Antes de ponerse a buscar huellas de vida pasada, el rover de la NASA tiene algunas tareas pendientes.
El Perseverance ha pasado el primer día en su nuevo hogar: Marte. Y, de momento, parece que se está adaptando bien en su nuevo ‘vecindario’, el cráter Jezero. La NASA ha confirmado que las primeros datos enviados desde el rover más avanzado de la agencia espacial estadounidense en el planeta rojo indican que todo marcha según lo previsto. «Los sistemas están en buen estado y todo parece ir bien», ha afirmado en rueda de prensa online Pauline Hwang, directora de Misión Estratégica para las Operaciones de Superficie de la misión Mars 2020. Tan bien que ya hemos visto la imagen histórica del rover colgado por las cuerdas de nailon momentos antes de aterrizar, una fotografía que ninguna misión había conseguido hasta la fecha. Ahora, la siguiente pregunta surge de manera lógica: ¿qué viene después?
Aproximadamente del tamaño de un coche y con un peso de una tonelada, el geólogo y astrobiólogo robótico encara ahora varias semanas de pruebas antes de ponerse a hacer ciencia sobre el cráter Jezero, donde buscará durante al menos dos años las huellas de vida pasada. Y lo hará investigando sobre las rocas y los sedimentos de la zona, un antiguo delta que acabó formando un lago de 45 kilómetros de diámetro hace 3.500 millones de años tras el impacto de un gran meteorito. Después, se secó, dejándonos el actual panorama desolado que pudimos ver en la primera foto que el Perseverance envió a los pocos minutos de haber amartizado y las que llegaron al día siguiente, ya coloreadas. Aún así, los científicos albergan muchas esperanzas de que allí enraizara vida en el pasado que haya dejado su rastro en el presente en forma de biofirmas que ahora pueden ser detectadas.
Puesta apunto y más fotografías
Pero antes de todo eso, el rover tiene que ponerse a punto. Y lo primero es cargar las baterías, lo que ocurrirá en los próximos tres o cuatro días marcianos (que duran cuarenta minutos más que los terrestres), mientras también llegan y se procesan nuevas imágenes desde Marte -que previsiblemente podremos ver el lunes- e incluso el audio del momento del aterrizaje. Una vez completada esta tarea, está programado que el rover tome sus primeras panorámicas a color con la cámara MastCam-Z a partir del lunes y lleve a cabo las pruebas preliminares con los demás instrumentos a bordo. El día cuatro llegará otro momento crítico: cargar un nuevo software enviado desde la Tierra que permitirá al rover manejarse en su nuevo entorno.
«Una vez comience esta tarea, tardaremos cuatro días en cambiarnos al nuevo software -explicó Jennifer Trosper, subdirectora de la misión Mars 2020-. Cuando nos aseguremos de que todo está en orden, comenzaremos la siguiente tanda de comprobaciones donde desplegaremos el brazo robótico y moveremos al rover por primera vez unos cinco metros hacia delante y atrás». Este será el primer ‘viaje’ de Perseverance antes su primera gran incursión: colocarse en una buena zona abierta para que Ingenuity, el helicóptero que tiene adosado a su ‘vientre’, realice el primer vuelo en otro mundo. Pero eso no ocurrirá hasta julio, según el calendario de la NASA.
Empezando a hacer ciencia
Cuando el Ingenuity termine sus vuelos de prueba, Perseverance se centrará en su verdadero objetivo: buscar evidencia de vida microbiana antigua. «Con las imágenes ya podemos observar cosas: comparándolas con las tomadas por los orbitadores, se puede comprobar si corresponden con las teorías que tenemos», ha explicado Stacie Stack Morgan, geóloga del JPL de la NASA. Según Stack Morgan, el primer encargo del rover será averiguar si esas rocas son de origen volcánico o sedimentario y comprender realmente qué lugar era el cráter Jezero hace millones de años.
También investigará los enigmas que esconde el apodado como ‘Cañón de Chelly’. La NASA ha utilizado el mismo nombre (de forma provisional) del monumento nacional de Estados Unidos en Arizona por la similitud de características entre ambos lugares: una superficie fracturada seguramente por la acción del agua (o la lava) hace millones de años. «Es un sitio muy interesante para acercarnos, ya que hemos podido observar desde los orbitadores que su composición seguramente difiera del resto del cráter».
Traer rocas desde Marte
Y su gesta no acabará ahí: la idea es que el Perseverance rellene hasta 43 tubos con rocas marcianas que serán recogidas en una futura misión conjunta de la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA), la campaña Mars Sample Return, cuyo lanzamiento está previsto para 2026. Será entonces cuando las muestras puedan ser analizadas en potentes laboratorios terrestres, desvelando muchos más secretos de los que Perseverance puede observar ‘in situ’. También probará nuevos sistemas para generar agua y oxígeno y no dejará de enviar imágenes gracias a sus cámaras de alta resolución.
Las expectativas están muy altas. En palabras de Hwang: «El trabajo que se está llevando a cabo es impresionante. No podemos imaginar lo que vamos a ver en el futuro. Llega una ciencia muy interesante».
Fuente: ABC