Un nuevo estudio determina que ese es el número de planetas de la Vía Láctea similares a la Tierra en los que la vida podría haber evolucionado hasta la inteligencia.
Un nuevo estudio dirigido por investigadores de la universidad británica de Nottingham y recién publicado en The Astrophysical Journal le ha dado una «vuelta de tuerca» a la vieja (y aún no resuelta) cuestión de la posible existencia de otras civilizaciones inteligentes. Partiendo del supuesto de que la vida inteligente evoluciona en otros planetas de forma similar a como lo ha hecho en la Tierra, los investigadores han conseguido llegar a una estimación mucho más ajustada que las actuales del número de civilizaciones con capacidad de comunicación que podría haber dentro de nuestra galaxia, la Vía Láctea. Hasta ahora, otros estudios habían situado ese número entre «0» y varios millones, pero el nuevo trabajo las limita a unas pocas decenas.
Según el astrofísico Christopher Conselice, que ha liderado la investigación, «debería haber al menos unas pocas decenas de civilizaciones activas en nuestra galaxia bajo el supuesto de que se necesitan 5.000 millones de años para que se forme vida inteligente en otros planetas, como ha sucedido en la Tierra. La idea es observar la evolución, pero en una escala cósmica. Llamamos a este cálculo el Límite Astrobiológico Copernicano».
Para Tom Westby, primer firmante del artículo, «el método clásico para estimar el número de civilizaciones inteligentes se basa en hacer conjeturas de los valores relacionados con la vida, por lo que las opiniones sobre estos asuntos varían de manera sustancial. Nuestro nuevo estudio simplifica esas suposiciones utilizando nuevos datos, y el resultado es una estimación sólida del número de civilizaciones posibles en nuestra galaxia».
Dos «límites astrobiológicos»
El primer límite astrobiológico considerado por los científicos es que la vida inteligente necesita alrededor de 5.000 millones de años para desarrollarse (en la Tierra tardó 4.500 millones de años en hacerlo). Y el segundo es que la estrellas que albergan a esos afortunados planetas tengan un contenido de metales similar al que tiene el Sol. «Calculamos -prosigue Westby- que en esas condiciones debería haber alrededor de 36 civilizaciones activas (es decir, capaces de comunicarse) en nuestra galaxia».
La investigación muestra que el número de esa clase de civilizaciones depende también, y en gran medida, de cuánto tiempo llevan enviando activamente al espacio señales de su existencia, como transmisiones de radio desde satélites, televisión, etc. Y suponiendo que otras civilizaciones tecnológicas tengan nuestra misma antigüedad, es decir, algo más de un siglo, entonces debería haber alrededor de 36 lo suficientemente tecnificadas e inteligentes repartidas a lo largo de la Vía Láctea.
Eso, sin embargo, significa que la distancia media entre esas civilizaciones sería de 17.000 años luz. Lo cual implica que la comunicación sería extremadamente difícil con nuestra tecnología actual. A la velocidad de la luz, en efecto, las primeras señales de radio emitidas por nuestra propia civilización apenas si han tenido tiempo de propagarse a una distancia de poco más de cien años luz. Apenas una fracción de los 17.000 años luz que los investigadores han estimado que nos separan de la civilización más cercana.
Otra posibilidad, apuntan los autores del estudio, es que las demás civilizaciones inteligentes se hayan extinguido y quenla nuestra sea, por lo tanto, la última que queda en toda la Vía Láctea. Per eso, por supuesto, depende de la tasa de supervivencia de las civilizaciones tecnológicas, un dato que se desconoce por completo.
Según Conselice, «nuestra nueva investigación sugiere que la búsqueda de civilizaciones inteligentes extraterrestres no solo revela la existencia de cómo se forma la vida, sino que también nos da pistas sobre cuánto durará nuestra propia civilización. Si al final descubrimos que la vida inteligente es algo común, significaría que nuestra propia civilización es capaz de existir durante mucho más que unos pocos cientos de años. Del mismo modo, si descubrimos que no hay más civilizaciones activas en la galaxia, sería una mala señal para nuestra propia existencia a largo plazo. Al buscar vida inteligente extraterrestre, incluso en el caso de no encontrar nada, estamos descubriendo cuál será nuestro propio futuro y destino».
Fuente: ABC