¿A qué nos referimos cuando hablamos de una tormenta solar?
Este fenómeno es, básicamente, una eyección de partículas a muy alta velocidad (y, por tanto, con muy alta energía cinética) que salen expelidas del Sol como consecuencia de camb …ios en la estructura magnética del astro rey. Hay que tener en cuenta que dicha velocidad puede ser a veces del orden de la mitad de la que viaja la luz, lo que quiere decir que estamos ante energías muy considerables.
¿A qué nos referimos cuando hablamos de una tormenta solar?
Este fenómeno es, básicamente, una eyección de partículas a muy alta velocidad (y, por tanto, con muy alta energía cinética) que salen expelidas del Sol como consecuencia de camb …ios en la estructura magnética del astro rey. Hay que tener en cuenta que dicha velocidad puede ser a veces del orden de la mitad de la que viaja la luz, lo que quiere decir que estamos ante energías muy considerables.
Estas eyecciones de material coronal a muy alta velocidad salen despedidas al medio interplanetario y eventualmente llegan a la superficie de la Tierra. En el momento en que interactúan con la Tierra, esas partículas disparan toda una serie de fenómenos, denominadas tormentas geomagnéticas (el término tiene su origen en el hecho de que el escudo protector de la Tierra es el campo magnético terrestre). “Si bien éste es muy débil, es capaz de desviar fundamentalmente estas partículas que vienen del Sol, que son iones, partículas cargadas eléctricamente, a los polos. Eso forma las auroras boreales en el polo Norte y australes en el Sur y otra serie de fenómenos”, recuerda Del Toro.
Cuando las tormentas son especialmente energéticas pueden verse no sólo en los polos, sino en latitudes más bajas (porque el escudo no ha sido suficientemente poderoso y algunas partículas han llegado a interactuar con las capas altas de la atmósfera, con la Ionosfera, y alteran su estado químico).
“Esta alteración del estado químico de la Ionosfera también precipita una serie de fenómenos que van desde la alteración en las comunicaciones vía satélite a riesgos eventuales en las órbitas de satélites. Incluso puede comportar efectos nocivos observables en la propia Tierra, como fuertes apagones, porque llegan a afectar a grandes tendidos eléctricos o grandes tendidos metálicos, como pueden ser oleoductos o tuberías de largo recorrido. También podrían correr cierto peligro los astronautas que pudieran estar fuera de su nave en ese momento. Esas interacciones eléctricas son desde molestas hasta peligrosas y por eso hay mucho interés en adquirir capacidad de predicción, cosa que hoy no tenemos suficientemente desarrollada. Las catástrofes, hasta ahora, no han pasado de fuertes apagones o de pérdida de sintonía con algún pequeño satélite, lo cual no quiere decir que algunas futuras puedan ser más importantes”, subraya este investigador del CSIC.