El sitio de colisión, en el lado de sombra permanente del cráter, no ha recibido luz del Sol en miles de millones de años, y los científicos pudieron analizar el polvo, el vapor y las rocas levantadas por el impacto cuando estos se elevaron por encima del borde de Cabeus y absorbieron la luz.


Esto permitió la medición espectrográfica, es decir el análisis de la luz absorbida en diferentes longitudes de ondas que revela diferentes compuestos, y los científicos vieron las señales de agua bajo luz infrarroja y ultravioleta.

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