Su compleja geología, su densidad y su historial de colisiones sugieren que es "uno de los ladrillos con los que se construyeron los planetas", aseguran desde el CSIC
Un equipo internacional de astrónomos ha estudiado al asteroide Lutetia, probablemente uno de los restos más primitivos del sistema planetario que podría arrojar nuevas pistas sobre la formación del sistema solar.
Su compleja geología, su densidad y su historial de colisiones sugieren que este asteroide es "uno de los ladrillos con los que se construyeron los planetas", ha dicho a Efe la investigadora del CSIC Julia León, del Instituto de Astrofísica de Andalucía.
Esta investigación, que será portada del próximo número de la revista Science y en la que han tomado parte astrofísicos del CSIC, ha servido para analizar la morfología, el tamaño y la densidad de este cuerpo menor (como se conoce a los objetos espaciales que no son ni planetas, ni satélites, ni planetas enanos).
El 2 de marzo de 2004, la Agencia Espacial Europea lanzó la misión espacial Rosetta, encargada de estudiar al cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko. Rosetta no llegará al cometa hasta el 2014, pero en su camino se ha acercado a dos asteroides: el Steins, que fue analizado en 2008, y el 21-Lutetia, que sobrevoló en julio de 2010.
Su compleja geología, su densidad y su historial de colisiones sugieren que es "uno de los ladrillos con los que se construyeron los planetas", aseguran desde el CSIC
Un equipo internacional de astrónomos ha estudiado al asteroide Lutetia, probablemente uno de los restos más primitivos del sistema planetario que podría arrojar nuevas pistas sobre la formación del sistema solar.
Su compleja geología, su densidad y su historial de colisiones sugieren que este asteroide es "uno de los ladrillos con los que se construyeron los planetas", ha dicho a Efe la investigadora del CSIC Julia León, del Instituto de Astrofísica de Andalucía.
Esta investigación, que será portada del próximo número de la revista Science y en la que han tomado parte astrofísicos del CSIC, ha servido para analizar la morfología, el tamaño y la densidad de este cuerpo menor (como se conoce a los objetos espaciales que no son ni planetas, ni satélites, ni planetas enanos).
El 2 de marzo de 2004, la Agencia Espacial Europea lanzó la misión espacial Rosetta, encargada de estudiar al cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko. Rosetta no llegará al cometa hasta el 2014, pero en su camino se ha acercado a dos asteroides: el Steins, que fue analizado en 2008, y el 21-Lutetia, que sobrevoló en julio de 2010.
"La nave hizo una pasada cerca del asteroide, a 3.170 kilómetros, distancia que permitió a las cámaras del instrumento Osiris (en el que está implicado el Instituto de Astrofísica de Andalucía) tomar entre 400 y 500 imágenes de la superficie del asteroide".
Las fotografías muestran que Lutetia tiene una compleja morfología, con hendiduras, fracturas, fallas, y más de 300 cráteres -que van desde los 600 metros a los 55 kilómetros de diámetro-, muestras del intenso historial de colisiones del asteroide.
La investigación también ha determinado la forma de este asteroide, que es "irregular" y mide 126x130x95 kilómetros, es decir, que comparado con otros, Lutetia es de tamaño "grande".
La misión de Rosetta ha permitido también calcular el volumen del asteroide, su masa, y su densidad, datos que explican cómo es el interior del objeto.
"Las intensidades bajas en cuerpos grandes indican que hay muchos espacios vacíos en su interior", es decir, que se trata de un asteroide "poroso", según De León. "Hemos deducido que es un cuerpo sólido, con un núcleo de roca, una corteza de varios kilómetros de grosor, muy fracturada por los impactos, y una capa de polvo fino generada por los impactos", afirma sobre Lutetia, que tiene una intensidad alta.
Además, gracias al uso de filtros y de distintos ángulos de visión, los investigadores han elaborado secuencias de imágenes que han permitido realizar mapas del albedo del asteroide. El albedo es una magnitud que de cero a cien informa sobre cuánta luz es capaz de reflejar un cuerpo menor, lo que permite saber el tipo de materiales que lo componen.
Los albedos bajos indican que mucha luz es absorbida por los materiales de la superficie, es decir, que está formado por materiales primitivos, mientras que los albedos altos están asociados a los silicatos (rocas).
Las observaciones hechas desde la nave han confirmado que Lutetia tiene un albedo bajo (del 19 por ciento), "es decir que está compuesto de materiales primitivos que nos permiten acercarnos a los primeros estados de formación del sistema solar", asegura De León.
De hecho, esta investigación es sólo "el pistoletazo de salida" de otros estudios más precisos que a partir de ahora se llevarán a cabo y que se irán publicando en revistas de astrofísica especializadas, destaca la investigadora.