Por Mariano Andrés Peter
En los últimos días, los noticieros de radio y televisión, diarios, revistas y sitios digitales, han reflejado lo que fue la tragedia del avión de la compañía Air France que desapareció misteriosamente sobre el océano Atlántico con 228 pasajeros a bordo y al poco tiempo de salir del área de cobertura de los radares brasileños.
Hasta ahora, los expertos no se explican como pudo desaparecer de esta manera, sin enviar ninguna comunicación para pedir auxilio.
Por Mariano Andrés Peter
En los últimos días, los noticieros de radio y televisión, diarios, revistas y sitios digitales, han reflejado lo que fue la tragedia del avión de la compañía Air France que desapareció misteriosamente sobre el océano Atlántico con 228 pasajeros a bordo y al poco tiempo de salir del área de cobertura de los radares brasileños.
Hasta ahora, los expertos no se explican como pudo desaparecer de esta manera, sin enviar ninguna comunicación para pedir auxilio.
Las hipótesis que se han elaborado para explicar este trágico accidente no han sido convincentes hasta ahora.
Recientemente se ha propuesto una nueva hipótesis para explicar este incidente e involucra a un objeto proveniente del espacio exterior.
La hipótesis del impacto de un meteorito, aunque remota, no puede ser ignorada ya que podría explicar perfectamente bien los hechos que todos conocemos.
Tampoco es la primera vez que se menciona a un meteorito proveniente del espacio como el causante de una catástrofe aérea. En 1996, un avión de la empresa TWA que salió de Nueva York con destino a Europa, estalló en el aire a pocos minutos de despegar, cayendo sus restos sobre el océano Atlántico y sin que quedaran sobrevivientes.
Se tejieron varias hipótesis para explicar lo sucedido. Desde un desperfecto técnico, un atentado terrorista hasta una prueba fallida con misiles que supuestamente la Marina de los Estados Unidos estaba realizando en la zona. Según esta última hipótesis, un misil se habría salido de curso, impactando de lleno al avión y pulverizándolo en el aire. Se escucharon todo tipo de rumores y teorías de conspiración al respecto, pero lo cierto es que hasta la fecha, no hay una explicación certera y definitiva para este caso.
Un científico estadounidense propuso la idea de que ese desastre aéreo pudo ser consecuencia del impacto de un meteorito contra el fuselaje de la aeronave.
Hay que tener en cuenta que hasta el momento, no hay ningún caso comprobado de muertes por impactos de meteoritos, pero sí han ocurrido accidentes que han sido debidamente registrados.
El más famoso de todos se produjo en 1993. Esa noche, aficionados al fútbol americano que se encontraban filmando un partido en el estadio de una preparatoria de Nueva York, pudieron registrar con sus cámaras de video a un bólido muy brillante que atravesó el cielo nocturno.
Mayúscula fue la sorpresa cuando al día siguiente, una mujer salio de su casa en la vecina cuidad de Nueva Jersey. Encontró su auto estacionado en la calle frente a su domicilio, con un enorme impacto en el baúl y una roca oscura de considerable tamaño en el pavimento debajo del vehículo.
Tanto el automóvil como el meteorito, fueron adquiridos por el Museo Smithsoniano para ser exhibidos y la mujer recibió una compensación monetaria a cambio.
Esto demuestra que los accidentes con meteoritos, aunque poco probables, ocurren de vez en cuando.
Por este motivo, algunos científicos sospechan que un meteorito pudo haber causado el accidente del Airbus 330 sobre el Atlántico. Un meteorito, por más pequeño que fuera, impactando a 80.000 km /h contra el fuselaje de un avión cargado de combustible y presurizado, sin lugar a dudas que lo convertiría en una bola de fuego instantáneamente, esparciendo los restos en el océano y sin que la tripulación tengo tiempo de enviar una señal de auxilio. El hallazgo de la caja negra del avión será de vital importancia para dilucidar el misterio, pero al parecer, se encantaría a una profundidad de 4.000 o 5.000 metros y no será sencillo encontrarla.
Mariano Andrés Peter, coordinador del Observatorio de Oro Verde – AEA