, los chorros muestran un flujo continuo de material, pero de vez en cuando los chorros desaparecen y se expulsan "balas" ultraveloces de gas ionizado, al parecer desde una región ubicada justo por fuera del borde exterior del horizonte de eventos del agujero negro, la frontera más allá de la cual nada puede escapar. Uno de esos estallidos puede producir tanta energía en una hora como la que el Sol emite en cinco años.
Hasta no hace mucho, no había sido posible determinar el momento exacto del "disparo" de una de esas "balas".
Eso cambió recientemente, cuando el equipo de Gregory Sivakoff, de la Universidad de Alberta en Canadá, Diego Altamirano de la Universidad de Ámsterdam en los Países Bajos, y diversos astrónomos de muchas partes del mundo, consiguió distinguir, en un análisis de datos reunidos en 2009, cómo el cambio en el comportamiento de los chorros está acompañado de cambios espectaculares en la emisión de rayos X procedente de los alrededores del agujero negro.
Los astrónomos estudiaron un sistema con agujero negro, llamado H1743-322, a unos 28.000 años-luz de la Tierra. Este sistema ha experimentado varios estallidos del tipo "bala" desde su descubrimiento en 1977 por el satélite HEAO-1 de la NASA. El sistema se compone de una estrella normal y un agujero negro. Ambos objetos se orbitan mutuamente, tan de cerca que sólo tardan unos días en dar una vuelta entera. Están tan juntos que el agujero negro atrae un flujo continuo de materia de su compañera estelar. El flujo de gas forma un disco de acreción aplanado, de millones de kilómetros de diámetro, varias veces mayor que nuestro Sol, y que tiene su centro en el agujero negro. A medida que la materia se arremolina hacia la zona más interior, se comprime y se calienta a decenas de millones de grados. Esas temperaturas tan altas conducen a la emisión de rayos-X.
Los datos para el nuevo estudio fueron obtenidos principalmente mediante la red VLBA de radiotelescopios de la Fundación Nacional estadounidense de Ciencia (NSF) y el satélite astronómico RXTE de la NASA.
Fuente: Noticias de la Ciencia