Se trata de una extraña Ráfaga de Radio Rápida (FRB), mil veces más persistente que las demás, que emite durante tres segundos con pulsos regulares que se repiten cada 0,2 segundos.
El radiotelescopio canadiense CHIME CHIME/FRB
Un equipo de astrónomos del Instituto de Tecnología De Massachusetts (MIT), la Universidad McGill y otras instituciones científicas han detectado una señal de radio extraña y persistente que procede de una lejana galaxia. La señal, en efecto, parece parpadear, y lo hace con una regularidad que ha sorprendido a los científicos. Clasificada en principio como un FRB (Fast Radio Burst o Ráfaga de Radio Rápida), la señal, sin embargo, no se comporta como el resto de los FRBs detectados hasta ahora. De hecho, puede durar hasta tres segundos, unas 1.000 veces más que una FRB promedio. Y, en ese tiempo, emite ráfagas de radio que siguen un claro patrón periódico y que se repiten exactamente cada 0,2 segundos. Nadie, hasta ahora, había visto algo así.
En un artículo publicado en la revista ‘Nature’, los investigadores, todos ellos miembros de la Colaboración CHIME/FRB, han etiquetado la extraña señal como FRB 20191221A. CHIME (Canadian Hydrogen Intensity Mapping Experiment), es un radiotelescopio canadiense especialmente diseñado para responder a las cuestiones más importantes de la astrofísica y la cosmología, y el 21 de diciembre de 2019 captó un potencial FRB, lo que de inmediato llamó la atención de Daniele Michilli, director de la investigación, que se dió cuenta de algo inusual mientras escaneaba los datos entrantes.
«No solo fue muy largo -recuerda el científico- con una duración de unos tres segundos, sino que hubo picos periódicos que fueron notablemente precisos, emitiendo cada fracción de segundo —bum, bum, bum— como el latido de un corazón. Esta es la primera vez que vemos una señal que en sí es periódica».
«No hay muchas cosas en el Universo que emitan señales estrictamente periódicas -añade Aaron Pearlman, otro de los firmantes del artículo-. Ejemplos que conocemos en nuestra propia galaxia son los púlsares de radio y los magnetares, que giran y producen una emisión de rayos similar a un faro. Y creemos que esta nueva señal podría ser un magnetar o púlsar con esteroides».
Según se explica en el artículo, el equipo espera detectar más señales periódicas procedentes de la misma fuente, que luego podrían usarse como un ‘reloj astrofísico’. Por ejemplo, la frecuencia de los estallidos y cómo cambian a medida que la fuente se aleja de la Tierra podría usarse para medir la velocidad a la que se expande el Universo.
Al analizar el patrón de las ráfagas de radio de FRB 20191221A, Michilli y sus colegas encontraron similitudes con las emisiones de púlsares de radio y magnetares en nuestra propia galaxia. Los púlsares de radio son estrellas de neutrones que emiten haces de ondas de radio que parecen pulsar a medida que la estrella gira, mientras que los magnetares producen una emisión similar debido a sus campos magnéticos extremos.
Pero hay una diferencia fundamental entre la nueva señal y las emisiones de radio de nuestros propios púlsares y magnetares galácticos: FRB 20191221A es más de un millón de veces más brillante. ¿Un poderoso ‘tren’ de ráfagas brillantes expulsadas de forma excepcional y que el telescopio tuvo la suerte de captar antes de que el objeto emisor volviera a la normalidad? Si fuera así, se desconoce cuál podría ser el mecanismo que impulsó esa repentina actividad.
«CHIME ha detectado muchos FRB con diferentes propiedades – explica Michilli-. Hemos visto algunos que viven dentro de nubes que son muy activas, mientras que otros parecen estar en ambientes limpios. A partir de las propiedades de esta nueva señal, podemos decir que alrededor de esta fuente hay una nube de plasma que debe ser extremadamente turbulenta».
Ahora, a los astrónomos sólo les resta permanecer atentos para no perderse la próxima ráfaga periódica del FRB 20191221A. Quizá así consigan comprender el origen de esta intrigante señal, aún más extraña que los FRB convencionales.
«Esta detección -concluye Michilli- plantea la pregunta de qué podría causar esta señal extrema que nunca antes habíamos visto y cómo podemos usarla para estudiar el Universo.
Fuente: ABC