Los satélites de la misión Swarm están estudiando la Anomalía del Atlántico Sur y una región de mínima intensidad magnética surgida en esta década, más al este.
La vida es posible en la superficie de la Tierra porque el campo magnético del planeta desvía el viento solar, evitando la erosión de la atmósfera y el bombardeo de la superficie por radiación de alta energía. De hecho, si no fuera por este campo, nuestro planeta se parecería a Marte, un mundo frío y reseco. Sin embargo, este campo magnético evoluciona y sufre cambios: atraviesa periodos de mayor o menor intensidad y los polos magnéticos cambian su posición e incluso llegan a invertirse.
Las últimas observaciones muestran que el polo norte magnético se está desplazando en dirección a Siberia, a una velocidad de unos 40 kilómetros por año. Además, se ha concluido que en los últimos 200 años ha perdido un 9% de su intensidad y desde 1970 se conoce la existencia de un «agujero», la llamada Anomalía del Atlántico Sur, una zona en la que la intensidad del campo magnético está considerablemente reducida.
Los datos recogidos por la misión Swarm, una constelación de tres aparatos lanzada por la Agencia Espacial Europea (ESA), están permitiendo confirmar el debilitamiento de esta y otra anomalía magnética.
A través de los magnetómetros y sensores de campo eléctrico que están instalados a bordo de los satélites, los científicos del grupo Swarm Data, Innovation and Science Cluster (DISC), llevan ya varios años analizando en profundidad el estado del campo magnético y su evolución temporal.
Gracias a estos análisis y a otros hechos anteriormente, se ha podido averiguar que, entre 1970 y 2020 la intensidad del campo magnético de la Anomalía del Atlántico Sur ha caído desde los 24.000 nanoteslas hasta los 22.000, y que este «agujero» se mueve hacia el oeste a una velocidad de 20 kilómetros por año.
Un segundo «agujero»
Por si fuera poco, hace cinco años se descubrió otra zona de mínima intensidad al suroeste de África, que resulta difícil de explicar con los modelos actuales. Por ello, la existencia de esta zona de mínima intensidad sugiere que la generación del campo magnético del planeta es más compleja de lo que se pensaba hasta ahora.
«Esta nuevo mínimo al este de la Anomalía del Atlántico Sur apareció en la última década y está creciendo rápidamente», ha dicho en un comunicado Jürgen Matzka, investigador del Centro Alemán de Investigación en Geociencias. «Tenemos mucha suerte de poder contar con los satélites de Swarm para investigar su desarrollo».
Ahora, ha proseguido, «resta entender los procesos del núcleo de la Tierra (la dinamo que genera el campo magnético del planeta) que están impulsando esos cambios».
¿Qué puede estar ocurriendo? Se ha especuldo si estos cambios son una señal que anticipa una inversión de los polos, un evento en el que los polos magnéticos cambian sus posiciones, como ha ocurrido decenas de veces a lo largo de la historia del planeta. De momento, sin embargo, se considera que los cambios están dentro de las fluctuaciones habituales.
Por ahora, estos cambios son casi inofensivos. El único inconveniente es que los satélites que sobrevuelan la anomalía tienen una mayor tendencia a experimentar fallos a causa del mayor flujo de viento solar que existe en esas regiones.
Fuente: ABC