Emilio Verón tiene 19 años y ganó popularidad esta semana por haber mostrado una foto de un meteorito que, según se dijo en un primer momento, provocó en la madrugada del lunes en Monte Grande la tremenda explosión que causó el derrumbe de un almacén y dos viviendas. Allí murió una mujer de 43 años y otros ocho vecinos sufrieron heridas. El hecho es oficialmente atribuido a una fuga de gas de un horno pizzero del comercio que funcionaba en el lugar. Por esa razón, una foto mostrada en un mal momento, Verón estuvo preso 12 horas durante el martes, junto a su hermano Jonathan de 18 años. “Falso testimonio”, dijeron los medios, pero los policías nunca le dijeron el motivo de su detención.
Emilio Verón tiene 19 años y ganó popularidad esta semana por haber mostrado una foto de un meteorito que, según se dijo en un primer momento, provocó en la madrugada del lunes en Monte Grande la tremenda explosión que causó el derrumbe de un almacén y dos viviendas. Allí murió una mujer de 43 años y otros ocho vecinos sufrieron heridas. El hecho es oficialmente atribuido a una fuga de gas de un horno pizzero del comercio que funcionaba en el lugar. Por esa razón, una foto mostrada en un mal momento, Verón estuvo preso 12 horas durante el martes, junto a su hermano Jonathan de 18 años. “Falso testimonio”, dijeron los medios, pero los policías nunca le dijeron el motivo de su detención.
La foto, en realidad y según cuenta él, había sido tomada por su hermana menor (María Soledad, de seis años) dos semanas antes de la tragedia y mostraba un objeto rojo que caía del cielo. Verón les mostró esa imagen a los medios solamente con la intención de graficar qué pudo haber caído. El dato se propagó con la velocidad de la luz y así fue que terminó detenido. En entrevista con el diario Perfil, Emilio contó su historia, aún convencido de que “algo” cayó del cielo.
“Esa madrugada estaba en el patio de mi casa, con mi hermano Jonathan. Escuchamos la explosión y salimos corriendo a ver lo que había pasado”, recuerda. Emilio vive en una casa humilde a tres cuadras de donde sucedió todo. “Lo primero que hicimos al llegar fue ayudar a sacar gente de los escombros, era un desastre”, agregó. El estallido fue a las dos de la mañana y Verón, junto con su hermano, pasaron la madrugada ayudando a los sobrevivientes.
Horas más tarde, cuando ya habían llegado los medios al lugar, Verón mostró la foto que tenía en su celular a un movilero de televisión. “Le dije que había sido de otro día, pero que se parecía a lo que otros vecinos me contaron que vieron antes de que explotara”, señaló. “Después vinieron otros periodistas y me la hicieron mostrar ante las cámaras”. Luego de eso, el joven fue abordado por cinco policías y obligado a ir al destacamento del barrio a dar explicaciones. “Yo no quería ir y ellos me obligaron, mis amigos trataron de impedirlo y les dijeron que se callaran, que no tenían nada que ver en el asunto”, explica.
Una vez en la oficina policial, Verón fue tratado de manera no muy amable. “Me pidieron que les dijera qué era esa foto y me dijeron que podía llegar a pasar un año preso. Estuve detenido desde las nueve y media de la mañana hasta las diez de la noche, todo el tiempo me decían que tenía que esperar a la fiscal de Lomas de Zamora (Andrea Nicoletti), pero nunca llegó y, encima, tuve que faltar a mi trabajo”, se lamentó. Emilio hace changas de albañilería y pintura con su hermano, ya que no pudo terminar el secundario; era un habitué del lugar que explotó, donde iba a comprar pizzas y facturas. Ese día en la comisaría lo mantuvieron incomunicado, no lo dejaron ir al baño; le retuvieron el celular, un anillo que hasta hoy no le han devuelto. El dice que en la comisaría dijo la verdad, que la foto la había tomado su hermana dos semanas antes. Está convencido de que “quieren tapar todo lo que pasó”.
El viernes, antes de la entrevista con este diario, Verón recibió la visita de “un miembro de la Fuerza Aérea”, quien le preguntó detalles de lo que vio y cómo había conseguido la foto. Antes de despedirse le sugirió “no dar más declaraciones y que se consiguiera un buen abogado”. Ese tipo de presiones, más la detención en la comisaría, hace que hoy sienta miedo. Pero a pesar de los temores y las presiones sigue sosteniendo, junto con todos los vecinos de Esteban Echeverría (parece haber unanimidad al respecto), que lo que provocó el estallido fue “algo que cayó del cielo”.
Fuente: Diario Perfil